Referencias para la lectura:
- Texto
actualizado al español latino.
- Ubicación
visual de vocablos claves resaltados en colores.
- Sinónimos
de palabras claves entre corchetes [color
bordó]
- Texto
entre comillas y asterisco «expresión»*
refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
- Subtitulado tradicional actualizado
Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original
del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un
diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para
el NT.
Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera
Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de
significados y conceptos.
Profecía sobre el
valle de la visión
(Is 22:1) Profecía
sobre el valle de la visión. ¿Qué
tienes ahora, que con todos los tuyos has subido
sobre los terrados?
(Is 22:2) Tú,
llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos a espada, ni muertos en
guerra.
(Is 22:3) Todos
tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron
atados; todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque
habían huido lejos.
(Is 22:4) Por
esto dije: Déjenme, «lloraré amargamente;»*
no se afanen por consolarme de la destrucción de
la hija de mi pueblo.
(Is 22:5) Porque
día es de alboroto, de angustia y de confusión, de parte del Señor, Jehová de
los ejércitos, en el valle de la visión,
para derribar el muro, y clamar al monte.
(Is 22:6) Y
Elam tomó aljaba, con carros y con jinetes, y
Kir sacó el escudo.
(Is 22:7) Tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo
acamparon a la puerta.
(Is 22:8) Y
desnudó la cubierta de Judá; y
miraste en aquel día hacia la casa de armas del bosque.
(Is 22:9) Vieron las brechas de la ciudad de David, que se
multiplicaron; y recogieron las aguas del estanque de abajo.
(Is 22:10) Y
contaron las casas de Jerusalén, y derribaron
casas para fortificar el muro.
(Is 22:11) Hicieron foso entre los dos muros para las aguas del estanque
viejo; y no tuvieron respeto al que lo hizo, ni miraron de lejos al que lo
labró.
(Is 22:12) Por
tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó
en este día a llanto y a endechas, a raparse el cabello y a vestir cilicio;
(Is 22:13) y
he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y
bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
(Is 22:14) Esto
fue revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no
les será perdonado hasta que mueran, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.
Sebna será
sustituido por Eliaquim
(Is 22:15) Jehová
de los ejércitos dice así: Ve, entra a este tesorero, a Sebna el «mayordomo,»* y
dile:
(Is 22:16) ¿Qué
tienes tú aquí, o a quién tienes aquí, que labraste
aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que
esculpe para sí morada en una peña?
(Is 22:17) He
aquí que Jehová te transportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el
rostro.
(Is 22:18) Te
echará a rodar con ímpetu, como a bola «por tierra extensa;»*
allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa
de tu señor.
(Is 22:19) Y
te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te
empujaré.
(Is 22:20)
En aquel día llamaré a mi esclavo [siervo, sirviente] Eliaquim hijo de Hilcías,
(Is 22:21) y
lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu
talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de
Jerusalén, y a la casa de Judá.
(Is 22:22) Y
pondré la llave de la casa de David sobre su
hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.
(Is 22:23) Y
lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por
asiento de honra a la casa de su padre.
(Is 22:24) Colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos
y los nietos, todos los vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de
jarros.
(Is 22:25) En
aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será
quitado; será quebrado y caerá, y la carga que
sobre él se puso se echará a perder; porque Jehová habló.
Profecía acerca de
Tiro
(Is 23:1) Profecía
sobre Tiro. Aúllen, naves de Tarsis, porque
destruida es Tiro hasta no quedar casa, ni a donde entrar; desde la tierra de
Quitim les es revelado.
(Is 23:2) Callen, habitantes [moradores,
residentes] de la costa, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te
abastecían.
(Is 23:3) Su
provisión procedía de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo,
de la mies del río. Fue también emporio de las naciones.
(Is 23:4) Avergüénzate,
Sidón, porque el mar, la fortaleza del
mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni
di a luz, ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes.
(Is 23:5) Cuando
llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro.
(Is 23:6) Pásense a Tarsis; aúllen, habitantes [moradores, residentes] de la costa.
(Is 23:7) ¿No
era ésta su [de ustedes] ciudad
alegre, con muchos días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar lejos.
(Is 23:8) ¿Quién
decretó esto sobre Tiro, la que repartía
coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de
la tierra?
(Is 23:9) Jehová
de los ejércitos lo decretó, para envilecer la
soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los ilustres de la tierra.
(Is 23:10) Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque no
tendrás ya más poder.
(Is 23:11) Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová
mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas
sean destruidas.
(Is 23:12) Y
dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen
hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun allí no tendrás reposo.
(Is 23:13) Mira
la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía;
Asiria la fundó para los habitantes [moradores,
residentes] del desierto. Levantaron
sus fortalezas, edificaron sus palacios;
él la convirtió en ruinas.
(Is 23:14) Aúllen, naves de Tarsis, porque destruida es su [de ustedes] fortaleza.
(Is 23:15) Sucederá
[acontecerá] en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por
setenta años, como días de un rey. Después de los
setenta años, cantará Tiro canción como de prostituta [ramera].
(Is 23:16) Toma
arpa, y rodea la ciudad, oh prostituta [ramera]
olvidada; haz buena melodía, reitera la canción,
para que seas recordada.
(Is 23:17) Y
sucederá [acontecerá] que al fin de los setenta años
visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar, y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo
sobre la superficie [faz] de
la tierra.
(Is 23:18) Pero
sus negocios y ganancias serán consagrados a
Jehová; no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias serán para los
que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan
espléndidamente.
El juicio de Jehová
sobre la tierra
(Is 24:1) He
aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y
trastorna su superficie [faz], y hace
esparcir a sus habitantes [moradores,
residentes].
(Is 24:2) Y
sucederá así como al pueblo, también al
sacerdote; como al esclavo [siervo,
sirviente], así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que
compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da
a logro, así al que lo recibe.
(Is 24:3) La
tierra será enteramente vaciada, y completamente
saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
(Is 24:4) Se
destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la
tierra.
(Is 24:5) Y
la tierra se contaminó bajo sus habitantes [moradores, residentes]; porque traspasaron las leyes,
falsearon el derecho, quebrantaron el pacto [alianza,
convenio, acuerdo] sempiterno.
(Is 24:6) Por
esta causa la maldición consumió la tierra, y
sus habitantes [moradores, residentes]
fueron asolados; por esta causa fueron
consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.
(Is 24:7) Se
perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos
los que eran alegres de corazón.
(Is 24:8) Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de
los que se alegran, cesó la alegría del arpa.
(Is 24:9) No
beberán vino con cantar; la sidra les será
amarga a los que la bebieren.
(Is 24:10) Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha
cerrado, para que no entre nadie.
(Is 24:11) Hay
clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró
la alegría de la tierra.
(Is 24:12) La
ciudad quedó devastada [asolada], y con ruina fue derribada la puerta.
(Is 24:13) Porque
así será en medio de la tierra, en medio de los
pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.
(Is 24:14) Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de
Jehová; desde el mar darán voces.
(Is 24:15) Glorifiquen por esto a Jehová en los valles; en las orillas del
mar sea nombrado Jehová Dios de Israel.
(Is 24:16) De
lo último [postrero] de la tierra
oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi
desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han
prevaricado con prevaricación [resolución
legal injusta] de desleales.
(Is 24:17) Terror,
foso y red sobre ti, oh morador de la tierra.
(Is 24:18) Y
sucederá [acontecerá]
que el que huyere de la voz del terror caerá en
el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de
lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra.
(Is 24:19) Será
quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran
manera será la tierra conmovida.
(Is 24:20) Temblará
la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se
levantará.
(Is 24:21) Sucederá
[acontecerá]
en aquel día, que Jehová castigará al
ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra.
(Is 24:22) Y
serán amontonados como se amontona a los
encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días.
(Is 24:23) La
luna se avergonzará, y el sol se
confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en
Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.
Cántico de alabanza
por el favor de Jehová
(Is 25:1) Jehová,
tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre,
porque has hecho maravillas; tus
consejos antiguos son verdad y firmeza.
(Is 25:2) Porque
convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de
los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado.
(Is 25:3) Por
esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá
la ciudad de gentes robustas.
(Is 25:4) Porque
fuiste fortaleza
al pobre, fortaleza al menesteroso [necesitado]
en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el
ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro.
(Is 25:5) Como
el calor en lugar seco, así humillarás el
orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás marchitar el renuevo
de los robustos.
(Is 25:6) Y
Jehová de los ejércitos hará en este monte a
todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados,
de gruesos tuétanos y de vinos purificados.
(Is 25:7) Y
destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos,
y el velo que envuelve a todas las naciones.
(Is 25:8) Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor
toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la
tierra; porque Jehová lo ha dicho.
(Is 25:9) Y
se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro
Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado,
nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.
(Is 25:10) Porque
la mano de Jehová reposará en este monte; pero
Moab será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en el muladar.
(Is 25:11) Y
extenderá su mano por en medio de él, como la
extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia y la destreza de sus
manos.
(Is 25:12) Y
abatirá la fortaleza
de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.
Cántico de confianza
en la protección de Jehová
(Is 26:1) En
aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.
(Is 26:2) Abran las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades.
(Is 26:3) Tú
guardarás «en completa paz»* a aquel cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado.
(Is 26:4) Confíen en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor
está la fortaleza de los siglos.
(Is 26:5) Porque
derribó a los que moraban en lugar sublime;
humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el
polvo.
(Is 26:6) La
hollará pie, los pies del afligido, los pasos de
los menesterosos.
(Is 26:7) El
camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo.
(Is 26:8) También
en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma.
(Is 26:9) Con
mi alma te
he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu
dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la
tierra, los habitantes [moradores,
residentes] del mundo
aprenden justicia.
(Is 26:10) Se
mostrará piedad al malvado, y no aprenderá
justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad [gran maldad e injusticia], y no
mirará a la majestad de Jehová.
(Is 26:11) Jehová,
tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al
fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los
consumirá.
(Is 26:12) Jehová,
tú nos darás paz, porque también hiciste en
nosotros todas nuestras obras.
(Is 26:13) Jehová
Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han
enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.
(Is 26:14) Muertos
son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y
destruiste y deshiciste todo su recuerdo.
(Is 26:15) Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo; te
hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra.
(Is 26:16) Jehová,
en la tribulación te buscaron;
derramaron oración cuando los castigaste.
(Is 26:17) Como
la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh
Jehová.
(Is 26:18) Concebimos,
tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento; ninguna liberación hicimos en la
tierra, ni cayeron los habitantes [moradores, residentes] del mundo.
(Is 26:19) Tus
muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despierten y canten, habitantes [moradores,
residentes] del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas,
y la tierra dará sus muertos.
(Is 26:20) Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti
tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la
indignación.
(Is 26:21) Porque
he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar
al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre
derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.
Liberación y
regreso de Israel
(Is 27:1) En
aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y
al leviatán serpiente
tortuosa; y matará al dragón que está
en el mar.
(Is 27:2) En
aquel día canten acerca de la viña del vino
rojo.
(Is 27:3) Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré
de noche y de día, para que nadie la dañe.
(Is 27:4) No
hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en
batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una.
(Is 27:5) ¿O
forzará alguien mi fortaleza?
Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo.
(Is 27:6) Días
vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la
superficie [faz] del mundo llenará
de fruto.
(Is 27:7) ¿Acaso
ha sido herido como quien lo hirió, o ha sido
muerto como los que lo mataron?
(Is 27:8) Con
medida lo castigarás en sus vástagos.
El los remueve con su recio viento en el día del
aire solano.
(Is 27:9) De
esta manera, pues, será perdonada la iniquidad [gran maldad e injusticia] de
Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando haga todas
las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y no se levanten los
símbolos de Asera ni las imágenes del sol.
(Is 27:10) Porque
la ciudad fortificada será devastada [arruinada,
desolada], la ciudad habitada será abandonada y dejada como un
desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá
su majada, y acabará sus ramas.
(Is 27:11) Cuando
sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres
vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento; por tanto, su Hacedor no tendrá de él
misericordia, ni se compadecerá de él el que lo formó.
(Is 27:12) Sucederá
[acontecerá]
en aquel día, que trillará Jehová desde el río
Eufrates hasta el torrente de Egipto, y ustedes, hijos de Israel, serán
reunidos uno a uno.
(Is 27:13) Sucederá
[acontecerá]
también en aquel día, que se tocará con gran
trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y
los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte
santo, en Jerusalén.
Condenación de
Efraín
(Is 28:1) ¡Ay
de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor caduca de la
hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los
aturdidos del vino!
(Is 28:2) He
aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso; como turbión de granizo y como
torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza
derriba a tierra.
(Is 28:3) Con
los pies será pisoteada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín.
(Is 28:4) Y
será la flor caduca de la hermosura de su gloria
que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera
del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la traga tan luego como la
tiene a mano.
(Is 28:5) En
aquel día Jehová de los ejércitos será por
corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo;
(Is 28:6) y
por espíritu de juicio al que se sienta
en juicio, y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta.
(Is 28:7) Pero
también éstos erraron con el vino, y con sidra
se entontecieron; el sacerdote y el profeta
erraron con sidra, fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra,
erraron en la visión, tropezaron en el
juicio.
(Is 28:8) Porque
toda mesa está llena de vómito y suciedad, hasta
no haber lugar limpio.
(Is 28:9) ¿A
quién se enseñará ciencia,
o a quién se hará entender doctrina? ¿A
los destetados? ¿a los arrancados de los pechos?
(Is 28:10) Porque
mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón
tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá;
(Is 28:11) porque
en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará
a este pueblo,
(Is 28:12) a
los cuales él dijo: Este es el reposo; den
reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír.
(Is 28:13) La
palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea
sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de
espaldas, y sean quebrantados [despedazados],
enlazados y presos.
Amonestación a
Jerusalén
(Is 28:14) Por
tanto, varones burladores que gobiernan a este pueblo que está en Jerusalén,
oigan la palabra de Jehová.
(Is 28:15) Por
cuanto han dicho: Pacto
[alianza, convenio, acuerdo] tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del azote, no
llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la
falsedad nos esconderemos;
(Is 28:16) por
tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por
fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable;
el que creyere, no se apresure.
(Is 28:17) Y
ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el
escondrijo.
(Is 28:18) Y
será anulado su [de ustedes] pacto
[alianza,
convenio, acuerdo] con la muerte, y su [de ustedes] convenio con el Seol no será firme; cuando pase el turbión del azote, serán de él pisoteados.
(Is 28:19) Luego
que comience a pasar, él les arrebatará; porque
de mañana en mañana pasará, de día y de noche; y será ciertamente espanto el
entender lo oído.
(Is 28:20)
La cama será corta para poder estirarse, y la
manta estrecha para poder envolverse.
(Is 28:21) Porque
Jehová se levantará como en el monte Perazim, como en el valle de Gabaón se
enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y
para hacer su operación, su extraña operación.
(Is 28:22) Ahora,
pues, no se burlen, para que no se aprieten más
sus [de ustedes] ataduras;
porque destrucción ya determinada sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová de los ejércitos.
(Is 28:23) Estén
atentos, y oigan mi voz; atiendan, y oigan mi
dicho.
(Is 28:24) El
que ara para sembrar, ¿arará todo el día?
¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra?
(Is 28:25) Cuando
ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el
trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde
apropiado?
(Is 28:26) Porque
su Dios le instruye, y le enseña lo recto;
(Is 28:27) que
el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el
eneldo, y el comino con una vara.
(Is 28:28) El
grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda
de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo.
(Is 28:29) También
esto salió de Jehová de los ejércitos, para
hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría.
Ariel y sus
enemigos
(Is 29:1) ¡Ay
de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David!
Añadan un año a otro, las fiestas sigan su curso.
(Is 29:2) Mas
yo pondré a Ariel en apretura, y será
desconsolada y triste; y será a mí como Ariel.
(Is 29:3) Porque
acamparé contra ti alrededor, y te sitiaré con
campamentos, y levantaré contra ti baluartes.
(Is 29:4) Entonces
serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu
habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu
habla susurrará desde el polvo.
(Is 29:5) Y
la muchedumbre de tus enemigos será como polvo
menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente,
en un momento.
(Is 29:6) Por
Jehová de los ejércitos serás visitada con
truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama
de fuego consumidor.
(Is 29:7) Y
será como sueño de visión
nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y todos los
que pelean contra ella y su fortaleza,
y los que la ponen en apretura.
(Is 29:8) Y
les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y
le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el
que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla
cansado y «sediento;»* así será la
multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion.
Ceguera e
hipocresía de Israel
(Is 29:9) Deténganse
y maravíllense; deslúmbrense [ofúsquense] y ciéguense; embriáguense, y no de vino; tambaleen, y
no de sidra.
(Is 29:10) Porque
Jehová derramó sobre ustedes espíritu de sueño, y cerró los ojos de sus [de ustedes] profetas,
y puso velo sobre las cabezas de sus [de ustedes] videntes.
(Is 29:11) Y
les será toda visión
como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le
dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado.
(Is 29:12) Y
si se diere el libro al que no sabe leer,
diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer.
(Is 29:13) Dice,
pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios
me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su
temor de mí no es más que un mandamiento
de hombres que les ha sido enseñado;
(Is 29:14) por
tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría
de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia
de sus entendidos.
(Is 29:15) ¡Ay
de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos
conoce?!
(Is 29:16) Su
[de ustedes] perversidad ciertamente
será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso
la obra dirá de su hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que la ha formado:
No entendió?
Redención de Israel
(Is 29:17) ¿No
se convertirá de aquí a muy poco tiempo
el Líbano en campo fructífero, y el campo fértil será estimado por bosque?
(Is 29:18) En
aquel tiempo los sordos oirán las
palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán
en medio de la oscuridad y de las tinieblas.
(Is 29:19) Entonces
los humildes crecerán en alegría en Jehová, y
aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.
(Is 29:20) Porque
el violento será acabado, y el escarnecedor [burlador con agravio y tenacidad] será
consumido; serán destruidos todos los que se
desvelan para hacer iniquidad [gran maldad e injusticia],
(Is 29:21) los
que hacen pecar al hombre en palabra; los que arman lazo al que reprendía en la
puerta, y pervierten la causa del justo con vanidad.
(Is 29:22) Por
tanto, Jehová, que redimió a Abraham, dice así a
la casa de Jacob: No será ahora avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá
pálido;
(Is 29:23) porque
verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y
temerán al Dios de Israel.
(Is 29:24) Y
los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia,
y los murmuradores aprenderán doctrina.
La futilidad de
confiar en Egipto
(Is 30:1) ¡Ay
de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para
cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu,
añadiendo pecado a pecado!
(Is 30:2) Que
se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para
fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza
en la sombra de Egipto.
(Is 30:3) Pero
la fuerza de Faraón se les cambiará en
vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.
(Is 30:4) Cuando
estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores
lleguen a Hanes,
(Is 30:5) todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha, ni
los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y aun para
oprobio.
(Is 30:6) Profecía
sobre las bestias del Neguev: Por tierra de tribulación
y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de
asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas
de camellos, a un pueblo que no les será de provecho.
(Is 30:7) Ciertamente
Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería estarse quietos.
(Is 30:8) Ve,
pues, ahora, y escribe esta visión en
una tabla delante de ellos, y regístrala en un
libro, para que quede hasta el día último [postrero],
eternamente y para siempre.
(Is 30:9) Porque
este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos
que no quisieron oír la ley de Jehová;
(Is 30:10) que
dicen a los videntes: No vean; y a los profetas: No nos profeticen lo recto,
dígannos cosas halagüeñas, profeticen mentiras;
(Is 30:11) dejen el camino, apártense de la senda, quiten de nuestra
presencia al Santo de Israel.
(Is 30:12) Por
tanto, el Santo de Israel dice así: Porque
desecharon esta palabra, y confiaron en violencia y en iniquidad [gran maldad e
injusticia], y en ello se han
apoyado;
(Is 30:13) por
tanto, les será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una
pared elevada, cuya caída viene súbita y
repentinamente.
(Is 30:14) Y
se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero,
que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos no se halla
tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua del pozo.
(Is 30:15) Porque
así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo serán
salvos; en quietud y en confianza será su [de ustedes] fortaleza.
Y no quisieron,
(Is 30:16) sino
que dijeron: No, antes huiremos en caballos; por
tanto, ustedes huirán. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán
veloces sus [de ustedes]
perseguidores.
(Is 30:17) Un
millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de cinco huirán ustedes todos, hasta que queden como mástil en la
cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina.
Promesa de la
gracia de Dios a Israel
(Is 30:18) Por
tanto, Jehová esperará para tener piedad de
ustedes, y por tanto, será exaltado teniendo de ustedes misericordia; porque
Jehová es Dios justo; dichosos [afortunados,
bienaventurados] todos los que confían en él.
(Is 30:19) Ciertamente
el pueblo morará en Sion, en Jerusalén; nunca
más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu
clamor te responderá.
(Is 30:20) Bien
que les dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros
nunca más te serán quitados, sino que tus ojos
verán a tus maestros.
(Is 30:21) Entonces
tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga:
Este es el camino, anden por él; y no echen a la mano derecha, ni tampoco
tuerzan a la mano izquierda.
(Is 30:22) Entonces
profanarás la cubierta de tus esculturas de
plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo
asqueroso; ¡Sal fuera! les dirás.
(Is 30:23) Entonces
dará el Señor lluvia a tu sementera, cuando
siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra, y será abundante y
pingüe; tus ganados en aquel tiempo
serán apacentados en espaciosas dehesas.
(Is 30:24) Tus
bueyes y tus asnos que labran la tierra comerán
grano limpio, aventado con pala y criba.
(Is 30:25) Y
sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza,
cuando caerán las torres.
(Is 30:26) Y
la luz de la luna será como la luz del sol,
y la luz del sol siete veces mayor,
como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y
curare la llaga que él causó.
El juicio de Jehová
sobre Asiría
(Is 30:27) He
aquí que el nombre de Jehová viene de lejos; su
rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus labios llenos de ira, y
su lengua como fuego que consume.
(Is 30:28) Su
aliento, cual torrente que inunda;
llegará hasta el cuello, para zarandear a las naciones con criba de
destrucción; y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles
errar.
(Is 30:29) Ustedes
tendrán cántico como de noche en que se celebra pascua, y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir
al monte de Jehová, al Fuerte de Israel.
(Is 30:30) Y
Jehová hará oír su potente voz, y hará ver el
descenso de su brazo, con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con
torbellino, tempestad y piedra de granizo.
(Is 30:31) Porque
Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová
será quebrantada.
(Is 30:32) Y
cada golpe de la vara justiciera que asiente
Jehová sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla tumultuosa peleará
contra ellos.
(Is 30:33) Porque
Tofet «ya de tiempo»* está dispuesto y
preparado para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha leña;
el soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo enciende.
Los egipcios son
hombres y no dioses
(Is 31:1) ¡Ay
de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían
en caballos; y su esperanza ponen en
carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al
Santo de Israel, ni buscan a Jehová!
(Is 31:2) Pero
él también es sabio, y traerá el mal, y no
retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y
contra el auxilio de los que hacen iniquidad [gran maldad e injusticia].
(Is 31:3) Y
los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de modo que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos
ellos desfallecerán a una.
(Is 31:4) Porque
Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león
y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores
contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos;
así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre
su collado.
(Is 31:5) Como
las aves que vuelan, así amparará Jehová de los
ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando.
(Is 31:6) Vuelvan
a aquel contra quien se rebelaron profundamente los hijos de Israel.
(Is 31:7) Porque
en aquel día arrojará el hombre sus ídolos de
plata y sus ídolos de oro, que para ustedes han hecho sus [de ustedes] manos pecadoras.
(Is 31:8) Entonces
caerá Asiria por espada no de varón, y la
consumirá espada no de hombre; y huirá de la presencia de la espada, y sus
jóvenes serán tributarios.
(Is 31:9) Y
de miedo pasará su fortaleza,
y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está
en Sion, y su horno en Jerusalén.
El Rey justo
(Is 32:1) He
aquí que para justicia reinará un rey, y
príncipes presidirán en juicio.
(Is 32:2) Y
será aquel varón como escondedero contra el
viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de
sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.
(Is 32:3) No
se deslumbrarán [ofuscarán] entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los
oyentes oirán atentos.
(Is 32:4) Y
el corazón de los necios entenderá para
saber, y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente.
(Is 32:5) El
insensato [irracional, fatuo, necio] nunca
más será llamado generoso, ni el tramposo será llamado espléndido.
(Is 32:6) Porque
el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad [gran maldad e
injusticia], para cometer impiedad y
para hablar escarnio [burla con agravio y
tenacidad] contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la
bebida al sediento.
(Is 32:7) Las
armas del tramposo son malas; trama intrigas
inicuas para enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en
juicio contra el pobre.
(Is 32:8) Pero
el generoso pensará generosidades, y por
generosidades será exaltado.
Advertencia a la
mujeres de Jerusalén
(Is 32:9) Mujeres
insensibles y altaneras, levántense, oigan mi
voz; hijas confiadas, escuchen mi razón.
(Is 32:10) «De aquí a algo más de un año»* tendrán espanto, oh
confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no vendrá.
(Is 32:11) Tiemblen, oh insensibles y altaneras; túrbense, oh confiadas; despójense,
desnúdense, ciñan los lomos con cilicio.
(Is 32:12) Golpeándose
el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil.
(Is 32:13) Sobre
la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos,
y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad de alegría.
(Is 32:14) Porque
los palacios quedarán desiertos, la multitud de
la ciudad cesará; las torres y fortalezas
se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados
hagan majada;
(Is 32:15) hasta
que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se
convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque.
(Is 32:16) Y
habitará el juicio en el desierto, y en el campo
fértil morará la justicia.
(Is 32:17) Y
el efecto de la justicia será paz; y la labor de
la justicia, reposo y seguridad para siempre.
(Is 32:18) Y
mi pueblo habitará en morada de paz, en
habitaciones seguras, y en recreos de reposo.
(Is 32:19) Y
cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida.
(Is 32:20) Dichosos
ustedes los que siembran junto a todas las aguas, y dejan libres al buey y al
asno.
Jehová traerá
salvación
(Is 33:1) ¡Ay
de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que haces deslealtad, bien que
nadie contra ti la hizo! Cuando acabes de
saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de hacer deslealtad, se hará contra
ti.
(Is 33:2) Oh
Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos esperado; tú, brazo de ellos
en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo
de la tribulación.
(Is 33:3) Los
pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron esparcidas al
levantarte tú.
(Is 33:4) Sus
despojos serán recogidos como cuando recogen
orugas; correrán sobre ellos como de una a otra parte corren las langostas.
(Is 33:5) Será
exaltado Jehová, el cual mora en las alturas; llenó
a Sion de juicio y de justicia.
(Is 33:6) Y
reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia,
y abundancia de salvación; el temor de
Jehová será su tesoro.
(Is 33:7) He
aquí que sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán
amargamente.
(Is 33:8) Las
calzadas están deshechas, cesaron los
caminantes; ha anulado el pacto [alianza,
convenio, acuerdo], aborreció las
ciudades, tuvo en nada a los hombres.
(Is 33:9) Se
enlutó, enfermó la tierra; el Líbano se
avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como desierto, y Basán y el
Carmelo fueron sacudidos.
(Is 33:10) Ahora
me levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado,
ahora seré engrandecido.
(Is 33:11) Concibieron hojarascas, rastrojo darán a luz; el soplo de su [ustedes] fuego les consumirá.
(Is 33:12) Y
los pueblos serán como cal quemada; como espinos
cortados serán quemados con fuego.
(Is 33:13) Oigan, los que están lejos, lo que he hecho; y ustedes los
que están cerca, conozcan mi poder.
(Is 33:14) Los
pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió
a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de
nosotros habitará con las llamas eternas?
(Is 33:15) El
que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de
violencias, el que sacude sus manos para no
recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el
que cierra sus ojos para no ver cosa mala;
(Is 33:16) éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan,
y sus aguas serán seguras.
(Is 33:17) Tus
ojos verán al Rey en su hermosura; verán la
tierra que está lejos.
(Is 33:18) Tu
corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba? ¿qué del
pesador del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?
(Is 33:19) No
verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua
difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas.
(Is 33:20) Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos
verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será desarmada, ni serán
arrancadas sus estacas, ni ninguna de sus cuerdas será rota.
(Is 33:21) Porque
ciertamente allí será Jehová para con nosotros
fuerte, lugar de ríos, de arroyos «muy
anchos,»* por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.
(Is 33:22) Porque
Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro
legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.
(Is 33:23) Tus
cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni
entesaron la vela; se repartirá entonces botín de muchos despojos; los cojos
arrebatarán el botín.
(Is 33:24) No
dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que
more en ella le será perdonada la iniquidad [gran maldad e injusticia].
La ira de Jehová
contra las naciones
(Is 34:1) Acérquense, naciones, júntense para oír; y ustedes, pueblos,
escuchen. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo
y todo lo que produce.
(Is 34:2) Porque
Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el
ejército de ellas; las destruirá y las entregará
al matadero.
(Is 34:3) Y
los muertos de ellas serán arrojados, y de sus
cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos.
(Is 34:4) Y
todo el ejército de los cielos se disolverá, y se
enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la
hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
(Is 34:5) Porque
en los cielos se embriagará mi espada; he aquí
que descenderá sobre Edom en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
(Is 34:6) Llena está de sangre
la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos, de grosura de riñones
de carneros; porque Jehová tiene sacrificios en Bosra, y grande matanza en
tierra de Edom.
(Is 34:7) Y
con ellos caerán búfalos, y toros con becerros;
y su tierra se embriagará de sangre, y
su polvo se engrasará de grosura.
(Is 34:8) Porque
es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sion.
(Is 34:9) Y
sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo
en azufre, y su tierra en brea ardiente.
(Is 34:10) No
se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá
su humo; de generación en generación será asolada, nunca jamás pasará
nadie por ella.
(Is 34:11) Se
adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la
lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de
destrucción, y niveles de asolamiento.
(Is 34:12) Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; y todos sus
grandes serán nada.
(Is 34:13) En
sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán
morada de chacales, y patio para los pollos de los avestruces.
(Is 34:14) Las
fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a
su compañero; la lechuza también tendrá allí
morada, y hallará para sí reposo.
(Is 34:15) Allí
anidará el búho, pondrá sus huevos, y sacará sus
pollos, y los juntará debajo de sus alas; también se juntarán allí buitres, «cada uno con su compañera.»*
(Is 34:16) averigüen [escudriñen,
inquieran] en el libro de Jehová, y
lean si faltó alguno de ellos; «ninguno»* faltó con su
compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.
(Is 34:17) Y
él les echó suertes,
y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por heredad [posesión territorial]; de generación en generación morarán allí.
Futuro glorioso de
Sion
(Is 35:1) Se
alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la
rosa.
(Is 35:2) Florecerá
profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano
le será dada, la hermosura del Carmelo y de
Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
(Is 35:3) Fortalezcan las manos cansadas, afirmen las rodillas débiles [flojos, endebles].
(Is 35:4) Digan a los de corazón
apocado: Esfuércense, no teman; he aquí que su [de ustedes] Dios viene con retribución, con
pago; Dios mismo vendrá, y les salvará.
(Is 35:5) Entonces
los ojos de los ciegos serán abiertos, y los
oídos de los sordos se abrirán.
(Is 35:6) Entonces
el cojo saltará como un ciervo, y cantará la
lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la
soledad.
(Is 35:7) El
lugar seco se convertirá en estanque, y el
sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será
lugar de cañas y juncos.
(Is 35:8) Y
habrá allí calzada y camino, y será llamado
Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con
ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
(Is 35:9) No
habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí
se hallará, para que caminen los redimidos.
(Is 35:10) Y
los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo
será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
La invasión de
Senaquerib
(2R 18:13-37; 2Cr
32:1-19)
(Is 36:1) Sucedió en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib
rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
(Is 36:2) Y
el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran
ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al
acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad [posesión] del Lavador.
(Is 36:3) Y
salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, «mayordomo,»* y
Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller,
(Is 36:4) a
los cuales dijo el Rabsaces: Digan ahora a
Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en
que te apoyas?
(Is 36:5) Yo
digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que «palabras vacías.»*
Ahora bien, ¿en quién confías para que te
rebeles contra mí?
(Is 36:6) He
aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si
alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y
la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él
confían.
(Is 36:7) Y
si me dicen: En Jehová nuestro Dios confiamos;
¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y
dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraran?
(Is 36:8) Ahora,
pues, «yo te ruego»*
que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo
te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
(Is 36:9) ¿Cómo,
pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los esclavos [siervos,
sirvientes] de mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?
(Is 36:10) ¿Acaso
vine yo ahora a esta tierra para destruirla sin
Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.
(Is 36:11) Entonces
dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: «Te rogamos»*
que hables a tus esclavos [siervos,
sirvientes] en arameo, porque nosotros lo entendemos; y no hables con nosotros en lengua de
Judá, porque lo oye el pueblo que está sobre el muro.
(Is 36:12) Y
dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a que
dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el
muro, expuestos a comer su estiércol y beber su orina con ustedes?
(Is 36:13) Entonces
el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran voz en lengua de Judá, diciendo:
Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria.
(Is 36:14) El
rey dice así: No les engañe Ezequías, porque no
les podrá librar.
(Is 36:15) Ni
les haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo:
Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada esta ciudad en manos del rey
de Asiria.
(Is 36:16) No
escuchen a Ezequías, porque así dice el rey de
Asiria: Hagan conmigo paz, y salgan a mí; y coma «cada uno»* de su viña, y «cada uno»* de
su higuera, y beba «cada cual»*
las aguas de su pozo,
(Is 36:17) hasta
que yo venga y les lleve a una tierra como la
suya [de ustedes], tierra de
grano y de vino, tierra de pan y de viñas.
(Is 36:18) Vean
que no les engañe Ezequías diciendo: Jehová nos
librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones cada uno su tierra de la
mano del rey de Asiria?
(Is 36:19) ¿Dónde
está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron a Samaria de mi mano?
(Is 36:20) ¿Qué
dios hay entre los dioses de estas tierras que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi
mano a Jerusalén?
(Is 36:21) Pero
ellos callaron, y no le respondieron palabra;
porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondan.
(Is 36:22) Entonces
Eliaquim hijo de Hilcías, «mayordomo,»* y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller,
vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Judá es librado de
Senaquerib
(2R 19:1-37; 2Cr
20-23)
(Is 37:1) Sucedió, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus
vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová.
(Is 37:2) Y
envió a Eliaquim «mayordomo,»* a Sebna escriba y a los ancianos de los
sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta
Isaías hijo de Amoz.
(Is 37:3) Los
cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Día de
angustia, de reprensión y de blasfemia es este día; porque los hijos han
llegado hasta el punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas.
(Is 37:4) Quizá
oirá Jehová tu Dios las palabras del Rabsaces,
al cual el rey de Asiria su señor envió para blasfemar al Dios vivo, y para
vituperar con las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú por
el remanente que aún ha quedado.
(Is 37:5) Vinieron,
pues, los esclavos [siervos, sirvientes]
de Ezequías a Isaías.
(Is 37:6) Y
les dijo Isaías: Dirán así a su [de ustedes] señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con
las cuales me han blasfemado los esclavos [siervos, sirvientes] del rey de Asiria.
(Is 37:7) He
aquí que yo pondré en él un espíritu, y
oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré que
en su tierra perezca a espada.
(Is 37:8) Vuelto,
pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que combatía contra Libna; porque ya
había oído que se había apartado de Laquis.
(Is 37:9) Mas
oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí
que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió embajadores a Ezequías,
diciendo:
(Is 37:10) Así
dirán a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu
Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey
de Asiria.
(Is 37:11) He
aquí que tú oíste lo que han hecho los reyes de
Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y escaparás tú?
(Is 37:12) ¿Acaso
libraron sus dioses a las naciones que
destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que
moraban en Telasar?
(Is 37:13) ¿Dónde
está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de
Hena y de Iva?
(Is 37:14) Y
tomó Ezequías las cartas de mano de los
embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de
Jehová.
(Is 37:15) Entonces
Ezequías oró a Jehová, diciendo:
(Is 37:16) Jehová
de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de
todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra.
(Is 37:17) Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos,
y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al
Dios viviente.
(Is 37:18) Ciertamente,
oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas
las tierras y sus comarcas,
(Is 37:19) y
entregaron los dioses de ellos al fuego; porque
no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los
destruyeron.
(Is 37:20) Ahora
pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano,
para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.
(Is 37:21) Entonces
Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías:
Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Acerca de lo que me rogaste sobre
Senaquerib rey de Asiria,
(Is 37:22) estas
son las palabras que Jehová habló contra él: La
virgen hija de Sion te desprecia, te escarnece [se burla con agravio y tenacidad]; detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
(Is 37:23) ¿A
quién vituperaste, y a quién blasfemaste?
¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos en alto? Contra el Santo
de Israel.
(Is 37:24) Por
mano de tus esclavos [siervos,
sirvientes] has vituperado al Señor,
y dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas de los montes, a
las laderas del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses escogidos;
llegaré hasta sus más elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos.
(Is 37:25) Yo
cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas de mis
pies secaré todos los ríos de Egipto.
(Is 37:26) ¿No
has oído decir que desde tiempos antiguos yo lo hice, que desde los días de la
antigüedad lo tengo ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para reducir
las ciudades fortificadas a montones de escombros.
(Is 37:27) Sus
habitantes [moradores, residentes]
fueron de corto poder; fueron acobardados y confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno de
los terrados, que antes de sazón se seca.
(Is 37:28) He
conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y tu furor contra mí.
(Is 37:29) Porque
contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido
a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios, y
te haré volver por el camino por donde viniste.
(Is 37:30) Y
esto te será por señal: Comerán este
año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace de suyo; y el año tercero
sembraran y segaran, y plantaran viñas, y
comerán su fruto.
(Is 37:31) Y
lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba.
(Is 37:32) Porque
de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de
Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
(Is 37:33) Por
tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria:
No entrará en esta ciudad, ni arrojará flecha [saeta] en ella; no vendrá
delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte.
(Is 37:34) Por
el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
(Is 37:35) Porque
yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por
amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.
(Is 37:36) Y
salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta
y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la
mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos.
(Is 37:37) Entonces
Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada
en Nínive.
(Is 37:38) Y
sucedió que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron
a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su
hijo.
Enfermedad de
Ezequías
(2R 20:1-11; 2Cr
32:24-26)
(Is 38:1) En
aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino
a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y
le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.
(Is 38:2) Entonces
volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo
oración a Jehová,
(Is 38:3) y
dijo: Oh Jehová, «te
ruego»* que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus
ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.
(Is 38:4) Entonces
vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:
(Is 38:5) Ve
y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre
dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus
días quince años.
(Is 38:6) Y
te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey
de Asiria; y a esta ciudad ampararé.
(Is 38:7) Y
esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho:
(Is 38:8) He
aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás.
Y volvió el sol diez grados atrás, por
los cuales había ya descendido.
(Is 38:9) Escritura
de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y
sanó de su enfermedad:
(Is 38:10) Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años.
(Is 38:11) Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los
habitantes [moradores, residentes]
del mundo.
(Is 38:12) Mi
morada ha sido movida y traspasada de mí, como
tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me
consumirás entre el día y la noche.
(Is 38:13) Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás.
(Is 38:14) Como
la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco;
fortaléceme.
(Is 38:15) ¿Qué
diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho.
Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de
mi alma.
(Is 38:16) Oh
Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida
de mi espíritu; pues tú me
restablecerás, y harás que viva.
(Is 38:17) He
aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida
del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus
espaldas todos mis pecados.
(Is 38:18) Porque
el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al
sepulcro esperarán tu verdad.
(Is 38:19) El
que vive, el que vive, éste te dará alabanza,
como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad
a los hijos.
(Is 38:20) Jehová
me salvará; por tanto cantaremos nuestros
cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.
(Is 38:21) Y
había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y
pónganla en la llaga, y sanará.
(Is 38:22) Había
asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal
tendré de que subiré a la casa de Jehová?
Ezequías recibe a
los enviados de Babilonia
(2R 20:12-19; 2Cr
32:27-31)
(Is 39:1) En
aquel tiempo Merodac-baladán hijo de
Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y regalos [presentes]
a Ezequías; porque supo que había estado
enfermo, y que había convalecido.
(Is 39:2) Y
se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la
casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de
armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en
todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase.
(Is 39:3) Entonces
el profeta Isaías vino al rey Ezequías,
y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde
han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de
Babilonia.
(Is 39:4) Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías:
Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no
les haya mostrado.
(Is 39:5) Entonces
dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de
los ejércitos:
(Is 39:6) He
aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y
lo que tus padres han atesorado hasta hoy;
ninguna cosa quedará, dice Jehová.
(Is 39:7) De
tus hijos que saldrán de ti, y que habrás
engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.
(Is 39:8) Y
dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que
has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.
Jehová consuela a
Sion
(Is 40:1) Consuélense, consuélense, pueblo mío, dice su [de ustedes] Dios.
(Is 40:2) Hablen al corazón de
Jerusalén; díganle a voces que su tiempo
es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de
Jehová por todos sus pecados.
(Is 40:3) Voz
que clama en el desierto: Preparen camino a
Jehová; enderecen calzada en la soledad a nuestro Dios.
(Is 40:4) Todo
valle sea alzado, y bájese todo monte y collado;
y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
(Is 40:5) Y
se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne
juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
(Is 40:6) Voz
que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo
que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del
campo.
(Is 40:7) La
hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.
(Is 40:8) Se
seca la hierba, se marchita la flor; mas la
palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
(Is 40:9) Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta
fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las
ciudades de Judá: ¡Observen aquí al Dios su [de
ustedes]!
(Is 40:10) He
aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su
brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de
su rostro.
(Is 40:11) Como
pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará
los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién
paridas.
(Is 40:12) ¿Quién
midió las aguas con «el hueco de su mano»* y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el
polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?
(Is 40:13) ¿Quién
enseñó al Espíritu
de Jehová, o le aconsejó enseñándole?
(Is 40:14) ¿A
quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o
le enseñó ciencia,
o le mostró la senda de la prudencia?
(Is 40:15) He
aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como
menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las
islas como polvo.
(Is 40:16) Ni
el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio.
(Is 40:17) Como
nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no
es.
(Is 40:18) ¿A
qué, pues, harán semejante a Dios, o qué imagen le compondrán?
(Is 40:19) El
artífice prepara la imagen
de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata.
(Is 40:20) El
pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se
apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen
de talla que no se mueva.
(Is 40:21) ¿No
saben? ¿No han oído? ¿Nunca se lo han dicho
desde el principio? ¿No han sido enseñados desde que la tierra se fundó?
(Is 40:22) El
está sentado sobre el círculo de la
tierra, cuyos habitantes [moradores, residentes]
son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como
una tienda para morar.
(Is 40:23) El
convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como
cosa vana.
(Is 40:24) Como
si nunca hubieran sido plantados, como si nunca
hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la
tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como
hojarasca.
(Is 40:25) ¿A
qué, pues, me harán semejante o me compararan?
dice el Santo.
(Is 40:26) Levanten en alto sus [de
ustedes] ojos, y vean quién creó [crió:
formó, sustenta y mantiene] estas
cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; «ninguna»*
faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el
poder de su dominio.
(Is 40:27) ¿Por
qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi
camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?
(Is 40:28) ¿No
has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No
desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
(Is 40:29) El
da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
(Is 40:30) Los
muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes
flaquean y caen;
(Is 40:31) pero
los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no
se fatigarán.
Seguridad de Dios
para Israel
(Is 41:1) Escúchenme,
costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y
entonces hablen; estemos juntamente a juicio.
(Is 41:2) ¿Quién
despertó del oriente al justo, lo llamó para que
le siguiese, entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los
entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata?
(Is 41:3) Los
siguió, pasó en paz por camino por donde sus
pies nunca habían entrado.
(Is 41:4) ¿Quién
hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová,
el primero, y yo mismo con los últimos.
(Is 41:5) Las
costas vieron, y tuvieron temor; los confines de
la tierra se espantaron; se congregaron, y vinieron.
(Is 41:6) «Cada cual»*
ayudó a su vecino, y a su hermano dijo:
Esfuérzate.
(Is 41:7) El
carpintero animó al platero, y el que alisaba
con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y lo
afirmó con clavos, para que no se moviese.
(Is 41:8) Pero
tú, Israel, esclavo [siervo, sirviente] mío eres; tú, Jacob, a
quien yo escogí, descendencia de Abraham mi
amigo.
(Is 41:9) Porque
te tomé de los confines de la tierra, y de
tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi esclavo [siervo, sirviente] eres tú; te escogí, y no te deseché.
(Is 41:10) No
temas, porque yo estoy contigo; no desmayes,
porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia.
(Is 41:11) He
aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos;
serán como nada y perecerán los que contienden
contigo.
(Is 41:12) Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los
hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la
guerra.
(Is 41:13) Porque
yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu
mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
(Is 41:14) No
temas, gusano de Jacob, oh ustedes los pocos de
Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.
(Is 41:15) He
aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, «lleno
de dientes;»* trillarás montes y los
molerás, y collados reducirás a tamo.
(Is 41:16) Los
aventarás, y los llevará el viento, y los
esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el
Santo de Israel.
(Is 41:17) Los
afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay; seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios
de Israel no los desampararé.
(Is 41:18) En
las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de
los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en
la tierra seca.
(Is 41:19) Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos;
pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente,
(Is 41:20) para
que vean y conozcan, y adviertan y entiendan
todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó.
Dios reta a los
falsos dioses
(Is 41:21) Aleguen por su [de
ustedes] causa, dice Jehová;
presenten sus [de ustedes] pruebas, dice
el Rey de Jacob.
(Is 41:22) Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos lo que ha
pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón
en ello; sepamos también su postrimería, y hágannos entender lo que ha de
venir.
(Is 41:23) Dennos
nuevas «de lo que ha de ser después,»* para que sepamos que ustedes son dioses; o a lo
menos hagan bien, o mal, para que tengamos qué
contar, y juntamente nos maravillemos.
(Is 41:24) He
aquí que ustedes son nada, y sus [de ustedes]
obras vanidad; abominación [cosa repugnante]
es el que les escogió.
(Is 41:25) Del
norte levanté a uno, y vendrá; del nacimiento
del sol invocará mi nombre; y pisoteará
príncipes como lodo, y como pisa el barro el alfarero.
(Is 41:26) ¿Quién
lo anunció desde el principio, para que sepamos;
o de «tiempo
atrás,»* y diremos:
Es justo? Cierto, no hay quien anuncie; sí, no hay quien enseñe; ciertamente no
hay quien oiga sus [de ustedes]
palabras.
(Is 41:27) Yo
soy el primero que he enseñado estas cosas a Sion, y a Jerusalén daré un
mensajero de alegres nuevas.
(Is 41:28) Miré, y no había «ninguno;»* y pregunté de estas cosas, y ningún consejero
hubo; les pregunté, y no respondieron palabra.
(Is 41:29) He
aquí, todos son vanidad, y las obras de ellos nada; viento y vanidad son sus
imágenes fundidas.
El Siervo de Jehová
(Is 42:1) He
aquí mi esclavo [siervo, sirviente],
yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él
mi Espíritu; él traerá justicia a las
naciones.
(Is 42:2) No
gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las
calles.
(Is 42:3) No
quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo
que humeare; por medio de la verdad
traerá justicia.
(Is 42:4) No
se cansará ni desmayará, hasta que establezca en
la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.
(Is 42:5) Así
dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el
que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan:
(Is 42:6) Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por
la mano; te guardaré y te pondré por pacto [alianza,
convenio, acuerdo] al pueblo, por luz de las naciones,
(Is 42:7) para
que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y
de casas de prisión a los que habitan [moran,
residen] en tinieblas.
(Is 42:8) Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi
gloria, ni mi alabanza a esculturas.
(Is 42:9) He
aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que
salgan a luz, yo se las haré notorias.
Alabanza por la
liberación poderosa de Jehová
(Is 42:10) Canten a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin
de la tierra; los que descienden al mar, y cuanto hay en él, las costas y los
habitantes [moradores, residentes]
de ellas.
(Is 42:11) Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde
habita Cedar; canten los habitantes [moradores,
residentes] de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de
júbilo.
(Is 42:12) Den
gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las
costas.
(Is 42:13) Jehová
saldrá como gigante, y como hombre de guerra
despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos.
(Is 42:14) Desde
el siglo he callado, he guardado silencio, y me
he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré
juntamente.
(Is 42:15) Convertiré
en soledad montes y collados, haré secar toda su
hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques.
(Is 42:16) Y
guiaré a los ciegos por camino que no sabían,
les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las
tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los
desampararé.
(Is 42:17) Serán
vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las
imágenes de fundición: Ustedes son nuestros
dioses.
Israel no aprende
de la disciplina
(Is 42:18) Sordos,
oigan, y ustedes, ciegos, vean para ver.
(Is 42:19) ¿Quién
es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el
esclavo [siervo, sirviente] de
Jehová,
(Is 42:20) que
ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye?
(Is 42:21) Jehová
se complació por amor de su justicia en magnificar
la ley y engrandecerla.
(Is 42:22) Mas
este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos
atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no
hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituyan.
(Is 42:23) ¿Quién
de ustedes oirá esto? ¿Quién atenderá y
escuchará respecto al porvenir?
(Is 42:24) ¿Quién
dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra
quien pecamos? No quisieron andar en sus
caminos, ni oyeron su ley.
(Is 42:25) Por
tanto, derramó sobre él el ardor de su ira, y
fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le
consumió, mas no «hizo caso.»*
Jehová es el único
Redentor
(Is 43:1) Ahora,
así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y
Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío
eres tú.
(Is 43:2) Cuando
pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por
los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la
llama arderá en ti.
(Is 43:3) Porque
yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu
Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.
(Is 43:4) Porque
a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste
honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.
(Is 43:5) No
temas, porque yo estoy contigo; del oriente
traeré tu generación, y del occidente
te recogeré.
(Is 43:6) Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de
lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,
(Is 43:7) todos
los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
(Is 43:8) Saquen al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que
tienen oídos.
(Is 43:9) Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los
pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las
cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es.
(Is 43:10) Ustedes son mis testigos, dice Jehová, y mi esclavo [siervo, sirviente] que yo escogí, para que me
conozcan y crean, y entiendan que yo mismo soy;
antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí.
(Is 43:11) Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.
(Is 43:12) Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre ustedes
dios ajeno. Ustedes, pues, son mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios.
(Is 43:13) Aun
antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de
mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?
(Is 43:14) Así
dice Jehová, Redentor
suyo [de ustedes], el Santo de
Israel: Por ustedes envié a Babilonia, e hice
descender como fugitivos a todos ellos, aun a los caldeos en las naves de que
se gloriaban.
(Is 43:15) Yo Jehová, Santo suyo [de
ustedes], Creador de Israel, su [de
ustedes] Rey.
(Is 43:16) Así
dice Jehová, el que abre camino en el mar, y
senda en las aguas impetuosas;
(Is 43:17) el
que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no
levantarse; fenecen, como pábilo quedan
apagados.
(Is 43:18) No
se acuerden de las cosas pasadas, ni traigan a
memoria las cosas antiguas.
(Is 43:19) He
aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿ no la conocerán? Otra vez abriré camino en el desierto, y
ríos en la soledad.
(Is 43:20) Las
fieras del campo me honrarán, los chacales y los
pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para
que beba mi pueblo, mi escogido.
(Is 43:21) Este
pueblo he creado para mí; mis alabanzas
publicará.
(Is 43:22) Y
no me invocaste a mí, oh Jacob, sino que de mí te cansaste, oh Israel.
(Is 43:23) No
me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda,
ni te hice fatigar con incienso.
(Is 43:24) No
compraste para mí caña aromática por dinero, ni
me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga
de tus pecados, me fatigaste con tus maldades.
(Is 43:25) Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí
mismo, y no me acordaré de tus pecados.
(Is 43:26) Hazme
recordar, entremos en juicio juntamente; habla tú
para justificarte.
(Is 43:27) Tu
primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron
contra mí.
(Is 43:28) Por
tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y por
oprobio a Israel.
Jehová es el único
Dios
(Is 44:1) Ahora
pues, oye, Jacob, esclavo [siervo, sirviente]
mío, y tú, Israel, a quien yo escogí.
(Is 44:2) Así
dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó
desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, esclavo [siervo, sirviente] mío Jacob, y tú, Jesurún,
a quien yo escogí.
(Is 44:3) Porque
yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos
sobre la tierra árida; mi Espíritu
derramaré sobre tu generación, y mi
bendición sobre tus renuevos;
(Is 44:4) y
brotarán entre hierba, como sauces junto a las
riberas de las aguas.
(Is 44:5) Este
dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del
nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el
nombre de Israel.
(Is 44:6) Así
dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el
primero, y yo soy el último [postrero],
y fuera de mí no hay Dios.
(Is 44:7) ¿Y
quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo
pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo
antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir.
(Is 44:8) No
teman, ni se amedrenten; ¿no te lo hice oír
desde la antigüedad, y te lo dije? Luego ustedes son mis testigos. No hay Dios
sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno.
La insensatez de
idolatría
(Is 44:9) Los
formadores de imágenes de talla, todos ellos son
vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son
testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden.
(Is 44:10) ¿Quién
formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho?
(Is 44:11) He
aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos se juntarán, se presentarán,
se asombrarán, y serán avergonzados a una.
(Is 44:12) El
herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da forma con los martillos, y
trabaja en ello con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las
fuerzas; no bebe agua, y se desmaya.
(Is 44:13) El
carpintero tiende la regla, lo señala con
almagre, lo labra con los cepillos, le da figura con el compás, lo hace en
forma de varón, a semejanza de hombre
hermoso, para tenerlo en casa.
(Is 44:14) Corta
cedros, y toma ciprés y encina, que crecen entre
los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la lluvia.
(Is 44:15) De
él se sirve luego el hombre para quemar, y toma
de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además
un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.
(Is 44:16) Parte del leño quema en el fuego; con parte de él come
carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta, y dice: ¡Oh! me he
calentado, he visto el fuego;
(Is 44:17) y
hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se
postra delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame, porque mi dios
eres tú.
(Is 44:18) No
saben ni entienden; porque cerrados están sus
ojos para no ver, y su corazón para no
entender.
(Is 44:19) No
«discurre para consigo,»* no tiene sentido ni entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y
sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí.
¿Haré del resto de él una abominación [cosa
repugnante]? ¿Me postraré delante de
un tronco de árbol?
(Is 44:20) De
ceniza se alimenta; su corazón engañado
le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿ No es pura mentira lo que
tengo en mi mano derecha?
Jehová es el
Redentor de Israel
(Is 44:21) Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque mi esclavo
[siervo, sirviente] eres. Yo te formé, esclavo [siervo, sirviente] mío eres tú; Israel, no me olvides.
(Is 44:22) Yo
deshice como una nube tus rebeliones, y como
niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.
(Is 44:23) Canten loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo; griten con
júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpan, montes, en alabanza; bosque, y
todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel será
glorificado.
(Is 44:24) Así
dice Jehová, tu Redentor,
que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo
los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;
(Is 44:25) que
deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios,
y desvanezco su sabiduría.
(Is 44:26) Yo,
el que despierta la palabra de su esclavo [siervo, sirviente], y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén:
Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas
reedificaré;
(Is 44:27) que
dice a las profundidades: Séquense, y tus ríos haré secar;
(Is 44:28) que
dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo
que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.