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1ª de REYES
Abisag sirve a David
(1R 1:1) Cuando el rey David era viejo y avanzado en días, le cubrían
de ropas, pero no se calentaba.
(1R 1:2) Le dijeron, por
tanto, sus esclavos [siervos, sirvientes]: Busquen para mi señor el rey una joven virgen, para que esté
delante del rey y lo abrigue, y duerma a su lado, y entrará en calor mi señor
el rey.
(1R 1:3) Y buscaron una joven
hermosa por toda la tierra de Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la
trajeron al rey.
(1R 1:4) Y la joven era hermosa; y
ella abrigaba al rey, y le servía; pero el rey nunca la conoció.
Adonías usurpa el trono
(1R 1:5) Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló,
diciendo: Yo reinaré. Y se hizo de carros y de
gente de a caballo, y de cincuenta hombres que corriesen delante de él.
(1R 1:6) Y su padre nunca le
había entristecido en todos sus días
con decirle: ¿Por qué haces así? Además, éste era de muy hermoso parecer; y
había nacido después de Absalón.
(1R 1:7) Y «se había
puesto de acuerdo»* con Joab hijo de Sarvia
y con el sacerdote Abiatar, los cuales ayudaban
a Adonías.
(1R 1:8) Pero el sacerdote Sadoc, y Benaía hijo de Joiada,
el profeta Natán, Simei, Rei y todos los grandes de David, no seguían a Adonías.
(1R 1:9) Y matando Adonías
ovejas y vacas y animales gordos junto a la peña de Zohelet, la cual está cerca
de la fuente de Rogel, convidó a todos sus hermanos los hijos del rey, y a
todos los varones de Judá, esclavos [siervos, sirvientes] del rey;
(1R 1:10) pero no convidó al profeta Natán,
ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su hermano.
(1R 1:11) Entonces habló Natán
a Betsabé madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que reina Adonías hijo de
Haguit, sin saberlo David nuestro señor?
(1R 1:12) Ven pues, ahora, y
toma mi consejo, para que conserves tu vida, y la de tu hijo Salomón.
(1R 1:13) Ve y entra al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no juraste a tu sierva, diciendo:
Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué,
pues, reina Adonías?
(1R 1:14) Y estando tú aún
hablando con el rey, yo entraré tras ti y reafirmaré tus razones.
(1R 1:15) Entonces Betsabé entró a la cámara del rey; y el
rey era muy viejo, y Abisag sunamita le servía.
(1R 1:16) Y Betsabé se inclinó, e hizo reverencia al rey. Y
el rey dijo: ¿Qué tienes?
(1R 1:17) Y ella le respondió:
Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo: Salomón tu hijo
reinará después de mí, y él se sentará en mi trono.
(1R 1:18) Y he aquí ahora Adonías reina, y tú, mi señor rey, hasta ahora no lo sabes.
(1R 1:19) Ha matado bueyes, y
animales gordos, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey, al
sacerdote Abiatar, y a Joab general del ejército; mas a Salomón tu esclavo [siervo, sirviente] no ha convidado.
(1R 1:20) Entre tanto, rey
señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les declares
quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey después de él.
(1R 1:21) De otra manera sucederá que cuando mi señor el rey
duerma con sus padres, yo y mi hijo Salomón
seremos tenidos por culpables.
(1R 1:22) Mientras aún hablaba ella con el rey, he aquí vino
el profeta Natán.
(1R 1:23) Y dieron aviso al
rey, diciendo: He aquí el profeta Natán;
el cual, cuando entró al rey, se postró delante del rey inclinando su rostro a
tierra.
(1R 1:24) Y dijo Natán: Rey
señor mío, ¿has dicho tú: Adonías reinará después de mí, y él se sentará en mi
trono?
(1R 1:25) Porque hoy ha descendido, y ha matado bueyes y animales gordos y muchas ovejas, y ha
convidado a todos los hijos del rey, y a los capitanes del ejército, y también
al sacerdote Abiatar; y he aquí, están comiendo y bebiendo delante de él, y han
dicho: ¡Viva el rey Adonías!
(1R 1:26) Pero ni a mí tu
esclavo [siervo, sirviente],
ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía hijo de Joiada, ni a Salomón tu esclavo [siervo, sirviente], ha convidado.
(1R 1:27) ¿Es este negocio ordenado por mi señor el rey, sin
haber declarado a tus esclavos [siervos,
sirvientes] quién se había de sentar en el trono de mi señor el rey después de él?
David proclama rey a Salomón
(1R 1:28) Entonces el rey David respondió y dijo: Llámenme a Betsabé. Y ella entró a la
presencia del rey, y se puso delante del rey.
(1R 1:29) Y el rey juró diciendo:
Vive Jehová, que ha redimido mi alma de
toda angustia,
(1R 1:30) que como yo te he jurado por Jehová Dios de Israel,
diciendo: Tu hijo Salomón reinará después de mí,
y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré hoy.
(1R 1:31) Entonces Betsabé se inclinó ante el rey, con su
rostro a tierra, y haciendo reverencia al rey, dijo:
Viva mi señor el rey David para siempre.
(1R 1:32) Y el rey David dijo:
Llámenme al sacerdote Sadoc, al profeta
Natán, y a Benaía hijo de Joiada. Y
ellos entraron a la presencia del rey.
(1R 1:33) Y el rey les dijo:
Tomen con ustedes los esclavos [siervos, sirvientes] de su [ustedes] señor, y monten a Salomón mi hijo en mi mula, y llévenlo a Gihón;
(1R 1:34) y allí lo ungirán el
sacerdote Sadoc y el profeta Natán como
rey sobre Israel, y tocaran trompeta, diciendo: ¡Viva el rey Salomón!
(1R 1:35) Después irán ustedes
detrás de él, y vendrá y se sentará en mi trono, y él reinará por mí; porque a
él he escogido para que sea príncipe sobre Israel y sobre Judá.
(1R 1:36) Entonces Benaía hijo de Joiada respondió al rey y dijo: Amén. Así lo diga Jehová, Dios de mi
señor el rey.
(1R 1:37) De la manera que Jehová ha estado con mi señor el rey, así esté con Salomón, y haga mayor su
trono que el trono de mi señor el rey David.
(1R 1:38) Y descendieron el
sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaía hijo de Joiada, y los cereteos
y los peleteos, y montaron a Salomón en la mula del rey David, y lo llevaron a
Gihón.
(1R 1:39) Y tomando el
sacerdote Sadoc el cuerno del aceite del tabernáculo,
ungió a Salomón; y tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey
Salomón!
(1R 1:40) Después subió todo
el pueblo detrás de él, y cantaba la gente con flautas, y hacían grandes
alegrías, que parecía que la tierra se hundía con el clamor de ellos.
(1R 1:41) Y lo oyó Adonías, y
todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de comer. Y
oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la ciudad con
estruendo?
(1R 1:42) Mientras él aún hablaba, he aquí vino Jonatán hijo del sacerdote Abiatar, al cual dijo
Adonías: Entra, porque tú eres hombre valiente, y traerás buenas nuevas.
(1R 1:43) Jonatán respondió y
dijo a Adonías: Ciertamente nuestro señor el rey David ha hecho rey a Salomón;
(1R 1:44) y el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc y al profeta Natán,
y a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los peleteos, los
cuales le montaron en la mula del rey;
(1R 1:45) y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido por rey en Gihón, y de allí
han subido con alegrías, y la ciudad está llena de estruendo. Este es el
alboroto que han oído.
(1R 1:46) También Salomón se ha sentado en el trono del reino,
(1R 1:47) y aun los esclavos [siervos,
sirvientes] del rey han venido a bendecir a nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el
nombre de Salomón más que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el
rey adoró en la cama.
(1R 1:48) Además el rey ha dicho
así: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi
trono, viéndolo mis ojos.
(1R 1:49) Ellos entonces se estremecieron, y se levantaron
todos los convidados que estaban con Adonías, y se fue «cada
uno»* por su camino.
(1R 1:50) Mas Adonías, temiendo de la presencia de Salomón,
se levantó y se fue, y se asió de los cuernos
del altar.
(1R 1:51) Y se lo hicieron saber a Salomón, diciendo: He aquí
que Adonías tiene miedo del rey Salomón, pues se ha asido de los cuernos del
altar, diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo.
(1R 1:52) Y Salomón dijo: Si
él fuere hombre de bien, ni uno de sus cabellos caerá en tierra; mas si se
hallare mal en él, morirá.
(1R 1:53) Y envió el rey
Salomón, y lo trajeron del altar; y él vino, y se inclinó ante el rey Salomón.
Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.
Mandato de David a Salomón
(1R 2:1) Llegaron los días en que David había de morir, y ordenó a
Salomón su hijo, diciendo:
(1R 2:2) Yo sigo el camino de
todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre.
(1R 2:3) Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en
sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos,
sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de
Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas
y en todo aquello que emprendas;
(1R 2:4) para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos cumplieren [guardaren, conservaren] mi camino, andando
delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti
varón en el trono de Israel.
(1R 2:5) Ya sabes tú lo que
me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de
Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, a los cuales él mató,
derramando en tiempo de paz la sangre de guerra, y poniendo sangre de guerra en el talabarte que tenía
sobre sus lomos, y en los zapatos que tenía en sus pies.
(1R 2:6) Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol
en paz.
(1R 2:7) Mas a los hijos de Barzilai galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa;
porque ellos vinieron de esta manera a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu
hermano.
(1R 2:8) También tienes contigo
a Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una
maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a
recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová diciendo: Yo no te mataré a
espada.
(1R 2:9) Pero ahora no lo absolverás; pues hombre sabio eres, y sabes cómo debes hacer con él; y harás
descender sus canas con sangre al Seol.
Muerte de David
(1Cr 29:26-30)
(1R 2:10) Y durmió David con
sus padres, y fue sepultado en su ciudad.
(1R 2:11) Los días
que reinó David sobre Israel fueron cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres
años reinó en Jerusalén.
(1R 2:12) Y se sentó Salomón
en el trono de David su padre, y su reino fue firme enteramente [en gran manera, grandemente].
Salomón afirma su reino
(1R 2:13) Entonces Adonías hijo de Haguit vino a Betsabé
madre de Salomón; y ella le dijo: ¿Es tu venida
de paz? El respondió: Sí, de paz.
(1R 2:14) En seguida dijo: Una palabra tengo «que
decirte.»* Y ella dijo: Di.
(1R 2:15) El dijo: Tú sabes
que el reino era mío, y que todo Israel había puesto en mí su rostro para que
yo reinara; mas el reino fue traspasado, y vino a ser de mi hermano, porque por
Jehová era suyo.
(1R 2:16) Ahora yo te hago una
petición; no «me la niegues.»* Y ella le dijo:
Habla.
(1R 2:17) El entonces dijo: «Yo
te ruego»* que hables al rey Salomón
(porque« él»*
no «te lo negará),»* para que me dé Abisag sunamita por mujer.
(1R 2:18) Y Betsabé dijo: Bien; yo
hablaré por ti al rey.
(1R 2:19) Vino Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a recibirla, y se
inclinó ante ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo traer una silla para
su madre, la cual se sentó a su diestra.
(1R 2:20) Y ella dijo: Una
pequeña petición pretendo de ti; no «me
la niegues.»* Y el rey le dijo: Pide, madre mía, que «yo»* no «te la
negaré.»
(1R 2:21) Y ella dijo: Den
Abisag sunamita por mujer a tu hermano Adonías.
(1R 2:22) El rey Salomón respondió
y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag sunamita para Adonías? Demanda
también para él el reino; porque él es mi hermano mayor, y ya tiene también al
sacerdote Abiatar, y a Joab hijo de Sarvia.
(1R 2:23) Y el rey Salomón juró por Jehová, diciendo: Así me
haga Dios y aun me añada, que contra su vida ha
hablado Adonías estas palabras.
(1R 2:24) Ahora, pues, vive Jehová, quien me ha confirmado y
me ha puesto sobre el trono de David mi padre, y
quien me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonías morirá hoy.
(1R 2:25) Entonces el rey Salomón envió por mano de Benaía hijo de Joiada, el cual arremetió
contra él, y murió.
(1R 2:26) Y el rey dijo al
sacerdote Abiatar: Vete a Anatot, a tus heredades [posesiones], pues eres «digno de muerte;»*
pero no te mataré hoy, por cuanto has llevado el
arca de Jehová el Señor delante de
David mi padre, y además has sido afligido en todas las cosas en que fue
afligido mi padre.
(1R 2:27) Así echó Salomón a
Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la palabra de Jehová
que había dicho sobre la casa de Elí en Silo.
(1R 2:28) Y vino la noticia a Joab; porque también Joab se
había adherido a Adonías, si bien no se había adherido
a Absalón. Y huyó Joab al tabernáculo
de Jehová, y se asió de los cuernos del altar.
(1R 2:29) Y se le hizo saber a Salomón que Joab había huido
al tabernáculo de Jehová, y que estaba
junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y
arremete contra él.
(1R 2:30) Y entró Benaía al tabernáculo
de Jehová, y le dijo: El rey ha dicho que
salgas. Y él dijo: No, sino que aquí moriré. Y Benaía volvió con esta respuesta
al rey, diciendo: Así dijo Joab, y así me respondió.
(1R 2:31) Y el rey le dijo:
Haz como él ha dicho; mátale y entiérrale, y quita de mí y de la casa de mi padre
la sangre que Joab ha derramado
injustamente.
(1R 2:32) Y Jehová hará volver su sangre sobre su cabeza; porque él ha dado muerte a dos varones
más justos y mejores que él, a los cuales mató a
espada sin que mi padre David supiese nada: a Abner hijo de Ner, general del
ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general del ejército de Judá.
(1R 2:33) La sangre,
pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su
descendencia para siempre; mas sobre David y sobre su descendencia, y sobre su
casa y sobre su trono, habrá perpetuamente paz
de parte de Jehová.
(1R 2:34) Entonces Benaía hijo de Joiada subió y arremetió contra él, y lo mató; y fue sepultado en
su casa en el desierto.
(1R 2:35) Y el rey puso en su
lugar a Benaía hijo de Joiada sobre el ejército, y a Sadoc puso el rey por
sacerdote en lugar de Abiatar.
(1R 2:36) Después envió el rey
e hizo venir a Simei, y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén y mora ahí, y
no salgas de allí «a una parte ni a
otra;»*
(1R 2:37) porque sabe de
cierto que el día que salieres y pasares el torrente de Cedrón, sin duda
morirás, y tu sangre será sobre tu
cabeza.
(1R 2:38) Y Simei dijo al rey:
La palabra es buena; como el rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y
habitó Simei en Jerusalén muchos días.
(1R 2:39) Pero pasados tres años, sucedió que dos esclavos [siervos, sirvientes] de Simei huyeron a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. Y dieron aviso a
Simei, diciendo: He aquí que tus esclavos [siervos, sirvientes] están en Gat.
(1R 2:40) Entonces Simei se levantó y ensilló su asno y fue a Aquis en Gat, para buscar a sus esclavos [siervos,
sirvientes]. Fue, pues, Simei, y
trajo sus esclavos [siervos, sirvientes] de Gat.
(1R 2:41) Luego fue dicho a
Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat, y que había vuelto.
(1R 2:42) Entonces el rey envió
e hizo venir a Simei, y le dijo: ¿No te hice jurar yo por Jehová, y te protesté
diciendo: El día que salieres y fueres acá o allá, sabe de cierto que morirás?
Y tú me dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco.
(1R 2:43) ¿Por qué, pues, no guardaste el juramento de
Jehová, y el mandamiento que yo te
impuse?
(1R 2:44) Dijo además el rey a Simei: Tú sabes todo el mal, el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová,
pues, ha hecho volver el mal sobre tu cabeza.
(1R 2:45) Y el rey Salomón será bendito, y el trono de David
será firme perpetuamente delante de Jehová.
(1R 2:46) Entonces el rey mandó
a Benaía hijo de Joiada, el cual salió y lo hirió, y murió. Y el reino fue
confirmado en la mano de Salomón.
Salomón se casa con la hija de Faraón
(1R 3:1) Salomón hizo parentesco
con Faraón rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad
de David, entre tanto que acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová, y
los muros de Jerusalén alrededor.
(1R 3:2) Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares
altos; porque no había casa edificada al nombre
de Jehová hasta aquellos tiempos.
Salomón pide sabiduría
(2Cr 1:1-13)
(1R 3:3) Mas Salomón amó a
Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y
quemaba incienso en los lugares altos.
(1R 3:4) E iba el rey a
Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil
holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.
(1R 3:5) Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una
noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que
quieras que yo te dé.
(1R 3:6) Y Salomón dijo: Tú
hiciste gran misericordia a tu esclavo [siervo,
sirviente] David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en
justicia, y con rectitud de corazón
para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste
hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.
(1R 3:7) Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu esclavo [siervo, sirviente] por rey en lugar de David
mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni
salir.
(1R 3:8) Y tu esclavo [siervo,
sirviente] está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar
por su multitud.
(1R 3:9) Da, pues, a tu
esclavo [siervo, sirviente] corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y
para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?
(1R 3:10) Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese
esto.
(1R 3:11) Y le dijo Dios:
Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus
enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia
para oír juicio,
(1R 3:12) he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he
aquí que te he dado corazón sabio y
entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se
levantará otro como tú.
(1R 3:13) Y aun también te he dado
las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes «ninguno»* haya como tú en todos tus días.
(1R 3:14) Y si anduvieres en
mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos,
como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.
(1R 3:15) Cuando Salomón despertó,
vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto
[alianza, convenio, acuerdo] de Jehová, y
sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de
paz, e hizo también banquete a todos sus esclavos [siervos, sirvientes].
Sabiduría y prosperidad de Salomón
(1R 3:16) En aquel tiempo
vinieron al rey dos mujeres prostitutas [rameras], y se presentaron delante de él.
(1R 3:17) Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di
a luz estando con ella en la casa.
(1R 3:18) Sucedió al tercer
día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras
juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa.
(1R 3:19) Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él.
(1R 3:20) Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva
durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto.
(1R 3:21) Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el
pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo
había dado a luz.
(1R 3:22) Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra
volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así
hablaban delante del rey.
(1R 3:23) El rey entonces dijo:
Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No,
mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.
(1R 3:24) Y dijo el rey: Tráiganme
una espada. Y trajeron al rey una espada.
(1R 3:25) En seguida el rey dijo:
Partid por medio al niño vivo, y den la mitad a la una, y la otra mitad a la
otra.
(1R 3:26) Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le
conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! den a ésta el niño vivo, y no
lo maten. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; pártanlo.
(1R 3:27) Entonces el rey respondió
y dijo: Den a aquélla el hijo vivo, y no lo maten; ella es su madre.
(1R 3:28) Y todo Israel oyó
aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había
en él sabiduría de Dios para juzgar.
(1R 4:1) Reinó, pues, el rey
Salomón sobre todo Israel.
(1R 4:2) Y estos fueron los jefes que tuvo: Azarías hijo del
sacerdote Sadoc;
(1R 4:3) Elihoref y Ahías, hijos de Sisa, secretarios;
Josafat hijo de Ahilud, canciller;
(1R 4:4) Benaía hijo de Joiada sobre el ejército; Sadoc y
Abiatar, los sacerdotes;
(1R 4:5) Azarías hijo de Natán, sobre los gobernadores; Zabud
hijo de Natán, ministro principal y amigo del rey;
(1R 4:6) Ahisar, mayordomo; y Adoniram hijo de Abda, sobre
el tributo.
(1R 4:7) Tenía Salomón doce gobernadores sobre todo Israel,
los cuales mantenían al rey y a su casa. Cada
uno de ellos estaba obligado a abastecerlo por un mes
en el año.
(1R 4:8) Y estos son los nombres de ellos: el hijo de Hur en
el monte de Efraín;
(1R 4:9) el hijo de Decar en Macaz, en Saalbim, en
Bet-semes, en Elón y en Bet-hanán;
(1R 4:10) el hijo de Hesed en Arubot; éste tenía también a
Soco y toda la tierra de Hefer;
(1R 4:11) el hijo de Abinadab en todos los territorios de
Dor; éste tenía por mujer a Tafat hija de
Salomón;
(1R 4:12) Baana hijo de Ahilud en Taanac y Meguido, en toda
Betseán, que está cerca de Saretán, más abajo de Jezreel, desde Betseán hasta
Abelmehola, y hasta el otro lado de Jocmeam;
(1R 4:13) el hijo de Geber en Ramot de Galaad; éste tenía
también las ciudades de Jair hijo de Manasés, las cuales estaban en Galaad;
tenía también la provincia de Argob que estaba en Basán, sesenta grandes
ciudades con muro y cerraduras de bronce;
(1R 4:14) Ahinadab hijo de Iddo en Mahanaim;
(1R 4:15) Ahimaas en Neftalí; éste
tomó también por mujer a Basemat hija de Salomón.
(1R 4:16) Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot;
(1R 4:17) Josafat hijo de Parúa, en Isacar;
(1R 4:18) Simei hijo de Ela, en Benjamín;
(1R 4:19) Geber hijo de Uri, en la tierra de Galaad, la
tierra de Sehón rey de los amorreos y de Og rey de Basán; éste era el único
gobernador en aquella tierra.
(1R 4:20) Judá e Israel eran muchos, como la arena que está
junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo y alegrándose.
(1R 4:21) Y Salomón señoreaba
sobre todos los reinos desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos y el
límite con Egipto; y traían regalos [presentes],
y sirvieron a Salomón todos los días
que vivió.
(1R 4:22) Y la provisión de Salomón para cada día era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de
harina,
(1R 4:23) diez bueyes gordos, veinte bueyes de pasto y cien
ovejas; sin los ciervos, gacelas, corzos y aves gordas.
(1R 4:24) Porque él señoreaba
en toda la región al oeste del Eufrates, desde Tifsa hasta Gaza, sobre todos
los reyes al oeste del Eufrates; y tuvo paz por todos lados alrededor.
(1R 4:25) Y Judá e Israel vivían
seguros, «cada uno»* debajo de su parra y debajo de su higuera,
desde Dan hasta Beerseba, todos los días
de Salomón.
(1R 4:26) Además de esto, Salomón tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus
carros, y doce mil jinetes.
(1R 4:27) Y estos gobernadores mantenían al rey Salomón, y a
todos los que a la mesa del rey Salomón venían, «cada
uno»* un mes,
y hacían que nada faltase.
(1R 4:28) Hacían también traer cebada y paja para los
caballos y para las bestias de carga, al lugar donde él estaba, cada uno
conforme al turno que tenía.
(1R 4:29) Y Dios dio a Salomón
sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar.
(1R 4:30) Era mayor la sabiduría
de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios.
(1R 4:31) Aun fue más sabio
que todos los hombres, más que Etán ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos
de Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de alrededor.
(1R 4:32) Y compuso tres mil
proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.
(1R 4:33) También disertó
sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la
pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles
y sobre los peces.
(1R 4:34) Y para oír la sabiduría
de Salomón venían de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra,
adonde había llegado la fama de su sabiduría.
Pacto de Salomón con Hiram
(2Cr 2:1-18)
(1R 5:1) Hiram rey de Tiro envió
también sus esclavos [siervos, sirvientes] a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido por rey
en lugar de su padre; porque Hiram «siempre»* había amado a
David.
(1R 5:2) Entonces Salomón envió
a decir a Hiram:
(1R 5:3) Tú sabes que mi
padre David no pudo edificar casa al nombre de Jehová su Dios, por las guerras
que le rodearon, hasta que Jehová puso sus enemigos bajo las plantas de sus
pies.
(1R 5:4) Ahora Jehová mi Dios me ha dado paz por «todas
partes;»* pues ni hay adversarios, ni mal
que temer.
(1R 5:5) Yo, por tanto, he determinado ahora edificar casa
al nombre de Jehová mi Dios, según lo que Jehová habló
a David mi padre, diciendo: Tu hijo, a quien yo pondré en lugar tuyo en tu
trono, él edificará casa a mi nombre.
(1R 5:6) Manda, pues, ahora,
que me corten cedros del Líbano; y mis esclavos
[siervos, sirvientes] estarán con los tuyos, y yo te daré por tus esclavos [siervos,
sirvientes] el salario que tú dijeres;
porque tú sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar madera como
los sidonios.
(1R 5:7) Cuando Hiram oyó las palabras de
Salomón, se alegró enteramente [en gran manera, grandemente], y dijo: Bendito sea hoy Jehová, que dio hijo sabio a David
sobre este pueblo tan grande.
(1R 5:8) Y envió Hiram a
decir a Salomón: He oído lo que me mandaste a decir; yo haré todo lo que te
plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés.
(1R 5:9) Mis esclavos [siervos,
sirvientes] la llevarán desde el
Líbano al mar, y la enviaré en balsas por mar hasta el lugar que tú me señales,
y allí se desatará, y tú la tomarás; y tú cumplirás mi deseo al dar de comer a
mi familia.
(1R 5:10) Dio, pues, Hiram a Salomón madera de cedro y madera
de ciprés, toda la que quiso.
(1R 5:11) Y Salomón daba a
Hiram veinte mil coros de trigo para el sustento de su familia, y veinte coros
de aceite puro; esto daba Salomón a Hiram «cada
año.»*
(1R 5:12) Jehová, pues, dio a
Salomón sabiduría como le había dicho;
y hubo paz entre Hiram y Salomón, e hicieron pacto
[alianza, convenio, acuerdo] entre ambos.
(1R 5:13) Y el rey Salomón decretó
leva en todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres,
(1R 5:14) los cuales enviaba
al Líbano de diez mil en diez mil, cada mes
por turno, viniendo así a estar un mes
en el Líbano, y dos meses en sus casas;
y Adoniram estaba encargado de aquella leva.
(1R 5:15) Tenía también
Salomón setenta mil que llevaban las cargas, y ochenta mil cortadores en el
monte;
(1R 5:16) sin los principales oficiales de Salomón que
estaban sobre la obra, tres mil trescientos, los cuales tenían a cargo el
pueblo que hacía la obra.
(1R 5:17) Y mandó el rey que
trajesen piedras grandes, piedras costosas, para los cimientos de la casa, y
piedras labradas.
(1R 5:18) Y los albañiles de Salomón y los de Hiram, y los
hombres de Gebal, cortaron y prepararon la
madera y la cantería para labrar la casa.
Salomón edifica el templo
(2Cr 3:1-14)
(1R 6:1) En el año cuatrocientos ochenta
después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio
del reino de Salomón sobre Israel, en el mes
de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de
Jehová.
(1R 6:2) La casa que el rey Salomón edificó a Jehová tenía sesenta codos de largo y veinte de
ancho, y treinta codos de alto.
(1R 6:3) Y el pórtico delante del templo
de la casa tenía veinte codos de largo a lo
ancho de la casa, y el ancho delante de la casa era de diez codos.
(1R 6:4) E hizo a la casa
ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera.
(1R 6:5) Edificó también
junto al muro de la casa aposentos alrededor, contra las paredes de la casa
alrededor del templo y del lugar santísimo;
e hizo cámaras laterales alrededor.
(1R 6:6) El aposento de abajo era de cinco codos de ancho, el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero
de siete codos de ancho; porque por fuera había hecho disminuciones a la casa
alrededor, para no empotrar las vigas en las paredes de la casa.
(1R 6:7) Y cuando se edificó la casa, la fabricaron de
piedras que traían ya acabadas, de tal manera que cuando la edificaban, ni
martillos ni hachas se oyeron en la casa, ni ningún otro instrumento de hierro.
(1R 6:8) La puerta del aposento de en medio estaba al lado
derecho de la casa; y se subía por una escalera de caracol al de en medio, y
del aposento de en medio al tercero.
(1R 6:9) Labró, pues, la
casa, y la terminó; y la cubrió con artesonados de cedro.
(1R 6:10) Edificó asimismo el
aposento alrededor de toda la casa, de altura de cinco codos, el cual se
apoyaba en la casa con maderas de cedro.
(1R 6:11) Y vino palabra de
Jehová a Salomón, diciendo:
(1R 6:12) Con relación a esta casa que tú edificas, si
anduvieres en mis estatutos e hicieres mis
decretos, y cumplieres [guardares,
conservares] todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré
contigo mi palabra que hablé a David tu padre;
(1R 6:13) y habitaré en ella
en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo Israel.
(1R 6:14) Así, pues, Salomón labró la casa y la terminó.
(1R 6:15) Y cubrió las paredes
de la casa con tablas de cedro, revistiéndola de madera «por dentro,»*
desde el suelo de la casa hasta las vigas de la techumbre; cubrió también el pavimento con madera de ciprés.
(1R 6:16) Asimismo hizo al
final de la casa un edificio de veinte codos, de tablas de cedro desde el suelo
hasta lo más alto; así hizo en la casa un aposento que es el lugar santísimo.
(1R 6:17) La casa, esto es, el
templo de adelante, tenía cuarenta codos.
(1R 6:18) Y la casa estaba cubierta de cedro por dentro, y
tenía entalladuras de calabazas silvestres y de botones de flores. Todo era
cedro; ninguna piedra se veía.
(1R 6:19) Y adornó el lugar santísimo
por dentro en medio de la casa, para poner allí el arca del pacto [alianza,
convenio, acuerdo] de Jehová.
(1R 6:20) El lugar santísimo estaba en la parte de
adentro, el cual tenía veinte codos de largo, veinte de ancho, y veinte de
altura; y lo cubrió de oro purísimo; asimismo
cubrió de oro el altar de cedro.
(1R 6:21) De modo que Salomón cubrió de oro puro la casa por
dentro, y cerró la entrada del santuario con
cadenas de oro, y lo cubrió de oro.
(1R 6:22) Cubrió, pues, de oro
toda la casa de «arriba abajo,»* y asimismo cubrió
de oro todo el altar que estaba frente al lugar santísimo.
(1R 6:23) Hizo también en el lugar santísimo dos querubines
de madera de olivo, cada uno de diez codos de altura.
(1R 6:24) Una ala del querubín
tenía cinco codos, y la otra ala del querubín
otros cinco codos; así que había diez codos desde la punta de una ala hasta la
punta de la otra.
(1R 6:25) Asimismo el otro querubín
tenía diez codos; porque ambos querubines
eran de un mismo tamaño y de una mismo diseño [forma, hechura].
(1R 6:26) La altura del uno era de diez codos, y asimismo la
del otro.
(1R 6:27) Puso estos querubines dentro de la casa en el lugar santísimo, los cuales extendían sus alas, de modo que el ala
de uno tocaba una pared, y el ala del otro tocaba la otra pared, y las otras
dos alas se tocaban «la una a la otra»* en medio de la casa.
(1R 6:28) Y cubrió de oro los
querubines.
(1R 6:29) Y esculpió todas las
paredes de la casa alrededor de diversas figuras, de querubines, de palmeras y de botones de flores, por dentro y
por fuera.
(1R 6:30) Y cubrió de oro el
piso de la casa, por dentro y por fuera.
(1R 6:31) A la entrada del santuario hizo puertas de madera de olivo; y el umbral y los postes
eran de cinco esquinas.
(1R 6:32) Las dos puertas eran de madera de olivo; y talló en ellas figuras de querubines,
de palmeras y de botones de flores, y las cubrió de oro; cubrió también de oro
los querubines y las palmeras.
(1R 6:33) Igualmente hizo a la
puerta del templo postes cuadrados de madera de olivo.
(1R 6:34) Pero las dos puertas eran de madera de ciprés; y
las dos hojas de una puerta giraban, y las otras dos hojas de la otra puerta
también giraban.
(1R 6:35) Y talló en ellas querubines y palmeras y botones de flores, y
las cubrió de oro ajustado a las talladuras.
(1R 6:36) Y edificó el atrio
interior de tres hileras de piedras labradas, y de una hilera de vigas de
cedro.
(1R 6:37) En el cuarto año, en el mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa de Jehová.
(1R 6:38) Y en el undécimo
año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa con todas sus
dependencias, y con todo lo necesario. La edificó, pues, en siete años.
Otros edificios de Salomón
(1R 7:1) Después edificó
Salomón su propia casa en trece años, y la terminó toda.
(1R 7:2) Asimismo edificó la
casa del bosque del Líbano, la cual tenía cien codos de longitud, cincuenta
codos de anchura y treinta codos de altura, sobre cuatro hileras de columnas de
cedro, con vigas de cedro sobre las columnas.
(1R 7:3) Y estaba cubierta de tablas de cedro arriba sobre
las vigas, que se apoyaban en cuarenta y cinco columnas; cada hilera tenía
quince columnas.
(1R 7:4) Y había tres hileras de ventanas, una ventana
contra la otra en tres hileras.
(1R 7:5) Todas las puertas y los postes eran cuadrados; y
unas ventanas estaban frente a las otras en tres hileras.
(1R 7:6) También hizo un
pórtico de columnas, que tenía cincuenta codos de largo y treinta codos de
ancho; y este pórtico estaba delante de las primeras, con sus columnas y
maderos «correspondientes.»*
(1R 7:7) Hizo asimismo el
pórtico del trono en que había de juzgar, el pórtico del juicio, y lo cubrió de
cedro del suelo al techo.
(1R 7:8) Y la casa en que él moraba, en otro atrio «dentro»* del
pórtico, era de obra semejante a ésta. Edificó
también Salomón para la hija de Faraón, que había tomado por mujer, una casa de
diseño [forma,
hechura] semejante a la del pórtico.
(1R 7:9) Todas aquellas obras fueron de piedras costosas,
cortadas y ajustadas con sierras según las medidas, así por dentro como por fuera,
desde el cimiento hasta los remates, y asimismo por fuera hasta el gran atrio.
(1R 7:10) El cimiento era de piedras costosas, piedras
grandes, piedras de diez codos y piedras de ocho codos.
(1R 7:11) De allí hacia arriba eran también piedras costosas,
labradas conforme a sus medidas, y madera de cedro.
(1R 7:12) Y en el gran atrio alrededor había tres hileras de
piedras labradas, y una hilera de vigas de cedro; y así también el atrio
interior de la casa de Jehová, y el atrio de la casa.
Salomón emplea a Hiram, de Tiro
(2Cr 2:13-14; 3:15-17)
(1R 7:13) Y envió el rey
Salomón, e hizo venir de Tiro a Hiram,
(1R 7:14) hijo de una viuda de
la tribu de Neftalí. Su padre, que trabajaba en bronce, era de Tiro; e Hiram
era lleno de sabiduría, inteligencia y ciencia
en toda obra de bronce. Este, pues, vino al rey Salomón, e hizo toda su obra.
(1R 7:15) Y vació dos columnas de bronce; la altura de cada
una era de dieciocho codos, y rodeaba a una y
otra un hilo de doce codos.
(1R 7:16) Hizo también dos
capiteles de fundición de bronce, para que fuesen puestos sobre las cabezas de
las columnas; la altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel
también de cinco codos.
(1R 7:17) Había trenzas a manera de red, y unos cordones a
manera de cadenas, para los capiteles que se habían de poner sobre las cabezas
de las columnas; siete para cada capitel.
(1R 7:18) Hizo también dos
hileras de granadas alrededor de la red, para cubrir los capiteles que estaban
en las cabezas de las columnas con las granadas; y de la misma forma hizo en el
otro capitel.
(1R 7:19) Los capiteles que estaban sobre las columnas en el
pórtico, tenían forma de lirios, y eran de cuatro codos.
(1R 7:20) Tenían también los capiteles de las dos columnas,
doscientas granadas en dos hileras alrededor en cada capitel, encima de su
globo, el cual estaba rodeado por la red.
(1R 7:21) Estas columnas erigió en el pórtico del templo; y cuando hubo alzado la columna del lado derecho, le puso por nombre Jaquín, y alzando la columna del lado
izquierdo, llamó su nombre Boaz.
(1R 7:22) Y puso en las cabezas de las columnas tallado en
forma de lirios, y así se acabó la obra de las
columnas.
Mobiliario del templo
(2Cr 4:1; 5:1)
(1R 7:23) Hizo fundir asimismo
un mar de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; su altura era
de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos.
(1R 7:24) Y rodeaban aquel mar por debajo de su borde
alrededor unas bolas como calabazas, diez en cada codo, que ceñían el mar
alrededor en dos filas, las cuales habían sido fundidas cuando el mar fue
fundido.
(1R 7:25) Y descansaba sobre doce bueyes; tres miraban al
norte, tres miraban al occidente, tres miraban al sur, y tres miraban al
oriente; sobre estos se apoyaba el mar, y las ancas de ellos estaban «hacia la parte de adentro.»
(1R 7:26) El grueso del mar
era de un palmo menor, y el borde era labrado como el borde de un cáliz o de
flor de lis; y cabían en él dos mil batos.
(1R 7:27) Hizo también diez
basas de bronce, siendo la longitud de cada basa de cuatro codos, y la anchura
de cuatro codos, y de tres codos la altura.
(1R 7:28) La obra de las basas era esta: tenían unos
tableros, los cuales estaban entre molduras;
(1R 7:29) y sobre aquellos tableros que estaban entre las
molduras, había figuras de leones, de bueyes y de querubines;
y sobre las molduras de la basa, así encima como debajo de los leones y de los
bueyes, había unas añadiduras de bajo relieve.
(1R 7:30) Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes
de bronce, y en sus cuatro esquinas había repisas de fundición que sobresalían
de los festones, para venir a quedar debajo de la fuente.
(1R 7:31) Y la boca de la fuente «entraba»* un codo en el remate que salía para arriba de
la basa; y la boca era redonda, del mismo diseño [forma, hechura] del remate, y
éste de codo y medio. Había también sobre la boca entalladuras con sus
tableros, los cuales eran cuadrados, no redondos.
(1R 7:32) Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y
los ejes de las ruedas nacían en la misma basa. La altura de cada rueda era de
un codo y medio.
(1R 7:33) Y la forma de las ruedas era como la de las ruedas
de un carro; sus ejes, sus rayos, sus cubos y sus cinchos, todo era de
fundición.
(1R 7:34) Asimismo las cuatro repisas de las cuatro esquinas
de cada basa; y las repisas eran parte de la misma basa.
(1R 7:35) Y en lo alto de la basa había una pieza redonda de
medio codo de altura, y encima de la basa sus
molduras y tableros, los cuales salían de ella misma.
(1R 7:36) E hizo en las tablas
de las molduras, y en los tableros, entalladuras de querubines, de leones y de palmeras, con proporción en el
espacio de «cada una,»* y alrededor otros adornos.
(1R 7:37) De esta forma hizo
diez basas, fundidas de una misma manera, de una misma medida y de una misma
entalladura.
(1R 7:38) Hizo también diez
fuentes de bronce; cada fuente contenía cuarenta batos, y cada una era de
cuatro codos; y colocó una fuente sobre cada una de las diez basas.
(1R 7:39) Y puso cinco basas a
la mano derecha de la casa, y las otras cinco a la mano izquierda; y colocó el
mar al lado derecho de la casa, al oriente, hacia el sur.
(1R 7:40) Asimismo hizo Hiram
fuentes, y tenazas, y cuencos. Así terminó toda la obra que hizo a Salomón para
la casa de Jehová:
(1R 7:41) dos columnas, y los capiteles redondos que estaban
en lo alto de las dos columnas; y dos redes que cubrían los dos capiteles
redondos que estaban sobre la cabeza de las columnas;
(1R 7:42) cuatrocientas granadas para las dos redes, dos
hileras de granadas en cada red, para cubrir los dos capiteles redondos que
estaban sobre las cabezas de las columnas;
(1R 7:43) las diez basas, y las diez fuentes sobre las basas;
(1R 7:44) un mar, con doce bueyes debajo del mar;
(1R 7:45) y calderos, paletas, cuencos, y todos los
utensilios que Hiram hizo al rey Salomón, para
la casa de Jehová, de bronce bruñido.
(1R 7:46) Todo lo hizo fundir el rey en la llanura del
Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán.
(1R 7:47) Y no averiguó [consultó] Salomón el peso del bronce de todos los utensilios,
por la gran cantidad de ellos.
(1R 7:48) Entonces hizo
Salomón todos los enseres que pertenecían a la casa de Jehová: un altar de oro,
y una mesa también de oro, sobre la cual estaban los panes de la proposición;
(1R 7:49) cinco candeleros de oro purísimo a la mano derecha,
y otros cinco a la izquierda, frente al lugar santísimo;
con las flores, las lámparas y tenazas de oro.
(1R 7:50) Asimismo los cántaros, despabiladeras, tazas,
cucharillas e incensarios, de oro purísimo; también de oro los quiciales de las
puertas de la casa de adentro, del lugar santísimo, y los de las puertas
del templo.
(1R 7:51) Así se terminó toda
la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Jehová. Y metió
Salomón lo que David su padre había dedicado, plata, oro y utensilios; y
depositó todo en las tesorerías de la casa de Jehová.