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JEREMÍAS
Llamamiento y misión de Jeremías
(Jer 1:1) Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los
sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín.
(Jer 1:2) Palabra de Jehová que le
vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero
de su reinado.
(Jer 1:3) Le vino también en días de Joacim hijo de Josías,
rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de
Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes
quinto.
(Jer 1:4) Vino, pues, palabra
de Jehová a mí, diciendo:
(Jer 1:5) Antes que te formase en el vientre te conocí, y
antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
(Jer 1:6) Y yo dije: ¡Ah! ¡ah,
Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.
(Jer 1:7) Y me dijo Jehová: No
digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que
te mande.
(Jer 1:8) No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.
(Jer 1:9) Y extendió Jehová su
mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu
boca.
(Jer 1:10) Mira que te he
puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para
destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.
(Jer 1:11) La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara
de almendro.
(Jer 1:12) Y me dijo Jehová:
Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra.
(Jer 1:13) Vino a mí la palabra
de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que
hierve; y su superficie [faz]
está hacia el norte.
(Jer 1:14) Me dijo Jehová: Del
norte se soltará el mal sobre todos los habitantes [moradores, residentes] de esta tierra.
(Jer 1:15) Porque he aquí que yo convoco a todas las familias
de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá «cada uno»* su campamento a la entrada de las puertas de
Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de
Judá.
(Jer 1:16) Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e incensaron a
dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron.
(Jer 1:17) Tú, pues, ciñe tus
lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos,
para que no te haga yo quebrantar delante de ellos.
(Jer 1:18) Porque he aquí que yo
te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y
como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus
príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra.
(Jer 1:19) Y pelearán contra
ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.
Jehová y la apostasía de Israel
(Jer 2:1) Vino a mí palabra de
Jehová, diciendo:
(Jer 2:2) Anda y clama a los
oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la
fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas detrás de
mí en el desierto, en tierra no sembrada.
(Jer 2:3) Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos
frutos. Todos los que le devoraban eran culpables;
mal venía sobre ellos, dice Jehová.
(Jer 2:4) Oigan la palabra de
Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel.
(Jer 2:5) Así dijo Jehová:
¿Qué maldad hallaron en mí sus [de
ustedes] padres, que se alejaron de
mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?
(Jer 2:6) Y no dijeron: ¿Dónde
está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el
desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de
muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre?
(Jer 2:7) Y les introduje en tierra de abundancia, para que
comiesen su fruto y su bien; pero entraron y contaminaron mi tierra, e hicieron abominable mi heredad [posesión].
(Jer 2:8) Los sacerdotes no dijeron:
¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se
rebelaron contra mí, y los profetas
profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.
(Jer 2:9) Por tanto, contenderé aún con ustedes, dijo Jehová, y con los hijos de sus [de ustedes] hijos pleitearé.
(Jer 2:10) Porque pasen a las
costas de Quitim y vean; y envíen a Cedar, y consideren cuidadosamente, y
observen si se ha hecho cosa semejante a esta.
(Jer 2:11) ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo,
mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.
(Jer 2:12) Espántense, cielos,
sobre esto, y horrorícense; desálense enteramente [en gran manera, grandemente], dijo Jehová.
(Jer 2:13) Porque dos males ha hecho
mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas,
cisternas rotas que no retienen agua.
(Jer 2:14) ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa?
(Jer 2:15) Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están
sus ciudades, sin morador.
(Jer 2:16) Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.
(Jer 2:17) ¿No te acarreó esto
el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino?
(Jer 2:18) Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto,
para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que
bebas agua del Eufrates?
(Jer 2:19) Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán;
sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y
faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
(Jer 2:20) Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré. Con
todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te echabas
como prostituta [ramera].
(Jer 2:21) Te planté de vid escogida, simiente verdadera
toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?
(Jer 2:22) Aunque te laves con
lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún
delante de mí, dijo Jehová el Señor.
(Jer 2:23) ¿Cómo puedes decir:
No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle,
conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino,
(Jer 2:24) asna montés acostumbrada al desierto, que en su
ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién
la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán.
(Jer 2:25) Guarda tus pies de
andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en
ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir.
(Jer 2:26) Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se avergonzará la casa de Israel, ellos, sus
reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,
(Jer 2:27) que dicen a un leño: Mi
padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la
cerviz, y no el rostro; y en el tiempo
de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos.
(Jer 2:28) ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti?
Levántense ellos, a ver si te podrán librar en
el tiempo de tu aflicción; porque según
el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.
(Jer 2:29) ¿Por qué porfías conmigo?
Todos ustedes prevaricaron contra mí, dice Jehová.
(Jer 2:30) En vano he azotado a
sus [de ustedes] hijos; no han
recibido corrección. Su [de ustedes] espada devoró a sus [de
ustedes] profetas como león
destrozador.
(Jer 2:31) ¡Oh generación!
atiendan ustedes a la palabra de Jehová. ¿ He
sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi
pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti?
(Jer 2:32) ¿Se olvida la virgen
de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí
por innumerables días.
(Jer 2:33) ¿Por qué adornas tu
camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus caminos.
(Jer 2:34) Aun en tus faldas se
halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito;
sin embargo, en todas estas cosas dices:
(Jer 2:35) Soy inocente,
de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque
dijiste: No he pecado.
(Jer 2:36) ¿Para qué discurres
tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste
avergonzada de Asiria.
(Jer 2:37) También de allí saldrás
con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú
confiabas, y no prosperarás por ellos.
(Jer 3:1) Dicen: Si «alguno»* dejare a su
mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No
será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová.
(Jer 3:2) Alza tus ojos a las
alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te
sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado
la tierra.
(Jer 3:3) Por esta causa las aguas han sido detenidas, y
faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de prostituta
[ramera],
y no quisiste tener vergüenza.
(Jer 3:4) A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre
mío, guiador de mi juventud?
(Jer 3:5) ¿Guardará su enojo
para siempre? ¿Eternamente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas
maldades pudiste.
Jehová exhorta a Israel y a Judá al
arrepentimiento
(Jer 3:6) Me dijo Jehová en
días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va
sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica.
(Jer 3:7) Y dije: Después de
hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la
rebelde Judá.
(Jer 3:8) Ella vio que por
haber fornicado la rebelde Israel, yo
la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá
su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
(Jer 3:9) Y sucedió que por
juzgar ella cosa liviana su fornicación,
la tierra fue contaminada, y adulteró
con la piedra y con el leño.
(Jer 3:10) Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se
volvió a mí de todo corazón, sino
fingidamente, dice Jehová.
(Jer 3:11) Y me dijo Jehová: Ha
resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá.
(Jer 3:12) Ve y clama estas
palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no
haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no
guardaré para siempre el enojo.
(Jer 3:13) Reconoce, pues, tu
maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no
oíste mi voz, dice Jehová.
(Jer 3:14) Conviértanse, hijos rebeldes, dice Jehová, porque
yo soy su [de
ustedes] esposo; y les tomaré uno de
cada ciudad, y dos de cada familia, y les introduciré en Sion;
(Jer 3:15) y les daré pastores
según mi corazón, que les apacienten
con ciencia y con inteligencia.
(Jer 3:16) Y sucederá [acontecerá]
que cuando se multipliquen y crezcan en la tierra, en esos días, dice Jehová,
no se dirá más: Arca del pacto [alianza, convenio,
acuerdo] de Jehová; ni vendrá al
pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra.
(Jer 3:17) En aquel tiempo
llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas
las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más
tras la dureza de su malvado corazón.
(Jer 3:18) En aquellos tiempos
irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra
del norte a la tierra que hice heredar a sus [de ustedes] padres.
(Jer 3:19) Yo preguntaba: ¿Cómo
les pondré por hijos, y les daré la tierra deseable, la rica heredad [posesión] de las naciones? Y dije: Me llamaran: Padre mío, y no se apartaran de detrás
de mí.
(Jer 3:20) Pero como la esposa infiel
abandona a su compañero, así prevaricaron contra mí, oh casa de Israel, dice
Jehová.
(Jer 3:21) Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los
ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido
su camino, de Jehová su Dios se han olvidado.
(Jer 3:22) Conviértanse, hijos rebeldes, y sanaré sus [de
ustedes] rebeliones. He aquí nosotros
venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios.
(Jer 3:23) Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio
sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro
Dios está la salvación de Israel.
(Jer 3:24) Confusión consumió
el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas,
sus hijos y sus hijas.
(Jer 3:25) Yacemos en nuestra
confusión, y nuestra afrenta nos cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro
Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no
hemos escuchado la voz de Jehová nuestro Dios.
(Jer 4:1) Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a
mí. Y si quitares de delante de mí tus
abominaciones, y no anduvieres de acá para allá,
(Jer 4:2) y jurares: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia, entonces las naciones serán
benditas en él, y en él se gloriarán.
(Jer 4:3) Porque así dice
Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Aren campo para ustedes, y no
siembren entre espinos.
(Jer 4:4) Circuncídense a Jehová, y quiten el prepucio de su [ustedes]
corazón, varones de Judá y habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén; no sea
que mi ira salga como fuego, y se encienda y no
haya quien la apague, por la maldad de sus [de
ustedes] obras.
(Jer 4:5) Anuncien en Judá, y
proclamen en Jerusalén, y digan: Toquen trompeta en la tierra; pregonen,
júntense, y digan: Reúnanse, y entrémonos en las ciudades fortificadas.
(Jer 4:6) Alcen bandera en
Sion, huyan, no se detengan; porque yo hago venir mal del norte, y
quebrantamiento grande.
(Jer 4:7) El león sube de la
espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar
para poner tu tierra en devastación [ruina,
asolamiento]; tus ciudades quedarán
asoladas y sin morador.
(Jer 4:8) Por esto vístanse de
cilicio, endechen y aúllen; porque la ira de Jehová no se ha apartado de
nosotros.
(Jer 4:9) En aquel día, dice Jehová, desfallecerá el corazón
del rey y el corazón de los príncipes,
y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.
(Jer 4:10) Y dije: ¡Ay, ay,
Jehová Dios! Verdaderamente enteramente [en
gran manera, grandemente] has engañado a este pueblo y a Jerusalén,
diciendo: Paz tendrán; pues la espada ha venido
hasta el alma.
(Jer 4:11) En aquel tiempo
se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto
vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.
(Jer 4:12) Viento más vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.
(Jer 4:13) He aquí que subirá como nube, y su carro como
torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros,
porque entregados somos a despojo!
(Jer 4:14) Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que
seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos
de iniquidad [gran maldad e injusticia]?
(Jer 4:15) Porque una voz trae las nuevas desde Dan, y hace
oír la calamidad desde el monte de Efraín.
(Jer 4:16) Digan a las
naciones: He aquí, hagan oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana,
y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá.
(Jer 4:17) Como guardas de campo estuvieron en derredor de ella, porque se rebeló contra mí, dice
Jehová.
(Jer 4:18) Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu
maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
(Jer 4:19) ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras
de mi corazón; mi corazón se
agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.
(Jer 4:20) Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado;
porque toda la tierra es destruida; de repente
son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas.
(Jer 4:21) ¿Hasta cuándo he de ver
bandera, he de oír sonido de trompeta?
(Jer 4:22) Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para
hacer el mal, pero hacer el bien no supieron.
(Jer 4:23) Miré a la tierra, y
he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz.
(Jer 4:24) Miré a los montes, y
he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos.
(Jer 4:25) Miré, y no había
hombre, y todas las aves del cielo se habían ido.
(Jer 4:26) Miré, y he aquí el
campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de
Jehová, delante del ardor de su ira.
(Jer 4:27) Porque así dijo
Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo.
(Jer 4:28) Por esto se enlutará
la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me
arrepentí, ni desistiré de ello.
(Jer 4:29) Al estruendo de la gente de a caballo y de los
flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques, y
subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en
ellas morador «alguno.»
(Jer 4:30) Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro,
aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te despreciarán tus
amantes, buscarán tu vida.
(Jer 4:31) Porque oí una voz
como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de
Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.
Impiedad de Jerusalén y de Judá
(Jer 5:1) Recorran las calles de Jerusalén, y vean ahora, e infórmense; busquen en sus plazas a ver si
hallan hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré.
(Jer 5:2) Aunque digan: Vive Jehová, juran falsamente.
(Jer 5:3) Oh Jehová, ¿ no miran tus ojos a la verdad? Los
azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron
convertirse.
(Jer 5:4) Pero yo dije:
Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de
Jehová, el juicio de su Dios.
(Jer 5:5) Iré a los grandes, y
les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.
Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.
(Jer 5:6) Por tanto, el león de la selva los matará, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo
acechará sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere será arrebatado; porque
sus rebeliones se han multiplicado, se han aumentado sus deslealtades.
(Jer 5:7) ¿Cómo te he de
perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los
sacié, y adulteraron, y en casa de prostitutas
[rameras]
se juntaron en compañías.
(Jer 5:8) Como caballos bien alimentados, «cada cual»* relinchaba tras
la mujer de su prójimo.
(Jer 5:9) ¿ No había de castigar esto? dijo Jehová. De una nación como esta, ¿no se
había de vengar mi alma?
(Jer 5:10) Escalen sus muros y destruyan, pero no del todo; quiten las almenas de sus muros,
porque no son de Jehová.
(Jer 5:11) Porque resueltamente se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de Judá, dice
Jehová.
(Jer 5:12) Negaron a Jehová, y
dijeron: El no es, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos espada ni hambre;
(Jer 5:13) antes los profetas
serán como viento, porque no hay en ellos
palabra; así se hará a ellos.
(Jer 5:14) Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los
ejércitos: Porque dijeron esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por
leña, y los consumirá.
(Jer 5:15) He aquí yo traigo sobre ustedes gente de lejos, oh
casa de Israel, dice Jehová; gente robusta,
gente antigua, gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare.
(Jer 5:16) Su aljaba como sepulcro abierto, todos valientes.
(Jer 5:17) Y comerá tu mies y
tu pan, comerá a tus hijos y a tus hijas; comerá tus ovejas y tus vacas, comerá
tus viñas y tus higueras, y a espada convertirá en nada tus ciudades
fortificadas en que confías.
(Jer 5:18) No obstante, en aquellos días, dice Jehová, no les destruiré del todo.
(Jer 5:19) Y cuando dijeren:
¿Por qué Jehová el Dios nuestro hizo con nosotros todas estas cosas?, entonces
les dirás: De la manera que me dejaron a mí, y sirvieron a dioses ajenos en su [de ustedes] tierra, así servirán a extraños en tierra ajena.
(Jer 5:20) Anuncien esto en la
casa de Jacob, y hagan que esto se oiga en Judá, diciendo:
(Jer 5:21) Oigan ahora esto,
pueblo necio y sin corazón, que tiene
ojos y no ve, que tiene oídos y no oye:
(Jer 5:22) ¿A mí no me temerán?
dice Jehová. ¿No se amedrentaran ante mí, que puse arena por término al mar,
por ordenación eterna la cual no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no
prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán.
(Jer 5:23) No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se
fueron.
(Jer 5:24) Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro,
que da lluvia temprana y tardía en su tiempo,
y nos guarda los tiempos establecidos
de la siega.
(Jer 5:25) Sus [de ustedes]
iniquidades [grandes
maldades e injusticias] han estorbado
estas cosas, y sus [de ustedes]
pecados apartaron de ustedes el bien.
(Jer 5:26) Porque fueron hallados
en mi pueblo impíos [irreverentes y sin
ley]; acechaban como quien pone
lazos, pusieron trampa para cazar hombres.
(Jer 5:27) Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas
de engaño; así se hicieron grandes y ricos.
(Jer 5:28) Se engordaron y se pusieron lustrosos, y
sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la
causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de
los pobres no juzgaron.
(Jer 5:29) ¿No castigaré
esto? dice Jehová; ¿y de tal gente no se vengará
mi alma?
(Jer 5:30) Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra;
(Jer 5:31) los profetas
profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían
por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, harán «cuando llegue el fin? »
El juicio contra Jerusalén y Judá
(Jer 6:1) Huyan, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén,
y toquen bocina en Tecoa, y alcen por señal humo sobre Bet haquerem; porque del
norte se ha visto mal, y quebrantamiento grande.
(Jer 6:2) Destruiré a la bella
y delicada hija de Sion.
(Jer 6:3) Contra ella vendrán pastores y sus rebaños; junto a
ella plantarán sus tiendas alrededor; «cada uno»*
apacentará «en
su lugar.»
(Jer 6:4) Anuncien guerra
contra ella; levántense y asaltémosla a mediodía. ¡Ay de nosotros! que va
cayendo ya el día, que las sombras de la tarde se han extendido.
(Jer 6:5) Levántense y asaltemos
de noche, y destruyamos sus palacios.
(Jer 6:6) Porque así dijo
Jehová de los ejércitos: Corten árboles, y levanten vallado contra Jerusalén;
esta es la ciudad que ha de ser castigada;
toda ella está llena de violencia.
(Jer 6:7) Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas, así
ella nunca cesa de manar su maldad; injusticia y robo se oyen en ella;
continuamente en mi presencia, enfermedad y herida.
(Jer 6:8) Corrígete,
Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta
en desierto, en tierra inhabitada.
(Jer 6:9) Así dijo Jehová de
los ejércitos: Del todo rebuscarán como a vid el resto de Israel; vuelve tu
mano como vendimiador entre los sarmientos.
(Jer 6:10) ¿A quién hablaré y
amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no
pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la
aman.
(Jer 6:11) Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy
cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la
reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la
mujer, tanto el viejo como el «muy anciano.»
(Jer 6:12) Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades [posesiones] y también sus mujeres; porque
extenderé mi mano sobre los habitantes [moradores, residentes] de la tierra, dice
Jehová.
(Jer 6:13) Porque desde el más chico de ellos hasta el más
grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta
hasta el sacerdote, todos son engañadores.
(Jer 6:14) Y curan la herida de
mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
(Jer 6:15) ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación [cosa repugnante]? Ciertamente no se han
avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por
tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue
caerán, dice Jehová.
(Jer 6:16) Así dijo Jehová:
Párense en los caminos, y vean, y pregunten por las sendas antiguas, cuál sea
el buen camino, y vayan por él, y hallaran descanso para su [de ustedes] alma. Mas
dijeron: No andaremos.
(Jer 6:17) Puse también sobre ustedes atalayas, que dijesen:
Escuchen al sonido de la trompeta. Y dijeron
ellos: No escucharemos.
(Jer 6:18) Por tanto, oigan,
naciones, y entiendan, oh congregación, lo que sucederá.
(Jer 6:19) Oye, tierra: He aquí
yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos;
porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley.
(Jer 6:20) ¿Para qué a mí este incienso de Sabá, y la buena
caña olorosa de tierra lejana? Sus [de ustedes]
holocaustos no son aceptables, ni sus [de
ustedes] sacrificios me agradan.
(Jer 6:21) Por tanto, Jehová dice
esto: He aquí yo pongo a este pueblo tropiezos, y caerán en ellos los padres y
los hijos juntamente; el vecino y su compañero perecerán.
(Jer 6:22) Así ha dicho Jehová:
He aquí que viene pueblo de la tierra del norte, y una nación grande se
levantará de los confines de la tierra.
(Jer 6:23) Arco y jabalina empuñarán;
crueles son, y no tendrán misericordia; su estruendo brama como el mar, y
montarán a caballo como hombres dispuestos para la guerra, contra ti, oh hija
de Sion.
(Jer 6:24) Su fama oímos, y
nuestras manos se descoyuntaron; se apoderó de nosotros angustia, dolor como de
mujer que está de parto.
(Jer 6:25) No salgas al campo,
ni andes por el camino; porque espada de enemigo y temor hay por todas partes.
(Jer 6:26) Hija de mi pueblo, cíñete
de cilicio, y revuélcate en ceniza; ponte luto como por hijo único, llanto de
amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destruidor.
(Jer 6:27) Por fortaleza
te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás,
pues, y examinarás el camino de ellos.
(Jer 6:28) Todos ellos son
rebeldes, porfiados, andan chismeando; son bronce y hierro; todos ellos son
corruptores.
(Jer 6:29) Se quemó el fuelle, por el fuego se ha consumido el
plomo; en vano fundió el fundidor, pues la escoria no se ha arrancado.
(Jer 6:30) Plata desechada los llamarán, porque Jehová los desechó.
Mejorad vuestros caminos y vuestras
obras
(Jer 7:1) Palabra de Jehová que vino
a Jeremías, diciendo:
(Jer 7:2) Ponte a la puerta de
la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oigan palabra de Jehová,
todo Judá, los que entran por estas puertas para adorar a Jehová.
(Jer 7:3) Así ha dicho Jehová
de los ejércitos, Dios de Israel: Mejoren sus [de ustedes] caminos y sus [de
ustedes] obras, y les haré morar en
este lugar.
(Jer 7:4) No fíen en palabras
de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este.
(Jer 7:5) Pero si mejoraren
cumplidamente sus [de ustedes]
caminos y sus [de ustedes] obras; si
con verdad hicieren justicia entre el hombre y su prójimo,
(Jer 7:6) y no oprimieren al
extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramaren la sangre inocente,
ni anduvieren detrás de dioses ajenos para mal suyo [de ustedes],
(Jer 7:7) les haré morar en este lugar, en la tierra que di a sus [de
ustedes] padres «para siempre.»
(Jer 7:8) He aquí, ustedes
confían en palabras de mentira, que no aprovechan.
(Jer 7:9) Hurtando [robando], matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando
tras dioses extraños que no conocieron,
(Jer 7:10) ¿vendrán y se pondrán delante de mí en esta casa
sobre la cual es invocado mi nombre, y dirán:
Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones?
(Jer 7:11) ¿Es cueva de ladrones delante de sus [de ustedes] ojos esta casa sobre la cual es
invocado mi nombre? He aquí que también yo lo
veo, dice Jehová.
(Jer 7:12) Vayan ahora a mi
lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y observen lo que le
hice por la maldad de mi pueblo Israel.
(Jer 7:13) Ahora, pues, por cuanto ustedes han hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque les hablé «desde temprano y sin cesar,»* no oyeron, y les
llamé, y no respondieron;
(Jer 7:14) haré también a esta
casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que ustedes confían, y a este
lugar que di a ustedes y a sus [de
ustedes] padres, como hice a Silo.
(Jer 7:15) Les echaré de mi
presencia, como eché a todos sus [de
ustedes] hermanos, a toda la generación
de Efraín.
(Jer 7:16) Tú, pues, no ores
por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque
no te oiré.
(Jer 7:17) ¿No ves lo que éstos
hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
(Jer 7:18) Los hijos recogen la leña, los padres encienden el
fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y
para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme
a ira.
(Jer 7:19) ¿Me provocarán ellos
a ira? dice Jehová. ¿No obran más bien ellos mismos su propia confusión?
(Jer 7:20) Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí
que mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar, sobre los hombres, sobre
los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; se
encenderán, y no se apagarán.
Castigo de la rebelión de Judá
(Jer 7:21) Así ha dicho Jehová
de los ejércitos, Dios de Israel: Añadan sus [de
ustedes] holocaustos sobre sus [de
ustedes] sacrificios, y coman la
carne.
(Jer 7:22) Porque no hablé yo
con sus [de ustedes] padres,
ni nada les mandé acerca de holocaustos y de
víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto.
(Jer 7:23) Mas esto les mandé,
diciendo: Escuchen mi voz, y seré a ustedes por Dios, y ustedes me serán por
pueblo; y anden en todo camino que les mande, para que les vaya bien.
(Jer 7:24) Y no oyeron ni
inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su
corazón malvado, y fueron hacia atrás y
no hacia adelante,
(Jer 7:25) desde el día que sus [de
ustedes] padres salieron de la tierra
de Egipto hasta hoy. Y les envié todos los profetas
mis esclavos [siervos, sirvientes], «enviándolos desde temprano y sin cesar;»*
(Jer 7:26) pero no me oyeron ni
inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus
padres.
(Jer 7:27) Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no
te oirán; los llamarás, y no te responderán.
(Jer 7:28) Les dirás, por
tanto: Esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad,
y de la boca de ellos fue cortada.
(Jer 7:29) Corta tu cabello, y
arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha aborrecido y
dejado la generación objeto de su ira.
(Jer 7:30) Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus
abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola.
(Jer 7:31) Y han edificado los
lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al
fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.
(Jer 7:32) Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová,
en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo
de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber
lugar.
(Jer 7:33) Y serán los cuerpos
muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la
tierra; y no habrá quien las espante.
(Jer 7:34) Y haré cesar de las
ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de
alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra será
devastada [arruinada, desolada].
(Jer 8:1) En aquel tiempo,
dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos
de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos
de los habitantes [moradores, residentes]
de Jerusalén, fuera de sus sepulcros;
(Jer 8:2) y los esparcirán al sol y a la luna
y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, detrás
de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No
serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la superficie [faz] de la tierra.
(Jer 8:3) Y escogerá la muerte
antes que la vida todo el resto que quede de esta mala generación, en todos los lugares adonde arroje yo a los que
queden, dice Jehová de los ejércitos.
(Jer 8:4) Les dirás asimismo:
Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve
al camino?
(Jer 8:5) ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, y no han
querido volverse.
(Jer 8:6) Escuché y oí; no
hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he
hecho? Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con
ímpetu a la batalla.
(Jer 8:7) Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y
la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo
de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.
(Jer 8:8) ¿Cómo dicen:
Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha
cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas.
(Jer 8:9) Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron
consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen?
(Jer 8:10) Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a
quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño.
(Jer 8:11) Y curaron la herida
de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
(Jer 8:12) ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación [cosa repugnante]? Ciertamente no se han
avergonzado en lo más mínimo, ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto,
entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.
(Jer 8:13) Los cortaré del
todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se
caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.
(Jer 8:14) ¿Por qué nos estamos
sentados? Reúnanse, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí;
porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber
aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová.
(Jer 8:15) Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y
he aquí turbación [tormento, agobio, alteración].
(Jer 8:16) Desde Dan se oyó el
bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda
la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a
los habitantes [moradores, residentes]
de ella.
(Jer 8:17) Porque he aquí que yo envío sobre ustedes serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, y les morderán, dice Jehová.
Lamento sobre Judá y Jerusalén
(Jer 8:18) A causa de mi fuerte dolor, mi corazón
desfallece en mí.
(Jer 8:19) He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que
viene de la tierra lejana: ¿ No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey?
¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de
talla, con vanidades ajenas?
(Jer 8:20) Pasó la siega,
terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.
(Jer 8:21) Quebrantado [despedazado] estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo;
entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.
(Jer 8:22) ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico?
¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de
mi pueblo?
(Jer 9:1) ¡Oh, si mi cabeza se
hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los
muertos de la hija de mi pueblo!
(Jer 9:2) ¡Oh, quién me diese
en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de
ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de
prevaricadores.
(Jer 9:3) Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal
procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.
(Jer 9:4) Guárdese «cada
uno»* de su compañero, y en ningún hermano
tenga confianza; porque todo hermano engaña con
falacia, y todo compañero anda calumniando.
(Jer 9:5) Y «cada uno»* engaña a su
compañero, y ninguno habla verdad;
acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente.
(Jer 9:6) Su morada está en medio del engaño; por muy
engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová.
(Jer 9:7) Por tanto, así ha dicho
Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué
más he de hacer por la hija de mi pueblo?
(Jer 9:8) Flecha [saeta]
afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con
su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas.
(Jer 9:9) ¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová. De tal nación, ¿no se
vengará mi alma?
(Jer 9:10) Por los montes levantaré
lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron
desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde las
aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron.
(Jer 9:11) Reduciré a Jerusalén
a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en
devastación [ruina, asolamiento]
en que no quede morador.
Amenaza de ruina y exilio
(Jer 9:12) ¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién
habló la boca de Jehová, para que pueda
declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como
desierto, hasta no haber quien pase?
(Jer 9:13) Dijo Jehová: Porque
dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni
caminaron conforme a ella;
(Jer 9:14) antes se fueron tras
la imaginación de su corazón, y detrás
de los baales, según les enseñaron sus padres.
(Jer 9:15) Por tanto, así ha dicho
Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré
a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.
(Jer 9:16) Y los esparciré
entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada detrás
de ellos, hasta que los acabe.
(Jer 9:17) Así dice Jehová de
los ejércitos: Consideren, y llamen plañideras que vengan; busquen a las
hábiles en su oficio;
(Jer 9:18) y dense prisa, y
levanten llanto por nosotros, y desháganse nuestros ojos en lágrimas, y
nuestros párpados se destilen en aguas.
(Jer 9:19) Porque de Sion fue oída
voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! Enteramente [en gran manera, grandemente] hemos sido
avergonzados, porque abandonamos la tierra,
porque han destruido nuestras moradas.
(Jer 9:20) Oigan, pues, oh
mujeres, palabra de Jehová, y su [de
ustedes] oído reciba la palabra de su
boca: Enseñen endechas a sus [de ustedes]
hijas, y lamentación «cada una»* a su amiga.
(Jer 9:21) Porque la muerte ha subido
por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los
niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.
(Jer 9:22) Habla: Así ha dicho
Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la
superficie [faz] del campo, y
como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.
El conocimiento de Dios es la gloria
del hombre
(Jer 9:23) Así dijo Jehová: No
se alabe el sabio en su sabiduría, ni
en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
(Jer 9:24) Mas alábese en esto
el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que
hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero,
dice Jehová.
(Jer 9:25) He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo
incircunciso;
(Jer 9:26) a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y
de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que habitan [moran, residen] en el desierto; porque todas
las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.
Los falsos dioses y el Dios
verdadero
(Jer 10:1) Oigan la palabra que
Jehová ha hablado sobre ustedes, oh casa de Israel.
(Jer 10:2) Así dijo Jehová: No
aprendan el camino de las naciones, ni de las señales
del cielo tengan temor, aunque las naciones las teman.
(Jer 10:3) Porque las costumbres
de los pueblos son vanidad; porque leño del
bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril.
(Jer 10:4) Con plata y oro lo adornan;
con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva.
(Jer 10:5) Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengan temor
de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
(Jer 10:6) No hay semejante a ti,
oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío.
(Jer 10:7) ¿Quién no te temerá,
oh Rey de las naciones? Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los
sabios de las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti.
(Jer 10:8) Todos se infatuarán y entontecerán. Enseñanza de
vanidades es el leño.
(Jer 10:9) Traerán plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra
del artífice, y de manos del fundidor; los vestirán de azul y de púrpura, obra
de peritos es todo.
(Jer 10:10) Mas Jehová es el Dios verdadero;
él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden
sufrir su indignación.
(Jer 10:11) Les dirán así: Los
dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparezcan de la tierra y de
debajo de los cielos.
(Jer 10:12) El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría;
(Jer 10:13) a su voz se produce muchedumbre de aguas en el
cielo, y hace subir las nubes de lo último [postrero] de la tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus
depósitos.
(Jer 10:14) Todo hombre se embrutece,
y le falta ciencia; se avergüenza de su
ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de fundición, y no hay espíritu en ella.
(Jer 10:15) Vanidad son, obra
vana; al tiempo de su castigo perecerán.
(Jer 10:16) No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su
heredad [posesión]; Jehová de
los ejércitos es su nombre.
Asolamiento de Judá
(Jer 10:17) Recoge de las
tierras tus mercaderías, la que moras en lugar fortificado.
(Jer 10:18) Porque así ha dicho
Jehová: He aquí que esta vez arrojaré con honda los habitantes [moradores, residentes] de la tierra, y los
afligiré, para que lo sientan.
(Jer 10:19) ¡Ay de mí, por mi
quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad
mía es esta, y debo sufrirla.
(Jer 10:20) Mi tienda está destruida,
y todas mis cuerdas están rotas; mis hijos me han abandonado y perecieron; no
hay ya más quien levante mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas.
(Jer 10:21) Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová; por tanto, no prosperaron, y
todo su ganado se esparció.
(Jer 10:22) He aquí que voz de rumor viene, y alboroto grande
de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades de Judá,
en morada de chacales.
(Jer 10:23) Conozco, oh Jehová,
que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar
sus pasos.
(Jer 10:24) Castígame, oh
Jehová, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles.
(Jer 10:25) Derrama tu enojo
sobre los pueblos que no te conocen, y sobre las naciones que no invocan tu
nombre; porque se comieron a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han
asolado su morada.
El pecado violado
(Jer 11:1) Palabra que vino de
Jehová a Jeremías, diciendo:
(Jer 11:2) Oigan las palabras
de este pacto [alianza,
convenio, acuerdo], y hablen a todo
varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén.
(Jer 11:3) Y les dirás tú: Así
dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de
este pacto [alianza, convenio,
acuerdo],
(Jer 11:4) el cual mandé a sus [de ustedes] padres el día que los saqué de la
tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oigan mi voz, y cumplan mis
palabras, conforme a todo lo que les mando; y me
serán por pueblo, y yo seré a ustedes por Dios;
(Jer 11:5) para que confirme el juramento que hice a sus [de ustedes] padres, que les daría la tierra
que fluye leche y miel, como en este día. Y respondí
y dije: Amén, oh Jehová.
(Jer 11:6) Y Jehová me dijo:
Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de
Jerusalén, diciendo: Oigan las palabras de este pacto
[alianza, convenio, acuerdo], y pónganlas por
obra.
(Jer 11:7) Porque solemnemente protesté a sus [de ustedes]
padres el día que les hice subir de la tierra de
Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta «el día de hoy,»*
diciendo: Oigan mi voz.
(Jer 11:8) Pero no oyeron, ni
inclinaron su oído, antes se fueron «cada
uno»* tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas
las palabras de este pacto [alianza, convenio, acuerdo], el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.
(Jer 11:9) Y me dijo Jehová: Conspiración se ha hallado entre los varones de Judá, y entre los
habitantes [moradores, residentes]
de Jerusalén.
(Jer 11:10) Se han vuelto a las maldades de sus primeros
padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses
ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto [alianza, convenio, acuerdo], el cual
había yo concertado con sus padres.
(Jer 11:11) Por tanto, así ha dicho
Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a
mí, y no los oiré.
(Jer 11:12) E irán las ciudades
de Judá y los habitantes [moradores,
residentes] de Jerusalén, y clamarán
a los dioses a los cuales queman ellos incienso, los cuales no los podrán
salvar en el tiempo de su mal.
(Jer 11:13) Porque según el número de tus ciudades fueron tus
dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh Jerusalén, pusiste los
altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal.
(Jer 11:14) Tú, pues, no ores
por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en
el día que en su aflicción clamen a mí.
(Jer 11:15) ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo
hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y las carnes
santificadas de las víctimas pueden evitarte el castigo?
¿Puedes gloriarte de eso?
(Jer 11:16) Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer,
llamó Jehová tu nombre. A la voz de recio
estrépito hizo encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas.
(Jer 11:17) Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha
pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad
que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con
incensar a Baal.
Complot contra Jeremías
(Jer 11:18) Y Jehová me lo hizo saber,
y lo conocí; entonces me hiciste ver sus obras.
(Jer 11:19) Y yo era como
cordero inocente que llevan a degollar,
pues no entendía que maquinaban designios contra mí, diciendo: Destruyamos el
árbol con su fruto, y cortémoslo de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria de su nombre.
(Jer 11:20) Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con
justicia, que escudriñas [inquieres,
analizas] la mente y el corazón, vea
yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.
(Jer 11:21) Por tanto, así ha dicho
Jehová acerca de los varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No
profetices en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos;
(Jer 11:22) así, pues, ha dicho
Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los castigaré;
los jóvenes morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán de hambre,
(Jer 11:23) y no quedará
remanente de ellos, pues yo traeré mal sobre los varones de Anatot, el año de
su castigo.
Queja de Jeremías y respuesta de Dios
(Jer 12:1) Justo eres tú, oh
Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti.
¿Por qué es prosperado el camino de los impíos [irreverentes y sin ley], y tienen bien todos los que se portan deslealmente?
(Jer 12:2) Los plantaste, y
echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero
lejos de sus corazones.
(Jer 12:3) Pero tú, oh Jehová,
me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a
ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza.
(Jer 12:4) ¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por
la maldad de los que en ella habitan [moran,
residen], faltaron los ganados y las
aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.
(Jer 12:5) Si corriste con los
de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra
de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán?
(Jer 12:6) Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun
ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron
grito detrás de ti. No los creas cuando bien te hablen.
(Jer 12:7) He dejado mi casa, desamparé mi heredad [posesión], he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos.
(Jer 12:8) Mi heredad [posesión]
fue para mí como león en la selva; contra mí dio
su rugido; por tanto, la aborrecí.
(Jer 12:9) ¿Es mi heredad [posesión]
para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿No están contra ella aves de rapiña en derredor? Vengan, reúnanse, ustedes
todas las fieras del campo, vengan a devorarla.
(Jer 12:10) Muchos pastores han destruido mi viña, hollaron mi heredad [posesión], convirtieron en desierto y soledad mi heredad [posesión] preciosa.
(Jer 12:11) Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí devastada [arruinada,
desolada]; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre «que reflexionase.»*
(Jer 12:12) Sobre todas las alturas del desierto vinieron
destruidores; porque la espada de Jehová devorará desde un extremo de la tierra
hasta el otro; no habrá paz para ninguna carne.
(Jer 12:13) Sembraron trigo, y
segaron espinos; tuvieron la heredad [posesión], mas no aprovecharon nada; se avergonzarán de sus
frutos, a causa de la ardiente ira de Jehová.
(Jer 12:14) Así dijo Jehová
contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad [posesión] que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de
su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá.
(Jer 12:15) Y después que los
haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver «cada uno»* a
su heredad [posesión] y «cada cual»* a
su tierra.
(Jer 12:16) Y si cuidadosamente
aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive
Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán
prosperados en medio de mi pueblo.
(Jer 12:17) Mas si no oyeren,
arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola, dice Jehová.
La señal de cinto podrido
(Jer 13:1) Así me dijo Jehová:
Ve y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en
agua.
(Jer 13:2) Y compré el cinto
conforme a la palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos.
(Jer 13:3) Vino a mí segunda
vez palabra de Jehová, diciendo:
(Jer 13:4) Toma el cinto que
compraste, que está sobre tus lomos, y levántate y vete al Eufrates, y
escóndelo allá en la hendidura de una peña.
(Jer 13:5) Fui, pues, y lo
escondí junto al Eufrates, como Jehová me mandó.
(Jer 13:6) Y sucedió que
después de muchos días me dijo Jehová: Levántate y vete al Eufrates, y toma de
allí el cinto que te mandé esconder allá.
(Jer 13:7) Entonces fui al
Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí
que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.
(Jer 13:8) Y vino a mí palabra
de Jehová, diciendo:
(Jer 13:9) Así ha dicho Jehová:
Así haré podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén.
(Jer 13:10) Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras,
que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va detrás de dioses ajenos
para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que
para ninguna cosa es bueno.
(Jer 13:11) Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la
casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por
pueblo y por fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon.
La señal de las tinajas llenas
(Jer 13:12) Les dirás, pues,
esta palabra: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Toda tinaja se llenará de
vino. Y ellos te dirán: ¿ No sabemos que toda tinaja se llenará de vino?
(Jer 13:13) Entonces les dirás:
Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los habitantes [moradores, residentes] de esta tierra, y a
los reyes de la estirpe de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los habitantes [moradores, residentes] de Jerusalén;
(Jer 13:14) y los quebrantaré «el uno contra el otro,»*
los padres con los hijos igualmente, dice Jehová; no perdonaré, ni tendré piedad ni misericordia, para no
destruirlos.
Judá será llevada en cautiverio
(Jer 13:15) Escuchen y oigan; no
se envanezcan, pues Jehová ha hablado.
(Jer 13:16) Den gloria a Jehová
Dios suyo [de ustedes], antes
que haga venir tinieblas, y antes que sus [de
ustedes] pies tropiecen en montes de
oscuridad, y esperen luz, y se la vuelva en sombra de muerte y tinieblas.
(Jer 13:17) Mas si no oyeren
esto, en secreto llorará mi alma a causa de su [ustedes] soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque
el rebaño de Jehová fue hecho cautivo.
(Jer 13:18) Di al rey y a la
reina: Humíllense, siéntense en tierra; porque la corona de su [ustedes] gloria ha caído de sus [de
ustedes] cabezas.
(Jer 13:19) Las ciudades del Neguev fueron cerradas, y no hubo
quien las abriese; toda Judá fue transportada,
llevada en cautiverio fue toda ella.
(Jer 13:20) Alcen sus [de
ustedes] ojos, y observen a los que vienen del norte.
¿Dónde está el rebaño que te fue dado, tu
hermosa grey?
(Jer 13:21) ¿Qué dirás cuando él
ponga como cabeza sobre ti a aquellos a los cuales tú enseñaste a ser tus
amigos? ¿ No te darán dolores como de mujer que está de parto?
(Jer 13:22) Si dijeres en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto? Por
la enormidad de tu maldad fueron descubiertas tus faldas, fueron desnudados tus calcañares.
(Jer 13:23) ¿Mudará [cambiará, se convertirá] el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así
también, ¿podrán ustedes hacer bien, estando habituados
[instruidos,
discipulados, acostumbrados, adoctrinados] a hacer mal?
(Jer 13:24) Por tanto, yo los esparciré al viento del desierto,
como tamo que pasa.
(Jer 13:25) Esta es tu suerte, la porción que yo he medido para ti,
dice Jehová, porque te olvidaste de mí y confiaste en la mentira.
(Jer 13:26) Yo, pues, descubriré
también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia,
(Jer 13:27) tus adulterios,
tus relinchos, la maldad de tu fornicación
sobre los collados; en el campo vi tus
abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás «al
fin»* limpia?
¿Cuánto tardarás tú en purificarte?