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RVI: MATEO 1 - 15

Referencias para la lectura:

-       Texto ajustado al Texto Mayoritario y actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Vocablos del Texto Mayoritario que forman parte del texto bíblico. Señaladas entre corchetes TM [color azul].
-       Variantes del Textus Receptus que no forman parte del Texto Mayoritario. Señaladas entre corchetes TR [color rojo]

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del griego koiné.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.

Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.


MATEO

Libro Generacional de Jesús por José
 (Lc 3:23-38)
(Mt 1:1) Libro de la ascendencia [origen generacional] de Jesús, el Cristo, hijo de David, hijo de Abraham.

(Mt 1:2) Abraham engendró a Isaac, Isaac engendro a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.

(Mt 1:3) Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, y Esrom engendró a Aram.

(Mt 1:4) Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, y Naasón engendró a Salmón.

(Mt 1:5) Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed engendró a Jessé [Isaí].

(Mt 1:6) Jessé [Isaí] engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.

(Mt 1:7) Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abías, y Abías engendró a Asa.

(Mt 1:8) Asa engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, y Joram engendró a Uzías.

(Mt 1:9) Uzías engendró a Jotam, Jotam engendró a Acaz, y Acaz engendró a Ezequías.

(Mt 1:10) Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, y Amón engendró a Josías.

(Mt 1:11) Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la transmigración [deportación] a Babilonia.

(Mt 1:12) Después de la transmigración [deportación] a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel engendró a Zorobabel.

(Mt 1:13) Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquim, y Eliaquim engendró a Azor.

(Mt 1:14) Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquim, y Aquim engendró a Eliud.

(Mt 1:15) Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob;

(Mt 1:16) y Jacob engendró a José, esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

(Mt 1:17) Por lo tanto todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la transmigración [deportación] a Babilonia, catorce; y desde la transmigración [deportación] a Babilonia hasta Cristo, catorce.

El nacimiento de Jesús
 (Lc 2:1-78)
(Mt 1:18) El nacimiento de Jesús, el Cristo, fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.

(Mt 1:19) José su esposo, como era justo, y no quería denunciarla públicamente [infamarla], se propuso dejarla [separarse] secretamente.

(Mt 1:20) Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

(Mt 1:21) Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

(Mt 1:22) Todo esto sucedió para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:

(Mt 1:23) He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

(Mt 1:24) Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.

(Mt 1:25) Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.

Los magos del Oriente
(Mt 2:1) Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,

(Mt 2:2) diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos observado [conocido] en el oriente, y venimos a adorarle.

(Mt 2:3) Oyendo esto, el rey Herodes se turbó [agitó, inquietó], y toda Jerusalén con él.

(Mt 2:4) Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

(Mt 2:5) Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:

(Mt 2:6) Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel.

(Mt 2:7) Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;

(Mt 2:8) y enviándolos a Belén, dijo: vayan allá y averigüen con diligencia acerca del niño; y cuando le hallen, háganmelo saber, para que yo también vaya y le adore.

(Mt 2:9) Ellos, habiendo escuchado al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían observado [conocido] en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.

(Mt 2:10) Y al observar la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.

(Mt 2:11) Y al entrar en la casa, conocieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.

(Mt 2:12) Pero siendo avisados por revelación TM [divina] en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Herodes ordena la matanza de los niños
(Mt 2:13) Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque sucederá que Herodes buscará al niño para matarlo.

(Mt 2:14) Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,

(Mt 2:15) y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

(Mt 2:16) Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.

(Mt 2:17) Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:

(Mt 2:18) Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.

(Mt 2:19) Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,

(Mt 2:20) diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que buscaban la vida [alma] del niño.

(Mt 2:21) Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.

(Mt 2:22) Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea,

(Mt 2:23) y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.

(Mt 3:1) En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,

(Mt 3:2) y diciendo: Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.

(Mt 3:3) Puesto que éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, Enderecen sus sendas.

(Mt 3:4) Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.

(Mt 3:5) Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán,

(Mt 3:6) y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.

(Mt 3:7) Al observar él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira [furia] venidera?

(Mt 3:8) Hagan, por lo tanto, frutos dignos de arrepentimiento,

(Mt 3:9) y no piensen decir dentro de ustedes mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.

(Mt 3:10) Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.

(Mt 3:11) Yo de hecho les bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él les bautizará en Espíritu Santo TR [y fuego].

(Mt 3:12) Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

El bautismo de Jesús
 (Mr 1:9-11; Lc 3:21-22)
(Mt 3:13) Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.

(Mt 3:14) Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?

(Mt 3:15) Pero Jesús le respondió: Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.

(Mt 3:16) Y Jesús, después que fue bautizado, subió rápidamente del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y observó [conoció] al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.

(Mt 3:17) Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo el Amado, en quien me complazco.

Jesús es tentado
 (Mr 1:12-13; Lc 4:1-13)
(Mt 4:1) Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

(Mt 4:2) Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

(Mt 4:3) Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

(Mt 4:4) El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda declaración que sale de la boca de Dios.

(Mt 4:5) Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,

(Mt 4:6) y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está : A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.

(Mt 4:7) Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.

(Mt 4:8) Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,

(Mt 4:9) y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

(Mt 4:10) Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

(Mt 4:11) El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

Jesús predica en Galilea
(Mt 4:12) Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;

(Mt 4:13) y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,

(Mt 4:14) para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:

(Mt 4:15) Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles;

(Mt 4:16) El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.

(Mt 4:17) Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.

(Mt 4:18) Andando Jesús junto al mar de Galilea, observó [conoció] a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

(Mt 4:19) Y les dijo: Vengan detrás [en pos] de mí, y les haré pescadores de hombres.

(Mt 4:20) Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.

(Mt 4:21) Pasando de allí, observó [conoció] a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.

(Mt 4:22) Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

(Mt 4:23) Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

(Mt 4:24) Y se difundió sobre él por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.

(Mt 4:25) Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.

Las bienaventuranzas
 ( Lc 6:20-23)
(Mt 5:1) Observando la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.

(Mt 5:2) Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

(Mt 5:3) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

(Mt 5:4) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

(Mt 5:5) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

(Mt 5:6) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

(Mt 5:7) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

(Mt 5:8) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

(Mt 5:9) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

(Mt 5:10) Dichosos [afortunados, bienaventurados] los que sufren persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

(Mt 5:11) Dichosos [afortunados, bienaventurados] son cuando por mi causa les vituperen [deshonren mediante falsa acusación] y les persigan, y digan toda mala declaración contra ustedes, mintiendo.

(Mt 5:12) Gócense y alégrense, porque su [de ustedes] premio en recompensa [retribución] es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes.

La Sal de la tierra
(Mt 5:13) Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada [hollada] por los hombres.

La luz del mundo
(Mt 5:14) Ustedes son la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

(Mt 5:15) Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

(Mt 5:16) Así alumbre su [de ustedes] luz en presencia [delante] de los hombres, para que conozcan [observen] sus [de ustedes] buenas obras, y glorifiquen a su [de ustedes] Padre que está en los cielos.

Jesús vino a cumplir la ley
(Mt 5:17) No piensen que he venido para abrogar [derribar] la ley o los profetas; no he venido para abrogar [derribar], sino para cumplir.

(Mt 5:18) Porque de cierto les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

(Mt 5:19) De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

(Mt 5:20) Porque les digo que si su [de ustedes] justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.

Reconcíliate con tu hermano
 ( Lc 12:57-59)
(Mt 5:21) Oyeron que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.

(Mt 5:22) Pero yo les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, TM [sin razón] será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio [ignorante, imprudente, irracional], a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

(Mt 5:23) Por tanto, si traes tu dádiva al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,

(Mt 5:24) deja allí tu dádiva en presencia [delante] del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu dádiva.

(Mt 5:25) Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.

(Mt 5:26) De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.

El adulterio
(Mt 5:27) Oyeron que fue dicho: No cometerás adulterio.

(Mt 5:28) Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

(Mt 5:29) Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; puesto que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

(Mt 5:30) Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; puesto que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

El divorcio
(Mt 5:31) También fue dicho: Cualquiera que se divorcie [separe] de su mujer, dele carta de divorcio.

(Mt 5:32) Pero yo les digo que el que divorcia [se separa] a su mujer, a no ser por causa de fornicación [inmoralidad sexual], hace que ella adultere; y el que se casa con la divorciada [separada], comete adulterio.

Los juramentos
(Mt 5:33) Además han escuchado que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.

(Mt 5:34) Pero yo les digo: No juren en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

(Mt 5:35) ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

(Mt 5:36) Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

(Mt 5:37) Pero sea su [de ustedes] hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

Amen a sus enemigos
 ( Lc 6:27-36)
(Mt 5:38) Oyeron que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.

(Mt 5:39) Pero yo les digo: No resistan al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;

(Mt 5:40) y al que quiera ponerte a pleito [pelea, contienda] y quitarte la túnica, déjale también la capa;

(Mt 5:41) y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.

(Mt 5:42) Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

(Mt 5:43) Oyeron que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

(Mt 5:44) Pero yo les digo: Amen a sus [de ustedes] enemigos, bendigan a los que les maldicen, hagan bien a los que les aborrecen, y oren por los que les ultrajan y les persiguen;

(Mt 5:45) para que sean hijos de su [de ustedes] Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

(Mt 5:46) Porque si aman a los que les aman, ¿qué recompensa tendrán? ¿No hacen también lo mismo los publicanos [recaudadores de impuestos]?

(Mt 5:47) Y si saludan a sus [de ustedes] hermanos solamente, ¿qué hacen de más? ¿No hacen también así los gentiles TM [publicanos/recaudadores de impuestos]?

(Mt 5:48) Sean, por lo tanto, ustedes perfectos, como su [de ustedes] Padre que está en los cielos es perfecto.

Limosnas
(Mt 6:1) Cuídense [guárdense] de hacer su [de ustedes] limosna en presencia [delante] de los hombres, para ser vistos de ellos; «de otra manera» no tendrán recompensa de su [de ustedes] Padre que está en los cielos.

(Mt 6:2) Cuando, por lo tanto, des limosna, no hagas tocar trompeta en presencia [delante] de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto les digo que ya tienen su recompensa.

(Mt 6:3) Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,

(Mt 6:4) para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

La oración
 ( Lc 11:2-4)
(Mt 6:5) Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aprecian el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto les digo que ya tienen su recompensa.

(Mt 6:6) Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

(Mt 6:7) Y orando, no usen vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán escuchados.

(Mt 6:8) No se hagan, por lo tanto, semejantes a ellos; porque su [de ustedes] Padre sabe de qué cosas tienen necesidad, antes que ustedes le pidan.

(Mt 6:9) Ustedes, por lo tanto, orarán así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

(Mt 6:10) Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

(Mt 6:11) El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

(Mt 6:12) Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

(Mt 6:13) Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, «por todos los siglos.» Amén.

(Mt 6:14) Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su [de ustedes] Padre celestial;

(Mt 6:15) mas si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco su [de ustedes] Padre les perdonará sus [de ustedes] ofensas.

El ayuno
(Mt 6:16) Cuando ayunen, no sean austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto les digo que ya tienen su recompensa.

(Mt 6:17) Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,

(Mt 6:18) para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará TR [en público].

Tesoros en el Cielo
 (Lc 12:32-34)
(Mt 6:19) No se hagan tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones escarban [minan] y roban [hurtan];

(Mt 6:20) sino háganse tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no escarban [minan] ni roban [hurtan].

(Mt 6:21) Porque donde esté su [de ustedes] tesoro, allí estará también su [de ustedes] corazón.

La lámpara del cuerpo
 ( Lc 11:33-36)
(Mt 6:22) La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz;

(Mt 6:23) pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?

Servir a Dios o a Mammón
 ( Lc 12:22-31)
(Mt 6:24) Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o convendrá [estimará] con uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y a mammón [dinero o cualquier cosa que desee poseer el hombre].

El afán por vivir en el mundo
 (Lc 12:22-31)
(Mt 6:25) Por tanto les digo: No se preocupen [afanen] por su [de ustedes] vida [el alma], qué han de comer o qué han de beber; ni por su [de ustedes] cuerpo, qué han de vestir. ¿No es la vida [el alma] más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

(Mt 6:26) Observen las aves del cielo, que no siembran, ni siegan [cosechan], ni recogen en graneros; y su [de ustedes] Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?

(Mt 6:27) ¿Y quién de ustedes podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

(Mt 6:28) Y por el vestido, ¿por qué se afanan? Consideren los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;

(Mt 6:29) pero les digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.

(Mt 6:30) Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a ustedes, hombres de poca fe?

(Mt 6:31) No se preocupen [afanen], por lo tanto, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?

(Mt 6:32) Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero su [de ustedes] Padre celestial sabe que tienen necesidad de todas estas cosas.

(Mt 6:33) Mas busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

(Mt 6:34) Así que, no se preocupen [afanen] por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

No emitan juicio sobre los demás
 (Lc 6:37-38; 41-42)
(Mt 7:1) No emitan juicio, para que no sean juzgados.

(Mt 7:2) Porque con el juicio con que juzgan, serán juzgados, y con la medida con que miden, les medirán.

(Mt 7:3) ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

(Mt 7:4) ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?

(Mt 7:5) ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

(Mt 7:6) No den lo santo a los perros, ni echen sus [de ustedes] perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y les despedacen.

Pidan, busquen, llamen
 (Lc 11:9-13; 6:31)
(Mt 7:7) Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá.

(Mt 7:8) Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

(Mt 7:9) ¿Qué hombre hay de ustedes, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?

(Mt 7:10) ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

(Mt 7:11) Por lo tanto si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus [de ustedes] hijos, ¿cuánto más su [de ustedes] Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

(Mt 7:12) Así que, todas las cosas que quieran que los hombres hagan con ustedes, así también hagan ustedes con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

Entren por la puerta estrecha
 (Lc 13:24)
(Mt 7:13) Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;

(Mt 7:14) porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Por sus frutos los conocerán
 (Lc 6:43-44)
(Mt 7:15) Cuídense [guárdense] de los falsos profetas, que vienen a ustedes con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

(Mt 7:16) Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?

(Mt 7:17) Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.

(Mt 7:18) No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.

(Mt 7:19) Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

(Mt 7:20) Así que, por sus frutos los conocerán.

Nunca los conocí
 ( Lc 13:25-27)
(Mt 7:21) No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

(Mt 7:22) Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros [poderes]?

(Mt 7:23) Y entonces les declararé : Nunca les conocí; apártense de mí, hacedores de iniquidad [maldad grande, gran injusticia, perversidad extrema].

Los dos cimientos
 (Lc 6:46-49)
(Mt 7:24) Cualquiera, por lo tanto, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

(Mt 7:25) Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

(Mt 7:26) Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

(Mt 7:27) y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

(Mt 7:28) Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;

(Mt 7:29) porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Jesús limpia a un leproso
 (Mr 1:40-45; Lc 5:12-16)
(Mt 8:1) Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.

(Mt 8:2) Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

(Mt 8:3) Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.

(Mt 8:4) Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la dádiva que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.

Jesús sana al criado de un centurión
 (Lc 6:46-49)
(Mt 8:5) Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,

(Mt 8:6) y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.

(Mt 8:7) Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.

(Mt 8:8) Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.

(Mt 8:9) Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi esclavo: Haz esto, y lo hace.

(Mt 8:10) Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto les digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

(Mt 8:11) Y les digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;

(Mt 8:12) mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

(Mt 8:13) Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

Jesús sana a la suegra de Pedro
 (Mr 1:29-31; Lc 4:38-39)
(Mt 8:14) Vino Jesús a casa de Pedro, y observó a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.

(Mt 8:15) Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.

Jesús sana a muchos
 (Mr 1:32-34; Lc 4:40-41)
(Mt 8:16) Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

(Mt 8:17) para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

Los que querían seguir a Jesús
 (Lc 9:57-62)
(Mt 8:18) Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado.

(Mt 8:19) Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.

(Mt 8:20) Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.

(Mt 8:21) Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.

(Mt 8:22) Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.

Jesús reprende una tempestad en el mar
 (Mr 4:35-41; Lc 8:22-25)
(Mt 8:23) Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.

(Mt 8:24) Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.

(Mt 8:25) Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

(Mt 8:26) El les dijo: ¿Por qué temen, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

(Mt 8:27) Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?

Los endemoniados de Gadara
 (Mr 5:1-20; Lc 8:26-39)
(Mt 8:28) Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos TM [gergesenos], vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.

(Mt 8:29) Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?

(Mt 8:30) Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos.

(Mt 8:31) Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.

(Mt 8:32) El les dijo: Vayan. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.

(Mt 8:33) Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.

(Mt 8:34) Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.

Jesús sana a un paralítico
 (Mr 2:1-12; Lc 5:17-26)
(Mt 9:1) Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.

(Mt 9:2) Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

(Mt 9:3) Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este injuria [calumnia, blasfema].

(Mt 9:4) Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué piensan mal en sus [de ustedes] corazones?

(Mt 9:5) Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

(Mt 9:6) Por lo tanto para que sepan que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.

(Mt 9:7) Entonces él se levantó y se fue a su casa.

(Mt 9:8) Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.

Mateo ¡Sígueme!
 (Mr 2:13-17; Lc 5:27-32)
(Mt 9:9) Pasando Jesús de allí, observó [conoció] a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

(Mt 9:10) Y sucedió que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos [recaudadores de impuestos] y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

(Mt 9:11) Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por  qué come su [de ustedes] Maestro con los publicanos [recaudadores de impuestos] y pecadores?

(Mt 9:12) Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.

(Mt 9:13) Vayan, por lo tanto, y aprendan lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

Cuestión sobre el ayuno
 (Mr 2:18-22; Lc 5:33-39)
(Mt 9:14) Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por  qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

(Mt 9:15) Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

(Mt 9:16) Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.

(Mt 9:17) Ni echan vino nuevo en odres viejos; «de otra manera» los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.

Jesús resucita la hija de un gobernante
 (Mr 5:21-43; Lc 8:40-56)
(Mt 9:18) Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo : Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.

(Mt 9:19) Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.

(Mt 9:20) Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;

(Mt 9:21) porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.

(Mt 9:22) Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.

(Mt 9:23) Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto,

(Mt 9:24) les dijo: Apártense, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.

(Mt 9:25) Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.

(Mt 9:26) Y se difundió la noticia de esto por toda aquella tierra.

Jesús sana a dos ciegos
(Mt 9:27) Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!

(Mt 9:28) Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creen que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.

(Mt 9:29) Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a su [de ustedes] fe les sea hecho.

(Mt 9:30) Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Vean que nadie lo sepa.

(Mt 9:31) Pero salidos ellos, divulgaron sobre él por toda aquella tierra.

Jesús sana a un mudo endemoniado
(Mt 9:32) Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.

(Mt 9:33) Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.

(Mt 9:34) Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.

La mies es mucha
(Mt 9:35) Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

(Mt 9:36) Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

(Mt 9:37) Entonces dijo a sus discípulos: De hecho la mies es mucha, mas los obreros pocos.

(Mt 9:38) Rueguen, por lo tanto, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

Jesús elige a los doce apóstoles
 (Mr 3:13-19; Lc 6:12-16)
(Mt 10:1) Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

(Mt 10:2) Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;

(Mt 10:3) Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano [recaudador de impuestos], Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo,

(Mt 10:4) Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó.

Jesús instruye a los doce apóstoles
 (Mr 6:7-13; Lc 9:1-6)
(Mt 10:5) A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayan, y en ciudad de samaritanos no entren,

(Mt 10:6) sino vayan antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

(Mt 10:7) Y yendo, prediquen, diciendo : El reino de los cielos se ha acercado.

(Mt 10:8) Sanen enfermos, limpien leprosos, TR [resuciten muertos], echen fuera demonios; de gracia recibieron, den de gracia.

(Mt 10:9) No se provean de oro, ni plata, ni cobre en sus [de ustedes] cintos;

(Mt 10:10) ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.

(Mt 10:11) Mas en cualquier ciudad o aldea donde entren, infórmense quién en ella sea digno, y posen allí hasta que salgan.

(Mt 10:12) Y al entrar en la casa, salúdenla.

(Mt 10:13) Y si la casa fuere digna, su [de ustedes] paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, su [de ustedes] paz se volverá a ustedes.

(Mt 10:14) Y si alguno no les recibiere, ni oyere sus [de ustedes] palabras, salgan de aquella casa o ciudad, y sacudan el polvo de sus [de ustedes] pies.

(Mt 10:15) De cierto les digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.

Persecuciones
 (Mr 5:21-43; Lc 8:40-56)
(Mt 10:16) He aquí, yo les envío como a ovejas en medio de lobos; sean, por lo tanto, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.

(Mt 10:17) Y cuídense [guárdense] de los hombres, porque les entregarán a los concilios, y en sus sinagogas les azotarán;

(Mt 10:18) y aun ante gobernadores y reyes serán llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.

(Mt 10:19) Mas cuando les entreguen, no se preocupen [afanen] por cómo o qué hablarán; porque en aquella hora les será dado lo que han de hablar.

(Mt 10:20) Porque no son ustedes los que hablan, sino el Espíritu de su [de ustedes] Padre que habla en ustedes.

(Mt 10:21) El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.

(Mt 10:22) Y serán aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvado.

(Mt 10:23) Cuando les persigan en esta ciudad, huyan a la otra; porque de cierto les digo, que no acabarán de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.

El discípulo no es mayor que su maestro
 (Lc 6:40)
(Mt 10:24) El discípulo no es más que su maestro, ni el esclavo más que su señor.

(Mt 10:25) Bástale al discípulo ser como su maestro, y al esclavo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?

A quien se debe temer realmente
 (Lc 12:2-9)
(Mt 10:26) Así que, no los teman; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.

(Mt 10:27) Lo que les digo en tinieblas, díganlo en la luz; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas.

(Mt 10:28) Y no teman a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; teman más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

(Mt 10:29) ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin su [de ustedes] Padre.

(Mt 10:30) Puesto que aun sus [de ustedes] cabellos están todos contados.

(Mt 10:31) Así que, no teman; más valen ustedes que muchos pajarillos.

(Mt 10:32) A cualquiera, por lo tanto, que me confiese en presencia [delante] de los hombres, yo también le confesaré en presencia [delante] de mi Padre que está en los cielos.

(Mt 10:33) Y a cualquiera que me niegue en presencia [delante] de los hombres, yo también le negaré en presencia [delante] de mi Padre que está en los cielos.

Jesús causa de división
 (Lc 12:49-53; 14:26-27)
(Mt 10:34) No piensen que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.

(Mt 10:35) Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;

(Mt 10:36) y los enemigos del hombre serán los de su casa.

(Mt 10:37) El que quiere [tiene cariño y afecto fraternal] a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que que quiere [tiene cariño y afecto fraternal] a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;

(Mt 10:38) y el que no toma su cruz y sigue detrás [en pos] de mí, no es digno de mí.

(Mt 10:39) El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

Recompensas
 (Mr 9:41)
(Mt 10:40) El que a ustedes recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

(Mt 10:41) El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.

(Mt 10:42) Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto les digo que no perderá su recompensa.

La cuestión de Juan el Bautista
 ( Lc 7:18-35)
(Mt 11:1) Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.

(Mt 11:2) Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos,

(Mt 11:3) para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?

(Mt 11:4) Respondiendo Jesús, les dijo: Vayan, y hagan saber a Juan las cosas que oyen y ven.

(Mt 11:5) Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;

(Mt 11:6) y dichoso [afortunado, bienaventurado] es el que no halle tropiezo en mí.

(Mt 11:7) Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

(Mt 11:8) ¿O qué salieron a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están.

(Mt 11:9) Pero ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y más que profeta.

(Mt 11:10) Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino en presencia [delante] de ti.

(Mt 11:11) De cierto les digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.

(Mt 11:12) Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

(Mt 11:13) Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.

(Mt 11:14) Y si quieren recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.

(Mt 11:15) El que tiene oídos para oír, escuche.

(Mt 11:16) Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,

(Mt 11:17) diciendo: les tocamos flauta, y no bailaron; les endechamos, y no lamentaron.

(Mt 11:18) Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.

(Mt 11:19) Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos [recaudadores de impuestos] y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.

Ciudades incrédulas
 ( Lc 10:13-16)
(Mt 11:20) Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros [poderes], porque no se habían arrepentido, diciendo:

(Mt 11:21) ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros [poderes] que han sido hechos en ustedes, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.

(Mt 11:22) Por tanto les digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para ustedes.

(Mt 11:23) Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida;  porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros [poderes] que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.

(Mt 11:24) Por tanto les digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.

Porque así te agradó
 (Lc 10:21-22)
(Mt 11:25) En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

(Mt 11:26) Sí, Padre, porque así te agradó.

(Mt 11:27) Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Vengan a mí, descansen y lleven mi yugo
(Mt 11:28) Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo les haré descansar.

(Mt 11:29) Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus [de ustedes] almas;

(Mt 11:30) porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Recogiendo espigas en un día de reposo
 (Mr 2:23-28; Lc 6:1-5)
(Mt 12:1) En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día sábado [día de reposo o festivo]; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.

(Mt 12:2) Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día sábado [día de reposo o festivo].

(Mt 12:3) Pero él les dijo: ¿No han leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre;

(Mt 12:4) cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?

(Mt 12:5) ¿O no han leído en la ley, cómo en el día sábado [día de reposo o festivo] los sacerdotes en el templo profanan el día sábado [día de reposo o festivo], y son sin culpa?

(Mt 12:6) Por lo tanto les digo que uno mayor que el templo está aquí.

(Mt 12:7) Y si supieran qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenarían a los inocentes;

(Mt 12:8) porque el Hijo del Hombre es Señor del día sábado [día de reposo o festivo].

(Mt 12:9) Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos.

El hombre de la mano seca
 (Mr 3:1-6; Lc 6:6-11)
(Mt 12:10) Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día sábado [día de reposo o festivo]?

(Mt 12:11) El les dijo: ¿Qué hombre habrá de ustedes, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día sábado [día de reposo o festivo], no le eche mano, y la levante?

(Mt 12:12) Por lo tanto ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días sábados [días de reposo o festivos].

(Mt 12:13) Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.

Los fariseos conspiran contra Jesús
 (Lc 6:11)
(Mt 12:14) Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.

(Mt 12:15) Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,

(Mt 12:16) y les encargaba rigurosamente que no le descubriesen;

Jesús el siervo escogido
(Mt 12:17) para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:

(Mt 12:18) He aquí mi siervo, a quien he escogido; Mi Amado, en quien se agrada mi alma; Pondré mi Espíritu sobre él, Y a los gentiles anunciará juicio.

(Mt 12:19) No contenderá, ni voceará, Ni nadie oirá en las calles su voz.

(Mt 12:20) La caña cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque a victoria el juicio.

(Mt 12:21) Y en su nombre esperarán los gentiles.

Jesús libera a un endemoniado
 (Lc 11:14)
(Mt 12:22) Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.

(Mt 12:23) Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?

La blasfemia contra el Espíritu Santo
 (Mr 3:20-30; Lc 11:15-23)
(Mt 12:24) Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.

(Mt 12:25) Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado [devastado, destruido], y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.

(Mt 12:26) Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, por lo tanto, permanecerá su reino?

(Mt 12:27) Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan sus [de ustedes] hijos? Por tanto, ellos serán sus [de ustedes] jueces.

(Mt 12:28) Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a ustedes el reino de Dios.

(Mt 12:29) Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.

(Mt 12:30) El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

(Mt 12:31) Por tanto les digo: Todo pecado e injuria [calumnia, blasfemia] será perdonado a los hombres; mas la injuria [calumnia, blasfemia] contra el Espíritu no les será perdonada.

(Mt 12:32) A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.

(Mt 12:33) O hagan el árbol bueno, y su fruto bueno, o hagan el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.

(Mt 12:34) ¡Generación de víboras! ¿Cómo pueden hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

(Mt 12:35) El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.

(Mt 12:36) Mas yo les digo que de toda declaración ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.

(Mt 12:37) Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

La generación maligna busca señal
 (Lc 11:29-32)
(Mt 12:38) Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.

(Mt 12:39) El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.

(Mt 12:40) Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

(Mt 12:41) Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar.

(Mt 12:42) La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.

El espíritu inmundo que vuelve
 (Lc 11:24-26)
(Mt 12:43) Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.

(Mt 12:44) Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.

(Mt 12:45) Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, habitan [residen, moran] allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también sucederá a esta mala generación.

La madre y los hermanos de Jesús
 (Mr 3:31-35; Lc 8:19-21)
(Mt 12:46) Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar.

(Mt 12:47) Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar.

(Mt 12:48) Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?

(Mt 12:49) Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

(Mt 12:50) Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.

Parábola del sembrador
 (Mr 4:1-9; Lc 8:4-8)
(Mt 13:1) Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.

(Mt 13:2) Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.

(Mt 13:3) Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.

(Mt 13:4) Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.

(Mt 13:5) Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;

(Mt 13:6) pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.

(Mt 13:7) Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.

(Mt 13:8) Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.

(Mt 13:9) El que tiene oídos para oír, escuche.

Motivo de las parábolas
 (Mr 4:10-12; Lc 8:9-10)
(Mt 13:10) Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por  qué les hablas por parábolas?

(Mt 13:11) El respondiendo, les dijo : Porque a ustedes les es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.

(Mt 13:12) Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

(Mt 13:13) Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

(Mt 13:14) De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oirán, y no entenderán; Y viendo verán, y no percibirán.

(Mt 13:15) Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y escuchen con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.

(Mt 13:16) Pero dichosos [afortunados, bienaventurados] sus [de ustedes] ojos, porque ven; y sus [de ustedes] oídos, porque oyen.

(Mt 13:17) Porque de cierto les digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que ven, y no lo vieron; y oír lo que oyen, y no lo oyeron.

Explicación de la parábola del sembrador
 (Mr 4:13-20; Lc 8:11-15)
(Mt 13:18) Escuchen, por lo tanto, ustedes la parábola del sembrador:

(Mt 13:19) Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.

(Mt 13:20) Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;

(Mt 13:21) pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, puesto que al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.

(Mt 13:22) El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

(Mt 13:23) Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

Parábola del trigo y la cizaña
(Mt 13:24) Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

(Mt 13:25) pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

(Mt 13:26) Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

(Mt 13:27) Vinieron entonces los esclavos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, por lo tanto, tiene cizaña?

(Mt 13:28) El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los esclavos le dijeron: ¿Quieres, por lo tanto, que vayamos y la arranquemos?

(Mt 13:29) El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquen también con ella el trigo.

(Mt 13:30) Dejen crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recojan primero la cizaña, y atenla en manojos para quemarla; pero recojan el trigo en mi granero.

Parábola del grano de mostaza
 (Mr 4:30-32; Lc 13:18-19)
(Mt 13:31) Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;

(Mt 13:32) el cual de hecho es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

Parábola de la levadura en la masa
 (Lc 13:20-21)
(Mt 13:33) Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

El porqué de hablar con  parábolas
 (Mr 4:33-34)
(Mt 13:34) Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;

(Mt 13:35) para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.

Explicación de la Parábola de la cizaña
(Mt 13:36) Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

(Mt 13:37) Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

(Mt 13:38) El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

(Mt 13:39) El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

(Mt 13:40) De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.

(Mt 13:41) Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad [maldad grande, gran injusticia, perversidad extrema],

(Mt 13:42) y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

(Mt 13:43) Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, escuche.

Parábola del tesoro escondido
(Mt 13:44) Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene , y compra aquel campo.

Parábola de la perla de gran precio
(Mt 13:45) También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas,

(Mt 13:46) que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

Parábola de la red
(Mt 13:47) Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

(Mt 13:48) y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

(Mt 13:49) Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

(Mt 13:50) y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Cosas nuevas y cosas viejas
(Mt 13:51) Jesús les dijo: ¿Han entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor.

(Mt 13:52) El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

Jesús en Nazaret
 (Mr 6:1-6; Lc 4:16-30)
(Mt 13:53) Sucedió que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí.

(Mt 13:54) Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros [poderes]?

(Mt 13:55) ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?

(Mt 13:56) ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, por lo tanto, tiene éste todas estas cosas?

(Mt 13:57) Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.

(Mt 13:58) Y no hizo allí muchos milagros [poderes], a causa de la incredulidad de ellos.

La muerte de Juan el Bautista
 (Mr 6:14-29; Lc 9:7-9)
(Mt 14:1) En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la noticia de Jesús,

(Mt 14:2) y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.

(Mt 14:3) Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;

(Mt 14:4) porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.

(Mt 14:5) Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta.

(Mt 14:6) Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes,

(Mt 14:7) por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese.

(Mt 14:8) Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista.

(Mt 14:9) Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen,

(Mt 14:10) y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.

(Mt 14:11) Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre.

(Mt 14:12) Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús.

Jesús alimenta a cinco mil
 (Mr 6:30-44; Lc 9:10-17; Jn 6:1-14)
(Mt 14:13) Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.

(Mt 14:14) Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.

(Mt 14:15) Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.

(Mt 14:16) Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; denles ustedes de comer.

(Mt 14:17) Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.

(Mt 14:18) El les dijo: Tráiganmelos acá.

(Mt 14:19) Entonces mandó a la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.

(Mt 14:20) Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.

(Mt 14:21) Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Jesús anda sobre el mar
 (Mr 6:45-52; Jn 6:15-21)
(Mt 14:22) En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.

(Mt 14:23) Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

(Mt 14:24) Y ya la barca estaba en el medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.

(Mt 14:25) Mas a la cuarta vigilia de a noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.

(Mt 14:26) Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron [agitaron, inquietaron], diciendo : ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.

(Mt 14:27) Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tengan ánimo; yo soy, no teman!

(Mt 14:28) Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

(Mt 14:29) Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

(Mt 14:30) Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!

(Mt 14:31) Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

(Mt 14:32) Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.

(Mt 14:33) Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Jesús en Genesaret
 (Mr 6:53-56)
(Mt 14:34) Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret.

(Mt 14:35) Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;

(Mt 14:36) y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.

Lo que contamina al hombre
 (Mr 7:1-23)
(Mt 15:1) Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:

(Mt 15:2) ¿Por  qué tus discípulos quebrantan la tradición [instrucción rudimentaria] de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.

(Mt 15:3) Respondiendo él, les dijo: ¿Por  qué también ustedes quebrantan el mandamiento de Dios por su [de ustedes] tradición [instrucción rudimentaria]?

(Mt 15:4) Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.

(Mt 15:5) Pero ustedes dicen: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi dádiva a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte,

(Mt 15:6) ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así han invalidado el mandamiento de Dios por su [de ustedes] tradición [instrucción rudimentaria].

(Mt 15:7) Hipócritas, bien profetizó de ustedes Isaías, cuando dijo:

(Mt 15:8) Este pueblo TM [se acercan a mi con sus bocas] de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.

(Mt 15:9) Puesto que en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

(Mt 15:10) Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Escuchen, y entiendan:

(Mt 15:11) No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

(Mt 15:12) Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?

(Mt 15:13) Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.

(Mt 15:14) Déjenlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.

(Mt 15:15) Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.

(Mt 15:16) Jesús dijo: ¿También ustedes son aún sin entendimiento?

(Mt 15:17) ¿No entienden que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?

(Mt 15:18) Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.

(Mt 15:19) Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones [inmoralidades sexuales], los robos [hurtos], los falsos testimonios [mentiras], las injurias [calumnias, blasfemias].

(Mt 15:20) Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.

La fe de una mujer cananea
 (Mr 7:24-30)
(Mt 15:21) Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.

(Mt 15:22) Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

(Mt 15:23) Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, puesto que da voces tras nosotros.

(Mt 15:24) El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

(Mt 15:25) Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!

(Mt 15:26) Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

(Mt 15:27) Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

(Mt 15:28) Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

(Mt 15:29) Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí.

(Mt 15:30) Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;

(Mt 15:31) de modo que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

Jesús alimenta a cuatro mil
 (Mr 8:1-10)
(Mt 15:32) Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.

(Mt 15:33) Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?

(Mt 15:34) Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tienen? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.

(Mt 15:35) Y mandó a la multitud que se recostase en tierra.

(Mt 15:36) Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.

(Mt 15:37) Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas.

(Mt 15:38) Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.


(Mt 15:39) Entonces, despedida la gente, entró en la barca, y vino a la región de Magdala. 

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