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RVI: 1ª REYES 8 - 13

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

Salomón traslada el arca al templo
(2Cr 5:2-14)
(1R 8:1) Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto [alianza, convenio, acuerdo] de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion.

(1R 8:2) Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne.

(1R 8:3) Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca.

(1R 8:4) Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas.

(1R 8:5) Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar.

(1R 8:6) Y los sacerdotes metieron el arca del pacto [alianza, convenio, acuerdo] de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.

(1R 8:7) Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima.

(1R 8:8) Y sacaron las varas, de modo que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy.

(1R 8:9) En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto [alianza, convenio, acuerdo] con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto.

(1R 8:10) Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová.

(1R 8:11) Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por «causa de»* la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.

Dedicación del templo
(2Cr 6:1; 7:10)
(1R 8:12) Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que él habitaría en la oscuridad.

(1R 8:13) Yo he edificado casa por morada para ti, sitio en que tú habites para siempre.

(1R 8:14) Y volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la congregación de Israel estaba de pie.

(1R 8:15) Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que habló a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo:

(1R 8:16) Desde el día que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no he escogido ciudad de todas las tribus de Israel para edificar casa en la cual estuviese mi nombre, aunque escogí a David para que presidiese en mi pueblo Israel.

(1R 8:17) Y David mi padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de Israel.

(1R 8:18) Pero Jehová dijo a David mi padre: Cuanto a haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener «tal deseo.»*

(1R 8:19) Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre.

(1R 8:20) Y Jehová ha cumplido su palabra que había dicho; porque yo me he levantado en lugar de David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho, y he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel.

(1R 8:21) Y he puesto en ella lugar para el arca, en la cual está el pacto [alianza, convenio, acuerdo] de Jehová que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.

(1R 8:22) Luego se puso Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de Israel, y extendiendo sus manos al cielo,

(1R 8:23) dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto [alianza, convenio, acuerdo] y la misericordia a tus esclavos [siervos, sirvientes], los que andan delante de ti con todo su corazón;

(1R 8:24) que has cumplido a tu esclavo [siervo, sirviente] David mi padre lo que le prometiste; lo dijiste con tu boca, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día.

(1R 8:25) Ahora, pues, Jehová Dios de Israel, cumple a tu esclavo [siervo, sirviente] David mi padre lo que le prometiste, diciendo: No te faltará varón delante de mí, que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden mi camino y vayan delante de mí como tú has andado delante de mí.

(1R 8:26) Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu esclavo [siervo, sirviente] David mi padre.

(1R 8:27) Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?

(1R 8:28) Con todo, tú atenderás a la oración de tu esclavo [siervo, sirviente], y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu esclavo [siervo, sirviente] hace hoy delante de ti;

(1R 8:29) que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu esclavo [siervo, sirviente] haga en este lugar.

(1R 8:30) Oye, pues, la oración de tu esclavo [siervo, sirviente], y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona.

(1R 8:31) Si alguno pecare contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el juramento delante de tu altar en esta casa;

(1R 8:32) oirás desde el cielo y actuarás, y juzgarás a tus esclavos [siervos, sirvientes], condenando al impío [irreverente y sin ley] y haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su justicia.

(1R 8:33) Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus enemigos por haber pecado contra ti, y se volvieren a ti y confesaren tu nombre, y oraren y te rogaren y suplicaren en esta casa,

(1R 8:34) oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás a la tierra que diste a sus padres.

(1R 8:35) Si el cielo se cerrare y no lloviere, por haber ellos pecado contra ti, y te rogaren en este lugar y confesaren tu nombre, y se volvieren del pecado, cuando los afligieres,

(1R 8:36) oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus esclavos [siervos, sirvientes] y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino en que vayan; y darás lluvias sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad [posesión territorial].

(1R 8:37) Si en la tierra hubiere hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón; si sus enemigos los sitiaren en la tierra en donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea;

(1R 8:38) toda oración y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando «cualquiera»* sintiere la plaga en su corazón, y extendiere sus manos a esta casa,

(1R 8:39) oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres);

(1R 8:40) para que te teman todos los días que vivan sobre la superficie [faz] de la tierra que tú diste a nuestros padres.

(1R 8:41) Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre

(1R 8:42) (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta casa,

(1R 8:43) oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.

(1R 8:44) Si tu pueblo saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú les mandes, y oraren a Jehová con el rostro hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo edifiqué a tu nombre,

(1R 8:45) tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia.

(1R 8:46) Si pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque), y estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del enemigo, para que los cautive y lleve a tierra enemiga, sea lejos o cerca,

(1R 8:47) y «ellos volvieren en sí»* en la tierra donde fueren cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido impiedad;

(1R 8:48) y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren a ti con el rostro hacia su tierra que tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre,

(1R 8:49) tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia.

(1R 8:50) Y perdonarás a tu pueblo que había pecado contra ti, y todas sus infracciones con que se hayan rebelado contra ti, y harás que tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos;

(1R 8:51) porque ellos son tu pueblo y tu heredad [posesión territorial], el cual tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro.

(1R 8:52) Estén, pues, atentos tus ojos a la oración de tu esclavo [siervo, sirviente] y a la plegaria de tu pueblo Israel, para oírlos en todo aquello por lo cual te invocaren;

(1R 8:53) porque tú los apartaste para ti como heredad [posesión territorial] tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de Moisés tu esclavo [siervo, sirviente], cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor Jehová .

(1R 8:54) Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo;

(1R 8:55) y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta:

(1R 8:56) Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su esclavo [siervo, sirviente], ha faltado.

(1R 8:57) Esté con nosotros Jehová nuestro Dios, como estuvo con nuestros padres, y no nos desampare ni nos deje.

(1R 8:58) Incline nuestro corazón hacia él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos sus mandamientos y sus estatutos y sus decretos, los cuales mandó a nuestros padres.

(1R 8:59) Y estas mis palabras con que he orado delante de Jehová, estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que él proteja la causa de su esclavo [siervo, sirviente] y de su pueblo Israel, «cada cosa en su tiempo;»*

(1R 8:60) a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehová es Dios, y que no hay otro.

(1R 8:61) Sea, pues, perfecto su [de ustedes] corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos, como en el día de hoy.

(1R 8:62) Entonces el rey, y todo Israel con él, sacrificaron víctimas delante de Jehová.

(1R 8:63) Y ofreció Salomón sacrificios de paz, los cuales ofreció a Jehová: veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová.

(1R 8:64) Aquel mismo día santificó el rey el medio del atrio, el cual estaba delante de la casa de Jehová; porque ofreció allí los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los sacrificios de paz, por cuanto el altar de bronce que estaba delante de Jehová era pequeño, y no cabían en él los holocaustos, las ofrendas y la grosura de los sacrificios de paz.

(1R 8:65) En aquel tiempo Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel, una gran congregación, desde donde entran en Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, por siete días y aun por otros siete días, esto es, por catorce días.

(1R 8:66) Y al octavo día despidió al pueblo; y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas alegres y gozosos de corazón, por todos los beneficios que Jehová había hecho a David su esclavo [siervo, sirviente] y a su pueblo Israel.

Pacto de Dios con Salomón
(2Cr 7:11-22)
(1R 9:1) Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer,

(1R 9:2) Jehová apareció a Salomón la la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón.

(1R 9:3) Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.

(1R 9:4) Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en rectitud [equidad, derecho], haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos,

(1R 9:5) yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.

(1R 9:6) Mas si obstinadamente se apartaren de mí ustedes y sus [de ustedes] hijos, y no cumplieren [guardaren, conservaren] mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de ustedes, sino que fueren y sirvieren a dioses ajenos, y los adoraren;

(1R 9:7) yo cortaré a Israel de sobre la superficie [faz] de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos;

(1R 9:8) y esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa?

(1R 9:9) Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.

Otras actividades de Salomón
(2Cr 8:1-18)
(1R 9:10) Sucedió al cabo de veinte años, cuando Salomón ya había edificado las dos casas, la casa de Jehová y la casa real,

(1R 9:11) para las cuales Hiram rey de Tiro había traído a Salomón madera de cedro y de ciprés, y cuanto oro quiso, que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea .

(1R 9:12) Y salió Hiram de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no «le gustaron.»*

(1R 9:13) Y dijo: ¿Qué ciudades son estas que me has dado, hermano? Y les puso por nombre, la tierra de Cabul, nombre que tiene hasta hoy.

(1R 9:14) E Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.

(1R 9:15) Esta es la razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová, y su propia casa, y Milo, y el muro de Jerusalén, y Hazor, Meguido y Gezer:

(1R 9:16) Faraón el rey de Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los cananeos que habitaban la ciudad, y la dio en dote a su hija la mujer de Salomón.

(1R 9:17) Restauró, pues, Salomón a Gezer y a la baja Bethorón,

(1R 9:18) a Baalat, y a Tadmor en tierra del desierto;

(1R 9:19) asimismo todas las ciudades donde Salomón tenía provisiones, y las ciudades de los carros, y las ciudades de la gente de a caballo, y todo lo que Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en toda la tierra de su señorío.

(1R 9:20) A todos los pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos, que no eran de los hijos de Israel;

(1R 9:21) a sus hijos que quedaron en la tierra después de ellos, que los hijos de Israel no pudieron acabar, hizo Salomón que sirviesen con tributo hasta hoy.

(1R 9:22) Mas a ninguno de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de guerra, o sus criados, sus príncipes, sus capitanes, comandantes de sus carros, o su gente de a caballo.

(1R 9:23) Y los que Salomón había hecho jefes y vigilantes sobre las obras eran quinientos cincuenta, los cuales estaban sobre el pueblo que trabajaba en aquella obra.

(1R 9:24) Y subió la hija de Faraón de la ciudad de David a su casa que Salomón le había edificado; entonces edificó él a Milo.

(1R 9:25) Y ofrecía Salomón tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que él edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Jehová, después que la casa fue terminada.

(1R 9:26) Hizo también el rey Salomón naves en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del Mar Rojo, en la tierra de Edom.

(1R 9:27) Y envió Hiram en ellas a sus esclavos [siervos, sirvientes], marineros y diestros en el mar, con los esclavos [siervos, sirvientes] de Salomón,

(1R 9:28) los cuales fueron a Ofir y tomaron de allí oro, cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.

La reina de Sabá visita a Salomón
(2Cr 9:1-12)
(1R 10:1) Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles.

(1R 10:2) Y vino a Jerusalén con un grupo [cuadrilla, séquito] muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía.

(1R 10:3) Y Salomón le contestó todas sus preguntas, y nada hubo que el rey no le contestase.

(1R 10:4) Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado,

(1R 10:5) asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, «se»* «quedó asombrada

(1R 10:6) Y dijo al rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría;

(1R 10:7) pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído.

(1R 10:8) Dichosos [afortunados, bienaventurados] tus hombres, dichosos estos tus esclavos [siervos, sirvientes], que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.

(1R 10:9) Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia.

(1R 10:10) Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y mucha especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Sabá dio al rey Salomón.

(1R 10:11) La flota de Hiram que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de sándalo, y piedras preciosas.

(1R 10:12) Y de la madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová y para las casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy.

(1R 10:13) Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de lo que Salomón le dio. Y ella se volvió, y se fue a su tierra con sus criados.

Riquezas y fama de Salomón
(2Cr 9:13-24)
(1R 10:14) El peso del oro que Salomón tenía de renta cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro;

(1R 10:15) sin lo de los mercaderes, y lo de la contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia, y de los principales de la tierra.

(1R 10:16) Hizo también el rey Salomón doscientos escudos grandes de oro batido; seiscientos siclos de oro gastó en cada escudo.

(1R 10:17) Asimismo hizo trescientos escudos de oro batido, en «cada uno de los cuales»* gastó tres libras de oro; y el rey los puso en la casa del bosque del Líbano.

(1R 10:18) Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo.

(1R 10:19) Seis gradas tenía el trono, y la parte alta era redonda por el respaldo; «y a uno y otro lado»* tenía brazos cerca del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos leones.

(1R 10:20) Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono semejante.

(1R 10:21) Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro fino; nada de plata, porque en tiempo de Salomón no era apreciada.

(1R 10:22) Porque el rey tenía en el mar una flota de naves de Tarsis, con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, y traía oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

(1R 10:23) Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.

(1R 10:24) Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.

(1R 10:25) Y «todos»* le llevaban «cada año»* sus regalos [presentes]: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.

Salomón comercia con caballos y carros
(2Cr 1:14-17; 9:25-28)
(1R 10:26) Y juntó Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalén.

(1R 10:27) E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a ser como piedras, y los cedros como cabrahigos de la Sefela en abundancia.

(1R 10:28) Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los mercaderes del rey compraba caballos y lienzos.

(1R 10:29) Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos, y de Siria.

Apostasía y errores de Salomón
(1R 11:1) Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas;

(1R 11:2) gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No se llegaran a ellas, ni ellas se llegarán a ustedes; porque ciertamente harán inclinar sus [de ustedes] corazones tras sus dioses. A éstas, pues, se juntó Salomón con amor .

(1R 11:3) Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón.

(1R 11:4) Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.

(1R 11:5) Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.

(1R 11:6) E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre.

(1R 11:7) Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.

(1R 11:8) Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.

(1R 11:9) Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces,

(1R 11:10) y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová.

(1R 11:11) Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto [alianza, convenio, acuerdo] y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo.

(1R 11:12) Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David tu padre; lo romperé de la mano de tu hijo.

(1R 11:13) Pero no romperé todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo, por amor a David mi esclavo [siervo, sirviente], y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido.

(1R 11:14) Y Jehová suscitó un adversario a Salomón: Hadad edomita, de sangre real, el cual estaba en Edom.

(1R 11:15) Porque cuando David estaba en Edom, y subió Joab el general del ejército a enterrar los muertos, y mató a todos los varones de Edom

(1R 11:16) (porque seis meses habitó allí Joab, y todo Israel, hasta que hubo acabado con todo el sexo masculino en Edom),

(1R 11:17) Hadad huyó, y con él algunos varones edomitas de los esclavos [siervos, sirvientes] de su padre, y se fue a Egipto; era entonces Hadad muchacho pequeño.

(1R 11:18) Y se levantaron de Madián, y vinieron a Parán; y tomando consigo hombres de Parán, vinieron a Egipto, a Faraón rey de Egipto, el cual les dio casa y les señaló alimentos, y aun les dio tierra.

(1R 11:19) Y halló Hadad gran favor delante de Faraón, el cual le dio por mujer la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tahpenes.

(1R 11:20) Y la hermana de Tahpenes le dio a luz su hijo Genubat, al cual destetó Tahpenes en casa de Faraón; y estaba Genubat en casa de Faraón entre los hijos de Faraón.

(1R 11:21) Y oyendo Hadad en Egipto que David había dormido con sus padres, y que era muerto Joab general del ejército, Hadad dijo a Faraón: Déjame ir a mi tierra.

(1R 11:22) Faraón le respondió: ¿Por qué? ¿Qué te falta conmigo, que procuras irte a tu tierra? El respondió: Nada; con todo, te ruego que me dejes ir.

(1R 11:23) Dios también levantó por adversario contra Salomón a Rezón hijo de Eliada, el cual había huido de su amo Hadadezer, rey de Soba.

(1R 11:24) Y había juntado gente contra él, y se había hecho capitán de una compañía, cuando David deshizo a los de Soba. Después fueron a Damasco y habitaron allí, y le hicieron rey en Damasco.

(1R 11:25) Y fue adversario de Israel todos los días de Salomón; y fue otro mal con el de Hadad, porque aborreció a Israel, y reinó sobre Siria.

(1R 11:26) También Jeroboam hijo de Nabat, efrateo de Sereda, esclavo [siervo, sirviente] de Salomón, cuya madre se llamaba Zerúa, la cual era viuda, alzó su mano contra el rey.

(1R 11:27) La causa por la cual éste alzó su mano contra el rey fue esta: Salomón, edificando a Milo, cerró el portillo de la ciudad de David su padre.

(1R 11:28) Y este varón Jeroboam era valiente y esforzado; y viendo Salomón al joven que era «hombre activo,»* le encomendó todo el cargo de la casa de José.

(1R 11:29) Sucedió, pues, en aquel tiempo, que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el profeta Ahías silonita, y éste estaba cubierto con una capa nueva; y estaban ellos dos solos en el campo.

(1R 11:30) Y tomando Ahías la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos,

(1R 11:31) y dijo a Jeroboam: Toma para ti los diez pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus;

(1R 11:32) y él tendrá una tribu por amor a David mi esclavo [siervo, sirviente], y por amor a Jerusalén, ciudad que yo he elegido de todas las tribus de Israel;

(1R 11:33) por cuanto me han dejado, y han adorado a Astoret diosa de los sidonios, a Quemos dios de Moab, y a Moloc dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos para hacer lo recto delante de mis ojos, y mis estatutos y mis decretos, como hizo David su padre.

(1R 11:34) Pero no quitaré nada del reino de sus manos, sino que lo retendré por rey todos los días de su vida, por amor a David mi esclavo [siervo, sirviente], al cual yo elegí, y quien guardó mis mandamientos y mis estatutos.

(1R 11:35) Pero quitaré el reino de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus.

(1R 11:36) Y a su hijo daré una tribu, para que mi esclavo [siervo, sirviente] David tenga lámpara todos los días delante de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre.

(1R 11:37) Yo, pues, te tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás rey sobre Israel.

(1R 11:38) Y si prestares oído a todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi esclavo [siervo, sirviente], yo estaré contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué a David, y yo te entregaré a Israel.

(1R 11:39) Y yo afligiré a la descendencia de David a causa de esto, mas no «para siempre.»*

(1R 11:40) Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.

Muerte de Salomón
(2Cr 9:29-31)
(1R 11:41) Los demás hechos de Salomón, y todo lo que hizo, y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de los hechos de Salomón?

(1R 11:42) Los días que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años.

(1R 11:43) Y durmió Salomón con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre David; y reinó en su lugar Roboam su hijo.

Rebelión de Israel
(2Cr 10:1; 11:4)
(1R 12:1) Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había venido a Siquem para hacerle rey.

(1R 12:2) Y sucedió que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido de la presencia [de delante] del rey Salomón, y habitaba en Egipto,

(1R 12:3) enviaron a llamarle. Vino, pues, Jeroboam, y toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:

(1R 12:4) Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora disminuye tú algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso sobre nosotros, y te serviremos.

(1R 12:5) Y él les dijo: váyanse, y de aquí a tres días vuelvan a mí. Y el pueblo se fue.

(1R 12:6) Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejan ustedes que responda a este pueblo?

(1R 12:7) Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy esclavo [siervo, sirviente] de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán «para siempre.»*

(1R 12:8) Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él.

(1R 12:9) Y les dijo: ¿Cómo aconsejan ustedes que respondamos a este pueblo, que me ha hablado diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?

(1R 12:10) Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminúyenos algo; así les hablarás: El menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre.

(1R 12:11) Ahora, pues, mi padre les cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a su [de ustedes] yugo; mi padre les castigó con azotes, mas yo les castigaré con escorpiones.

(1R 12:12) Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, según el rey lo había mandado, diciendo: Vuelvan a mí al tercer día.

(1R 12:13) Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado;

(1R 12:14) y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre agravó su [de ustedes] yugo, pero yo añadiré a su [de ustedes] yugo; mi padre les castigó con azotes, mas yo les castigaré con escorpiones.

(1R 12:15) Y no oyó el rey al pueblo; porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová había hablado «por medio de»* Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.

(1R 12:16) Cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad [posesión territorial] en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus tiendas.

(1R 12:17) Pero reinó Roboam sobre los hijos de Israel que moraban en las ciudades de Judá.

(1R 12:18) Y el rey Roboam envió a Adoram, que estaba sobre los tributos; pero lo apedreó todo Israel, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subirse en un carro y huir a Jerusalén.

(1R 12:19) Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.

(1R 12:20) Y sucedió que oyendo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarle a la congregación, y le hicieron rey sobre todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese la casa de David, sino sólo la tribu de Judá.

(1R 12:21) Y cuando Roboam vino a Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil «hombres, guerreros»* escogidos, con el fin de hacer guerra a la casa de Israel, y hacer volver el reino a Roboam hijo de Salomón.

(1R 12:22) Pero vino palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo:

(1R 12:23) Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo:

(1R 12:24) Así ha dicho Jehová: No vayan, ni peleen contra sus [de ustedes] hermanos los hijos de Israel; vuelvan «cada uno»* a su casa, porque esto lo he hecho yo. Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra de Jehová.

El pecado de Jeroboam
(1R 12:25) Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí, reedificó a Penuel.

(1R 12:26) Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David,

(1R 12:27) si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá.

(1R 12:28) Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante han subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.

(1R 12:29) Y puso uno en Betel, y el otro en Dan.

(1R 12:30) Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan.

(1R 12:31) Hizo también casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Leví.

(1R 12:32) Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Betel, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Betel sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado.

(1R 12:33) Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Betel, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.

Un profeta de Judá amonesta a Jeroboam
(1R 13:1) He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Betel; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso,

(1R 13:2) aquél clamó contra el altar por palabra de Jehová y dijo: Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres.

(1R 13:3) Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Esta es la señal de que Jehová ha hablado: he aquí que el altar se quebrará, y la ceniza que sobre él está se derramará.

(1R 13:4) Cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado contra el altar de Betel, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Préndanle! Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, y no la pudo enderezar.

(1R 13:5) Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de Jehová.

(1R 13:6) Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de Dios: «Te pido»* que ruegues ante la presencia de Jehová tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a Jehová, y la mano del rey se le restauró, y quedó como «era antes

(1R 13:7) Y el rey dijo al varón de Dios: Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un regalo [presente].

(1R 13:8) Pero el varón de Dios dijo al rey: Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este lugar.

(1R 13:9) Porque así me está ordenado por palabra de Jehová, diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni regreses por el camino que fueres.

(1R 13:10) Regresó, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por donde había venido a Betel.

(1R 13:11) Moraba entonces en Betel un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Betel; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey.

(1R 13:12) Y su padre les dijo: ¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde había regresado el varón de Dios que había venido de Judá.

(1R 13:13) Y él dijo a sus hijos: Ensíllenme el asno. Y ellos le ensillaron el asno, y él lo montó.

(1R 13:14) Y yendo tras el varón de Dios, le halló sentado debajo de una encina, y le dijo: ¿Eres tú el varón de Dios que vino de Judá? El dijo: Yo soy.

(1R 13:15) Entonces le dijo: Ven conmigo a casa, y come pan.

(1R 13:16) Mas él respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo, ni tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar.

(1R 13:17) Porque por palabra de Dios «me ha sido dicho:»* No comas pan ni bebas agua allí, ni regreses por el camino por donde fueres.

(1R 13:18) Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.

(1R 13:19) Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua.

(1R 13:20) Y sucedió que estando ellos en la mesa, vino palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver.

(1R 13:21) Y clamó al varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto has sido rebelde «al mandato de»* Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová tu Dios te había prescrito,

(1R 13:22) sino que volviste, y comiste pan y bebiste agua en el lugar donde Jehová te había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el sepulcro de tus padres.

(1R 13:23) Cuando había comido pan y bebido, el que le había hecho volver le ensilló el asno.

(1R 13:24) Y yéndose, le topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y el asno junto a él, y el león también junto al cuerpo.

(1R 13:25) Y he aquí unos que pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león que estaba junto al cuerpo; y vinieron y lo dijeron en la ciudad donde el viejo profeta habitaba.

(1R 13:26) Oyéndolo el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: El varón de Dios es, que fue rebelde «al mandato de»* Jehová; por tanto, Jehová le ha entregado al león, que le ha quebrantado [despedazado] y matado, conforme a la palabra de Jehová que él le dijo.

(1R 13:27) Y habló a sus hijos, y les dijo: Ensíllenme un asno. Y ellos se lo ensillaron.

(1R 13:28) Y él fue, y halló el cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno.

(1R 13:29) Entonces tomó el profeta el cuerpo del varón de Dios, y lo puso sobre el asno y se lo llevó. Y el profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle.

(1R 13:30) Y puso el cuerpo en su sepulcro; y le endecharon, diciendo: ¡Ay, hermano mío!

(1R 13:31) Y después que le hubieron enterrado, habló a sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, entiérrenme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios; pongan mis huesos junto a los suyos.

(1R 13:32) Porque sin duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que está en Betel, y contra todas las casas de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.

(1R 13:33) Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino que volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería «lo consagraba»* para que fuese de los sacerdotes de los lugares altos.

(1R 13:34) Y esto fue causa de pecado a la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y raída de sobre la superficie [faz] de la tierra.

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