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RVI: 1ª REYES 14 - 22

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

Profecía de Ahías contra Jeroboam
(1R 14:1) En aquel tiempo Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo.

(1R 14:2) Y dijo Jeroboam a su mujer: Levántate ahora y disfrázate, para que no te conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo; porque allá está el profeta Ahías, el que me dijo que yo había de ser rey sobre este pueblo.

(1R 14:3) Y toma en tu mano diez panes, y tortas, y una vasija de miel, y ve a él, para que te declare lo que ha de ser de este niño.

(1R 14:4) Y la mujer de Jeroboam lo hizo así; y se levantó y fue a Silo, y vino a casa de Ahías. Y ya no podía ver Ahías, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de su vejez.

(1R 14:5) Mas Jehová había dicho a Ahías: He aquí que la mujer de Jeroboam vendrá a consultarte por su hijo, que está enfermo; así y así le responderás, pues cuando ella viniere, vendrá disfrazada.

(1R 14:6) Cuando Ahías oyó el sonido de sus pies, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? He aquí yo soy enviado a ti con revelación dura.

(1R 14:7) Ve y di a Jeroboam: Así dijo Jehová Dios de Israel: Por cuanto yo te levanté de en medio del pueblo, y te hice príncipe sobre mi pueblo Israel,

(1R 14:8) y rompí el reino de la casa de David y te lo entregué a ti; y tú no has sido como David mi esclavo [siervo, sirviente], que guardó mis mandamientos y anduvo detrás de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos,

(1R 14:9) sino que hiciste lo malo sobre todos los que han sido antes de ti, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me echaste tras tus espaldas;

(1R 14:10) por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la casa de Jeroboam, y destruiré de Jeroboam todo «varón,»* así el esclavo [siervo, sirviente] como el libre en Israel; y barreré la posteridad de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que sea acabada.

(1R 14:11) El que muera de los de Jeroboam en la ciudad, lo comerán los perros, y el que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho.

(1R 14:12) Y tú levántate y vete a tu casa; y al poner tu pie en la ciudad, morirá el niño.

(1R 14:13) Y todo Israel lo endechará, y le enterrarán; porque de los de Jeroboam, sólo él será sepultado, por cuanto se ha hallado en él alguna cosa buena delante de Jehová Dios de Israel, en la casa de Jeroboam.

(1R 14:14) Y Jehová levantará para sí un rey sobre Israel, el cual destruirá la casa de Jeroboam en este día; y lo hará «ahora mismo.»*

(1R 14:15) Jehová sacudirá a Israel al modo que la caña se agita en las aguas; y él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Eufrates, por cuanto han hecho sus imágenes de Asera, enojando a Jehová.

(1R 14:16) Y él entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, el cual pecó, y ha hecho pecar a Israel.

(1R 14:17) Entonces la mujer de Jeroboam se levantó y se marchó, y vino a Tirsa; y entrando ella por el umbral de la casa, el niño murió.

(1R 14:18) Y lo enterraron, y lo endechó todo Israel, conforme a la palabra de Jehová, la cual él había hablado por su esclavo [siervo, sirviente] el profeta Ahías.

(1R 14:19) Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo, y cómo reinó, todo está escrito en el libro de «las historias»* de los reyes de Israel.

(1R 14:20) El tiempo que reinó Jeroboam fue de veintidós años; y habiendo dormido con sus padres, reinó en su lugar Nadab su hijo.

Reinado de Roboam
(2Cr 12:1-16)
(1R 14:21) Roboam hijo de Salomón reinó en Judá. De cuarenta y un años era Roboam cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió de todas las tribus de Israel, para poner allí su nombre. El nombre de su madre fue Naama, amonita.

(1R 14:22) Y Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y le enojaron más que todo lo que sus padres habían hecho en sus pecados que cometieron.

(1R 14:23) Porque ellos también se edificaron lugares altos, estatuas, e imágenes de Asera, en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso.

(1R 14:24) Hubo también sodomitas en la tierra, e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado delante de los hijos de Israel.

(1R 14:25) Al quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén,

(1R 14:26) y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo; también se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho.

(1R 14:27) Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los dio a los capitanes de los de la guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real.

(1R 14:28) Cuando el rey entraba en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban; y los ponían en la cámara de los de la guardia.

(1R 14:29) Los demás hechos de Roboam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en «las crónicas»* de los reyes de Judá?

(1R 14:30) Y hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los días.

(1R 14:31) Y durmió Roboam con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. El nombre de su madre fue Naama, amonita. Y reinó en su lugar Abiam su hijo.

Reinado de Abiam
(2Cr 13:1-22)
(1R 15:1) En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá,

(1R 15:2) y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom.

(1R 15:3) Y anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de David su padre.

(1R 15:4) Mas por amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo después de él, y sosteniendo a Jerusalén;

(1R 15:5) por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo.

(1R 15:6) Y hubo guerra entre Roboam, y Jeroboam todos los días de su vida.

(1R 15:7) Los demás hechos de Abiam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y Jeroboam.

(1R 15:8) Y durmió Abiam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó Asa su hijo en su lugar.

Reinado de Asa
(2Cr 14:1-5; 15:16-19)
(1R 15:9) En el año veinte de Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá.

(1R 15:10) Y reinó cuarenta y un años en Jerusalén; el nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom.

(1R 15:11) Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre.

(1R 15:12) Porque quitó del país a los sodomitas, y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho.

(1R 15:13) También privó a su madre Maaca de ser reina madre, porque había hecho un ídolo de Asera. Además deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo quemó junto al torrente de Cedrón.

(1R 15:14) Sin embargo, los lugares altos no se quitaron. Con todo, el corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida.

(1R 15:15) También metió en la casa de Jehová lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó: oro, plata y alhajas.

Alianza de Asa de Ben-adad
(2Cr 16:1-10)
(1R 15:16) Hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.

(1R 15:17) Y subió Baasa rey de Israel contra Judá, y edificó a Ramá, para no dejar a ninguno salir ni entrar a Asa rey de Judá.

(1R 15:18) Entonces tomando Asa toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, los entregó a sus esclavos [siervos, sirvientes], y los envió el rey Asa a Ben-adad hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, el cual residía en Damasco, diciendo:

(1R 15:19) Haya alianza entre nosotros, como entre mi padre y el tuyo. He aquí yo te envío un regalo [presente] de plata y de oro; ve, y rompe tu pacto [alianza, convenio, acuerdo] con Baasa rey de Israel, para que se aparte de mí.

(1R 15:20) Y Ben-adad consintió con el rey Asa, y envió los príncipes de los ejércitos que tenía contra las ciudades de Israel, y conquistó Ijón, Dan, Abelbetmaaca, y toda Cineret, con toda la tierra de Neftalí.

(1R 15:21) Oyendo esto Baasa, dejó de edificar a Ramá, y se quedó en Tirsa.

(1R 15:22) Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, «sin exceptuar a ninguno;»* y quitaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y edificó el rey Asa con ello a Geba de Benjamín, y a Mizpa.

Muerte de Asa
(2Cr 16:11-14)
(1R 15:23) Los demás hechos de Asa, y todo su poderío, y todo lo que hizo, y las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Judá? Mas en los días de su vejez enfermó de los pies.

(1R 15:24) Y durmió Asa con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre; y reinó en su lugar Josafat su hijo.

Reinado de Nadab
(1R 15:25) Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa rey de Judá; y reinó sobre Israel dos años.

(1R 15:26) E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino de su padre, y en los pecados con que hizo pecar a Israel.

(1R 15:27) Y Baasa hijo de Ahías, el cual era de la casa de Isacar, conspiró contra él, y lo hirió Baasa en Gibetón, que era de los filisteos; porque Nadab y todo Israel tenían sitiado a Gibetón.

(1R 15:28) Lo mató, pues, Baasa en el tercer año de Asa rey de Judá, y reinó en lugar suyo.

(1R 15:29) Y cuando él vino al reino, mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerla, conforme a la palabra que Jehová habló por su esclavo [siervo, sirviente] Ahías silonita;

(1R 15:30) por los pecados que Jeroboam había cometido, y con los cuales hizo pecar a Israel; y por su provocación con que provocó a enojo a Jehová Dios de Israel.

(1R 15:31) Los demás hechos de Nadab, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Israel?

(1R 15:32) Y hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.

Reinado de Baasa
(1R 15:33) En el tercer año de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Baasa hijo de Ahías sobre todo Israel en Tirsa; y reinó veinticuatro años.

(1R 15:34) E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de Jeroboam, y en su pecado con que hizo pecar a Israel.

(1R 16:1) Y vino palabra de Jehová a Jehú hijo de Hanani contra Baasa, diciendo:

(1R 16:2) Por cuanto yo te levanté del polvo y te puse por príncipe sobre mi pueblo Israel, y has andado en el camino de Jeroboam, y has hecho pecar a mi pueblo Israel, provocándome a ira con tus pecados;

(1R 16:3) he aquí yo barreré la posteridad de Baasa, y la posteridad de su casa; y pondré su casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat.

(1R 16:4) El que de Baasa fuere muerto en la ciudad, lo comerán los perros; y el que de él fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.

(1R 16:5) Los demás hechos de Baasa, y las cosas que hizo, y su poderío, ¿no está todo escrito en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Israel?

(1R 16:6) Y durmió Baasa con sus padres, y fue sepultado en Tirsa, y reinó en su lugar Ela su hijo.

(1R 16:7) Pero la palabra de Jehová por el profeta Jehú hijo de Hanani había sido contra Baasa y también contra su casa, con motivo de todo lo malo que hizo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira con las obras de sus manos, para que fuese hecha como la casa de Jeroboam; y porque la había destruido.

Reinado de Ela y de Zimri
(1R 16:8) En el año veintiséis de Asa rey de Judá comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa; y reinó dos años.

(1R 16:9) Y conspiró contra él su esclavo [siervo, sirviente] Zimri, comandante de la mitad de los carros. Y estando él en Tirsa, bebiendo y embriagado en casa de Arsa su mayordomo en Tirsa,

(1R 16:10) vino Zimri y lo hirió y lo mató, en el año veintisiete de Asa rey de Judá; y reinó en lugar suyo.

(1R 16:11) Y luego que llegó a reinar y estuvo sentado en su trono, mató a toda la casa de Baasa, sin dejar en ella «varón,»* ni parientes ni amigos.

(1R 16:12) Así exterminó Zimri a toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehová había proferido contra Baasa «por medio»* del profeta Jehú,

(1R 16:13) por todos los pecados de Baasa y los pecados de Ela su hijo, con los cuales ellos pecaron e hicieron pecar a Israel, provocando a enojo con sus vanidades a Jehová Dios de Israel.

(1R 16:14) Los demás hechos de Ela, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Israel?

(1R 16:15) En el año veintisiete de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Zimri, y reinó siete días en Tirsa; y el pueblo había acampado contra Gibetón, ciudad de los filisteos.

(1R 16:16) Y el pueblo que estaba en el campamento oyó decir: Zimri ha conspirado, y ha dado muerte al rey. Entonces todo Israel puso aquel mismo día por rey sobre Israel a Omri, general del ejército, en el campo de batalla.

(1R 16:17) Y subió Omri de Gibetón, y con él todo Israel, y sitiaron a Tirsa.

(1R 16:18) Mas viendo Zimri tomada la ciudad, se metió en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo; y así murió,

(1R 16:19) por los pecados que había cometido, haciendo lo malo ante los ojos de Jehová, y andando en los caminos de Jeroboam, y en su pecado que cometió, haciendo pecar a Israel.

(1R 16:20) El resto de los hechos de Zimri, y la conspiración que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Israel?

Reinado de Omri
(1R 16:21) Entonces el pueblo de Israel fue dividido «en dos partes:»* la mitad del pueblo seguía a Tibni hijo de Ginat para hacerlo rey, y la otra mitad seguía a Omri.

(1R 16:22) Mas el pueblo que seguía a Omri pudo más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat; y Tibni murió, y Omri fue rey.

(1R 16:23) En el año treinta y uno de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años; en Tirsa reinó seis años.

(1R 16:24) Y Omri compró a Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata, y edificó en el monte; y llamó el nombre de la ciudad que edificó, Samaria, del nombre de Semer, que fue dueño de aquel monte.

(1R 16:25) Y Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, e hizo peor que todos los que habían reinado antes de él;

(1R 16:26) pues anduvo en todos los caminos de Jeroboam hijo de Nabat, y en el pecado con el cual hizo pecar a Israel, provocando a ira a Jehová Dios de Israel con sus ídolos.

(1R 16:27) Los demás hechos de Omri, y todo lo que hizo, y las valentías que ejecutó, ¿ no está todo escrito en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Israel?

(1R 16:28) Y Omri durmió con sus padres, y fue sepultado en Samaria, y reinó en lugar suyo Acab su hijo.

Reinado de Acab
(1R 16:29) Comenzó a reinar Acab hijo de Omri sobre Israel el año treinta y ocho de Asa rey de Judá.

(1R 16:30) Y reinó Acab hijo de Omri sobre Israel en Samaria veintidós años. Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él.

(1R 16:31) Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró.

(1R 16:32) E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria.

(1R 16:33) Hizo también Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel.

(1R 16:34) En su tiempo Hiel de Betel reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun.

Elías predice la sequía
(1R 17:1) Entonces Elías tisbita, que era de los habitantes [moradores, residentes] de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.

(1R 17:2) Y vino a él palabra de Jehová, diciendo:

(1R 17:3) Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán.

(1R 17:4) Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer.

(1R 17:5) Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán.

(1R 17:6) Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.

(1R 17:7) Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra.

Elías y la viuda de Sarepta
(1R 17:8) Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo:

(1R 17:9) Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente.

(1R 17:10) Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: «Te ruego»* que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba.

(1R 17:11) Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: «Te ruego»* que me traigas también un bocado de pan en tu mano.

(1R 17:12) Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.

(1R 17:13) Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.

(1R 17:14) Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la superficie [faz] de la tierra.

(1R 17:15) Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días.

(1R 17:16) Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.

(1R 17:17) Después de estas cosas sucedió que cayó enfermo el hijo del ama de la casa; y la enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento.

(1R 17:18) Y ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades [grandes maldades e injusticias], y para hacer morir a mi hijo?

(1R 17:19) El le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento donde él estaba, y lo puso sobre su cama.

(1R 17:20) Y clamando a Jehová, dijo: Jehová Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo?

(1R 17:21) Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, «te ruego»* que hagas volver el alma de este niño a él.

(1R 17:22) Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió.

(1R 17:23) Tomando luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive.

(1R 17:24) Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.

Elías regresa a ver a Acab
(1R 18:1) Pasados muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la superficie [faz] de la tierra.

(1R 18:2) Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y el hambre era grave en Samaria.

(1R 18:3) Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era enteramente [en gran manera, grandemente] temeroso de Jehová.

(1R 18:4) Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua.

(1R 18:5) Dijo, pues, Acab a Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de aguas, y a todos los arroyos, a ver si acaso hallaremos hierba con que conservemos la vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias.

(1R 18:6) Y dividieron entre sí el país para recorrerlo; Acab fue por un camino, y Abdías fue separadamente por otro.

(1R 18:7) Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su rostro y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías?

(1R 18:8) Y él respondió: Yo soy; ve, di a tu amo: Aquí está Elías.

(1R 18:9) Pero él dijo: ¿En qué he pecado, para que entregues a tu esclavo [siervo, sirviente] en mano de Acab para que me mate?

(1R 18:10) Vive Jehová tu Dios, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte, y todos han respondido: No está aquí; y a reinos y a naciones él ha hecho jurar que no te han hallado.

(1R 18:11) ¿Y ahora tú dices: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías?

(1R 18:12) Sucederá [acontecerá] que luego que yo me haya ido, el Espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa, y al venir yo y dar las nuevas a Acab, al no hallarte él, me matará; y tu esclavo [siervo, sirviente] teme a Jehová desde su juventud.

(1R 18:13) ¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; que escondí a cien varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve con pan y agua?

(1R 18:14) ¿Y ahora dices tú: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías; para que él me mate?

(1R 18:15) Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él.

(1R 18:16) Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, y le dio el aviso; y Acab vino a encontrarse con Elías.

(1R 18:17) Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas [atormentas, agobias, alteras] a Israel?

(1R 18:18) Y él respondió: Yo no he turbado [atormentado, agobiado, alterado] a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales.

(1R 18:19) Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.

Elías y los profetas de Baal
(1R 18:20) Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.

(1R 18:21) Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaran ustedes entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, síganle; y si Baal, vayan detrás de él. Y el pueblo no respondió palabra.

(1R 18:22) Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.

(1R 18:23) Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.

(1R 18:24) Invoquen luego ustedes el nombre de sus [de ustedes] dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.

(1R 18:25) Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escójanse un buey, y prepárenlo ustedes primero, pues que son los más; e invoquen el nombre de sus [de ustedes] dioses, mas no pongan fuego debajo.

(1R 18:26) Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho.

(1R 18:27) Y sucedió al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Griten en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle.

(1R 18:28) Y ellos clamaban a grandes voces, y se cortaban el cuerpo [sajaban] con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos.

(1R 18:29) Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.

(1R 18:30) Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acérquense a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.

(1R 18:31) Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre,

(1R 18:32) edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, «en que cupieran»* dos medidas de grano.

(1R 18:33) Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.

(1R 18:34) Y dijo: Llenen cuatro cántaros de agua, y derrámenla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Háganlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Háganlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez,

(1R 18:35) de modo que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.

(1R 18:36) Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu esclavo [siervo, sirviente], y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

(1R 18:37) Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.

(1R 18:38) Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.

(1R 18:39) Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!

(1R 18:40) Entonces Elías les dijo: Prendan a los profetas de Baal, para que no escape «ninguno.»* Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.

Elías ora por la lluvia
(1R 18:41) Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye.

(1R 18:42) Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

(1R 18:43) Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces.

(1R 18:44) A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Amarra [ata, unce] tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.

(1R 18:45) Y sucedió, «estando en esto,»* que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel.

(1R 18:46) Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.

Elías huye a Horeb
(1R 19:1) Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas.

(1R 19:2) Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos.

(1R 19:3) Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue «para salvar su vida,»* y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.

(1R 19:4) Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.

(1R 19:5) Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come.

(1R 19:6) Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.

(1R 19:7) Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.

(1R 19:8) Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

(1R 19:9) Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?

(1R 19:10) El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto [alianza, convenio, acuerdo], han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

(1R 19:11) El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.

(1R 19:12) Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

(1R 19:13) Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?

(1R 19:14) El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto [alianza, convenio, acuerdo], han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.

(1R 19:15) Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria.

(1R 19:16) A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abelmehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.

(1R 19:17) Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.

(1R 19:18) Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.

Llamamiento de Eliseo
(1R 19:19) Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.

(1R 19:20) Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo detrás de Elías, y dijo: «Te ruego»* que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo?

(1R 19:21) Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía.

Acab derrota a los Sirios
(1R 20:1) Entonces Ben-adad rey de Siria juntó a todo su ejército, y con él a treinta y dos reyes, con caballos y carros; y subió y sitió a Samaria, y la combatió.

(1R 20:2) Y envió mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo:

(1R 20:3) Así ha dicho Ben-adad: Tu plata y tu oro son míos, y tus mujeres y tus hijos hermosos son míos.

(1R 20:4) Y el rey de Israel respondió y dijo: Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo que tengo.

(1R 20:5) Volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te envié a decir: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás.

(1R 20:6) Además, mañana a estas horas enviaré yo a ti mis esclavos [siervos, sirvientes], los cuales registrarán tu casa, y las casas de tus esclavos [siervos, sirvientes]; y tomarán y llevarán todo lo precioso que tengas.

(1R 20:7) Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Entiendan, y observen ahora cómo éste no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis mujeres y mis hijos, y por mi plata y por mi oro, y yo no se lo he negado.

(1R 20:8) Y todos los ancianos y todo el pueblo le respondieron: No le obedezcas, ni hagas lo que te pide.

(1R 20:9) Entonces él respondió a los embajadores de Ben-adad: Digan al rey mi señor: Haré todo lo que mandaste a tu esclavo [siervo, sirviente] al principio; mas esto no lo puedo hacer. Y los embajadores fueron, y le dieron la respuesta.

(1R 20:10) Y Ben-adad nuevamente le envió a decir: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, que el polvo de Samaria no bastará a los puños de todo el pueblo que «me sigue

(1R 20:11) Y el rey de Israel respondió y dijo: Díganle que no se alabe tanto el que se ciñe las armas, como el que las desciñe.

(1R 20:12) Y cuando él oyó esta palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a sus esclavos [siervos, sirvientes]: Dispónganse. Y ellos se dispusieron contra la ciudad.

(1R 20:13) Y he aquí un profeta vino a Acab rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová.

(1R 20:14) Y respondió Acab: ¿Por mano de quién? El dijo: Así ha dicho Jehová: Por mano de los esclavos [siervos, sirvientes] de los príncipes de las provincias. Y dijo Acab: ¿Quién comenzará la batalla? Y él respondió: Tú.

(1R 20:15) Entonces él pasó revista a los esclavos [siervos, sirvientes] de los príncipes de las provincias, los cuales fueron doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que fueron siete mil.

(1R 20:16) Y salieron a mediodía. Y estaba Ben-adad bebiendo y embriagándose en las tiendas, él y los reyes, los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.

(1R 20:17) Y los esclavos [siervos, sirvientes] de los príncipes de las provincias salieron los primeros. Y Ben-adad había enviado quien le dio aviso, diciendo: Han salido hombres de Samaria.

(1R 20:18) El entonces dijo: Si han salido por paz, tómenlos vivos; y si han salido para pelear, tómenlos vivos.

(1R 20:19) Salieron, pues, de la ciudad los esclavos [siervos, sirvientes] de los príncipes de las provincias, y detrás de ellos el ejército.

(1R 20:20) Y mató «cada uno»* al que venía contra él; y huyeron los sirios, siguiéndoles los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.

(1R 20:21) Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros, y deshizo a los sirios causándoles gran estrago.

(1R 20:22) Vino luego el profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que hagas; porque pasado un año, el rey de Siria vendrá contra ti.

(1R 20:23) Y los esclavos [siervos, sirvientes] del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de los montes, por eso nos han vencido; mas si peleáremos con ellos en la llanura, se verá si no los vencemos.

(1R 20:24) Haz, pues, así: Saca a los reyes «cada uno»* de su puesto, y pon capitanes en lugar de ellos.

(1R 20:25) Y tú fórmate otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo, y carro por carro; luego pelearemos con ellos en campo raso, y veremos si no los vencemos. Y él les dio oído, y lo hizo así.

(1R 20:26) Pasado un año, Ben-adad pasó revista al ejército de los sirios, y vino a Afec para pelear contra Israel.

(1R 20:27) Los hijos de Israel fueron también inspeccionados, y tomando provisiones fueron al encuentro de ellos; y acamparon los hijos de Israel delante de ellos como dos rebañuelos de cabras, y los sirios llenaban la tierra.

(1R 20:28) Vino entonces el varón de Dios al rey de Israel, y le habló diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcan que yo soy Jehová.

(1R 20:29) Siete días estuvieron acampados «los unos frente a los otros,»* y al séptimo día se dio la batalla; y los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día cien mil hombres de a pie.

(1R 20:30) Los demás huyeron a Afec, a la ciudad; y el muro cayó sobre veintisiete mil hombres que habían quedado. También Ben-adad vino huyendo a la ciudad, y se escondía de aposento en aposento.

(1R 20:31) Entonces sus esclavos [siervos, sirvientes] le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de la casa de Israel, que son reyes clementes; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y sogas en nuestros cuellos, y salgamos al rey de Israel, a ver si por ventura te salva la vida.

(1R 20:32) Ciñeron, pues, sus lomos con cilicio, y sogas a sus cuellos, y vinieron al rey de Israel y le dijeron: Tu esclavo [siervo, sirviente] Ben-adad dice: «Te ruego»* que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.

(1R 20:33) Esto tomaron aquellos hombres por buen augurio, y se apresuraron a tomar la palabra de su boca, y dijeron: Tu hermano Ben-adad vive. Y él dijo: vayan y tráiganle. Ben-adad entonces se presentó a Acab, y él le hizo subir en un carro.

(1R 20:34) Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto [alianza, convenio, acuerdo]. Hizo, pues, pacto [alianza, convenio, acuerdo] con él, y le dejó ir.

(1R 20:35) Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el otro no quiso herirle.

(1R 20:36) El le dijo: Por cuanto no has obedecido a la palabra de Jehová, he aquí que cuando te apartes de mí, te herirá un león. Y cuando se apartó de él, le encontró un león, y le mató.

(1R 20:37) Luego se encontró con otro hombre, y le dijo: Hiéreme ahora. Y el hombre le dio un golpe, y le hizo una herida.

(1R 20:38) Y el profeta se fue, y se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó, poniéndose una venda sobre los ojos.

(1R 20:39) Y cuando el rey pasaba, él dio voces al rey, y dijo: Tu esclavo [siervo, sirviente] salió en medio de la batalla; y he aquí que se me acercó un soldado y me trajo un hombre, diciéndome: Guarda a este hombre, y si llegare a huir, tu vida será por la suya, o pagarás un talento de plata.

(1R 20:40) Y mientras tu esclavo [siervo, sirviente] estaba ocupado «en una y en otra cosa,»* el hombre desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: Esa será tu sentencia; tú la has pronunciado.

(1R 20:41) Pero él se quitó de pronto la venda de sobre sus ojos, y el rey de Israel conoció que era de los profetas.

(1R 20:42) Y él le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto soltaste de la mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo.

(1R 20:43) Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria.

Acab y la viña de Nabot
(1R 21:1) Pasadas estas cosas, sucedió que Nabot de Jezreel tenía allí una viña junto al palacio de Acab rey de Samaria.

(1R 21:2) Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que esta; o si mejor te pareciere, te pagaré su valor en dinero.

(1R 21:3) Y Nabot respondió a Acab: Guárdeme Jehová de que yo te dé a ti la heredad [posesión territorial] de mis padres.

(1R 21:4) Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad [posesión territorial] de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió.

(1R 21:5) Vino a él su mujer Jezabel, y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu, y no comes?

(1R 21:6) El respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña.

(1R 21:7) Y su mujer Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y «alégrate;»* yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.

(1R 21:8) Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot.

(1R 21:9) Y las cartas que escribió decían así: Proclamen ayuno, y pongan a Nabot delante del pueblo;

(1R 21:10) y pongan a dos hombres perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces sáquenlo, y apedréenlo para que muera.

(1R 21:11) Y los de su ciudad, los ancianos y los principales que moraban en su ciudad, hicieron como Jezabel les mandó, conforme a lo escrito en las cartas que ella les había enviado.

(1R 21:12) Y promulgaron ayuno, y pusieron a Nabot delante del pueblo.

(1R 21:13) Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió.

(1R 21:14) Después enviaron a decir a Jezabel: Nabot ha sido apedreado y ha muerto.

(1R 21:15) Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: Levántate y toma la viña de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive, sino que ha muerto.

(1R 21:16) Y oyendo Acab que Nabot era muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella.

(1R 21:17) Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo:

(1R 21:18) Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella.

(1R 21:19) Y le hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre.

(1R 21:20) Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? El respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová.

(1R 21:21) He aquí yo traigo mal sobre ti, y barreré tu posteridad y destruiré hasta el último «varón»* de la casa de Acab, tanto el esclavo [siervo, sirviente] como el libre en Israel.

(1R 21:22) Y pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la rebelión con que me provocaste a ira, y con que has hecho pecar a Israel.

(1R 21:23) De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel.

(1R 21:24) El que de Acab fuere muerto en la ciudad, los perros lo comerán, y el que fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.

(1R 21:25) (De hecho ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba.

(1R 21:26) El fue enteramente [en gran manera, grandemente] abominable, caminando detrás de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de los hijos de Israel.)

(1R 21:27) Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado.

(1R 21:28) Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo:

(1R 21:29) ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.

Micaías profetiza la derrota de Acab
(2Cr 18:1-34)
(1R 22:1) Tres años pasaron sin guerra entre los sirios e Israel.

(1R 22:2) Y sucedió al tercer año, que Josafat rey de Judá descendió al rey de Israel.

(1R 22:3) Y el rey de Israel dijo a sus esclavos [siervos, sirvientes]: ¿No saben que Ramot de Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey de Siria?

(1R 22:4) Y dijo a Josafat: ¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Y Josafat respondió al rey de Israel: «Yo soy como tú,»* y mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos.

(1R 22:5) Dijo luego Josafat al rey de Israel: «Yo te ruego»* que consultes hoy la palabra de Jehová.

(1R 22:6) Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube, porque Jehová la entregará en mano del rey.

(1R 22:7) Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos?

(1R 22:8) El rey de Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así.

(1R 22:9) Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto a Micaías hijo de Imla.

(1R 22:10) Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados «cada uno»* en su silla, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos.

(1R 22:11) Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con éstos acornearás a los sirios hasta acabarlos.

(1R 22:12) Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.

(1R 22:13) Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí que las palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia también buen éxito.

(1R 22:14) Y Micaías respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré.

(1R 22:15) Vino, pues, al rey, y el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o la dejaremos? El le respondió: Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en mano del rey.

(1R 22:16) Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová?

(1R 22:17) Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase «cada uno»* a su casa en paz.

(1R 22:18) Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él acerca de mí, sino solamente el mal.

(1R 22:19) Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda.

(1R 22:20) Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y «uno decía de una manera,»* y «otro decía de otra.»*

(1R 22:21) Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera?

(1R 22:22) El dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así.

(1R 22:23) Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti.

(1R 22:24) Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti?

(1R 22:25) Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás en aquel día, cuando te irás metiendo de aposento en aposento para esconderte.

(1R 22:26) Entonces el rey de Israel dijo: Toma a Micaías, y llévalo a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey;

(1R 22:27) y dirás: Así ha dicho el rey: Echen a éste en la cárcel, y manténganle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz.

(1R 22:28) Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oigan, pueblos todos.

(1R 22:29) Subió, pues, el rey de Israel con Josafat rey de Judá a Ramot de Galaad.

(1R 22:30) Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó, y entró en la batalla.

(1R 22:31) Mas el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo: No peleen ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel.

(1R 22:32) Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Ciertamente éste es el rey de Israel; y vinieron contra él para pelear con él; mas el rey Josafat gritó.

(1R 22:33) Viendo entonces los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él.

(1R 22:34) Y un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura, por lo que dijo él a su cochero: «Da la vuelta,»* y sácame del campo, pues estoy herido.

(1R 22:35) Pero la batalla había arreciado aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió; y la sangre de la herida corría por el fondo del carro.

(1R 22:36) Y a la puesta del sol salió un pregón por el campamento, diciendo: ¡Cada uno a su ciudad, y «cada cual»* a su tierra!

(1R 22:37) Murió, pues, el rey, y fue traído a Samaria; y sepultaron al rey en Samaria.

(1R 22:38) Y lavaron el carro en el estanque de Samaria; y los perros lamieron su sangre (y también las prostitutas [rameras] se lavaban allí), conforme a la palabra que Jehová había hablado.

(1R 22:39) El resto de los hechos de Acab, y todo lo que hizo, y la casa de marfil que construyó, y todas las ciudades que edificó, ¿no está escrito en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Israel?

(1R 22:40) Y durmió Acab con sus padres, y reinó en su lugar Ocozías su hijo.

Reinado de Josafat
(2Cr 20:31-37)
(1R 22:41) Josafat hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab rey de Israel.

(1R 22:42) Era Josafat de treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Azuba hija de Silhi.

(1R 22:43) Y anduvo en todo el camino de Asa su padre, sin desviarse de él, haciendo lo recto ante los ojos de Jehová. Con todo eso, los lugares altos no fueron quitados; porque el pueblo sacrificaba aún, y quemaba incienso en ellos.

(1R 22:44) Y Josafat hizo paz con el rey de Israel.

(1R 22:45) Los demás hechos de Josafat, y sus hazañas, y las guerras que hizo, ¿no están escritos en el libro de «las crónicas»* de los reyes de Judá?

(1R 22:46) Barrió también de la tierra el resto de los sodomitas que había quedado en el tiempo de su padre Asa.

(1R 22:47) No había entonces rey en Edom; había gobernador en lugar de rey.

(1R 22:48) Josafat había hecho naves de Tarsis, las cuales habían de ir a Ofir por oro; mas no fueron, porque se rompieron en Ezión-geber.

(1R 22:49) Entonces Ocozías hijo de Acab dijo a Josafat: Vayan mis esclavos [siervos, sirvientes] con los tuyos en las naves. Mas Josafat no quiso.

(1R 22:50) Y durmió Josafat con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre; y en su lugar reinó Joram su hijo.

Reinado de Ocozías de Israel
(1R 22:51) Ocozías hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, el año diecisiete de Josafat rey de Judá; y reinó dos años sobre Israel.

(1R 22:52) E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de su padre, y en el camino de su madre, y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel;

(1R 22:53) porque sirvió a Baal, y lo adoró, y provocó a ira a Jehová Dios de Israel, conforme a todas las cosas que había hecho su padre.

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