Referencias para la lectura:
- Texto
ajustado al Texto Mayoritario y actualizado al español latino.
- Ubicación
visual de vocablos claves resaltados en colores.
- Sinónimos
de palabras claves entre corchetes [color
bordó]
- Vocablos
del Texto Mayoritario que forman
parte del texto bíblico. Señaladas entre corchetes TM [color azul].
- Variantes
del Textus Receptus que no forman
parte del Texto Mayoritario. Señaladas entre corchetes TR [color rojo]
Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original
del griego koiné.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario
Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.
Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente
Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de
significados y conceptos.
1ª de JUAN
El Verbo de
Vida
(1Jn 1:1) Lo que era desde el
principio, lo que hemos escuchado, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que
hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo
de vida
(1Jn 1:2) (porque la vida fue manifestada [dada a conocer], y la hemos visto, y
testificamos, y les anunciamos la vida eterna,
la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó
[dio a
conocer]);
(1Jn 1:3) lo que hemos visto y
escuchado, eso les anunciamos, para que también ustedes tengan comunión con
nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre,
y con su Hijo Jesús, el Cristo.
(1Jn 1:4) Estas cosas les
escribimos, para que su [de ustedes] gozo sea cumplido.
Dios es Luz
(1Jn 1:5) Este es el mensaje que
hemos escuchado de él, y les anunciamos : Dios es luz,
y no hay ningunas tinieblas en él.
(1Jn 1:6) Si decimos que tenemos
comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
(1Jn 1:7) pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, el Cristo su Hijo nos limpia
de todo pecado.
(1Jn 1:8) Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
(1Jn 1:9) Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
(1Jn 1:10) Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su
palabra no está en nosotros.
Cristo es
nuestro abogado
(1Jn 2:1) Hijitos míos, estas cosas
les escribo para que no pequen; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesús, el Cristo
el justo.
(1Jn 2:2) Y él es la propiciación
por nuestros pecados; y no solamente
por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
(1Jn 2:3) Y en esto sabemos que
nosotros le conocemos, si cumplimos [guardamos,
conservamos] sus mandamientos.
(1Jn 2:4) El que dice: Yo le
conozco, y no cumple [guarda,
conserva] sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;
(1Jn 2:5) pero el que cumpla [guarde, conserve] su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios
se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.
(1Jn 2:6) El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
El nuevo
mandamiento
(1Jn 2:7) Hermanos, no les escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que han tenido desde el
principio; este mandamiento antiguo es
la palabra que han escuchado desde el principio.
(1Jn 2:8) «Sin embargo,» les escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en ustedes, porque las tinieblas van pasando, y
la luz verdadera
ya alumbra.
(1Jn 2:9) El que dice que está en la
luz, y aborrece a su hermano, está
todavía en tinieblas.
(1Jn 2:10) El que ama a su hermano, permanece en la luz,
y en él no hay tropiezo.
(1Jn 2:11) Pero el que aborrece a su
hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque
las tinieblas le han cegado los ojos.
(1Jn 2:12) les escribo a ustedes,
hijitos, porque sus [de ustedes] pecados les han sido perdonados
por su nombre.
(1Jn 2:13) les escribo a ustedes,
padres, porque conocen al que es desde el principio. les escribo a ustedes,
jóvenes, porque han vencido al maligno.
les escribo a ustedes, hijitos, porque han conocido al Padre.
(1Jn 2:14) les he escrito a ustedes,
padres, porque han conocido al que es desde el principio. les he escrito a
ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno.
(1Jn 2:15) No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
(1Jn 2:16) Porque todo lo que hay en
el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de
la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
(1Jn 2:17) Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de
Dios permanece para siempre.
El anticristo
(1Jn 2:18) Hijitos, ya es el último tiempo; y según ustedes oyeron que el anticristo viene, así ahora han surgido
muchos anticristos; por esto conocemos
que es el último tiempo.
(1Jn 2:19) Salieron de nosotros, pero
no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para
que se manifestase [diese a conocer] que no todos son de
nosotros.
(1Jn 2:20) Pero ustedes tienen la
unción del Santo, y conocen todas las cosas.
(1Jn 2:21) No les he escrito como si
ignorasen la verdad, sino porque la conocen, y porque
ninguna mentira procede de la verdad.
(1Jn 2:22) ¿Quién es el mentiroso,
sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo,
el que niega al Padre y al Hijo.
(1Jn 2:23) Todo aquel que niega al
Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.
(1Jn 2:24) Lo que han escuchado desde
el principio, permanezca en ustedes. Si
lo que han escuchado desde el principio permanece
en ustedes, también ustedes permanecerán
en el Hijo y en el Padre.
(1Jn 2:25) Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.
(1Jn 2:26) les he escrito esto sobre
los que les engañan.
(1Jn 2:27) Pero la unción que ustedes
recibieron de él permanece en ustedes,
y no tienen necesidad de que nadie les enseñe; así como la unción misma les
enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira,
según ella les ha enseñado, permanezcan
en él.
(1Jn 2:28) Y ahora, hijitos, permanezcan en él, para que cuando se manifieste [de a conocer], tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él
avergonzados.
(1Jn 2:29) Si saben que él es justo,
sepan también que todo el que hace justicia es nacido de él.
Hijos de Dios
(1Jn 3:1) Miren cuál amor nos ha
dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a
él.
(1Jn 3:2) Amados, ahora somos hijos
de Dios, y aún no se ha manifestado [dado a conocer] lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes
a él, porque le veremos tal como él es.
(1Jn 3:3) Y todo aquel que tiene
esta esperanza en él, se purifica a sí
mismo, así como él es puro.
(1Jn 3:4) Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; puesto que el pecado es infracción de la ley.
(1Jn 3:5) Y saben que él apareció [se ha mostrado, dado a conocer] para quitar nuestros pecados, y
no hay pecado en él.
(1Jn 3:6) Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca,
no le ha visto, ni le ha conocido.
(1Jn 3:7) Hijitos, nadie les engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.
(1Jn 3:8) El que practica el pecado es del diablo;
porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció [se ha dado a conocer] el Hijo de Dios, para
deshacer las obras del diablo.
(1Jn 3:9) Todo aquel que es nacido
de Dios, no practica el pecado, porque
la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
(1Jn 3:10) En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos
del diablo: todo aquel que no hace
justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
(1Jn 3:11) Porque este es el mensaje
que han escuchado desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
(1Jn 3:12) No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa
le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.
(1Jn 3:13) Hermanos míos, no se
extrañen si el mundo les aborrece.
(1Jn 3:14) Nosotros sabemos que hemos
pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.
(1Jn 3:15) Todo aquel que aborrece a
su hermano es homicida; y saben que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.
(1Jn 3:16) En esto hemos conocido el
amor, TR [de Dios] en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
(1Jn 3:17) Pero el que tiene bienes
de este mundo y ve a su hermano tener
necesidad, y cierra contra él su corazón,
¿cómo mora el amor de Dios en él?
(1Jn 3:18) Hijitos míos, no amemos de
palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
(1Jn 3:19) Y en esto conocemos que
somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones en
presencia [delante] de él;
(1Jn 3:20) pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.
(1Jn 3:21) Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en
Dios;
(1Jn 3:22) y «cualquiera cosa que» pidiéremos la recibiremos
de él, porque cumplimos [guardamos,
conservamos] sus mandamientos, y hacemos las cosas que son
agradables delante de él.
(1Jn 3:23) Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su
Hijo Jesús, el Cristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
(1Jn 3:24) Y el que cumpla [guarde, conserve] sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto
sabemos que él permanece en nosotros,
por el Espíritu que nos ha dado.
El Espíritu
de Dios y el espíritu del anticristo
(1Jn 4:1) Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.
(1Jn 4:2) En esto conozcan el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesús, el Cristo ha
venido en carne, es de Dios;
(1Jn 4:3) y todo espíritu que no confiesa que Jesús, el Cristo
ha venido en carne, no es de Dios; y
este es el espíritu del anticristo, el cual ustedes han escuchado que
viene, y que ahora ya está en el mundo.
(1Jn 4:4) Hijitos, ustedes son de
Dios, y los han vencido; porque mayor es el que está en ustedes, que el que
está en el mundo.
(1Jn 4:5) Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo
los oye.
(1Jn 4:6) Nosotros somos de Dios; el
que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos
el espíritu de verdad
y el espíritu de error.
Dios es amor
(1Jn 4:7) Amados, amémonos unos a
otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y
conoce a Dios.
(1Jn 4:8) El que no ama, no ha
conocido a Dios; porque Dios es amor.
(1Jn 4:9) En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en
que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
(1Jn 4:10) En esto consiste el amor:
no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y
envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
(1Jn 4:11) Amados, si Dios nos ha
amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.
(1Jn 4:12) Nadie ha visto jamás a
Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece
en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
(1Jn 4:13) En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que
nos ha dado de su Espíritu.
(1Jn 4:14) Y nosotros hemos visto y
testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador
del mundo.
(1Jn 4:15) Todo aquel que confiese
que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece
en él, y él en Dios.
(1Jn 4:16) Y nosotros hemos conocido
y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
(1Jn 4:17) En esto se ha
perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del
juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
(1Jn 4:18) En el amor no hay temor,
sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el
temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido
perfeccionado en el amor.
(1Jn 4:19) Nosotros le amamos a él,
porque él nos amó primero.
(1Jn 4:20) Si alguno dice : Yo amo a
Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a
quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
(1Jn 4:21) Y nosotros tenemos este mandamiento de él : El que ama a Dios, ame
también a su hermano.
La fe que
vence al mundo
(1Jn 5:1) Todo aquel que cree que
Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró,
ama también al que ha sido engendrado por él.
(1Jn 5:2) En esto conocemos que
amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y cumplamos [guardemos, conservemos] sus mandamientos.
(1Jn 5:3) Pues este es el amor a
Dios, que cumplamos [guardemos,
conservemos] sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
(1Jn 5:4) Porque todo lo que es
nacido de Dios vence al mundo; y esta
es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe.
(1Jn 5:5) ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo
de Dios?
El testimonio
del Espíritu
(1Jn 5:6) Este es Jesús, el Cristo,.
que vino mediante agua y sangre; no
mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre.
Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
(1Jn 5:7) Porque tres son los que
dan testimonio TR [en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.]
(1Jn 5:8) TR [Y tres son los
que dan testimonio en la tierra: ] el Espíritu, el agua y la sangre; y estos
tres «concuerdan.»
(1Jn 5:9) Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio «con que Dios» ha testificado acerca de
su Hijo.
(1Jn 5:10) El que cree en el Hijo de
Dios, tiene el testimonio en sí mismo;
el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su
Hijo.
(1Jn 5:11) Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
(1Jn 5:12) El que tiene al Hijo,
tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene
la vida.
El
conocimiento de la Vida Eterna
(1Jn 5:13) Estas cosas les he escrito
a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna, y para que
crean en el nombre del Hijo de Dios.
(1Jn 5:14) Y esta es la confianza que
tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
(1Jn 5:15) Y si sabemos que él nos
oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le
hayamos hecho.
(1Jn 5:16) Si alguno viere a su
hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado
que no sea de muerte. Hay pecado de muerte,
por el cual yo no digo que se pida.
(1Jn 5:17) Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
(1Jn 5:18) Sabemos que todo aquel que
ha nacido de Dios, no practica el pecado,
pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda [conserva], y el maligno no le toca.
(1Jn 5:19) Sabemos que somos de Dios,
y el mundo entero está bajo el maligno.
(1Jn 5:20) Pero sabemos que el Hijo
de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento
para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesús, el Cristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
(1Jn 5:21) Hijitos, cuídense [guárdense] de los ídolos. Amén.