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RVI: ISAIAS 22 - 44

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

Profecía sobre el valle de la visión
(Is 22:1) Profecía sobre el valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que con todos los tuyos has subido sobre los terrados?

(Is 22:2) Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos a espada, ni muertos en guerra.

(Is 22:3) Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados; todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque habían huido lejos.

(Is 22:4) Por esto dije: Déjenme, «lloraré amargamente;»* no se afanen por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.

(Is 22:5) Porque día es de alboroto, de angustia y de confusión, de parte del Señor, Jehová de los ejércitos, en el valle de la visión, para derribar el muro, y clamar al monte.

(Is 22:6) Y Elam tomó aljaba, con carros y con jinetes, y Kir sacó el escudo.

(Is 22:7) Tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo acamparon a la puerta.

(Is 22:8) Y desnudó la cubierta de Judá; y miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque.

(Is 22:9) Vieron las brechas de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogieron las aguas del estanque de abajo.

(Is 22:10) Y contaron las casas de Jerusalén, y derribaron casas para fortificar el muro.

(Is 22:11) Hicieron foso entre los dos muros para las aguas del estanque viejo; y no tuvieron respeto al que lo hizo, ni miraron de lejos al que lo labró.

(Is 22:12) Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse el cabello y a vestir cilicio;

(Is 22:13) y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos.

(Is 22:14) Esto fue revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no les será perdonado hasta que mueran, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

Sebna será sustituido por Eliaquim
(Is 22:15) Jehová de los ejércitos dice así: Ve, entra a este tesorero, a Sebna el «mayordomo,»* y dile:

(Is 22:16) ¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe para sí morada en una peña?

(Is 22:17) He aquí que Jehová te transportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro.

(Is 22:18) Te echará a rodar con ímpetu, como a bola «por tierra extensa;»* allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor.

(Is 22:19) Y te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te empujaré.

(Is 22:20) En aquel día llamaré a mi esclavo [siervo, sirviente] Eliaquim hijo de Hilcías,

(Is 22:21) y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá.

(Is 22:22) Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.

(Is 22:23) Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre.

(Is 22:24) Colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros.

(Is 22:25) En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado; será quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque Jehová habló.

Profecía acerca de Tiro
(Is 23:1) Profecía sobre Tiro. Aúllen, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado.

(Is 23:2) Callen, habitantes [moradores, residentes] de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te abastecían.

(Is 23:3) Su provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también emporio de las naciones.

(Is 23:4) Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes.

(Is 23:5) Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro.

(Is 23:6) Pásense a Tarsis; aúllen, habitantes [moradores, residentes] de la costa.

(Is 23:7) ¿No era ésta su [de ustedes] ciudad alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos.

(Is 23:8) ¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?

(Is 23:9) Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra.

(Is 23:10) Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no tendrás ya más poder.

(Is 23:11) Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas sean destruidas.

(Is 23:12) Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo.

(Is 23:13) Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía; Asiria la fundó para los habitantes [moradores, residentes] del desierto. Levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas.

(Is 23:14) Aúllen, naves de Tarsis, porque destruida es su [de ustedes] fortaleza.

(Is 23:15) Sucederá [acontecerá] en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de prostituta [ramera].

(Is 23:16) Toma arpa, y rodea la ciudad, oh prostituta [ramera] olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada.

(Is 23:17) Y sucederá [acontecerá] que al fin de los setenta años visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre la superficie [faz] de la tierra.

(Is 23:18) Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente.

El juicio de Jehová sobre la tierra
(Is 24:1) He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su superficie [faz], y hace esparcir a sus habitantes [moradores, residentes].

(Is 24:2) Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al esclavo [siervo, sirviente], así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe.

(Is 24:3) La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.

(Is 24:4) Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra.

(Is 24:5) Y la tierra se contaminó bajo sus habitantes [moradores, residentes]; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto [alianza, convenio, acuerdo] sempiterno.

(Is 24:6) Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus habitantes [moradores, residentes] fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.

(Is 24:7) Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón.

(Is 24:8) Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa.

(Is 24:9) No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren.

(Is 24:10) Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie.

(Is 24:11) Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra.

(Is 24:12) La ciudad quedó devastada [asolada], y con ruina fue derribada la puerta.

(Is 24:13) Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.

(Is 24:14) Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces.

(Is 24:15) Glorifiquen por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel.

(Is 24:16) De lo último [postrero] de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación [resolución legal injusta] de desleales.

(Is 24:17) Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra.

(Is 24:18) Y sucederá [acontecerá] que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra.

(Is 24:19) Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida.

(Is 24:20) Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.

(Is 24:21) Sucederá [acontecerá] en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra.

(Is 24:22) Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días.

(Is 24:23) La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.

Cántico de alabanza por el favor de Jehová
(Is 25:1) Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza.

(Is 25:2) Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado.

(Is 25:3) Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas.

(Is 25:4) Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso [necesitado] en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro.

(Is 25:5) Como el calor en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo de los robustos.

(Is 25:6) Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados.

(Is 25:7) Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones.

(Is 25:8) Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.

(Is 25:9) Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.

(Is 25:10) Porque la mano de Jehová reposará en este monte; pero Moab será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar.

(Is 25:11) Y extenderá su mano por en medio de él, como la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus manos.

(Is 25:12) Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.

Cántico de confianza en la protección de Jehová
(Is 26:1) En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.

(Is 26:2) Abran las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.

(Is 26:3) Tú guardarás «en completa paz»* a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.

(Is 26:4) Confíen en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.

(Is 26:5) Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo.

(Is 26:6) La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos.

(Is 26:7) El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo.

(Is 26:8) También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma.

(Is 26:9) Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los habitantes [moradores, residentes] del mundo aprenden justicia.

(Is 26:10) Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad [gran maldad e injusticia], y no mirará a la majestad de Jehová.

(Is 26:11) Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.

(Is 26:12) Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras.

(Is 26:13) Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.

(Is 26:14) Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo.

(Is 26:15) Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra.

(Is 26:16) Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste.

(Is 26:17) Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová.

(Is 26:18) Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los habitantes [moradores, residentes] del mundo.

(Is 26:19) Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despierten y canten, habitantes [moradores, residentes] del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos.

(Is 26:20) Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

(Is 26:21) Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.

Liberación y regreso de Israel
(Is 27:1) En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.

(Is 27:2) En aquel día canten acerca de la viña del vino rojo.

(Is 27:3) Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe.

(Is 27:4) No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una.

(Is 27:5) ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo.

(Is 27:6) Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la superficie [faz] del mundo llenará de fruto.

(Is 27:7) ¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió, o ha sido muerto como los que lo mataron?

(Is 27:8) Con medida lo castigarás en sus vástagos. El los remueve con su recio viento en el día del aire solano.

(Is 27:9) De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad [gran maldad e injusticia] de Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera ni las imágenes del sol.

(Is 27:10) Porque la ciudad fortificada será devastada [arruinada, desolada], la ciudad habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y acabará sus ramas.

(Is 27:11) Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó.

(Is 27:12) Sucederá [acontecerá] en aquel día, que trillará Jehová desde el río Eufrates hasta el torrente de Egipto, y ustedes, hijos de Israel, serán reunidos uno a uno.

(Is 27:13) Sucederá [acontecerá] también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.

Condenación de Efraín
(Is 28:1) ¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino!

(Is 28:2) He aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso; como turbión de granizo y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba a tierra.

(Is 28:3) Con los pies será pisoteada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín.

(Is 28:4) Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la traga tan luego como la tiene a mano.

(Is 28:5) En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo;

(Is 28:6) y por espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta.

(Is 28:7) Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el juicio.

(Is 28:8) Porque toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta no haber lugar limpio.

(Is 28:9) ¿A quién se enseñará ciencia, o a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados? ¿a los arrancados de los pechos?

(Is 28:10) Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá;

(Is 28:11) porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo,

(Is 28:12) a los cuales él dijo: Este es el reposo; den reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír.

(Is 28:13) La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados [despedazados], enlazados y presos.

Amonestación a Jerusalén
(Is 28:14) Por tanto, varones burladores que gobiernan a este pueblo que está en Jerusalén, oigan la palabra de Jehová.

(Is 28:15) Por cuanto han dicho: Pacto [alianza, convenio, acuerdo] tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos;

(Is 28:16) por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure.

(Is 28:17) Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo.

(Is 28:18) Y será anulado su [de ustedes] pacto [alianza, convenio, acuerdo] con la muerte, y su [de ustedes] convenio con el Seol no será firme; cuando pase el turbión del azote, serán de él pisoteados.

(Is 28:19) Luego que comience a pasar, él les arrebatará; porque de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y será ciertamente espanto el entender lo oído.

(Is 28:20) La cama será corta para poder estirarse, y la manta estrecha para poder envolverse.

(Is 28:21) Porque Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación.

(Is 28:22) Ahora, pues, no se burlen, para que no se aprieten más sus [de ustedes] ataduras; porque destrucción ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos.

(Is 28:23) Estén atentos, y oigan mi voz; atiendan, y oigan mi dicho.

(Is 28:24) El que ara para sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra?

(Is 28:25) Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado?

(Is 28:26) Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto;

(Is 28:27) que el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara.

(Is 28:28) El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo.

(Is 28:29) También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría.

Ariel y sus enemigos
(Is 29:1) ¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadan un año a otro, las fiestas sigan su curso.

(Is 29:2) Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel.

(Is 29:3) Porque acamparé contra ti alrededor, y te sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti baluartes.

(Is 29:4) Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo.

(Is 29:5) Y la muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento.

(Is 29:6) Por Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor.

(Is 29:7) Y será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en apretura.

(Is 29:8) Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y «sediento;»* así será la multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion.

Ceguera e hipocresía de Israel
(Is 29:9) Deténganse y maravíllense; deslúmbrense [ofúsquense] y ciéguense; embriáguense, y no de vino; tambaleen, y no de sidra.

(Is 29:10) Porque Jehová derramó sobre ustedes espíritu de sueño, y cerró los ojos de sus [de ustedes] profetas, y puso velo sobre las cabezas de sus [de ustedes] videntes.

(Is 29:11) Y les será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado.

(Is 29:12) Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer.

(Is 29:13) Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;

(Is 29:14) por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.

(Is 29:15) ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?!

(Is 29:16) Su [de ustedes] perversidad ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado: No entendió?

Redención de Israel
(Is 29:17) ¿No se convertirá de aquí a muy poco tiempo el Líbano en campo fructífero, y el campo fértil será estimado por bosque?

(Is 29:18) En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.

(Is 29:19) Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.

(Is 29:20) Porque el violento será acabado, y el escarnecedor [burlador con agravio y tenacidad] será consumido; serán destruidos todos los que se desvelan para hacer iniquidad [gran maldad e injusticia],

(Is 29:21) los que hacen pecar al hombre en palabra; los que arman lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten la causa del justo con vanidad.

(Is 29:22) Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;

(Is 29:23) porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel.

(Is 29:24) Y los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.

La futilidad de confiar en Egipto
(Is 30:1) ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!

(Is 30:2) Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto.

(Is 30:3) Pero la fuerza de Faraón se les cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.

(Is 30:4) Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes,

(Is 30:5) todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y aun para oprobio.

(Is 30:6) Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho.

(Is 30:7) Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería estarse quietos.

(Is 30:8) Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día último [postrero], eternamente y para siempre.

(Is 30:9) Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;

(Is 30:10) que dicen a los videntes: No vean; y a los profetas: No nos profeticen lo recto, dígannos cosas halagüeñas, profeticen mentiras;

(Is 30:11) dejen el camino, apártense de la senda, quiten de nuestra presencia al Santo de Israel.

(Is 30:12) Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desecharon esta palabra, y confiaron en violencia y en iniquidad [gran maldad e injusticia], y en ello se han apoyado;

(Is 30:13) por tanto, les será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente.

(Is 30:14) Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo.

(Is 30:15) Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo serán salvos; en quietud y en confianza será su [de ustedes] fortaleza. Y no quisieron,

(Is 30:16) sino que dijeron: No, antes huiremos en caballos; por tanto, ustedes huirán. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces sus [de ustedes] perseguidores.

(Is 30:17) Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huirán ustedes todos, hasta que queden como mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina.

Promesa de la gracia de Dios a Israel
(Is 30:18) Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de ustedes, y por tanto, será exaltado teniendo de ustedes misericordia; porque Jehová es Dios justo; dichosos [afortunados, bienaventurados] todos los que confían en él.

(Is 30:19) Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.

(Is 30:20) Bien que les dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros.

(Is 30:21) Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, anden por él; y no echen a la mano derecha, ni tampoco tuerzan a la mano izquierda.

(Is 30:22) Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo asqueroso; ¡Sal fuera! les dirás.

(Is 30:23) Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas.

(Is 30:24) Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra comerán grano limpio, aventado con pala y criba.

(Is 30:25) Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres.

(Is 30:26) Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que él causó.

El juicio de Jehová sobre Asiría
(Is 30:27) He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos; su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume.

(Is 30:28) Su aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles errar.

(Is 30:29) Ustedes tendrán cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel.

(Is 30:30) Y Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo.

(Is 30:31) Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová será quebrantada.

(Is 30:32) Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará contra ellos.

(Is 30:33) Porque Tofet «ya de tiempo»* está dispuesto y preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende.

Los egipcios son hombres y no dioses
(Is 31:1) ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!

(Is 31:2) Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad [gran maldad e injusticia].

(Is 31:3) Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de modo que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una.

(Is 31:4) Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado.

(Is 31:5) Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando.

(Is 31:6) Vuelvan a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel.

(Is 31:7) Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para ustedes han hecho sus [de ustedes] manos pecadoras.

(Is 31:8) Entonces caerá Asiria por espada no de varón, y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios.

(Is 31:9) Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén.

El Rey justo
(Is 32:1) He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.

(Is 32:2) Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.

(Is 32:3) No se deslumbrarán [ofuscarán] entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán atentos.

(Is 32:4) Y el corazón de los necios entenderá para saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente.

(Is 32:5) El insensato [irracional, fatuo, necio] nunca más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido.

(Is 32:6) Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad [gran maldad e injusticia], para cometer impiedad y para hablar escarnio [burla con agravio y tenacidad] contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento.

(Is 32:7) Las armas del tramposo son malas; trama intrigas inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en juicio contra el pobre.

(Is 32:8) Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado.

Advertencia a la mujeres de Jerusalén
(Is 32:9) Mujeres insensibles y altaneras, levántense, oigan mi voz; hijas confiadas, escuchen mi razón.

(Is 32:10) «De aquí a algo más de un año»* tendrán espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no vendrá.

(Is 32:11) Tiemblen, oh insensibles y altaneras; túrbense, oh confiadas; despójense, desnúdense, ciñan los lomos con cilicio.

(Is 32:12) Golpeándose el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil.

(Is 32:13) Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad de alegría.

(Is 32:14) Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada;

(Is 32:15) hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.

(Is 32:16) Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia.

(Is 32:17) Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.

(Is 32:18) Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo.

(Is 32:19) Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida.

(Is 32:20) Dichosos ustedes los que siembran junto a todas las aguas, y dejan libres al buey y al asno.

Jehová traerá salvación
(Is 33:1) ¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra ti.

(Is 33:2) Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación.

(Is 33:3) Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al levantarte tú.

(Is 33:4) Sus despojos serán recogidos como cuando recogen orugas; correrán sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas.

(Is 33:5) Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sion de juicio y de justicia.

(Is 33:6) Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro.

(Is 33:7) He aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente.

(Is 33:8) Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes; ha anulado el pacto [alianza, convenio, acuerdo], aborreció las ciudades, tuvo en nada a los hombres.

(Is 33:9) Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.

(Is 33:10) Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido.

(Is 33:11) Concibieron hojarascas, rastrojo darán a luz; el soplo de su [ustedes] fuego les consumirá.

(Is 33:12) Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego.

(Is 33:13) Oigan, los que están lejos, lo que he hecho; y ustedes los que están cerca, conozcan mi poder.

(Is 33:14) Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?

(Is 33:15) El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;

(Is 33:16) éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.

(Is 33:17) Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.

(Is 33:18) Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?

(Is 33:19) No verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas.

(Is 33:20) Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.

(Is 33:21) Porque ciertamente allí será Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos «muy anchos,»* por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.

(Is 33:22) Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.

(Is 33:23) Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín.

(Is 33:24) No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad [gran maldad e injusticia].

La ira de Jehová contra las naciones
(Is 34:1) Acérquense, naciones, júntense para oír; y ustedes, pueblos, escuchen. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce.

(Is 34:2) Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero.

(Is 34:3) Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos.

(Is 34:4) Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.

(Is 34:5) Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.

(Is 34:6) Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom.

(Is 34:7) Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará de grosura.

(Is 34:8) Porque es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion.

(Is 34:9) Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente.

(Is 34:10) No se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella.

(Is 34:11) Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento.

(Is 34:12) Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus grandes serán nada.

(Is 34:13) En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán morada de chacales, y patio para los pollos de los avestruces.

(Is 34:14) Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo.

(Is 34:15) Allí anidará el búho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, «cada uno con su compañera.»*

(Is 34:16) averigüen [escudriñen, inquieran] en el libro de Jehová, y lean si faltó alguno de ellos; «ninguno»* faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.

(Is 34:17) Y él les echó suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad [posesión territorial]; de generación en generación morarán allí.

Futuro glorioso de Sion
(Is 35:1) Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.

(Is 35:2) Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.

(Is 35:3) Fortalezcan las manos cansadas, afirmen las rodillas débiles [flojos, endebles].

(Is 35:4) Digan a los de corazón apocado: Esfuércense, no teman; he aquí que su [de ustedes] Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y les salvará.

(Is 35:5) Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.

(Is 35:6) Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.

(Is 35:7) El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.

(Is 35:8) Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.

(Is 35:9) No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos.

(Is 35:10) Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.

La invasión de Senaquerib
(2R 18:13-37; 2Cr 32:1-19)
(Is 36:1) Sucedió en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.

(Is 36:2) Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad [posesión] del Lavador.

(Is 36:3) Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, «mayordomo,»* y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller,

(Is 36:4) a los cuales dijo el Rabsaces: Digan ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?

(Is 36:5) Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que «palabras vacías.»* Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?

(Is 36:6) He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían.

(Is 36:7) Y si me dicen: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraran?

(Is 36:8) Ahora, pues, «yo te ruego»* que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.

(Is 36:9) ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los esclavos [siervos, sirvientes] de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?

(Is 36:10) ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.

(Is 36:11) Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: «Te rogamos»* que hables a tus esclavos [siervos, sirvientes] en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro.

(Is 36:12) Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con ustedes?

(Is 36:13) Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo: Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria.

(Is 36:14) El rey dice así: No les engañe Ezequías, porque no les podrá librar.

(Is 36:15) Ni les haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria.

(Is 36:16) No escuchen a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Hagan conmigo paz, y salgan a mí; y coma «cada uno»* de su viña, y «cada uno»* de su higuera, y beba «cada cual»* las aguas de su pozo,

(Is 36:17) hasta que yo venga y les lleve a una tierra como la suya [de ustedes], tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.

(Is 36:18) Vean que no les engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria?

(Is 36:19) ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano?

(Is 36:20) ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?

(Is 36:21) Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondan.

(Is 36:22) Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, «mayordomo,»* y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.

Judá es librado de Senaquerib
(2R 19:1-37; 2Cr 20-23)
(Is 37:1) Sucedió, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová.

(Is 37:2) Y envió a Eliaquim «mayordomo,»* a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amoz.

(Is 37:3) Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas.

(Is 37:4) Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por el remanente que aún ha quedado.

(Is 37:5) Vinieron, pues, los esclavos [siervos, sirvientes] de Ezequías a Isaías.

(Is 37:6) Y les dijo Isaías: Dirán así a su [de ustedes] señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los esclavos [siervos, sirvientes] del rey de Asiria.

(Is 37:7) He aquí que yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada.

(Is 37:8) Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de Laquis.

(Is 37:9) Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías, diciendo:

(Is 37:10) Así dirán a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.

(Is 37:11) He aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú?

(Is 37:12) ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar?

(Is 37:13) ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?

(Is 37:14) Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová.

(Is 37:15) Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo:

(Is 37:16) Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.

(Is 37:17) Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.

(Is 37:18) Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas,

(Is 37:19) y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron.

(Is 37:20) Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.

(Is 37:21) Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria,

(Is 37:22) estas son las palabras que Jehová habló contra él: La virgen hija de Sion te desprecia, te escarnece [se burla con agravio y tenacidad]; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.

(Is 37:23) ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.

(Is 37:24) Por mano de tus esclavos [siervos, sirvientes] has vituperado al Señor, y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos.

(Is 37:25) Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.

(Is 37:26) ¿No has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros.

(Is 37:27) Sus habitantes [moradores, residentes] fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de los terrados, que antes de sazón se seca.

(Is 37:28) He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.

(Is 37:29) Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste.

(Is 37:30) Y esto te será por señal: Comerán este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero sembraran y segaran, y plantaran viñas, y comerán su fruto.

(Is 37:31) Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.

(Is 37:32) Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

(Is 37:33) Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará flecha [saeta] en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte.

(Is 37:34) Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.

(Is 37:35) Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.

(Is 37:36) Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.

(Is 37:37) Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive.

(Is 37:38) Y sucedió que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.

Enfermedad de Ezequías
(2R 20:1-11; 2Cr 32:24-26)
(Is 38:1) En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.

(Is 38:2) Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová,

(Is 38:3) y dijo: Oh Jehová, «te ruego»* que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.

(Is 38:4) Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:

(Is 38:5) Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años.

(Is 38:6) Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.

(Is 38:7) Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho:

(Is 38:8) He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.

(Is 38:9) Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad:

(Is 38:10) Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años.

(Is 38:11) Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los habitantes [moradores, residentes] del mundo.

(Is 38:12) Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche.

(Is 38:13) Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás.

(Is 38:14) Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme.

(Is 38:15) ¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma.

(Is 38:16) Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva.

(Is 38:17) He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.

(Is 38:18) Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad.

(Is 38:19) El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos.

(Is 38:20) Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.

(Is 38:21) Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará.

(Is 38:22) Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?

Ezequías recibe a los enviados de Babilonia
(2R 20:12-19; 2Cr 32:27-31)
(Is 39:1) En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y regalos [presentes] a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido.

(Is 39:2) Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase.

(Is 39:3) Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia.

(Is 39:4) Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.

(Is 39:5) Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos:

(Is 39:6) He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová.

(Is 39:7) De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.

(Is 39:8) Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.

Jehová consuela a Sion
(Is 40:1) Consuélense, consuélense, pueblo mío, dice su [de ustedes] Dios.

(Is 40:2) Hablen al corazón de Jerusalén; díganle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.

(Is 40:3) Voz que clama en el desierto: Preparen camino a Jehová; enderecen calzada en la soledad a nuestro Dios.

(Is 40:4) Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.

(Is 40:5) Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.

(Is 40:6) Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.

(Is 40:7) La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.

(Is 40:8) Se seca la hierba, se marchita la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.

(Is 40:9) Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Observen aquí al Dios su [de ustedes]!

(Is 40:10) He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.

(Is 40:11) Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.

(Is 40:12) ¿Quién midió las aguas con «el hueco de su mano»* y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?

(Is 40:13) ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole?

(Is 40:14) ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?

(Is 40:15) He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo.

(Is 40:16) Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.

(Is 40:17) Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es.

(Is 40:18) ¿A qué, pues, harán semejante a Dios, o qué imagen le compondrán?

(Is 40:19) El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata.

(Is 40:20) El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva.

(Is 40:21) ¿No saben? ¿No han oído? ¿Nunca se lo han dicho desde el principio? ¿No han sido enseñados desde que la tierra se fundó?

(Is 40:22) El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos habitantes [moradores, residentes] son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar.

(Is 40:23) El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.

(Is 40:24) Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca.

(Is 40:25) ¿A qué, pues, me harán semejante o me compararan? dice el Santo.

(Is 40:26) Levanten en alto sus [de ustedes] ojos, y vean quién creó [crió: formó, sustenta y mantiene] estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; «ninguna»* faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.

(Is 40:27) ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?

(Is 40:28) ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.

(Is 40:29) El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.

(Is 40:30) Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;

(Is 40:31) pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

Seguridad de Dios para Israel
(Is 41:1) Escúchenme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; estemos juntamente a juicio.

(Is 41:2) ¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata?

(Is 41:3) Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado.

(Is 41:4) ¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los últimos.

(Is 41:5) Las costas vieron, y tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron, y vinieron.

(Is 41:6) «Cada cual»* ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: Esfuérzate.

(Is 41:7) El carpintero animó al platero, y el que alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y lo afirmó con clavos, para que no se moviese.

(Is 41:8) Pero tú, Israel, esclavo [siervo, sirviente] mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.

(Is 41:9) Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi esclavo [siervo, sirviente] eres tú; te escogí, y no te deseché.

(Is 41:10) No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

(Is 41:11) He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.

(Is 41:12) Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra.

(Is 41:13) Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.

(Is 41:14) No temas, gusano de Jacob, oh ustedes los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.

(Is 41:15) He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, «lleno de dientes;»* trillarás montes y los molerás, y collados reducirás a tamo.

(Is 41:16) Los aventarás, y los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel.

(Is 41:17) Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé.

(Is 41:18) En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca.

(Is 41:19) Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente,

(Is 41:20) para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.

Dios reta a los falsos dioses
(Is 41:21) Aleguen por su [de ustedes] causa, dice Jehová; presenten sus [de ustedes] pruebas, dice el Rey de Jacob.

(Is 41:22) Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello; sepamos también su postrimería, y hágannos entender lo que ha de venir.

(Is 41:23) Dennos nuevas «de lo que ha de ser después,»* para que sepamos que ustedes son dioses; o a lo menos hagan bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos.

(Is 41:24) He aquí que ustedes son nada, y sus [de ustedes] obras vanidad; abominación [cosa repugnante] es el que les escogió.

(Is 41:25) Del norte levanté a uno, y vendrá; del nacimiento del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero.

(Is 41:26) ¿Quién lo anunció desde el principio, para que sepamos; o de «tiempo atrás,»* y diremos: Es justo? Cierto, no hay quien anuncie; sí, no hay quien enseñe; ciertamente no hay quien oiga sus [de ustedes] palabras.

(Is 41:27) Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a Sion, y a Jerusalén daré un mensajero de alegres nuevas.

(Is 41:28) Miré, y no había «ninguno;»* y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no respondieron palabra.

(Is 41:29) He aquí, todos son vanidad, y las obras de ellos nada; viento y vanidad son sus imágenes fundidas.

El Siervo de Jehová
(Is 42:1) He aquí mi esclavo [siervo, sirviente], yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.

(Is 42:2) No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.

(Is 42:3) No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.

(Is 42:4) No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.

(Is 42:5) Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:

(Is 42:6) Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto [alianza, convenio, acuerdo] al pueblo, por luz de las naciones,

(Is 42:7) para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que habitan [moran, residen] en tinieblas.

(Is 42:8) Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.

(Is 42:9) He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo se las haré notorias.

Alabanza por la liberación poderosa de Jehová
(Is 42:10) Canten a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descienden al mar, y cuanto hay en él, las costas y los habitantes [moradores, residentes] de ellas.

(Is 42:11) Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los habitantes [moradores, residentes] de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo.

(Is 42:12) Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas.

(Is 42:13) Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos.

(Is 42:14) Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente.

(Is 42:15) Convertiré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques.

(Is 42:16) Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé.

(Is 42:17) Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Ustedes son nuestros dioses.

Israel no aprende de la disciplina
(Is 42:18) Sordos, oigan, y ustedes, ciegos, vean para ver.

(Is 42:19) ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el esclavo [siervo, sirviente] de Jehová,

(Is 42:20) que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?

(Is 42:21) Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla.

(Is 42:22) Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituyan.

(Is 42:23) ¿Quién de ustedes oirá esto? ¿Quién atenderá y escuchará respecto al porvenir?

(Is 42:24) ¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley.

(Is 42:25) Por tanto, derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no «hizo caso.»*

Jehová es el único Redentor
(Is 43:1) Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.

(Is 43:2) Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

(Is 43:3) Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.

(Is 43:4) Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.

(Is 43:5) No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.

(Is 43:6) Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,

(Is 43:7) todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.

(Is 43:8) Saquen al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos.

(Is 43:9) Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es.

(Is 43:10) Ustedes son mis testigos, dice Jehová, y mi esclavo [siervo, sirviente] que yo escogí, para que me conozcan y crean, y entiendan que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.

(Is 43:11) Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.

(Is 43:12) Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre ustedes dios ajeno. Ustedes, pues, son mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios.

(Is 43:13) Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?

(Is 43:14) Así dice Jehová, Redentor suyo [de ustedes], el Santo de Israel: Por ustedes envié a Babilonia, e hice descender como fugitivos a todos ellos, aun a los caldeos en las naves de que se gloriaban.

(Is 43:15) Yo Jehová, Santo suyo [de ustedes], Creador de Israel, su [de ustedes] Rey.

(Is 43:16) Así dice Jehová, el que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas;

(Is 43:17) el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan apagados.

(Is 43:18) No se acuerden de las cosas pasadas, ni traigan a memoria las cosas antiguas.

(Is 43:19) He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿ no la conocerán? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

(Is 43:20) Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.

(Is 43:21) Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará.

(Is 43:22) Y no me invocaste a mí, oh Jacob, sino que de mí te cansaste, oh Israel.

(Is 43:23) No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso.

(Is 43:24) No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades.

(Is 43:25) Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.

(Is 43:26) Hazme recordar, entremos en juicio juntamente; habla tú para justificarte.

(Is 43:27) Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí.

(Is 43:28) Por tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y por oprobio a Israel.

Jehová es el único Dios
(Is 44:1) Ahora pues, oye, Jacob, esclavo [siervo, sirviente] mío, y tú, Israel, a quien yo escogí.

(Is 44:2) Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, esclavo [siervo, sirviente] mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.

(Is 44:3) Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;

(Is 44:4) y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.

(Is 44:5) Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel.

(Is 44:6) Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el último [postrero], y fuera de mí no hay Dios.

(Is 44:7) ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir.

(Is 44:8) No teman, ni se amedrenten; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego ustedes son mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.

La insensatez de idolatría
(Is 44:9) Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden.

(Is 44:10) ¿Quién formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho?

(Is 44:11) He aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y serán avergonzados a una.

(Is 44:12) El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua, y se desmaya.

(Is 44:13) El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para tenerlo en casa.

(Is 44:14) Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia.

(Is 44:15) De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.

(Is 44:16) Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego;

(Is 44:17) y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi dios eres tú.

(Is 44:18) No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender.

(Is 44:19) No «discurre para consigo,»* no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré del resto de él una abominación [cosa repugnante]? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol?

(Is 44:20) De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿ No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?

Jehová es el Redentor de Israel
(Is 44:21) Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi esclavo [siervo, sirviente] eres. Yo te formé, esclavo [siervo, sirviente] mío eres tú; Israel, no me olvides.

(Is 44:22) Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.

(Is 44:23) Canten loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; griten con júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpan, montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será glorificado.

(Is 44:24) Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;

(Is 44:25) que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría.

(Is 44:26) Yo, el que despierta la palabra de su esclavo [siervo, sirviente], y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré;

(Is 44:27) que dice a las profundidades: Séquense, y tus ríos haré secar;

(Is 44:28) que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.

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