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RVI: JEREMIAS 1 - 13

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

JEREMÍAS

Llamamiento y misión de Jeremías
(Jer 1:1) Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín.

(Jer 1:2) Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado.

(Jer 1:3) Le vino también en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto.

(Jer 1:4) Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:

(Jer 1:5) Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.

(Jer 1:6) Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.

(Jer 1:7) Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.

(Jer 1:8) No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.

(Jer 1:9) Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.

(Jer 1:10) Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

(Jer 1:11) La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.

(Jer 1:12) Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.

(Jer 1:13) Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que hierve; y su superficie [faz] está hacia el norte.

(Jer 1:14) Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre todos los habitantes [moradores, residentes] de esta tierra.

(Jer 1:15) Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá «cada uno»* su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá.

(Jer 1:16) Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron.

(Jer 1:17) Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos.

(Jer 1:18) Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra.

(Jer 1:19) Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.

Jehová y la apostasía de Israel
(Jer 2:1) Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

(Jer 2:2) Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas detrás de mí en el desierto, en tierra no sembrada.

(Jer 2:3) Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová.

(Jer 2:4) Oigan la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.

(Jer 2:5) Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí sus [de ustedes] padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?

(Jer 2:6) Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?

(Jer 2:7) Y les introduje en tierra de abundancia, para que comiesen su fruto y su bien; pero entraron y contaminaron mi tierra, e hicieron abominable mi heredad [posesión].

(Jer 2:8) Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.

(Jer 2:9) Por tanto, contenderé aún con ustedes, dijo Jehová, y con los hijos de sus [de ustedes] hijos pleitearé.

(Jer 2:10) Porque pasen a las costas de Quitim y vean; y envíen a Cedar, y consideren cuidadosamente, y observen si se ha hecho cosa semejante a esta.

(Jer 2:11) ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.

(Jer 2:12) Espántense, cielos, sobre esto, y horrorícense; desálense enteramente [en gran manera, grandemente], dijo Jehová.

(Jer 2:13) Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

(Jer 2:14) ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa?

(Jer 2:15) Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.

(Jer 2:16) Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.

(Jer 2:17) ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?

(Jer 2:18) Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Eufrates?

(Jer 2:19) Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

(Jer 2:20) Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te echabas como prostituta [ramera].

(Jer 2:21) Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?

(Jer 2:22) Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.

(Jer 2:23) ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino,

(Jer 2:24) asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán.

(Jer 2:25) Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir.

(Jer 2:26) Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se avergonzará la casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,

(Jer 2:27) que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos.

(Jer 2:28) ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.

(Jer 2:29) ¿Por qué porfías conmigo? Todos ustedes prevaricaron contra mí, dice Jehová.

(Jer 2:30) En vano he azotado a sus [de ustedes] hijos; no han recibido corrección. Su [de ustedes] espada devoró a sus [de ustedes] profetas como león destrozador.

(Jer 2:31) ¡Oh generación! atiendan ustedes a la palabra de Jehová. ¿ He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?

(Jer 2:32) ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.

(Jer 2:33) ¿Por qué adornas tu camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus caminos.

(Jer 2:34) Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas cosas dices:

(Jer 2:35) Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado.

(Jer 2:36) ¿Para qué discurres tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria.

(Jer 2:37) También de allí saldrás con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.

(Jer 3:1) Dicen: Si «alguno»* dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová.

(Jer 3:2) Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra.

(Jer 3:3) Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de prostituta [ramera], y no quisiste tener vergüenza.

(Jer 3:4) A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?

(Jer 3:5) ¿Guardará su enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas maldades pudiste.

Jehová exhorta a Israel y a Judá al arrepentimiento
(Jer 3:6) Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica.

(Jer 3:7) Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá.

(Jer 3:8) Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.

(Jer 3:9) Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.

(Jer 3:10) Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová.

(Jer 3:11) Y me dijo Jehová: Ha resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá.

(Jer 3:12) Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo.

(Jer 3:13) Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.

(Jer 3:14) Conviértanse, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy su [de ustedes] esposo; y les tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y les introduciré en Sion;

(Jer 3:15) y les daré pastores según mi corazón, que les apacienten con ciencia y con inteligencia.

(Jer 3:16) Y sucederá [acontecerá] que cuando se multipliquen y crezcan en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto [alianza, convenio, acuerdo] de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra.

(Jer 3:17) En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.

(Jer 3:18) En aquellos tiempos irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a sus [de ustedes] padres.

(Jer 3:19) Yo preguntaba: ¿Cómo les pondré por hijos, y les daré la tierra deseable, la rica heredad [posesión] de las naciones? Y dije: Me llamaran: Padre mío, y no se apartaran de detrás de mí.

(Jer 3:20) Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricaron contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová.

(Jer 3:21) Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado.

(Jer 3:22) Conviértanse, hijos rebeldes, y sanaré sus [de ustedes] rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios.

(Jer 3:23) Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel.

(Jer 3:24) Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.

(Jer 3:25) Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos escuchado la voz de Jehová nuestro Dios.

(Jer 4:1) Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá para allá,

(Jer 4:2) y jurares: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán.

(Jer 4:3) Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Aren campo para ustedes, y no siembren entre espinos.

(Jer 4:4) Circuncídense a Jehová, y quiten el prepucio de su [ustedes] corazón, varones de Judá y habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de sus [de ustedes] obras.

(Jer 4:5) Anuncien en Judá, y proclamen en Jerusalén, y digan: Toquen trompeta en la tierra; pregonen, júntense, y digan: Reúnanse, y entrémonos en las ciudades fortificadas.

(Jer 4:6) Alcen bandera en Sion, huyan, no se detengan; porque yo hago venir mal del norte, y quebrantamiento grande.

(Jer 4:7) El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en devastación [ruina, asolamiento]; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador.

(Jer 4:8) Por esto vístanse de cilicio, endechen y aúllen; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.

(Jer 4:9) En aquel día, dice Jehová, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.

(Jer 4:10) Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente enteramente [en gran manera, grandemente] has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendrán; pues la espada ha venido hasta el alma.

(Jer 4:11) En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.

(Jer 4:12) Viento más vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.

(Jer 4:13) He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque entregados somos a despojo!

(Jer 4:14) Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad [gran maldad e injusticia]?

(Jer 4:15) Porque una voz trae las nuevas desde Dan, y hace oír la calamidad desde el monte de Efraín.

(Jer 4:16) Digan a las naciones: He aquí, hagan oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá.

(Jer 4:17) Como guardas de campo estuvieron en derredor de ella, porque se rebeló contra mí, dice Jehová.

(Jer 4:18) Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.

(Jer 4:19) ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.

(Jer 4:20) Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.

(Jer 4:21) ¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de oír sonido de trompeta?

(Jer 4:22) Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron.

(Jer 4:23) Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz.

(Jer 4:24) Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.

(Jer 4:25) Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido.

(Jer 4:26) Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira.

(Jer 4:27) Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo.

(Jer 4:28) Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello.

(Jer 4:29) Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador «alguno

(Jer 4:30) Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te despreciarán tus amantes, buscarán tu vida.

(Jer 4:31) Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.

Impiedad de Jerusalén y de Judá
(Jer 5:1) Recorran las calles de Jerusalén, y vean ahora, e infórmense; busquen en sus plazas a ver si hallan hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré.

(Jer 5:2) Aunque digan: Vive Jehová, juran falsamente.

(Jer 5:3) Oh Jehová, ¿ no miran tus ojos a la verdad? Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron convertirse.

(Jer 5:4) Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.

(Jer 5:5) Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.

(Jer 5:6) Por tanto, el león de la selva los matará, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere será arrebatado; porque sus rebeliones se han multiplicado, se han aumentado sus deslealtades.

(Jer 5:7) ¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron, y en casa de prostitutas [rameras] se juntaron en compañías.

(Jer 5:8) Como caballos bien alimentados, «cada cual»* relinchaba tras la mujer de su prójimo.

(Jer 5:9) ¿ No había de castigar esto? dijo Jehová. De una nación como esta, ¿no se había de vengar mi alma?

(Jer 5:10) Escalen sus muros y destruyan, pero no del todo; quiten las almenas de sus muros, porque no son de Jehová.

(Jer 5:11) Porque resueltamente se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de Judá, dice Jehová.

(Jer 5:12) Negaron a Jehová, y dijeron: El no es, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos espada ni hambre;

(Jer 5:13) antes los profetas serán como viento, porque no hay en ellos palabra; así se hará a ellos.

(Jer 5:14) Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque dijeron esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá.

(Jer 5:15) He aquí yo traigo sobre ustedes gente de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; gente robusta, gente antigua, gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare.

(Jer 5:16) Su aljaba como sepulcro abierto, todos valientes.

(Jer 5:17) Y comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos y a tus hijas; comerá tus ovejas y tus vacas, comerá tus viñas y tus higueras, y a espada convertirá en nada tus ciudades fortificadas en que confías.

(Jer 5:18) No obstante, en aquellos días, dice Jehová, no les destruiré del todo.

(Jer 5:19) Y cuando dijeren: ¿Por qué Jehová el Dios nuestro hizo con nosotros todas estas cosas?, entonces les dirás: De la manera que me dejaron a mí, y sirvieron a dioses ajenos en su [de ustedes] tierra, así servirán a extraños en tierra ajena.

(Jer 5:20) Anuncien esto en la casa de Jacob, y hagan que esto se oiga en Judá, diciendo:

(Jer 5:21) Oigan ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye:

(Jer 5:22) ¿A mí no me temerán? dice Jehová. ¿No se amedrentaran ante mí, que puse arena por término al mar, por ordenación eterna la cual no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán.

(Jer 5:23) No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se fueron.

(Jer 5:24) Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega.

(Jer 5:25) Sus [de ustedes] iniquidades [grandes maldades e injusticias] han estorbado estas cosas, y sus [de ustedes] pecados apartaron de ustedes el bien.

(Jer 5:26) Porque fueron hallados en mi pueblo impíos [irreverentes y sin ley]; acechaban como quien pone lazos, pusieron trampa para cazar hombres.

(Jer 5:27) Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos.

(Jer 5:28) Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron.

(Jer 5:29) ¿No castigaré esto? dice Jehová; ¿y de tal gente no se vengará mi alma?

(Jer 5:30) Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra;

(Jer 5:31) los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, harán «cuando llegue el fin? »

El juicio contra Jerusalén y Judá
(Jer 6:1) Huyan, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén, y toquen bocina en Tecoa, y alcen por señal humo sobre Bet haquerem; porque del norte se ha visto mal, y quebrantamiento grande.

(Jer 6:2) Destruiré a la bella y delicada hija de Sion.

(Jer 6:3) Contra ella vendrán pastores y sus rebaños; junto a ella plantarán sus tiendas alrededor; «cada uno»* apacentará «en su lugar

(Jer 6:4) Anuncien guerra contra ella; levántense y asaltémosla a mediodía. ¡Ay de nosotros! que va cayendo ya el día, que las sombras de la tarde se han extendido.

(Jer 6:5) Levántense y asaltemos de noche, y destruyamos sus palacios.

(Jer 6:6) Porque así dijo Jehová de los ejércitos: Corten árboles, y levanten vallado contra Jerusalén; esta es la ciudad que ha de ser castigada; toda ella está llena de violencia.

(Jer 6:7) Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas, así ella nunca cesa de manar su maldad; injusticia y robo se oyen en ella; continuamente en mi presencia, enfermedad y herida.

(Jer 6:8) Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada.

(Jer 6:9) Así dijo Jehová de los ejércitos: Del todo rebuscarán como a vid el resto de Israel; vuelve tu mano como vendimiador entre los sarmientos.

(Jer 6:10) ¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman.

(Jer 6:11) Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el viejo como el «muy anciano

(Jer 6:12) Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades [posesiones] y también sus mujeres; porque extenderé mi mano sobre los habitantes [moradores, residentes] de la tierra, dice Jehová.

(Jer 6:13) Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores.

(Jer 6:14) Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.

(Jer 6:15) ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación [cosa repugnante]? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.

(Jer 6:16) Así dijo Jehová: Párense en los caminos, y vean, y pregunten por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y vayan por él, y hallaran descanso para su [de ustedes] alma. Mas dijeron: No andaremos.

(Jer 6:17) Puse también sobre ustedes atalayas, que dijesen: Escuchen al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.

(Jer 6:18) Por tanto, oigan, naciones, y entiendan, oh congregación, lo que sucederá.

(Jer 6:19) Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley.

(Jer 6:20) ¿Para qué a mí este incienso de Sabá, y la buena caña olorosa de tierra lejana? Sus [de ustedes] holocaustos no son aceptables, ni sus [de ustedes] sacrificios me agradan.

(Jer 6:21) Por tanto, Jehová dice esto: He aquí yo pongo a este pueblo tropiezos, y caerán en ellos los padres y los hijos juntamente; el vecino y su compañero perecerán.

(Jer 6:22) Así ha dicho Jehová: He aquí que viene pueblo de la tierra del norte, y una nación grande se levantará de los confines de la tierra.

(Jer 6:23) Arco y jabalina empuñarán; crueles son, y no tendrán misericordia; su estruendo brama como el mar, y montarán a caballo como hombres dispuestos para la guerra, contra ti, oh hija de Sion.

(Jer 6:24) Su fama oímos, y nuestras manos se descoyuntaron; se apoderó de nosotros angustia, dolor como de mujer que está de parto.

(Jer 6:25) No salgas al campo, ni andes por el camino; porque espada de enemigo y temor hay por todas partes.

(Jer 6:26) Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; ponte luto como por hijo único, llanto de amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destruidor.

(Jer 6:27) Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás, pues, y examinarás el camino de ellos.

(Jer 6:28) Todos ellos son rebeldes, porfiados, andan chismeando; son bronce y hierro; todos ellos son corruptores.

(Jer 6:29) Se quemó el fuelle, por el fuego se ha consumido el plomo; en vano fundió el fundidor, pues la escoria no se ha arrancado.

(Jer 6:30) Plata desechada los llamarán, porque Jehová los desechó.

Mejorad vuestros caminos y vuestras obras
(Jer 7:1) Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:

(Jer 7:2) Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oigan palabra de Jehová, todo Judá, los que entran por estas puertas para adorar a Jehová.

(Jer 7:3) Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejoren sus [de ustedes] caminos y sus [de ustedes] obras, y les haré morar en este lugar.

(Jer 7:4) No fíen en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este.

(Jer 7:5) Pero si mejoraren cumplidamente sus [de ustedes] caminos y sus [de ustedes] obras; si con verdad hicieren justicia entre el hombre y su prójimo,

(Jer 7:6) y no oprimieren al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramaren la sangre inocente, ni anduvieren detrás de dioses ajenos para mal suyo [de ustedes],

(Jer 7:7) les haré morar en este lugar, en la tierra que di a sus [de ustedes] padres «para siempre

(Jer 7:8) He aquí, ustedes confían en palabras de mentira, que no aprovechan.

(Jer 7:9) Hurtando [robando], matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocieron,

(Jer 7:10) ¿vendrán y se pondrán delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y dirán: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones?

(Jer 7:11) ¿Es cueva de ladrones delante de sus [de ustedes] ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová.

(Jer 7:12) Vayan ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y observen lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.

(Jer 7:13) Ahora, pues, por cuanto ustedes han hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque les hablé «desde temprano y sin cesar,»* no oyeron, y les llamé, y no respondieron;

(Jer 7:14) haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que ustedes confían, y a este lugar que di a ustedes y a sus [de ustedes] padres, como hice a Silo.

(Jer 7:15) Les echaré de mi presencia, como eché a todos sus [de ustedes] hermanos, a toda la generación de Efraín.

(Jer 7:16) Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.

(Jer 7:17) ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?

(Jer 7:18) Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.

(Jer 7:19) ¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová. ¿No obran más bien ellos mismos su propia confusión?

(Jer 7:20) Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; se encenderán, y no se apagarán.

Castigo de la rebelión de Judá
(Jer 7:21) Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadan sus [de ustedes] holocaustos sobre sus [de ustedes] sacrificios, y coman la carne.

(Jer 7:22) Porque no hablé yo con sus [de ustedes] padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto.

(Jer 7:23) Mas esto les mandé, diciendo: Escuchen mi voz, y seré a ustedes por Dios, y ustedes me serán por pueblo; y anden en todo camino que les mande, para que les vaya bien.

(Jer 7:24) Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante,

(Jer 7:25) desde el día que sus [de ustedes] padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y les envié todos los profetas mis esclavos [siervos, sirvientes], «enviándolos desde temprano y sin cesar;»*

(Jer 7:26) pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.

(Jer 7:27) Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, y no te responderán.

(Jer 7:28) Les dirás, por tanto: Esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada.

(Jer 7:29) Corta tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha aborrecido y dejado la generación objeto de su ira.

(Jer 7:30) Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola.

(Jer 7:31) Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.

(Jer 7:32) Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar.

(Jer 7:33) Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante.

(Jer 7:34) Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra será devastada [arruinada, desolada].

(Jer 8:1) En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén, fuera de sus sepulcros;

(Jer 8:2) y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, detrás de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la superficie [faz] de la tierra.

(Jer 8:3) Y escogerá la muerte antes que la vida todo el resto que quede de esta mala generación, en todos los lugares adonde arroje yo a los que queden, dice Jehová de los ejércitos.

(Jer 8:4) Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve al camino?

(Jer 8:5) ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, y no han querido volverse.

(Jer 8:6) Escuché y oí; no hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla.

(Jer 8:7) Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.

(Jer 8:8) ¿Cómo dicen: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas.

(Jer 8:9) Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?

(Jer 8:10) Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño.

(Jer 8:11) Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.

(Jer 8:12) ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación [cosa repugnante]? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.

(Jer 8:13) Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.

(Jer 8:14) ¿Por qué nos estamos sentados? Reúnanse, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová.

(Jer 8:15) Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación [tormento, agobio, alteración].

(Jer 8:16) Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a los habitantes [moradores, residentes] de ella.

(Jer 8:17) Porque he aquí que yo envío sobre ustedes serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, y les morderán, dice Jehová.

Lamento sobre Judá y Jerusalén
(Jer 8:18) A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí.

(Jer 8:19) He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿ No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?

(Jer 8:20) Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.

(Jer 8:21) Quebrantado [despedazado] estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.

(Jer 8:22) ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?

(Jer 9:1) ¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!

(Jer 9:2) ¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores.

(Jer 9:3) Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.

(Jer 9:4) Guárdese «cada uno»* de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando.

(Jer 9:5) Y «cada uno»* engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente.

(Jer 9:6) Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová.

(Jer 9:7) Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo?

(Jer 9:8) Flecha [saeta] afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas.

(Jer 9:9) ¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?

(Jer 9:10) Por los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron.

(Jer 9:11) Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en devastación [ruina, asolamiento] en que no quede morador.

Amenaza de ruina y exilio
(Jer 9:12) ¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase?

(Jer 9:13) Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella;

(Jer 9:14) antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y detrás de los baales, según les enseñaron sus padres.

(Jer 9:15) Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.

(Jer 9:16) Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada detrás de ellos, hasta que los acabe.

(Jer 9:17) Así dice Jehová de los ejércitos: Consideren, y llamen plañideras que vengan; busquen a las hábiles en su oficio;

(Jer 9:18) y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados se destilen en aguas.

(Jer 9:19) Porque de Sion fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! Enteramente [en gran manera, grandemente] hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas.

(Jer 9:20) Oigan, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y su [de ustedes] oído reciba la palabra de su boca: Enseñen endechas a sus [de ustedes] hijas, y lamentación «cada una»* a su amiga.

(Jer 9:21) Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.

(Jer 9:22) Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la superficie [faz] del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.

El conocimiento de Dios es la gloria del hombre
(Jer 9:23) Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.

(Jer 9:24) Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

(Jer 9:25) He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso;

(Jer 9:26) a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que habitan [moran, residen] en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.

Los falsos dioses y el Dios verdadero 
(Jer 10:1) Oigan la palabra que Jehová ha hablado sobre ustedes, oh casa de Israel.

(Jer 10:2) Así dijo Jehová: No aprendan el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengan temor, aunque las naciones las teman.

(Jer 10:3) Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril.

(Jer 10:4) Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva.

(Jer 10:5) Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengan temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.

(Jer 10:6) No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.

(Jer 10:7) ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti.

(Jer 10:8) Todos se infatuarán y entontecerán. Enseñanza de vanidades es el leño.

(Jer 10:9) Traerán plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra del artífice, y de manos del fundidor; los vestirán de azul y de púrpura, obra de peritos es todo.

(Jer 10:10) Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.

(Jer 10:11) Les dirán así: Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparezcan de la tierra y de debajo de los cielos.

(Jer 10:12) El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría;

(Jer 10:13) a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo último [postrero] de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.

(Jer 10:14) Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella.

(Jer 10:15) Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán.

(Jer 10:16) No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad [posesión]; Jehová de los ejércitos es su nombre.

Asolamiento de Judá
(Jer 10:17) Recoge de las tierras tus mercaderías, la que moras en lugar fortificado.

(Jer 10:18) Porque así ha dicho Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda los habitantes [moradores, residentes] de la tierra, y los afligiré, para que lo sientan.

(Jer 10:19) ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla.

(Jer 10:20) Mi tienda está destruida, y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos me han abandonado y perecieron; no hay ya más quien levante mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas.

(Jer 10:21) Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no prosperaron, y todo su ganado se esparció.

(Jer 10:22) He aquí que voz de rumor viene, y alboroto grande de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades de Judá, en morada de chacales.

(Jer 10:23) Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.

(Jer 10:24) Castígame, oh Jehová, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles.

(Jer 10:25) Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y sobre las naciones que no invocan tu nombre; porque se comieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.

El pecado violado
(Jer 11:1) Palabra que vino de Jehová a Jeremías, diciendo:

(Jer 11:2) Oigan las palabras de este pacto [alianza, convenio, acuerdo], y hablen a todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén.

(Jer 11:3) Y les dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto [alianza, convenio, acuerdo],

(Jer 11:4) el cual mandé a sus [de ustedes] padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oigan mi voz, y cumplan mis palabras, conforme a todo lo que les mando; y me serán por pueblo, y yo seré a ustedes por Dios;

(Jer 11:5) para que confirme el juramento que hice a sus [de ustedes] padres, que les daría la tierra que fluye leche y miel, como en este día. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.

(Jer 11:6) Y Jehová me dijo: Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Oigan las palabras de este pacto [alianza, convenio, acuerdo], y pónganlas por obra.

(Jer 11:7) Porque solemnemente protesté a sus [de ustedes] padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta «el día de hoy,»* diciendo: Oigan mi voz.

(Jer 11:8) Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron «cada uno»* tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto [alianza, convenio, acuerdo], el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.

(Jer 11:9) Y me dijo Jehová: Conspiración se ha hallado entre los varones de Judá, y entre los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén.

(Jer 11:10) Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto [alianza, convenio, acuerdo], el cual había yo concertado con sus padres.

(Jer 11:11) Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los oiré.

(Jer 11:12) E irán las ciudades de Judá y los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén, y clamarán a los dioses a los cuales queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su mal.

(Jer 11:13) Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal.

(Jer 11:14) Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en el día que en su aflicción clamen a mí.

(Jer 11:15) ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo? ¿Puedes gloriarte de eso?

(Jer 11:16) Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas.

(Jer 11:17) Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal.

Complot contra Jeremías
(Jer 11:18) Y Jehová me lo hizo saber, y lo conocí; entonces me hiciste ver sus obras.

(Jer 11:19) Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre.

(Jer 11:20) Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas [inquieres, analizas] la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.

(Jer 11:21) Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos;

(Jer 11:22) así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré; los jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre,

(Jer 11:23) y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo.

Queja de Jeremías y respuesta de Dios
(Jer 12:1) Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos [irreverentes y sin ley], y tienen bien todos los que se portan deslealmente?

(Jer 12:2) Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones.

(Jer 12:3) Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza.

(Jer 12:4) ¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella habitan [moran, residen], faltaron los ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.

(Jer 12:5) Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?

(Jer 12:6) Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron grito detrás de ti. No los creas cuando bien te hablen.

(Jer 12:7) He dejado mi casa, desamparé mi heredad [posesión], he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos.

(Jer 12:8) Mi heredad [posesión] fue para mí como león en la selva; contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí.

(Jer 12:9) ¿Es mi heredad [posesión] para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿No están contra ella aves de rapiña en derredor? Vengan, reúnanse, ustedes todas las fieras del campo, vengan a devorarla.

(Jer 12:10) Muchos pastores han destruido mi viña, hollaron mi heredad [posesión], convirtieron en desierto y soledad mi heredad [posesión] preciosa.

(Jer 12:11) Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí devastada [arruinada, desolada]; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre «que reflexionase.»*

(Jer 12:12) Sobre todas las alturas del desierto vinieron destruidores; porque la espada de Jehová devorará desde un extremo de la tierra hasta el otro; no habrá paz para ninguna carne.

(Jer 12:13) Sembraron trigo, y segaron espinos; tuvieron la heredad [posesión], mas no aprovecharon nada; se avergonzarán de sus frutos, a causa de la ardiente ira de Jehová.

(Jer 12:14) Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad [posesión] que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá.

(Jer 12:15) Y después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver «cada uno»* a su heredad [posesión] y «cada cual»* a su tierra.

(Jer 12:16) Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo.

(Jer 12:17) Mas si no oyeren, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola, dice Jehová.

La señal de cinto podrido
(Jer 13:1) Así me dijo Jehová: Ve y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en agua.

(Jer 13:2) Y compré el cinto conforme a la palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos.

(Jer 13:3) Vino a mí segunda vez palabra de Jehová, diciendo:

(Jer 13:4) Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate y vete al Eufrates, y escóndelo allá en la hendidura de una peña.

(Jer 13:5) Fui, pues, y lo escondí junto al Eufrates, como Jehová me mandó.

(Jer 13:6) Y sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate y vete al Eufrates, y toma de allí el cinto que te mandé esconder allá.

(Jer 13:7) Entonces fui al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.

(Jer 13:8) Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

(Jer 13:9) Así ha dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén.

(Jer 13:10) Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va detrás de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno.

(Jer 13:11) Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon.

La señal de las tinajas llenas
(Jer 13:12) Les dirás, pues, esta palabra: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Toda tinaja se llenará de vino. Y ellos te dirán: ¿ No sabemos que toda tinaja se llenará de vino?

(Jer 13:13) Entonces les dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los habitantes [moradores, residentes] de esta tierra, y a los reyes de la estirpe de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén;

(Jer 13:14) y los quebrantaré «el uno contra el otro,»* los padres con los hijos igualmente, dice Jehová; no perdonaré, ni tendré piedad ni misericordia, para no destruirlos.

Judá será  llevada en cautiverio
(Jer 13:15) Escuchen y oigan; no se envanezcan, pues Jehová ha hablado.

(Jer 13:16) Den gloria a Jehová Dios suyo [de ustedes], antes que haga venir tinieblas, y antes que sus [de ustedes] pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperen luz, y se la vuelva en sombra de muerte y tinieblas.

(Jer 13:17) Mas si no oyeren esto, en secreto llorará mi alma a causa de su [ustedes] soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo.

(Jer 13:18) Di al rey y a la reina: Humíllense, siéntense en tierra; porque la corona de su [ustedes] gloria ha caído de sus [de ustedes] cabezas.

(Jer 13:19) Las ciudades del Neguev fueron cerradas, y no hubo quien las abriese; toda Judá fue transportada, llevada en cautiverio fue toda ella.

(Jer 13:20) Alcen sus [de ustedes] ojos, y observen a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue dado, tu hermosa grey?

(Jer 13:21) ¿Qué dirás cuando él ponga como cabeza sobre ti a aquellos a los cuales tú enseñaste a ser tus amigos? ¿ No te darán dolores como de mujer que está de parto?

(Jer 13:22) Si dijeres en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto? Por la enormidad de tu maldad fueron descubiertas tus faldas, fueron desnudados tus calcañares.

(Jer 13:23) ¿Mudará [cambiará, se convertirá] el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podrán ustedes hacer bien, estando habituados [instruidos, discipulados, acostumbrados, adoctrinados] a hacer mal?

(Jer 13:24) Por tanto, yo los esparciré al viento del desierto, como tamo que pasa.

(Jer 13:25) Esta es tu suerte, la porción que yo he medido para ti, dice Jehová, porque te olvidaste de mí y confiaste en la mentira.

(Jer 13:26) Yo, pues, descubriré también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia,

(Jer 13:27) tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás «al fin»* limpia? ¿Cuánto tardarás tú en purificarte?

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