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RVI: NUMEROS 17 - 26

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

La vara de Aarón florece
(Nm 17:1) Luego habló Jehová a Moisés, diciendo:

(Nm 17:2) Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de «cada uno»* sobre su vara.

(Nm 17:3) Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara.

(Nm 17:4) Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a ustedes.

(Nm 17:5) Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra ustedes.

(Nm 17:6) Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos.

(Nm 17:7) Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio.

(Nm 17:8) Y sucedió «que el día siguiente»* vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras.

(Nm 17:9) Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron «cada uno»* su vara.

(Nm 17:10) Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas en presencia [de delante] de mí, para que no mueran.

(Nm 17:11) E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo.

(Nm 17:12) Entonces los hijos de Israel hablaron a Moisés, diciendo: He aquí nosotros somos muertos, perdidos somos, todos nosotros somos perdidos.

(Nm 17:13) Cualquiera que se acercare, el que viniere al tabernáculo de Jehová, morirá. ¿Acabaremos por perecer todos?

Mantenimiento y sustento de sacerdotes y levitas
(Nm 18:1) Jehová dijo a Aarón: Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaran el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo llevaran el pecado de su [ustedes] sacerdocio.

(Nm 18:2) Y a tus hermanos también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo servirán delante del tabernáculo del testimonio.

(Nm 18:3) Y guardarán «lo que tú ordenes,»* y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercarán a los utensilios santos ni al altar, para que no mueran ellos y ustedes.

(Nm 18:4) Se juntarán, pues, contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de reunión en todo el servicio del tabernáculo; ningún extraño se ha de acercar a ustedes.

(Nm 18:5) Y tendrán el cuidado del santuario, y el cuidado del altar, para que no venga más la ira sobre los hijos de Israel.

(Nm 18:6) Porque he aquí, yo he tomado a sus [de ustedes] hermanos los levitas de entre los hijos de Israel, dados a ustedes en don de Jehová, para que sirvan en el ministerio del tabernáculo de reunión.

(Nm 18:7) Mas tú y tus hijos contigo guardaran su [de ustedes] sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y del velo «adentro,»* y ministraran. Yo les he dado en don el servicio de su [de ustedes] sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá.

(Nm 18:8) Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te he dado también el cuidado de mis ofrendas; todas las cosas consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón del ungimiento [unción], y a tus hijos, por estatuto perpetuo.

(Nm 18:9) Esto será tuyo de la ofrenda de las cosas santas, reservadas del fuego; toda ofrenda de ellos, todo presente suyo, y toda expiación por el pecado de ellos, y toda expiación por la culpa de ellos, que me han de presentar, será cosa muy santa para ti y para tus hijos.

(Nm 18:10) En el santuario la comerás; todo varón comerá de ella; cosa santa será para ti.

(Nm 18:11) Esto también será tuyo: la ofrenda elevada de sus dones, y todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel, he dado a ti y a tus hijos y a tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; todo limpio en tu casa comerá de ellas.

(Nm 18:12) De aceite, de mosto y de trigo, todo lo más escogido, las primicias de ello, que presentarán a Jehová, para ti las he dado.

(Nm 18:13) Las primicias de todas las cosas de la tierra de ellos, las cuales traerán a Jehová, serán tuyas; todo limpio en tu casa comerá de ellas.

(Nm 18:14) Todo lo consagrado por voto en Israel será tuyo.

(Nm 18:15) Todo lo que abre matriz, de toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo; pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás redimir el primogénito de animal inmundo.

(Nm 18:16) De un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras.

(Nm 18:17) Mas el primogénito de vaca, el primogénito de oveja y el primogénito de cabra, no redimirás; santificados son; la sangre de ellos rociarás sobre el altar, y quemarás la grosura de ellos, ofrenda encendida en olor grato a Jehová.

(Nm 18:18) Y la carne de ellos será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla derecha, será tuya.

(Nm 18:19) Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto [alianza, convenio, acuerdo] de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo.

(Nm 18:20) Y Jehová dijo a Aarón: De la tierra de ellos no tendrás heredad [posesión territorial], ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad [posesión] en medio de los hijos de Israel.

(Nm 18:21) Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad [posesión], por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión.

(Nm 18:22) Y no se acercarán más los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el cual mueran.

(Nm 18:23) Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad [gran maldad e injusticia]; estatuto perpetuo para sus [de ustedes] descendientes; y no poseerán heredad [posesión territorial] entre los hijos de Israel.

(Nm 18:24) Porque a los levitas he dado por heredad [posesión] los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad [posesión territorial].

(Nm 18:25) Y habló Jehová a Moisés, diciendo:

(Nm 18:26) Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando tomen de los hijos de Israel los diezmos que les he dado de ellos por su [de ustedes] heredad [posesión], ustedes presentaran de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos.

(Nm 18:27) Y se les contará su [de ustedes] ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar.

(Nm 18:28) Así ofrecerán también ustedes ofrenda a Jehová de todos sus [de ustedes] diezmos que reciban de los hijos de Israel; y darán de ellos la ofrenda de Jehová al sacerdote Aarón.

(Nm 18:29) De todos sus [de ustedes] dones ofrecerán toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos ofrecerán la porción que ha de ser consagrada.

(Nm 18:30) Y les dirás: Cuando ofrecieren lo mejor de ellos, será contado a los levitas como producto de la era, y como producto del lagar.

(Nm 18:31) Y lo comerán en cualquier lugar, ustedes y sus [de ustedes] familias; pues es su [de ustedes] remuneración por su [de ustedes] ministerio en el tabernáculo de reunión.

(Nm 18:32) Y no llevaran pecado por ello, cuando hubieren ofrecido la mejor parte de él; y no contaminaran las cosas santas de los hijos de Israel, y no morirán.

La purificación de los inmundos
(Nm 19:1) Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:

(Nm 19:2) Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo;

(Nm 19:3) y la darán a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su presencia.

(Nm 19:4) Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces;

(Nm 19:5) y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar.

(Nm 19:6) Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca.

(Nm 19:7) El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche.

(Nm 19:8) Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche.

(Nm 19:9) Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación.

(Nm 19:10) Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre ellos.

(Nm 19:11) El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días.

(Nm 19:12) Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no se purificare, no será limpio al séptimo día.

(Nm 19:13) Todo aquel que tocare cadáver de cualquier persona, y no se purificare, el tabernáculo de Jehová contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su inmundicia será sobre él.

(Nm 19:14) Esta es la ley para cuando «alguno»* muera en la tienda: cualquiera que entre en la tienda, y todo el que esté en ella, será inmundo siete días.

(Nm 19:15) Y toda vasija abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda;

(Nm 19:16) y cualquiera que tocare algún muerto a espada sobre la superficie [faz] del campo, o algún cadáver, o hueso humano, o sepulcro, siete días será inmundo.

(Nm 19:17) Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella agua corriente en un recipiente;

(Nm 19:18) y un hombre limpio tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, sobre todos los muebles, sobre las personas que allí estuvieren, y sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro.

(Nm 19:19) Y el limpio rociará sobre el inmundo al tercero y al séptimo día; y cuando lo haya purificado al día séptimo, él lavará luego sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y será limpio a la noche.

(Nm 19:20) Y el que fuere inmundo, y no se purificare, la tal persona será cortada de entre la congregación, por cuanto contaminó el tabernáculo de Jehová; no fue rociada sobre él el agua de la purificación; es inmundo.

(Nm 19:21) Les será estatuto perpetuo; también el que rociare el agua de la purificación lavará sus vestidos; y el que tocare el agua de la purificación será inmundo hasta la noche.

(Nm 19:22) Y todo lo que el inmundo tocare, será inmundo; y la persona que lo tocare será inmunda hasta la noche.

Agua de la roca
(Nm 20:1) Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada.

(Nm 20:2) Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón.

(Nm 20:3) Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová!

(Nm 20:4) ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias?

(Nm 20:5) ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber.

(Nm 20:6) Y se fueron Moisés y Aarón de la presencia [de delante] de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.

(Nm 20:7) Y habló Jehová a Moisés, diciendo:

(Nm 20:8) Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablen a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias.

(Nm 20:9) Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó.

(Nm 20:10) Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oigan ahora, rebeldes! ¿les hemos de hacer salir aguas de esta peña?

(Nm 20:11) Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.

(Nm 20:12) Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creyeron en mí, para santificarme «delante de»* los hijos de Israel, por tanto, no meterán esta congregación en la tierra que les he dado.

(Nm 20:13) Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se santificó en ellos.

Edom prohíbe el paso Israel por su tierra
(Nm 20:14) Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido;

(Nm 20:15) cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto «largo tiempo,»* y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres;

(Nm 20:16) y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.

(Nm 20:17) «Te rogamos»* que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.

(Nm 20:18) Edom le respondió: No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti «armado

(Nm 20:19) Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, «nada más.»*

(Nm 20:20) Pero él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte.

(Nm 20:21) No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.

Aarón fallece en el Monte Hor
(Nm 20:22) Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor.

(Nm 20:23) Y Jehová habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo:

(Nm 20:24) Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fueron rebeldes a «mi mandamiento»* en las aguas de la rencilla.

(Nm 20:25) Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor,

(Nm 20:26) y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá.

(Nm 20:27) Y Moisés hizo como Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación.

(Nm 20:28) Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte.

(Nm 20:29) Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas la familias de Israel.

El rey de Arad ataca a Israel
(Nm 21:1) Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros.

(Nm 21:2) Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades.

(Nm 21:3) Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.

La serpiente de bronce
(Nm 21:4) Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.

(Nm 21:5) Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

(Nm 21:6) Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.

(Nm 21:7) Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.

(Nm 21:8) Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.

(Nm 21:9) Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a «alguno,»* miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

Los israelitas rodean la tierra de Moab
(Nm 21:10) Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot.

(Nm 21:11) Y partiendo de Obot, acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol.

(Nm 21:12) Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered.

(Nm 21:13) De allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab y el amorreo.

(Nm 21:14) Por tanto se dice en el libro de las batallas de Jehová: Lo que hizo en el Mar Rojo, Y en los arroyos de Arnón;

(Nm 21:15) Y a la corriente de los arroyos Que va a parar en Ar, Y descansa en el límite de Moab.

(Nm 21:16) De allí vinieron a Beer: este es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré agua.

(Nm 21:17) Entonces, cantó Israel este cántico: Sube, oh pozo; a él canten;

(Nm 21:18) Pozo, el cual cavaron los señores. Lo cavaron los príncipes del pueblo, Y el legislador, con sus báculos. Del desierto vinieron a Matana,

(Nm 21:19) y de Matana a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot;

(Nm 21:20) y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.

Israel derrota a Sehón
(Dt 2:26-37)
(Nm 21:21) Entonces envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, diciendo:

(Nm 21:22) Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio.

(Nm 21:23) Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra Israel.

(Nm 21:24) Y lo hirió Israel a «filo de»* espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte.

(Nm 21:25) Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas.

(Nm 21:26) Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había tenido guerra «antes»* con el rey de Moab, y tomado de su «poder»* toda su tierra hasta Arnón.

(Nm 21:27) Por tanto dicen los proverbistas: Vengan a Hesbón, Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón.

(Nm 21:28) Porque fuego salió de Hesbón, Y llama de la ciudad de Sehón, Y consumió a Ar de Moab, A los señores de las alturas de Arnón.

(Nm 21:29) ¡Ay de ti, Moab! Pereciste, pueblo de Quemos. Fueron puestos sus hijos en huida, Y sus hijas en cautividad, Por Sehón rey de los amorreos.

(Nm 21:30) Mas devastamos el reino de ellos; Pereció Hesbón hasta Dibón, Y destruimos hasta Nofa y Medeba.

Israel derrota a Og de Basán
(Nm 21:31) Así habitó Israel en la tierra del amorreo.

(Nm 21:32) También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí.

(Nm 21:33) Y volvieron, y subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei.

(Nm 21:34) Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.

(Nm 21:35) E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.

Balac manda llamar a Balaam
(Nm 22:1) Partieron los hijos de Israel, y acamparon en los campos de Moab junto al Jordán, frente a Jericó.

(Nm 22:2) Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo.

(Nm 22:3) Y Moab tuvo gran temor a «causa»* del pueblo, porque era mucho; y se angustió Moab a «causa de»* los hijos de Israel.

(Nm 22:4) Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor era «entonces»* rey de Moab.

(Nm 22:5) Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre «la superficie [faz] de»* la tierra, y habita delante de mí.

(Nm 22:6) Ven pues, ahora, «te ruego,»* maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.

(Nm 22:7) Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac.

(Nm 22:8) El les dijo: Reposen aquí esta noche, y yo les daré respuesta según Jehová me hablare. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.

(Nm 22:9) Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo?

(Nm 22:10) Y Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme:

(Nm 22:11) He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto cubre «la superficie [faz] de»* la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo.

(Nm 22:12) Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es.

(Nm 22:13) Así Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Vuelvan a su [de ustedes] tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con ustedes.

(Nm 22:14) Y los príncipes de Moab se levantaron, y vinieron a Balac y dijeron: Balaam no quiso venir con nosotros.

(Nm 22:15) Volvió Balac a enviar otra vez más príncipes, y más honorables que los otros;

(Nm 22:16) los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: «Te ruego»* que no dejes de venir a mí;

(Nm 22:17) porque sin duda te honraré mucho, y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora, maldíceme a este pueblo.

(Nm 22:18) Y Balaam respondió y dijo a los esclavos [siervos, sirvientes] de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar «la palabra de»* Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande.

(Nm 22:19) «les ruego,»* por tanto, ahora, que reposen «aquí»* esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová.

(Nm 22:20) Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.

El ángel y él asna de Balaam
(Nm 22:21) Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab.

(Nm 22:22) Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos.

(Nm 22:23) Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino.

(Nm 22:24) Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro.

(Nm 22:25) Y viendo el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla.

(Nm 22:26) Y el ángel de Jehová pasó «más allá,»* y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda.

(Nm 22:27) Y viendo el asna al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam «se enojó»* y azotó al asna con un palo.

(Nm 22:28) Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres «veces?»*

(Nm 22:29) Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría!

(Nm 22:30) Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que «tú me tienes»* hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No.

(Nm 22:31) Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro.

(Nm 22:32) Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres «veces?»* He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí.

(Nm 22:33) El asna me ha visto, y se ha apartado de mi presencia [de delante de mi] estas tres «veces;»* y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva.

(Nm 22:34) Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si «te parece mal,»* yo me volveré.

(Nm 22:35) Y el ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.

(Nm 22:36) Oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite de Arnón, que está al extremo de su territorio.

(Nm 22:37) Y Balac dijo a Balaam: ¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido a mí? ¿No puedo yo honrarte?

(Nm 22:38) Balaam respondió a Balac: He aquí yo he venido a ti; mas ¿ podré ahora hablar alguna cosa? La palabra que Dios pusiere en mi boca, esa hablaré.

(Nm 22:39) Y fue Balaam con Balac, y vinieron a Quiriat-huzot.

(Nm 22:40) Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió a Balaam, y a los príncipes que estaban con él.

Balaam bendice a Israel
(Nm 22:41) «El día siguiente,»* Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo.

(Nm 23:1) Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.

(Nm 23:2) Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar.

(Nm 23:3) Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto.

(Nm 23:4) Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.

(Nm 23:5) Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así.

(Nm 23:6) Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab.

(Nm 23:7) Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, Rey de Moab, de los montes del oriente; Ven, maldíceme a Jacob, Y ven, execra [condena, descalifica] a Israel.

(Nm 23:8) ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar [condenar, reprobar] al que Jehová no ha execrado [condenado, reprobado]?

(Nm 23:9) Porque de la cumbre de las peñas lo veré, Y desde los collados lo miraré; He aquí un pueblo que habitará confiado, Y no será contado entre las naciones.

(Nm 23:10) ¿Quién contará el polvo de Jacob, O el número de la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, Y mi postrimería sea como la suya.

(Nm 23:11) Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones.

(Nm 23:12) El respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca?

(Nm 23:13) Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás.

(Nm 23:14) Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.

(Nm 23:15) Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí.

(Nm 23:16) Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así.

(Nm 23:17) Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová?

(Nm 23:18) Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor:

(Nm 23:19) Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?

(Nm 23:20) He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla.

(Nm 23:21) No ha notado iniquidad [gran maldad e injusticia] en Jacob, Ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, Y júbilo de rey en él.

(Nm 23:22) Dios los ha sacado de Egipto; Tiene fuerzas como de búfalo.

(Nm 23:23) Porque contra Jacob no hay agüero, Ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios!

(Nm 23:24) He aquí el pueblo que como león se levantará, Y como león se erguirá; No se echará hasta que devore la presa, Y beba la sangre de los muertos.

(Nm 23:25) Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas.

(Nm 23:26) Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer?

(Nm 23:27) Y dijo Balac a Balaam: «Te ruego»* que vengas, te llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo maldigas.

(Nm 23:28) Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto.

(Nm 23:29) Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.

(Nm 23:30) Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.

(Nm 24:1) Cuando vio Balaam que parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como «la primera y segunda vez,»* en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto;

(Nm 24:2) y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él.

(Nm 24:3) Entonces tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Y dijo el varón de ojos abiertos;

(Nm 24:4) Dijo el que oyó los dichos de Dios, El que vio la visión del Omnipotente; Caído, pero abiertos los ojos:

(Nm 24:5) ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob, Tus habitaciones, oh Israel!

(Nm 24:6) Como arroyos están extendidas, Como huertos junto al río, Como áloes plantados por Jehová, Como cedros junto a las aguas.

(Nm 24:7) De sus manos destilarán aguas, Y su descendencia será en muchas aguas; Enaltecerá su rey más que Agag, Y su reino será engrandecido.

(Nm 24:8) Dios lo sacó de Egipto; Tiene fuerzas como de búfalo. Devorará a las naciones enemigas, Desmenuzará sus huesos, Y las traspasará con sus flechas [saetas].

(Nm 24:9) Se encorvará para echarse como león, Y como leona; ¿quién lo despertará? Benditos los que te bendijeren, Y malditos los que te maldijeren.

Profecía de Balaam
(Nm 24:10) Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces.

(Nm 24:11) Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra.

(Nm 24:12) Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo:

(Nm 24:13) Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar «el dicho de»* Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Jehová, eso diré yo?

(Nm 24:14) He aquí, yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los últimos días.

(Nm 24:15) Y tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Dijo el varón de ojos abiertos;

(Nm 24:16) Dijo el que oyó los dichos de Jehová, Y el que sabe la ciencia del Altísimo, El que vio la visión del Omnipotente; Caído, pero abiertos los ojos:

(Nm 24:17) Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set.

(Nm 24:18) Será tomada Edom, Será también tomada Seir por sus enemigos, E Israel se portará varonilmente.

(Nm 24:19) De Jacob saldrá el dominador, Y destruirá lo que quedare de la ciudad.

(Nm 24:20) Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo: Amalec, cabeza de naciones; Mas al fin perecerá para siempre.

(Nm 24:21) Y viendo al ceneo, tomó su parábola y dijo: Fuerte es tu habitación; Pon en la peña tu nido;

(Nm 24:22) Porque el ceneo será echado, Cuando Asiria te llevará cautivo.

(Nm 24:23) Tomó su parábola otra vez, y dijo: ¡Ay! ¿quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas?

(Nm 24:24) Vendrán naves de «la costa de»* Quitim, Y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber; Mas él también perecerá para siempre.

(Nm 24:25) Entonces se levantó Balaam y se fue, y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su camino.

Israel acude a Baal-peor
(Nm 25:1) Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab,

(Nm 25:2) las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.

(Nm 25:3) Así acudió el pueblo a Baalpeor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel.

(Nm 25:4) Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel.

(Nm 25:5) Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Maten «cada uno»* a «aquellos»* de los sus [de ustedes] que se han juntado con Baal-peor.

(Nm 25:6) Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión.

(Nm 25:7) Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano;

(Nm 25:8) y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel.

(Nm 25:9) Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.

(Nm 25:10) Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:

(Nm 25:11) Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.

(Nm 25:12) Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto [alianza, convenio, acuerdo] de paz con él;

(Nm 25:13) y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto [alianza, convenio, acuerdo] del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.

(Nm 25:14) Y el nombre del varón que fue muerto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón.

(Nm 25:15) Y el nombre de la mujer madianita muerta era Cozbi hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián.

(Nm 25:16) Y Jehová habló a Moisés, diciendo:

(Nm 25:17) Hostiguen a los madianitas, e hieranlos,

(Nm 25:18) por cuanto ellos les afligieron a ustedes con sus ardides con que les han engañado en lo tocante a Baalpeor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baalpeor.

Censo del pueblo en Moab
(Nm 26:1) Sucedió después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo:

(Nm 26:2) Tomen el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel.

(Nm 26:3) Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:

(Nm 26:4) Contaran el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto.

(Nm 26:5) Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas;

(Nm 26:6) de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas.

(Nm 26:7) Estas son las familias de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos treinta.

(Nm 26:8) Los hijos de Falú: Eliab.

(Nm 26:9) Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová;

(Nm 26:10) y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento.

(Nm 26:11) Mas los hijos de Coré no murieron.

(Nm 26:12) Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas;

(Nm 26:13) de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas.

(Nm 26:14) Estas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos.

(Nm 26:15) Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas;

(Nm 26:16) de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas;

(Nm 26:17) de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas.

(Nm 26:18) Estas son las familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos.

(Nm 26:19) Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán.

(Nm 26:20) Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas.

(Nm 26:21) Y fueron los hijos de Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas.

(Nm 26:22) Estas son las familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos.

(Nm 26:23) Los hijos de Isacar por sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas;

(Nm 26:24) de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas.

(Nm 26:25) Estas son las familias de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil trescientos.

(Nm 26:26) Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas.

(Nm 26:27) Estas son las familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos.

(Nm 26:28) Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín.

(Nm 26:29) Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas.

(Nm 26:30) Estos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas;

(Nm 26:31) de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas;

(Nm 26:32) de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas.

(Nm 26:33) Y Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa.

(Nm 26:34) Estas son las familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos.

(Nm 26:35) Estos son los hijos de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas.

(Nm 26:36) Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas.

(Nm 26:37) Estas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias.

(Nm 26:38) Los hijos de Benjamín por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas;

(Nm 26:39) de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas.

(Nm 26:40) Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas.

(Nm 26:41) Estos son los hijos de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil seiscientos.

(Nm 26:42) Estos son los hijos de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias.

(Nm 26:43) De las familias de los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos.

(Nm 26:44) Los hijos de Aser por sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas.

(Nm 26:45) Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas.

(Nm 26:46) Y el nombre de la hija de Aser fue Sera.

(Nm 26:47) Estas son las familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil cuatrocientos.

(Nm 26:48) Los hijos de Neftalí, por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas;

(Nm 26:49) de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas.

(Nm 26:50) Estas son las familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil cuatrocientos.

(Nm 26:51) Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.

Orden para la repartición de la tierra
(Nm 26:52) Y habló Jehová a Moisés, diciendo:

(Nm 26:53) A éstos se repartirá la tierra en heredad [posesión territorial], por la cuenta de los nombres.

(Nm 26:54) A los más darás mayor heredad [posesión territorial], y a los menos menor; y a «cada uno»* se le dará su heredad [posesión territorial] «conforme a»* sus contados.

(Nm 26:55) Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán.

(Nm 26:56) «Conforme a»* la suerte será repartida su heredad [posesión territorial] entre el grande y el pequeño.

Censo de la tribu de Leví
(Nm 26:57) Los contados de los levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas.

(Nm 26:58) Estas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahlitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram.

(Nm 26:59) La mujer de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto; ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a María su hermana.

(Nm 26:60) Y a Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.

(Nm 26:61) Pero Nadab y Abiú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová.

(Nm 26:62) De los levitas fueron contados veintitrés mil, todos varones de un mes arriba; porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad [posesión territorial] entre los hijos de Israel.

Caleb y Josué sobreviven
(Nm 26:63) Estos son los contados por Moisés y el sacerdote Eleazar, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó.

(Nm 26:64) Y entre éstos «ninguno»* hubo de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí.

(Nm 26:65) Porque Jehová había dicho de ellos: Morirán en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone y Josué hijo de Nun.

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