Referencias para la lectura:
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Para complementar su lectura considere el uso de un
diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para
el NT.
MATEO
Libro
Generacional de Jesús por José
(Lc 3:23-38)
(Mt 1:1) Libro de la ascendencia [origen generacional] de Jesús, el Cristo, hijo de David, hijo de Abraham.
(Mt 1:2) Abraham engendró a Isaac,
Isaac engendro a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.
(Mt 1:3) Judá engendró de Tamar a
Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, y Esrom engendró a Aram.
(Mt 1:4) Aram engendró a Aminadab,
Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón.
(Mt 1:5) Salmón engendró de Rahab a
Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed engendró a Jessé [Isaí].
(Mt 1:6) Jessé [Isaí] engendró al rey David, y
el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.
(Mt 1:7) Salomón engendró a Roboam,
Roboam engendró a Abías, y Abías engendró a Asa.
(Mt 1:8) Asa engendró a Josafat,
Josafat engendró a Joram, y Joram engendró a Uzías.
(Mt 1:9) Uzías engendró a Jotam,
Jotam engendró a Acaz, y Acaz engendró a Ezequías.
(Mt 1:10) Ezequías engendró a
Manasés, Manasés engendró a Amón, y Amón engendró a Josías.
(Mt 1:11) Josías engendró a Jeconías
y a sus hermanos, en el tiempo de la
transmigración [deportación] a Babilonia.
(Mt 1:12) Después de la
transmigración [deportación] a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel engendró a
Zorobabel.
(Mt 1:13) Zorobabel engendró a
Abiud, Abiud engendró a Eliaquim, y Eliaquim engendró a Azor.
(Mt 1:14) Azor engendró a Sadoc,
Sadoc engendró a Aquim, y Aquim engendró a Eliud.
(Mt 1:15) Eliud engendró a Eleazar,
Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob;
(Mt 1:16) y Jacob engendró a José,
esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
(Mt 1:17) Por lo tanto todas las generaciones desde Abraham hasta David son
catorce; desde David hasta la transmigración [deportación] a Babilonia, catorce; y desde la transmigración [deportación] a Babilonia hasta Cristo, catorce.
El nacimiento
de Jesús
(Lc 2:1-78)
(Mt 1:18) El nacimiento de Jesús, el
Cristo, fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se
juntasen, se halló que había concebido del Espíritu
Santo.
(Mt 1:19) José su esposo, como era
justo, y no quería denunciarla públicamente [infamarla], se propuso dejarla [separarse] secretamente.
(Mt 1:20) Y pensando él en esto, he
aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David,
no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo
es.
(Mt 1:21) Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
(Mt 1:22) Todo esto sucedió para que
se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta,
cuando dijo:
(Mt 1:23) He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.
(Mt 1:24) Y despertando José del
sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.
(Mt 1:25) Pero no la conoció hasta
que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
Los magos del
Oriente
(Mt 2:1) Cuando Jesús nació en
Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos
magos,
(Mt 2:2) diciendo: ¿Dónde está el
rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos observado [conocido] en el oriente, y venimos a
adorarle.
(Mt 2:3) Oyendo esto, el rey
Herodes se turbó [agitó,
inquietó], y toda Jerusalén con él.
(Mt 2:4) Y convocados todos los
principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de
nacer el Cristo.
(Mt 2:5) Ellos le dijeron: En Belén
de Judea; porque así está escrito por el profeta:
(Mt 2:6) Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más
pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que
apacentará a mi pueblo Israel.
(Mt 2:7) Entonces Herodes, llamando
en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;
(Mt 2:8) y enviándolos a Belén,
dijo: vayan allá y averigüen con diligencia acerca del niño; y cuando le
hallen, háganmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
(Mt 2:9) Ellos, habiendo escuchado
al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían observado [conocido] en el oriente iba delante
de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
(Mt 2:10) Y al observar la estrella,
se regocijaron con muy grande gozo.
(Mt 2:11) Y al entrar en la casa,
conocieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo
sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
(Mt 2:12) Pero siendo avisados por
revelación TM [divina] en sueños que no volvieran
a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Herodes
ordena la matanza de los niños
(Mt 2:13) Después que partieron
ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y
toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece
allá hasta que yo te diga; porque sucederá que Herodes buscará al niño para
matarlo.
(Mt 2:14) Y él, despertando, tomó de
noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,
(Mt 2:15) y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo
que dijo el Señor por medio del profeta,
cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
(Mt 2:16) Herodes entonces, cuando
se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños
menores de dos años
que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.
(Mt 2:17) Entonces se cumplió lo que
fue dicho por el profeta Jeremías,
cuando dijo:
(Mt 2:18) Voz fue oída en Ramá,
Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso
ser consolada, porque perecieron.
(Mt 2:19) Pero después de muerto
Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,
(Mt 2:20) diciendo: Levántate, toma
al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que
buscaban la vida [alma] del niño.
(Mt 2:21) Entonces él se levantó, y
tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.
(Mt 2:22) Pero oyendo que Arquelao
reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero
avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea,
(Mt 2:23) y vino y habitó en la
ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.
(Mt 3:1) En aquellos días vino Juan
el Bautista predicando en el desierto de Judea,
(Mt 3:2) y diciendo: Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos
se ha acercado.
(Mt 3:3) Puesto que éste es aquel
de quien habló el profeta Isaías,
cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor,
Enderecen sus sendas.
(Mt 3:4) Y Juan estaba vestido de
pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida
era langostas y miel silvestre.
(Mt 3:5) Y salía a él Jerusalén, y
toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán,
(Mt 3:6) y eran bautizados por él
en el Jordán, confesando sus pecados.
(Mt 3:7) Al observar él que muchos
de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras!
¿Quién les enseñó a huir de la ira [furia] venidera?
(Mt 3:8) Hagan, por lo tanto, frutos dignos de arrepentimiento,
(Mt 3:9) y no piensen decir dentro
de ustedes mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo les digo que Dios
puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
(Mt 3:10) Y ya también el hacha está
puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
(Mt 3:11) Yo de hecho les bautizo en
agua para arrepentimiento; pero el que
viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo;
él les bautizará en Espíritu Santo TR [y fuego].
(Mt 3:12) Su aventador está en su
mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja
en fuego que nunca se apagará.
El bautismo
de Jesús
(Mr 1:9-11; Lc 3:21-22)
(Mt 3:13) Entonces Jesús vino de
Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.
(Mt 3:14) Mas Juan se le oponía,
diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?
(Mt 3:15) Pero Jesús le respondió:
Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le
dejó.
(Mt 3:16) Y Jesús, después que fue
bautizado, subió rápidamente del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos,
y observó [conoció] al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía
sobre él.
(Mt 3:17) Y hubo una voz de los
cielos, que decía: Este es mi Hijo el Amado, en quien me complazco.
Jesús es
tentado
(Mr 1:12-13; Lc 4:1-13)
(Mt 4:1) Entonces Jesús fue llevado
por el Espíritu al desierto, para ser
tentado por el diablo.
(Mt 4:2) Y después de haber ayunado
cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
(Mt 4:3) Y vino a él el tentador, y
le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan
en pan.
(Mt 4:4) El respondió y dijo:
Escrito está: No sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda declaración que sale de la boca de Dios.
(Mt 4:5) Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso
sobre el pináculo del templo,
(Mt 4:6) y le dijo: Si eres Hijo de
Dios, échate abajo; porque escrito está : A sus ángeles mandará acerca de ti,
y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.
(Mt 4:7) Jesús le dijo: Escrito
está también: No tentarás al Señor tu Dios.
(Mt 4:8) Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos
los reinos del mundo y la gloria de
ellos,
(Mt 4:9) y le dijo: Todo esto te
daré, si postrado me adorares.
(Mt 4:10) Entonces Jesús le dijo:
Vete, Satanás, porque escrito está: Al
Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
(Mt 4:11) El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le
servían.
Jesús predica
en Galilea
(Mt 4:12) Cuando Jesús oyó que Juan
estaba preso, volvió a Galilea;
(Mt 4:13) y dejando a Nazaret, vino
y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,
(Mt 4:14) para que se cumpliese lo
dicho por el profeta Isaías, cuando
dijo:
(Mt 4:15) Tierra de Zabulón y tierra
de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles;
(Mt 4:16) El pueblo asentado en
tinieblas vio gran luz; Y a los
asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció.
(Mt 4:17) Desde entonces comenzó
Jesús a predicar, y a decir: Arrepiéntanse,
porque el reino de los cielos se ha acercado.
(Mt 4:18) Andando Jesús junto al mar
de Galilea, observó [conoció] a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban
la red en el mar; porque eran pescadores.
(Mt 4:19) Y les dijo: Vengan detrás [en pos] de mí, y les haré
pescadores de hombres.
(Mt 4:20) Ellos entonces, dejando al
instante las redes, le siguieron.
(Mt 4:21) Pasando de allí, observó [conoció] a otros dos hermanos,
Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre,
que remendaban sus redes; y los llamó.
(Mt 4:22) Y ellos, dejando al
instante la barca y a su padre, le siguieron.
(Mt 4:23) Y recorrió Jesús toda
Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
(Mt 4:24) Y se difundió sobre él por
toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por
diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y
los sanó.
(Mt 4:25) Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis,
de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.
Las
bienaventuranzas
( Lc 6:20-23)
(Mt 5:1) Observando la multitud,
subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
(Mt 5:2) Y abriendo su boca les
enseñaba, diciendo:
(Mt 5:3) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los pobres en espíritu, porque
de ellos es el reino de los cielos.
(Mt 5:4) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
(Mt 5:5) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
(Mt 5:6) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
(Mt 5:7) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
(Mt 5:8) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los de limpio corazón, porque
ellos verán a Dios.
(Mt 5:9) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
(Mt 5:10) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los que sufren persecución por causa de la justicia, porque de ellos es
el reino de los cielos.
(Mt 5:11) Dichosos [afortunados, bienaventurados] son cuando por mi causa les vituperen [deshonren mediante falsa acusación] y les persigan, y digan toda mala declaración
contra ustedes, mintiendo.
(Mt 5:12) Gócense y alégrense,
porque su [de ustedes] premio en recompensa [retribución] es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes.
La Sal de la
tierra
(Mt 5:13) Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada [hollada] por los hombres.
La luz del
mundo
(Mt 5:14) Ustedes son la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
(Mt 5:15) Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre
el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
(Mt 5:16) Así alumbre su [de ustedes] luz en presencia [delante] de los hombres, para que
conozcan [observen] sus [de ustedes] buenas obras, y glorifiquen a su [de ustedes] Padre que está en los cielos.
Jesús vino a
cumplir la ley
(Mt 5:17) No piensen que he venido
para abrogar [derribar] la ley o los profetas; no he venido para abrogar [derribar], sino para cumplir.
(Mt 5:18) Porque de cierto les digo
que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la
ley, hasta que todo se haya cumplido.
(Mt 5:19) De manera que cualquiera
que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así
enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de
los cielos.
(Mt 5:20) Porque les digo que si su [de ustedes] justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán
en el reino de los cielos.
Reconcíliate
con tu hermano
( Lc 12:57-59)
(Mt 5:21) Oyeron que fue dicho a los
antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
(Mt 5:22) Pero yo les digo que
cualquiera que se enoje contra su hermano, TM [sin razón] será culpable de juicio; y
cualquiera que diga: Necio [ignorante, imprudente, irracional], a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le
diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
(Mt 5:23) Por tanto, si traes tu
dádiva al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
(Mt 5:24) deja allí tu dádiva en
presencia [delante] del altar, y anda, reconcíliate
primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu dádiva.
(Mt 5:25) Ponte de acuerdo con tu
adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el
adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la
cárcel.
(Mt 5:26) De cierto te digo que no
saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
El adulterio
(Mt 5:27) Oyeron que fue dicho: No
cometerás adulterio.
(Mt 5:28) Pero yo les digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró
con ella en su corazón.
(Mt 5:29) Por tanto, si tu ojo
derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; puesto que mejor te es
que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
(Mt 5:30) Y si tu mano derecha te es
ocasión de caer, córtala, y échala de ti; puesto que mejor te es que se pierda
uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
El divorcio
(Mt 5:31) También fue dicho:
Cualquiera que se divorcie [separe] de su mujer, dele carta de divorcio.
(Mt 5:32) Pero yo les digo que el
que divorcia [se separa] a su mujer, a no ser por causa de fornicación [inmoralidad sexual], hace que ella adultere; y el que se casa con la
divorciada [separada], comete adulterio.
Los
juramentos
(Mt 5:33) Además han escuchado que
fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus
juramentos.
(Mt 5:34) Pero yo les digo: No juren
en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
(Mt 5:35) ni por la tierra, porque
es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
(Mt 5:36) Ni por tu cabeza jurarás,
porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
(Mt 5:37) Pero sea su [de ustedes] hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
Amen a sus
enemigos
( Lc 6:27-36)
(Mt 5:38) Oyeron que fue dicho: Ojo
por ojo, y diente por diente.
(Mt 5:39) Pero yo les digo: No
resistan al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla
derecha, vuélvele también la otra;
(Mt 5:40) y al que quiera ponerte a
pleito [pelea,
contienda] y quitarte la túnica,
déjale también la capa;
(Mt 5:41) y a cualquiera que te
obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
(Mt 5:42) Al que te pida, dale; y al
que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
(Mt 5:43) Oyeron que fue dicho:
Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
(Mt 5:44) Pero yo les digo: Amen a
sus [de ustedes] enemigos, bendigan a los que les maldicen, hagan bien a los que les
aborrecen, y oren por los que les
ultrajan y les persiguen;
(Mt 5:45) para que sean hijos de su [de ustedes] Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e
injustos.
(Mt 5:46) Porque si aman a los que
les aman, ¿qué recompensa tendrán? ¿No hacen también lo mismo los publicanos [recaudadores de impuestos]?
(Mt 5:47) Y si saludan a sus [de ustedes] hermanos solamente, ¿qué hacen de más? ¿No hacen también así los
gentiles TM [publicanos/recaudadores de impuestos]?
(Mt 5:48) Sean, por lo tanto,
ustedes perfectos, como su [de ustedes] Padre que está en los cielos es perfecto.
Limosnas
(Mt 6:1) Cuídense [guárdense] de hacer su [de ustedes] limosna en presencia [delante] de los hombres, para ser vistos de ellos; «de otra manera» no tendrán recompensa de
su [de ustedes] Padre que está en los cielos.
(Mt 6:2) Cuando, por lo tanto, des
limosna, no hagas tocar trompeta en presencia [delante] de ti, como hacen los
hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres;
de cierto les digo que ya tienen su recompensa.
(Mt 6:3) Mas cuando tú des limosna,
no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
(Mt 6:4) para que sea tu limosna en
secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
La oración
( Lc 11:2-4)
(Mt 6:5) Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque
ellos aprecian el orar en pie en las
sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de
cierto les digo que ya tienen su recompensa.
(Mt 6:6) Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en
secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
(Mt 6:7) Y orando, no usen vanas repeticiones, como los gentiles, que
piensan que por su palabrería serán escuchados.
(Mt 6:8) No se hagan, por lo tanto,
semejantes
a ellos; porque su [de ustedes] Padre sabe de qué cosas tienen necesidad, antes que ustedes le pidan.
(Mt 6:9) Ustedes, por lo tanto, orarán así: Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre.
(Mt 6:10) Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
(Mt 6:11) El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
(Mt 6:12) Y perdónanos nuestras
deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
(Mt 6:13) Y no nos metas en
tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la
gloria, «por todos los siglos.» Amén.
(Mt 6:14) Porque si perdonan a los
hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su [de ustedes] Padre celestial;
(Mt 6:15) mas si no perdonan a los
hombres sus ofensas, tampoco su [de ustedes] Padre les perdonará sus [de ustedes] ofensas.
El ayuno
(Mt 6:16) Cuando ayunen, no sean
austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a
los hombres que ayunan; de cierto les digo que ya tienen su recompensa.
(Mt 6:17) Pero tú, cuando ayunes,
unge tu cabeza y lava tu rostro,
(Mt 6:18) para no mostrar a los
hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en
lo secreto te recompensará TR [en público].
Tesoros en el
Cielo
(Lc 12:32-34)
(Mt 6:19) No se hagan tesoros en la
tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones escarban [minan] y roban [hurtan];
(Mt 6:20) sino háganse tesoros en el
cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no escarban [minan] ni roban [hurtan].
(Mt 6:21) Porque donde esté su [de ustedes] tesoro, allí estará también su [de ustedes] corazón.
La lámpara
del cuerpo
( Lc 11:33-36)
(Mt 6:22) La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es
bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz;
(Mt 6:23) pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no
serán las mismas tinieblas?
Servir a Dios
o a Mammón
( Lc 12:22-31)
(Mt 6:24) Ninguno puede servir a dos
señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o convendrá [estimará] con uno y despreciará al
otro. No pueden servir a Dios y a mammón [dinero o cualquier cosa que desee poseer el
hombre].
El afán por
vivir en el mundo
(Lc 12:22-31)
(Mt 6:25) Por tanto les digo: No se
preocupen [afanen] por su [de ustedes] vida [el alma], qué han de comer o qué han de beber; ni por su [de ustedes] cuerpo, qué han de vestir. ¿No
es la vida [el alma] más que el alimento, y el cuerpo
más que el vestido?
(Mt 6:26) Observen las aves del
cielo, que no siembran, ni siegan [cosechan], ni recogen en graneros; y
su [de ustedes] Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?
(Mt 6:27) ¿Y quién de ustedes podrá,
por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
(Mt 6:28) Y por el vestido, ¿por qué
se afanan? Consideren los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
(Mt 6:29) pero les digo, que ni aun
Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
(Mt 6:30) Y si la hierba del campo
que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más
a ustedes, hombres de poca fe?
(Mt 6:31) No se preocupen [afanen], por lo tanto, diciendo:
¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
(Mt 6:32) Porque los gentiles buscan
todas estas cosas; pero su [de ustedes] Padre celestial sabe que tienen necesidad de todas estas cosas.
(Mt 6:33) Mas busquen primeramente
el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
(Mt 6:34) Así que, no se preocupen [afanen] por el día de mañana,
porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
No emitan
juicio sobre los demás
(Lc 6:37-38; 41-42)
(Mt 7:1) No emitan juicio, para que
no sean juzgados.
(Mt 7:2) Porque con el juicio con
que juzgan, serán juzgados, y con la medida con que miden, les medirán.
(Mt 7:3) ¿Y por qué miras la paja
que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu
propio ojo?
(Mt 7:4) ¿O cómo dirás a tu
hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
(Mt 7:5) ¡Hipócrita! saca primero
la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de
tu hermano.
(Mt 7:6) No den lo santo a los
perros, ni echen sus [de ustedes] perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y
les despedacen.
Pidan,
busquen, llamen
(Lc 11:9-13; 6:31)
(Mt 7:7) Pidan, y se les dará;
busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá.
(Mt 7:8) Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
(Mt 7:9) ¿Qué hombre hay de
ustedes, que si su hijo le pide pan, le
dará una piedra?
(Mt 7:10) ¿O si le pide un pescado,
le dará una serpiente?
(Mt 7:11) Por lo tanto si ustedes,
siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus [de ustedes] hijos, ¿cuánto más su [de ustedes] Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
(Mt 7:12) Así que, todas las cosas
que quieran que los hombres hagan con ustedes, así también hagan ustedes con
ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Entren por la
puerta estrecha
(Lc 13:24)
(Mt 7:13) Entren por la puerta
estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella;
(Mt 7:14) porque estrecha es la
puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos
son los que la hallan.
Por sus
frutos los conocerán
(Lc 6:43-44)
(Mt 7:15) Cuídense [guárdense] de los falsos profetas, que
vienen a ustedes con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
(Mt 7:16) Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas
de los espinos, o higos de los abrojos?
(Mt 7:17) Así, todo buen árbol da
buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
(Mt 7:18) No puede el buen árbol dar
malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
(Mt 7:19) Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
(Mt 7:20) Así que, por sus frutos los conocerán.
Nunca los
conocí
( Lc 13:25-27)
(Mt 7:21) No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
(Mt 7:22) Muchos me dirán en aquel
día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros [poderes]?
(Mt 7:23) Y entonces les declararé : Nunca les conocí; apártense de mí, hacedores de iniquidad
[maldad
grande, gran injusticia, perversidad extrema].
Los dos
cimientos
(Lc 6:46-49)
(Mt 7:24) Cualquiera, por lo tanto,
que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
(Mt 7:25) Descendió lluvia, y
vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó,
porque estaba fundada sobre la roca.
(Mt 7:26) Pero cualquiera que me oye
estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
(Mt 7:27) y descendió lluvia, y
vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y
cayó, y fue grande su ruina.
(Mt 7:28) Y cuando terminó Jesús
estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
(Mt 7:29) porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como los
escribas.
Jesús limpia
a un leproso
(Mr 1:40-45; Lc 5:12-16)
(Mt 8:1) Cuando descendió Jesús del
monte, le seguía mucha gente.
(Mt 8:2) Y he aquí vino un leproso
y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
(Mt 8:3) Jesús extendió la mano y
le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
(Mt 8:4) Entonces Jesús le dijo:
Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la
dádiva que ordenó Moisés, para testimonio
a ellos.
Jesús sana al
criado de un centurión
(Lc 6:46-49)
(Mt 8:5) Entrando Jesús en
Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
(Mt 8:6) y diciendo: Señor, mi
criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.
(Mt 8:7) Y Jesús le dijo: Yo iré y
le sanaré.
(Mt 8:8) Respondió el centurión y
dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra,
y mi criado sanará.
(Mt 8:9) Porque también yo soy
hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis
órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi
esclavo: Haz esto, y lo hace.
(Mt 8:10) Al oírlo Jesús, se
maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto les digo, que ni aun en
Israel he hallado tanta fe.
(Mt 8:11) Y les digo que vendrán
muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob
en el reino de los cielos;
(Mt 8:12) mas los hijos del reino
serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de
dientes.
(Mt 8:13) Entonces Jesús dijo al
centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella
misma hora.
Jesús sana a
la suegra de Pedro
(Mr 1:29-31; Lc 4:38-39)
(Mt 8:14) Vino Jesús a casa de
Pedro, y observó a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.
(Mt 8:15) Y tocó su mano, y la
fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
Jesús sana a
muchos
(Mr 1:32-34; Lc 4:40-41)
(Mt 8:16) Y cuando llegó la noche,
trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios,
y sanó a todos los enfermos;
(Mt 8:17) para que se cumpliese lo
dicho por el profeta Isaías, cuando
dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Los que
querían seguir a Jesús
(Lc 9:57-62)
(Mt 8:18) Viéndose Jesús rodeado de
mucha gente, mandó pasar al otro lado.
(Mt 8:19) Y vino un escriba y le
dijo: Maestro, te seguiré adondequiera
que vayas.
(Mt 8:20) Jesús le dijo: Las zorras
tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene
dónde recostar su cabeza.
(Mt 8:21) Otro de sus discípulos le
dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
(Mt 8:22) Jesús le dijo: Sígueme;
deja que los muertos entierren a sus muertos.
Jesús
reprende una tempestad en el mar
(Mr 4:35-41; Lc 8:22-25)
(Mt 8:23) Y entrando él en la barca,
sus discípulos le siguieron.
(Mt 8:24) Y he aquí que se levantó
en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él
dormía.
(Mt 8:25) Y vinieron sus discípulos
y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
(Mt 8:26) El les dijo: ¿Por qué
temen, hombres de poca fe? Entonces,
levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
(Mt 8:27) Y los hombres se
maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le
obedecen?
Los
endemoniados de Gadara
(Mr 5:1-20; Lc 8:26-39)
(Mt 8:28) Cuando llegó a la otra
orilla, a la tierra de los gadarenos TM [gergesenos], vinieron a su encuentro dos endemoniados
que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía
pasar por aquel camino.
(Mt 8:29) Y clamaron diciendo: ¿Qué
tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos
antes de tiempo?
(Mt 8:30) Estaba paciendo lejos de
ellos un hato de muchos cerdos.
(Mt 8:31) Y los demonios le rogaron
diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.
(Mt 8:32) El les dijo: Vayan. Y
ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de
cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.
(Mt 8:33) Y los que los apacentaban
huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había
pasado con los endemoniados.
(Mt 8:34) Y toda la ciudad salió al
encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus
contornos.
Jesús sana a
un paralítico
(Mr 2:1-12; Lc 5:17-26)
(Mt 9:1) Entonces, entrando Jesús
en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.
(Mt 9:2) Y sucedió que le trajeron
un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo,
hijo; tus pecados te son perdonados.
(Mt 9:3) Entonces algunos de los
escribas decían dentro de sí: Este injuria [calumnia, blasfema].
(Mt 9:4) Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué piensan
mal en sus [de ustedes] corazones?
(Mt 9:5) Porque, ¿qué es más fácil,
decir: Los pecados te son perdonados, o
decir: Levántate y anda?
(Mt 9:6) Por lo tanto para que
sepan que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico):
Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
(Mt 9:7) Entonces él se levantó y
se fue a su casa.
(Mt 9:8) Y la gente, al verlo, se
maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
Mateo
¡Sígueme!
(Mr 2:13-17; Lc 5:27-32)
(Mt 9:9) Pasando Jesús de allí,
observó [conoció] a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos
públicos, y le dijo: Sígueme. Y se
levantó y le siguió.
(Mt 9:10) Y sucedió que estando él
sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos [recaudadores de impuestos] y pecadores, que habían venido,
se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
(Mt 9:11) Cuando vieron esto los
fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por
qué come su [de ustedes] Maestro con los publicanos [recaudadores de impuestos] y pecadores?
(Mt 9:12) Al oír esto Jesús, les
dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
(Mt 9:13) Vayan, por lo tanto, y
aprendan lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he
venido a llamar a justos, sino a pecadores,
al arrepentimiento.
Cuestión
sobre el ayuno
(Mr 2:18-22; Lc 5:33-39)
(Mt 9:14) Entonces vinieron a él los
discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué
nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
(Mt 9:15) Jesús les dijo: ¿Acaso
pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con
ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces
ayunarán.
(Mt 9:16) Nadie pone remiendo de
paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace
peor la rotura.
(Mt 9:17) Ni echan vino nuevo en
odres viejos; «de otra manera» los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero
echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan
juntamente.
Jesús
resucita la hija de un gobernante
(Mr 5:21-43; Lc 8:40-56)
(Mt 9:18) Mientras él les decía
estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo : Mi hija
acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
(Mt 9:19) Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.
(Mt 9:20) Y he aquí una mujer
enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;
(Mt 9:21) porque decía dentro de sí:
Si tocare solamente su manto, seré salva.
(Mt 9:22) Pero Jesús, volviéndose y
mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe
te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.
(Mt 9:23) Al entrar Jesús en la casa
del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto,
(Mt 9:24) les dijo: Apártense,
porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.
(Mt 9:25) Pero cuando la gente había
sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
(Mt 9:26) Y se difundió la noticia
de esto por toda aquella tierra.
Jesús sana a
dos ciegos
(Mt 9:27) Pasando Jesús de allí, le
siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros,
Hijo de David!
(Mt 9:28) Y llegado a la casa,
vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creen que puedo hacer esto? Ellos
dijeron: Sí, Señor.
(Mt 9:29) Entonces les tocó los
ojos, diciendo: Conforme a su [de ustedes] fe les sea hecho.
(Mt 9:30) Y los ojos de ellos fueron
abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Vean que nadie lo sepa.
(Mt 9:31) Pero salidos ellos,
divulgaron sobre él por toda aquella tierra.
Jesús sana a
un mudo endemoniado
(Mt 9:32) Mientras salían ellos, he
aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.
(Mt 9:33) Y echado fuera el demonio,
el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante
en Israel.
(Mt 9:34) Pero los fariseos decían:
Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
La mies es
mucha
(Mt 9:35) Recorría Jesús todas las
ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
(Mt 9:36) Y al ver las multitudes,
tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas
que no tienen pastor.
(Mt 9:37) Entonces dijo a sus
discípulos: De hecho la mies es mucha, mas los obreros pocos.
(Mt 9:38) Rueguen, por lo tanto, al
Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Jesús elige a
los doce apóstoles
(Mr 3:13-19; Lc 6:12-16)
(Mt 10:1) Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar
toda enfermedad y toda dolencia.
(Mt 10:2) Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado
Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;
(Mt 10:3) Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano [recaudador de impuestos], Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo,
(Mt 10:4) Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó.
Jesús
instruye a los doce apóstoles
(Mr 6:7-13; Lc 9:1-6)
(Mt 10:5) A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino
de gentiles no vayan, y en ciudad de samaritanos no entren,
(Mt 10:6) sino vayan antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
(Mt 10:7) Y yendo, prediquen, diciendo : El reino de los cielos se ha acercado.
(Mt 10:8) Sanen enfermos, limpien leprosos, TR [resuciten muertos], echen fuera demonios; de
gracia recibieron, den de gracia.
(Mt 10:9) No se provean de oro, ni plata, ni cobre en sus [de ustedes] cintos;
(Mt 10:10) ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de
bordón; porque el obrero es digno de su alimento.
(Mt 10:11) Mas en cualquier ciudad o aldea donde entren, infórmense quién en ella
sea digno, y posen allí hasta que salgan.
(Mt 10:12) Y al entrar en la casa, salúdenla.
(Mt 10:13) Y si la casa fuere digna, su [de ustedes] paz vendrá sobre ella; mas si
no fuere digna, su [de ustedes] paz se volverá a ustedes.
(Mt 10:14) Y si alguno no les recibiere, ni oyere sus [de ustedes] palabras, salgan de aquella casa o ciudad, y sacudan el polvo de sus [de ustedes] pies.
(Mt 10:15) De cierto les digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella
ciudad.
Persecuciones
(Mr 5:21-43; Lc 8:40-56)
(Mt 10:16) He aquí, yo les envío como a ovejas en medio de lobos; sean, por lo
tanto, prudentes como serpientes, y sencillos
como palomas.
(Mt 10:17) Y cuídense [guárdense] de los hombres, porque les entregarán a los concilios, y en sus
sinagogas les azotarán;
(Mt 10:18) y aun ante gobernadores y reyes serán llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.
(Mt 10:19) Mas cuando les entreguen, no se preocupen [afanen] por cómo o qué hablarán;
porque en aquella hora les será dado lo que han de hablar.
(Mt 10:20) Porque no son ustedes los que hablan, sino el Espíritu de su [de ustedes] Padre que habla en ustedes.
(Mt 10:21) El hermano entregará a la muerte
al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y
los harán morir.
(Mt 10:22) Y serán aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que
persevere hasta el fin, éste será salvado.
(Mt 10:23) Cuando les persigan en esta ciudad, huyan a la otra; porque de cierto
les digo, que no acabarán de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que
venga el Hijo del Hombre.
El discípulo
no es mayor que su maestro
(Lc 6:40)
(Mt 10:24) El discípulo no es más que su maestro,
ni el esclavo más que su señor.
(Mt 10:25) Bástale al discípulo ser como su maestro,
y al esclavo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto
más a los de su casa?
A quien se
debe temer realmente
(Lc 12:2-9)
(Mt 10:26) Así que, no los teman; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto,
que no haya de saberse.
(Mt 10:27) Lo que les digo en tinieblas, díganlo en la luz; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas.
(Mt 10:28) Y no teman a los que matan el cuerpo,
mas el alma no pueden matar; teman más
bien a aquel que puede destruir el alma
y el cuerpo en el infierno.
(Mt 10:29) ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos
cae a tierra sin su [de ustedes] Padre.
(Mt 10:30) Puesto que aun sus [de ustedes] cabellos están todos contados.
(Mt 10:31) Así que, no teman; más valen ustedes que muchos pajarillos.
(Mt 10:32) A cualquiera, por lo tanto, que me confiese
en presencia [delante] de los hombres, yo también le confesaré
en presencia [delante] de mi Padre que está en los cielos.
(Mt 10:33) Y a cualquiera que me niegue en presencia [delante] de los hombres, yo también
le negaré en presencia [delante] de mi Padre que está en
los cielos.
Jesús causa
de división
(Lc 12:49-53; 14:26-27)
(Mt 10:34) No piensen que he venido para traer paz
a la tierra; no he venido para traer paz,
sino espada.
(Mt 10:35) Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a
la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;
(Mt 10:36) y los enemigos del hombre serán los de su casa.
(Mt 10:37) El que quiere [tiene cariño
y afecto fraternal] a padre o madre más que a
mí, no es digno de mí; el que que quiere [tiene cariño y afecto fraternal] a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;
(Mt 10:38) y el que no toma su cruz y sigue detrás [en pos] de mí, no es digno de mí.
(Mt 10:39) El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
Recompensas
(Mr 9:41)
(Mt 10:40) El que a ustedes recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí,
recibe al que me envió.
(Mt 10:41) El que recibe a un profeta por
cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo
por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.
(Mt 10:42) Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría
solamente, por cuanto es discípulo, de cierto les digo que no perderá su
recompensa.
La cuestión
de Juan el Bautista
( Lc 7:18-35)
(Mt 11:1) Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue
de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.
(Mt 11:2) Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus
discípulos,
(Mt 11:3) para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a
otro?
(Mt 11:4) Respondiendo Jesús, les dijo: Vayan, y hagan saber a Juan las cosas que
oyen y ven.
(Mt 11:5) Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos
oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;
(Mt 11:6) y dichoso [afortunado,
bienaventurado] es el que no halle
tropiezo en mí.
(Mt 11:7) Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué
salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
(Mt 11:8) ¿O qué salieron a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas?
He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están.
(Mt 11:9) Pero ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta?
Sí, les digo, y más que profeta.
(Mt 11:10) Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero
delante de tu faz, El cual preparará tu camino en presencia [delante] de ti.
(Mt 11:11) De cierto les digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado
otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos,
mayor es que él.
(Mt 11:12) Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos
sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
(Mt 11:13) Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.
(Mt 11:14) Y si quieren recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.
(Mt 11:15) El que tiene oídos para oír, escuche.
(Mt 11:16) Mas ¿a qué compararé esta generación?
Es semejante
a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,
(Mt 11:17) diciendo: les tocamos flauta, y no bailaron; les endechamos, y no
lamentaron.
(Mt 11:18) Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.
(Mt 11:19) Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre
comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos [recaudadores de impuestos] y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por
sus hijos.
Ciudades
incrédulas
( Lc 10:13-16)
(Mt 11:20) Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho
muchos de sus milagros [poderes], porque no se habían arrepentido,
diciendo:
(Mt 11:21) ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón
se hubieran hecho los milagros [poderes] que han sido hechos en ustedes, tiempo
ha que se hubieran arrepentido en
cilicio y en ceniza.
(Mt 11:22) Por tanto les digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para ustedes.
(Mt 11:23) Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque
si en Sodoma se hubieran hecho los milagros [poderes] que han sido hechos en ti,
habría permanecido hasta el día de hoy.
(Mt 11:24) Por tanto les digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.
Porque así te
agradó
(Lc 10:21-22)
(Mt 11:25) En aquel tiempo, respondiendo
Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste
estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
(Mt 11:26) Sí, Padre, porque así te agradó.
(Mt 11:27) Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al
Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien
el Hijo lo quiera revelar.
Vengan a mí,
descansen y lleven mi yugo
(Mt 11:28) Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo les haré
descansar.
(Mt 11:29) Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallarán descanso para
sus [de ustedes] almas;
(Mt 11:30) porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Recogiendo
espigas en un día de reposo
(Mr 2:23-28; Lc 6:1-5)
(Mt 12:1) En aquel tiempo iba Jesús por
los sembrados en un día sábado [día de reposo o festivo]; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a
comer.
(Mt 12:2) Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que
no es lícito hacer en el día sábado [día de reposo o festivo].
(Mt 12:3) Pero él les dijo: ¿No han leído lo que hizo David, cuando él y los que
con él estaban tuvieron hambre;
(Mt 12:4) cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que
no les era lícito comer ni a él ni a
los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?
(Mt 12:5) ¿O no han leído en la ley, cómo
en el día sábado [día de reposo o festivo] los sacerdotes en el templo profanan el día sábado [día de
reposo o festivo], y son sin culpa?
(Mt 12:6) Por lo tanto les digo que uno mayor que el templo está aquí.
(Mt 12:7) Y si supieran qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no
condenarían a los inocentes;
(Mt 12:8) porque el Hijo del Hombre es Señor del día sábado [día de
reposo o festivo].
(Mt 12:9) Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos.
El hombre de
la mano seca
(Mr 3:1-6; Lc 6:6-11)
(Mt 12:10) Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a
Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito
sanar en el día sábado [día de reposo o festivo]?
(Mt 12:11) El les dijo: ¿Qué hombre habrá de ustedes, que tenga una oveja, y si
ésta cayere en un hoyo en día sábado [día de reposo o festivo], no le eche mano, y la levante?
(Mt 12:12) Por lo tanto ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por
consiguiente, es lícito hacer el bien
en los días sábados [días de reposo o festivos].
(Mt 12:13) Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le
fue restaurada sana como la otra.
Los fariseos
conspiran contra Jesús
(Lc 6:11)
(Mt 12:14) Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.
(Mt 12:15) Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,
(Mt 12:16) y les encargaba rigurosamente que no le descubriesen;
Jesús el
siervo escogido
(Mt 12:17) para que se cumpliese lo dicho por el profeta
Isaías, cuando dijo:
(Mt 12:18) He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi
alma; Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará juicio.
(Mt 12:19) No contenderá, ni voceará, Ni nadie oirá en las calles su voz.
(Mt 12:20) La caña cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará, Hasta
que saque a victoria el juicio.
(Mt 12:21) Y en su nombre esperarán los gentiles.
Jesús libera
a un endemoniado
(Lc 11:14)
(Mt 12:22) Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de
tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.
(Mt 12:23) Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de
David?
La blasfemia
contra el Espíritu Santo
(Mr 3:20-30; Lc 11:15-23)
(Mt 12:24) Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios
sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.
(Mt 12:25) Sabiendo Jesús los pensamientos
de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado [devastado, destruido], y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
(Mt 12:26) Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido;
¿cómo, por lo tanto, permanecerá su
reino?
(Mt 12:27) Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan sus [de ustedes] hijos? Por tanto, ellos serán sus [de ustedes] jueces.
(Mt 12:28) Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente
ha llegado a ustedes el reino de Dios.
(Mt 12:29) Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y
saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.
(Mt 12:30) El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,
desparrama.
(Mt 12:31) Por tanto les digo: Todo pecado
e injuria [calumnia,
blasfemia] será perdonado a los
hombres; mas la injuria [calumnia,
blasfemia] contra el Espíritu no les será perdonada.
(Mt 12:32) A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le
será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu
Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.
(Mt 12:33) O hagan el árbol bueno, y su fruto
bueno, o hagan el árbol malo, y su fruto
malo; porque por el fruto se conoce el
árbol.
(Mt 12:34) ¡Generación de víboras! ¿Cómo pueden hablar lo bueno, siendo
malos? Porque de la abundancia del corazón
habla la boca.
(Mt 12:35) El hombre bueno, del buen tesoro del corazón
saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
(Mt 12:36) Mas yo les digo que de toda declaración ociosa que hablen los
hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
(Mt 12:37) Porque por tus palabras serás justificado,
y por tus palabras serás condenado.
La generación
maligna busca señal
(Lc 11:29-32)
(Mt 12:38) Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos,
diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.
(Mt 12:39) El respondió y les dijo: La generación
mala y adúltera demanda señal; pero señal
no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.
(Mt 12:40) Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres
noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón
de la tierra tres días y tres noches.
(Mt 12:41) Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he
aquí más que Jonás en este lugar.
(Mt 12:42) La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino
de los fines de la tierra para oír la sabiduría de
Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.
El espíritu
inmundo que vuelve
(Lc 11:24-26)
(Mt 12:43) Cuando el espíritu inmundo sale
del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.
(Mt 12:44) Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la
halla desocupada, barrida y adornada.
(Mt 12:45) Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus
peores que él, y entrados, habitan [residen,
moran] allí; y el postrer estado
de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también sucederá a esta
mala generación.
La madre y
los hermanos de Jesús
(Mr 3:31-35; Lc 8:19-21)
(Mt 12:46) Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos
estaban afuera, y le querían hablar.
(Mt 12:47) Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te
quieren hablar.
(Mt 12:48) Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y
quiénes son mis hermanos?
(Mt 12:49) Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y
mis hermanos.
(Mt 12:50) Porque todo aquel que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.
Parábola del
sembrador
(Mr 4:1-9; Lc 8:4-8)
(Mt 13:1) Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
(Mt 13:2) Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda
la gente estaba en la playa.
(Mt 13:3) Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador
salió a sembrar.
(Mt 13:4) Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y
vinieron las aves y la comieron.
(Mt 13:5) Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto,
porque no tenía profundidad de tierra;
(Mt 13:6) pero salido el sol, se quemó; y
porque no tenía raíz, se secó.
(Mt 13:7) Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
(Mt 13:8) Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto,
cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
(Mt 13:9) El que tiene oídos para oír, escuche.
Motivo de las
parábolas
(Mr 4:10-12; Lc 8:9-10)
(Mt 13:10) Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
(Mt 13:11) El respondiendo, les dijo : Porque a ustedes les es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a
ellos no les es dado.
(Mt 13:12) Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no
tiene, aun lo que tiene le será quitado.
(Mt 13:13) Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no
oyen, ni entienden.
(Mt 13:14) De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De
oído oirán, y no entenderán; Y viendo verán, y no percibirán.
(Mt 13:15) Porque el corazón de este
pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus
ojos; Para que no vean con los ojos, Y escuchen con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.
(Mt 13:16) Pero dichosos [afortunados,
bienaventurados] sus [de ustedes] ojos, porque ven; y sus [de ustedes] oídos, porque oyen.
(Mt 13:17) Porque de cierto les digo, que muchos profetas
y justos desearon ver lo que ven, y no lo vieron; y oír lo que oyen, y no lo
oyeron.
Explicación
de la parábola del sembrador
(Mr 4:13-20; Lc 8:11-15)
(Mt 13:18) Escuchen, por lo tanto, ustedes la parábola del sembrador:
(Mt 13:19) Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo,
y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.
Este es el que fue sembrado junto al camino.
(Mt 13:20) Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y
al momento la recibe con gozo;
(Mt 13:21) pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, puesto que al
venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.
(Mt 13:22) El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero
el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la
palabra, y se hace infructuosa.
(Mt 13:23) Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende
la palabra, y da fruto; y produce a
ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Parábola del
trigo y la cizaña
(Mt 13:24) Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante
a un hombre que sembró buena semilla en su campo;
(Mt 13:25) pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña
entre el trigo, y se fue.
(Mt 13:26) Y cuando salió la hierba y dio fruto,
entonces apareció también la cizaña.
(Mt 13:27) Vinieron entonces los esclavos del padre de familia y le dijeron:
Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, por lo tanto, tiene
cizaña?
(Mt 13:28) El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los esclavos le dijeron:
¿Quieres, por lo tanto, que vayamos y la arranquemos?
(Mt 13:29) El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquen también
con ella el trigo.
(Mt 13:30) Dejen crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores:
Recojan primero la cizaña, y atenla en manojos para quemarla; pero recojan el
trigo en mi granero.
Parábola del
grano de mostaza
(Mr 4:30-32; Lc 13:18-19)
(Mt 13:31) Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante
al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;
(Mt 13:32) el cual de hecho es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando
ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que
vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.
Parábola de
la levadura en la masa
(Lc 13:20-21)
(Mt 13:33) Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante
a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta
que todo fue leudado.
El porqué de
hablar con parábolas
(Mr 4:33-34)
(Mt 13:34) Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les
hablaba;
(Mt 13:35) para que se cumpliese lo dicho por el profeta,
cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas
escondidas desde la fundación del mundo.
Explicación
de la Parábola de la cizaña
(Mt 13:36) Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a
él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
(Mt 13:37) Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo
del Hombre.
(Mt 13:38) El campo es el mundo; la buena
semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.
(Mt 13:39) El enemigo que la sembró es el diablo;
la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.
(Mt 13:40) De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así
será en el fin de este siglo.
(Mt 13:41) Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a
todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad [maldad
grande, gran injusticia, perversidad extrema],
(Mt 13:42) y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de
dientes.
(Mt 13:43) Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír,
escuche.
Parábola del
tesoro escondido
(Mt 13:44) Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en
un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va
y vende todo lo que tiene , y compra aquel campo.
Parábola de
la perla de gran precio
(Mt 13:45) También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca
buenas perlas,
(Mt 13:46) que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que
tenía, y la compró.
Parábola de
la red
(Mt 13:47) Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en
el mar, recoge de toda clase de peces;
(Mt 13:48) y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en
cestas, y lo malo echan fuera.
(Mt 13:49) Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos
de entre los justos,
(Mt 13:50) y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de
dientes.
Cosas nuevas
y cosas viejas
(Mt 13:51) Jesús les dijo: ¿Han entendido todas estas cosas? Ellos respondieron:
Sí, Señor.
(Mt 13:52) El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante
a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
Jesús en Nazaret
(Mr 6:1-6; Lc 4:16-30)
(Mt 13:53) Sucedió que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí.
(Mt 13:54) Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal
manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros [poderes]?
(Mt 13:55) ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus
hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?
(Mt 13:56) ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, por lo tanto,
tiene éste todas estas cosas?
(Mt 13:57) Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y
en su casa.
(Mt 13:58) Y no hizo allí muchos milagros [poderes], a causa de la incredulidad de ellos.
La muerte de
Juan el Bautista
(Mr 6:14-29; Lc 9:7-9)
(Mt 14:1) En aquel tiempo Herodes el
tetrarca oyó la noticia de Jesús,
(Mt 14:2) y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los
muertos, y por eso actúan en él estos poderes.
(Mt 14:3) Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en
la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
(Mt 14:4) porque Juan le decía: No te es lícito
tenerla.
(Mt 14:5) Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan
por profeta.
(Mt 14:6) Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de
Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes,
(Mt 14:7) por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese.
(Mt 14:8) Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la
cabeza de Juan el Bautista.
(Mt 14:9) Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los
que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen,
(Mt 14:10) y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.
(Mt 14:11) Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la
presentó a su madre.
(Mt 14:12) Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús.
Jesús
alimenta a cinco mil
(Mr 6:30-44; Lc 9:10-17; Jn
6:1-14)
(Mt 14:13) Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y
apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.
(Mt 14:14) Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y
sanó a los que de ellos estaban enfermos.
(Mt 14:15) Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar
es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las
aldeas y compren de comer.
(Mt 14:16) Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; denles ustedes de comer.
(Mt 14:17) Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
(Mt 14:18) El les dijo: Tráiganmelos acá.
(Mt 14:19) Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los
cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió
y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.
(Mt 14:20) Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los
pedazos, doce cestas llenas.
(Mt 14:21) Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las
mujeres y los niños.
Jesús anda
sobre el mar
(Mr 6:45-52; Jn 6:15-21)
(Mt 14:22) En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
(Mt 14:23) Despedida la multitud, subió al monte a orar
aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
(Mt 14:24) Y ya la barca estaba en el medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
(Mt 14:25) Mas a la cuarta vigilia de a noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
(Mt 14:26) Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron [agitaron, inquietaron], diciendo : ¡Un fantasma! Y
dieron voces de miedo.
(Mt 14:27) Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tengan ánimo; yo soy, no
teman!
(Mt 14:28) Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo
vaya a ti sobre las aguas.
(Mt 14:29) Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las
aguas para ir a Jesús.
(Mt 14:30) Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio
voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
(Mt 14:31) Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre
de poca fe! ¿Por qué dudaste?
(Mt 14:32) Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
(Mt 14:33) Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Jesús en
Genesaret
(Mr 6:53-56)
(Mt 14:34) Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret.
(Mt 14:35) Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por
toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;
(Mt 14:36) y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y
todos los que lo tocaron, quedaron sanos.
Lo que
contamina al hombre
(Mr 7:1-23)
(Mt 15:1) Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén,
diciendo:
(Mt 15:2) ¿Por qué tus discípulos
quebrantan la tradición [instrucción rudimentaria] de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
(Mt 15:3) Respondiendo él, les dijo: ¿Por
qué también ustedes quebrantan el mandamiento de
Dios por su [de ustedes] tradición [instrucción rudimentaria]?
(Mt 15:4) Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que
maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.
(Mt 15:5) Pero ustedes dicen: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi
dádiva a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte,
(Mt 15:6) ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así han invalidado el mandamiento de Dios por su [de ustedes] tradición [instrucción rudimentaria].
(Mt 15:7) Hipócritas, bien profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo:
(Mt 15:8) Este pueblo TM [se acercan a mi con sus bocas] de labios me honra; Mas su corazón
está lejos de mí.
(Mt 15:9) Puesto que en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.
(Mt 15:10) Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Escuchen, y entiendan:
(Mt 15:11) No lo que entra en la boca contamina
al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina
al hombre.
(Mt 15:12) Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los
fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?
(Mt 15:13) Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre
celestial, será desarraigada.
(Mt 15:14) Déjenlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego,
ambos caerán en el hoyo.
(Mt 15:15) Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.
(Mt 15:16) Jesús dijo: ¿También ustedes son aún sin entendimiento?
(Mt 15:17) ¿No entienden que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es
echado en la letrina?
(Mt 15:18) Pero lo que sale de la boca, del corazón
sale; y esto contamina al hombre.
(Mt 15:19) Porque del corazón salen los
malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones [inmoralidades sexuales], los robos [hurtos], los falsos testimonios [mentiras], las injurias [calumnias,
blasfemias].
(Mt 15:20) Estas cosas son las que contaminan
al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
La fe de una
mujer cananea
(Mr 7:24-30)
(Mt 15:21) Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.
(Mt 15:22) Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba,
diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es
gravemente atormentada por un demonio.
(Mt 15:23) Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus
discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, puesto que da voces tras nosotros.
(Mt 15:24) El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la
casa de Israel.
(Mt 15:25) Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!
(Mt 15:26) Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
(Mt 15:27) Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que
caen de la mesa de sus amos.
(Mt 15:28) Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija
fue sanada desde aquella hora.
(Mt 15:29) Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte,
se sentó allí.
(Mt 15:30) Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos,
mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los
sanó;
(Mt 15:31) de modo que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a
los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al
Dios de Israel.
Jesús
alimenta a cuatro mil
(Mr 8:1-10)
(Mt 15:32) Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente,
porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos
en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.
(Mt 15:33) Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos
panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?
(Mt 15:34) Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tienen? Y ellos dijeron: Siete, y unos
pocos pececillos.
(Mt 15:35) Y mandó a la multitud que se recostase en tierra.
(Mt 15:36) Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a
sus discípulos, y los discípulos a la multitud.
(Mt 15:37) Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los
pedazos, siete canastas llenas.
(Mt 15:38) Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las
mujeres y los niños.
(Mt 15:39) Entonces, despedida la gente, entró en la barca, y vino a la región de
Magdala.