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RVI: GENESIS 24 - 31

Referencias para la lectura:

-       Texto actualizado al español latino.
-       Ubicación visual de vocablos claves resaltados en colores.
-       Sinónimos de palabras claves entre corchetes [color bordó]
-       Texto entre comillas y asterisco «expresión»* refiere a una frase en español equivalente a la frase hebrea de dicho texto.
-       Subtitulado tradicional actualizado

Algunos vocablos han retenido su valor de traducción original del hebreo.
Para complementar su lectura considere el uso de un diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para el NT.


Para un estudio exhaustivo, recomendamos utilizar RVIC Reina Valera Independiente Codificada con diccionarios léxicos para una ampliación de significados y conceptos.

Abraham hace buscar esposa para Isaac
(Gn 24:1) Era Abraham ya viejo, y bien «avanzado en años;»* y Jehová había bendecido a Abraham en todo.

(Gn 24:2) Y dijo Abraham a un esclavo [siervo, sirviente] suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,

(Gn 24:3) y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;

(Gn 24:4) sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac.

(Gn 24:5) El esclavo [siervo, sirviente] le respondió: Quizá la mujer no querrá venir detrás de mí a esta tierra. ¿«Volveré,»* pues, tu hijo a la tierra de «donde»* saliste?

(Gn 24:6) Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá.

(Gn 24:7) Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel «delante de ti,»* y tú traerás de allá mujer para mi hijo.

(Gn 24:8) Y si la mujer no quisiere venir detrás de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo.

(Gn 24:9) Entonces el esclavo [siervo, sirviente] puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio.

(Gn 24:10) Y el esclavo [siervo, sirviente] tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, «tomando»* toda clase de «regalos escogidos de»* su señor; y «puesto en camino,»* llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.

(Gn 24:11) E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las «doncellas por agua.»*

(Gn 24:12) Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, «te ruego,»* «el tener»* hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham.

(Gn 24:13) He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen «por»* agua.

(Gn 24:14) Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, «te ruego,»* para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu esclavo [siervo, sirviente] Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.

(Gn 24:15) Y sucedió que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro.

(Gn 24:16) Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía.

(Gn 24:17) Entonces el esclavo [siervo, sirviente] corrió «hacia ella,»* y dijo: «Te ruego»* «que me des a beber»* un poco de agua de tu cántaro.

(Gn 24:18) Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber.

(Gn 24:19) Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber.

(Gn 24:20) Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos.

(Gn 24:21) Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no.

(Gn 24:22) Y cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez,

(Gn 24:23) y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos?

(Gn 24:24) Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor.

(Gn 24:25) Y añadió: También hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar.

(Gn 24:26) El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová,

(Gn 24:27) y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo.

(Gn 24:28) Y la doncella corrió, e hizo saber en casa de su madre estas cosas.

(Gn 24:29) Y Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, a la fuente.

(Gn 24:30) Y cuando vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, que decía: Así me habló aquel hombre, vino a él; y he aquí que estaba con los camellos junto a la fuente.

(Gn 24:31) Y le dijo: Ven, bendito de Jehová; ¿por qué «estás fuera?»* He preparado la casa, y el lugar para los camellos.

(Gn 24:32) Entonces el hombre vino a casa, y Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies de él, y los pies de los hombres que con él venían.

(Gn 24:33) Y «le»* pusieron «delante»* qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Y él le dijo: Habla.

(Gn 24:34) Entonces dijo: Yo soy esclavo [siervo, sirviente] de Abraham.

(Gn 24:35) Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, esclavos [siervos, sirvientes] y siervas, camellos y asnos.

(Gn 24:36) Y Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo «cuanto tiene.»*

(Gn 24:37) Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito;

(Gn 24:38) «sino que»* irás a la casa de mi padre y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo.

(Gn 24:39) Y yo dije: Quizá la mujer no querrá seguirme.

(Gn 24:40) Entonces él me respondió: Jehová, «en»* cuya «presencia»* he andado, enviará su ángel contigo, y prosperará tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi familia y de la casa de mi padre.

(Gn 24:41) Entonces serás libre de mi juramento, cuando hayas llegado a mi familia; y si no te la dieren, serás libre de mi juramento.

(Gn 24:42) Llegué, pues, hoy a la fuente, y dije: Jehová, Dios de mi señor Abraham, si «»* prosperas ahora mi camino por el cual ando,

(Gn 24:43) he aquí yo estoy junto a la fuente de agua; sea, pues, que la doncella que saliere «por agua,»* a la cual dijere: Dame de beber, te ruego, un poco de agua de tu cántaro,

(Gn 24:44) y ella me respondiere: Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua; sea ésta la mujer que destinó Jehová para el hijo de mi señor.

(Gn 24:45) Antes que acabase de hablar en mi corazón, he aquí Rebeca, que salía con su cántaro sobre su hombro; y descendió a la fuente, y sacó agua; y le dije: Te ruego que me des de beber.

(Gn 24:46) Y bajó prontamente su cántaro de encima de sí, y dijo: Bebe, y también a tus camellos daré de beber. Y bebí, y dio también de beber a mis camellos.

(Gn 24:47) Entonces le pregunté, y dije: ¿De quién eres hija? Y ella respondió: Hija de Betuel hijo de Nacor, que le dio a luz Milca. Entonces le puse un pendiente en su nariz, y brazaletes en sus brazos;

(Gn 24:48) y me incliné y adoré a Jehová, y bendije a Jehová Dios de mi señor Abraham, que me había guiado por camino de verdad para tomar la hija del hermano de mi señor para su hijo.

(Gn 24:49) Ahora, pues, si «ustedes»* hacen misericordia y verdad con mi señor, declárenmelo; y si no, declárenmelo; y me iré a la diestra o a la siniestra.

(Gn 24:50) Entonces Labán y Betuel respondieron y dijeron: De Jehová ha salido esto; no podemos hablarte malo ni bueno.

(Gn 24:51) He ahí Rebeca delante de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho Jehová.

(Gn 24:52) Cuando el esclavo [siervo, sirviente] de Abraham oyó sus palabras, se inclinó en tierra ante Jehová.

(Gn 24:53) Y sacó el esclavo [siervo, sirviente] alhajas de plata y alhajas de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio cosas preciosas a su hermano y a su madre.

(Gn 24:54) Y comieron y bebieron él y los varones que venían con él, y durmieron; y levantándose de mañana, dijo: Envíenme a mi señor.

(Gn 24:55) Entonces respondieron su hermano y su madre: Espere la doncella con nosotros «a lo menos diez días,»* y «después»* irá.

(Gn 24:56) Y él les dijo: No me detengan, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despáchenme para que me vaya a mi señor.

(Gn 24:57) Ellos respondieron entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle. 

(Gn 24:58) Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.

(Gn 24:59) Entonces dejaron ir a Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al esclavo [siervo, sirviente] de Abraham y a sus hombres.

(Gn 24:60) Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos.

(Gn 24:61) Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y montaron en los camellos, y siguieron al hombre; y el esclavo [siervo, sirviente] tomó a Rebeca, y se fue.

(Gn 24:62) Y venía Isaac del pozo del Viviente que me ve; porque él habitaba en el Neguev.

(Gn 24:63) Y había salido Isaac a meditar al campo, «a la hora de»* la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían.

(Gn 24:64) Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello;

(Gn 24:65) porque había preguntado al esclavo [siervo, sirviente]: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia «nosotros?»* Y el esclavo [siervo, sirviente] había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió.

(Gn 24:66) Entonces el esclavo [siervo, sirviente] contó a Isaac todo lo que había hecho.

(Gn 24:67) Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

Los descendientes de Abraham y Cetura
(1 Cr 1:32-33)
(Gn 25:1) Abraham tomó otra mujer, cuyo nombre era Cetura,

(Gn 25:2) la cual le dio a luz a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa.

(Gn 25:3) Y Jocsán engendró a Seba y a Dedán; e hijos de Dedán fueron Asurim, Letusim y Leumim.

(Gn 25:4) E hijos de Madián: Efa, Efer, Hanoc, Abida y Elda. Todos estos fueron hijos de Cetura.

(Gn 25:5) Y Abraham dio todo cuanto tenía a Isaac.

(Gn 25:6) Pero a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los envió «lejos de»* Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental.

Muerte y sepultura de Abraham
(Gn 25:7) Y estos fueron los días que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años.

(Gn 25:8) Y «exhaló el espíritu,»* y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo.

(Gn 25:9) Y lo sepultaron Isaac e Ismael sus hijos en la cueva de Macpela, en la heredad [posesión territorial] de Efrón hijo de Zohar heteo, que está enfrente de Mamre,

(Gn 25:10) heredad [posesión territorial] que compró Abraham de los hijos de Het; allí fue sepultado Abraham, y Sara su mujer.

(Gn 25:11) Y sucedió, después de muerto Abraham, que Dios bendijo a Isaac su hijo; y habitó Isaac junto al pozo del Viviente que me ve.

Los descendientes de Ismael
(1Cr1:28-31)
(Gn 25:12) Estos son los descendientes de Ismael hijo de Abraham, a quien le dio a luz Agar egipcia, sierva de Sara;

(Gn 25:13) estos, pues, son los nombres de los hijos de Ismael, nombrados en el orden de su nacimiento: El primogénito de Ismael, Nebaiot; luego Cedar, Adbeel, Mibsam,

(Gn 25:14) Misma, Duma, Massa,

(Gn 25:15) Hadar, Tema, Jetur, Nafis y Cedema.

(Gn 25:16) Estos son los hijos de Ismael, y estos sus nombres, por sus villas y por sus campamentos; doce príncipes por sus familias.

(Gn 25:17) Y estos fueron los años de la vida de Ismael, ciento treinta y siete años; y «exhaló el espíritu»* Ismael, y murió, y fue unido a su pueblo.

(Gn 25:18) Y habitaron desde Havila hasta Shur, que está «enfrente de»* Egipto viniendo a Asiria; y murió «en presencia de»* todos sus hermanos.

Nacimiento de Jacob y Esaú
(Gn 25:19) Estos son los descendientes de Isaac hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac,

(Gn 25:20) y era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de Padanaram, hermana de Labán arameo.

(Gn 25:21) Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer.

(Gn 25:22) Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová;

(Gn 25:23) y le respondió Jehová: Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá al menor.

(Gn 25:24) Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre.

(Gn 25:25) Y salió el primero rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú.

(Gn 25:26) Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac «de edad de»* sesenta años cuando ella los dio a luz.

Esaú vende su primogenitura
(Gn 25:27) Y crecieron los niños, y Esaú fue «diestro»* en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas.

(Gn 25:28) Y amó Isaac a Esaú, porque «comía de su caza;»* mas Rebeca amaba a Jacob.

(Gn 25:29) Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado,

(Gn 25:30) dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom.

(Gn 25:31) Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura.

(Gn 25:32) Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?

(Gn 25:33) Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura.

(Gn 25:34) Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.

Isaac en Gerar
(Gn 26:1) Después hubo hambre en la tierra, «además de»* la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar.

(Gn 26:2) Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré.

(Gn 26:3) Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre.

(Gn 26:4) Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente,

(Gn 26:5) por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.

(Gn 26:6) Habitó, pues, Isaac en Gerar.

(Gn 26:7) Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; «pensando que»* tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto.

(Gn 26:8) Sucedió que «después que él estuvo»* allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que acariciaba a Rebeca su mujer.

(Gn 26:9) Y llamó Abimelec a Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer. ¿Cómo, pues, dijiste: Es mi hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella.

(Gn 26:10) Y Abimelec dijo: ¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado.

(Gn 26:11) Entonces Abimelec mandó a todo el pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto morirá.

(Gn 26:12) Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año «ciento por uno;»* y le bendijo Jehová.

(Gn 26:13) El varón se enriqueció, y «fue prosperado,»* y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.

(Gn 26:14) Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.

(Gn 26:15) Y todos los pozos que habían abierto los esclavos [siervos, sirvientes] de Abraham su padre en sus días, los filisteos los habían cegado y llenado de tierra.

(Gn 26:16) Entonces dijo Abimelec a Isaac: Apártate de nosotros, porque mucho más poderoso que nosotros te has hecho.

(Gn 26:17) E Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí.

(Gn 26:18) Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abraham; y los llamó por los nombres que su padre los había llamado.

(Gn 26:19) Pero cuando los esclavos [siervos, sirvientes] de Isaac cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de aguas vivas,

(Gn 26:20) los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso llamó el nombre del pozo Esek, porque habían altercado con él.

(Gn 26:21) Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna.

(Gn 26:22) Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra.

(Gn 26:23) Y de allí subió a Beerseba.

(Gn 26:24) Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi esclavo [siervo, sirviente].

(Gn 26:25) Y edificó allí un altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí los esclavos [siervos, sirvientes] de Isaac un pozo.

(Gn 26:26) Y Abimelec vino a él desde Gerar, y Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército.

(Gn 26:27) Y les dijo Isaac: ¿Por qué vienen a mí, pues que me han aborrecido, y me echaron de entre ustedes?

(Gn 26:28) Y ellos respondieron: «Hemos visto»* que Jehová está contigo; y dijimos: Haya ahora juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y haremos pacto [alianza, convenio, acuerdo] contigo,

(Gn 26:29) que no nos hagas mal, como nosotros no te hemos tocado, y como solamente te hemos hecho bien, y te enviamos en paz; tú eres ahora bendito de Jehová.

(Gn 26:30) Entonces él les hizo banquete, y comieron y bebieron.

(Gn 26:31) Y se levantaron de madrugada, y juraron «el uno»* al «otro;»* e Isaac los despidió, y ellos se despidieron de él en paz.

(Gn 26:32) En aquel día sucedió que vinieron los criados de Isaac, y le dieron nuevas acerca del pozo que habían abierto, y le dijeron: Hemos hallado agua.

(Gn 26:33) Y lo llamó Seba; «por esta causa»* el nombre de aquella ciudad es Beerseba hasta este día.

(Gn 26:34) Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo;

(Gn 26:35) y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca.

Jacob obtiene la bendición de Isaac
(Gn 27:1) Sucedió que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí.

(Gn 27:2) Y él dijo: He aquí ya soy viejo, no sé el día de mi muerte.

(Gn 27:3) Toma, pues, ahora tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo y tráeme caza;

(Gn 27:4) y hazme un guisado como a mí me gusta, y tráemelo, y comeré, para que «yo»* te bendiga antes que muera.

(Gn 27:5) Y Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la caza que había de traer.

(Gn 27:6) Entonces Rebeca habló a Jacob su hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu hermano, diciendo:

(Gn 27:7) Tráeme caza y hazme un guisado, para que coma, y te bendiga en presencia de Jehová antes que yo muera.

(Gn 27:8) Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando.

(Gn 27:9) Ve ahora al ganado, y tráeme de allí dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos viandas para tu padre, como a él le gusta;

(Gn 27:10) y tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su muerte.

(Gn 27:11) Y Jacob dijo a Rebeca su madre: He aquí, Esaú mi hermano es hombre velloso, y yo lampiño.

(Gn 27:12) Quizá me palpará mi padre, y «me tendrá»* por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición.

(Gn 27:13) Y su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y ve y tráemelos.

(Gn 27:14) Entonces él fue y los tomó, y los trajo a su madre; y su madre hizo guisados, como a su padre le gustaba.

(Gn 27:15) Y tomó Rebeca los vestidos de Esaú su hijo mayor, los preciosos, que ella tenía en casa, y vistió a Jacob su hijo menor;

(Gn 27:16) y cubrió sus manos y la parte de su cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos;

(Gn 27:17) y entregó los guisados y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo.

(Gn 27:18) Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?

(Gn 27:19) Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas.

(Gn 27:20) Entonces Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque Jehová tu Dios «hizo que la encontrase»* delante de mí.

(Gn 27:21) E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no.

(Gn 27:22) Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú.

(Gn 27:23) Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.

(Gn 27:24) Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy.

(Gn 27:25) Dijo también: Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que «yo»* te bendiga; y Jacob se la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió.

(Gn 27:26) Y le dijo Isaac su padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío.

(Gn 27:27) Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo: Mira, el olor de mi hijo, Como el olor del campo que Jehová ha bendecido;

(Gn 27:28) Dios, pues, te dé del rocío del cielo, Y de las grosuras de la tierra, Y abundancia de trigo y de mosto.

(Gn 27:29) Te sirvan pueblos, Y naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos, Y se inclinen ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, Y benditos los que te bendijeren.

(Gn 27:30) Y sucedió, luego que Isaac acabó de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de Isaac su padre, que Esaú su hermano volvió de cazar.

(Gn 27:31) E hizo él también guisados, y trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga.

(Gn 27:32) Entonces Isaac su padre le dijo: ¿Quién eres tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú.

(Gn 27:33) Y se estremeció Isaac grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo caza, y me dio, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito.

(Gn 27:34) Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una muy grande y muy amarga exclamación, y le dijo: Bendíceme también a mí, padre mío.

(Gn 27:35) Y él dijo: Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición.

(Gn 27:36) Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí?

(Gn 27:37) Isaac respondió y dijo a Esaú: He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado por esclavos [siervos, sirvientes] a todos sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué, pues, te haré a ti ahora, hijo mío?

(Gn 27:38) Y Esaú respondió a su padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío. Y alzó Esaú su voz, y lloró.

(Gn 27:39) Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en grosuras de la tierra, Y del rocío de los cielos de arriba;

(Gn 27:40) Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; Y sucederá cuando te fortalezcas, Que descargarás su yugo de tu cerviz.

Jacob huye de Esaú
(Gn 27:41) Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob.

(Gn 27:42) Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea de matarte.

(Gn 27:43) Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano en Harán,

(Gn 27:44) y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue;

(Gn 27:45) hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de allá. ¿Por qué seré privada de ustedes ambos en un día?

(Gn 27:46) Y dijo Rebeca a Isaac: Fastidio tengo de mi vida, a «causa de»* las hijas de Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra, ¿para qué «quiero»* la vida?

(Gn 28:1) Entonces Isaac llamó a Jacob, y lo bendijo, y le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de Canaán.

(Gn 28:2) Levántate, ve a Padanaram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las hijas de Labán, hermano de tu madre.

(Gn 28:3) Y el Dios omnipotente te bendiga, y te haga fructificar y te multiplique, hasta llegar a ser multitud de pueblos;

(Gn 28:4) y te dé la bendición de Abraham, y a tu descendencia contigo, para que heredes la tierra en que moras, que Dios dio a Abraham.

(Gn 28:5) Así envió Isaac a Jacob, el cual fue a Padanaram, a Labán hijo de Betuel arameo, hermano de Rebeca madre de Jacob y de Esaú.

(Gn 28:6) Y vio Esaú cómo Isaac había bendecido a Jacob, y le había enviado a Padanaram, para tomar para sí mujer de allí; y que cuando le bendijo, le había mandado diciendo: No tomarás mujer de las hijas de Canaán;

(Gn 28:7) y que Jacob había obedecido a su padre y a su madre, y se había ido a Padanaram.

(Gn 28:8) Vio asimismo Esaú que las hijas de Canaán «parecían»* mal a Isaac su padre;

(Gn 28:9) y se fue Esaú a Ismael, y tomó para sí por mujer a Mahalat, hija de Ismael hijo de Abraham, hermana de Nebaiot, además de sus otras mujeres.

Dios se aparece a Jacob en Bet-el
(Gn 28:10) Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán.

(Gn 28:11) Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol «se había puesto;»* y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.

(Gn 28:12) Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.

(Gn 28:13) Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.

(Gn 28:14) Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.

(Gn 28:15) He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.

(Gn 28:16) Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.

(Gn 28:17) Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.

(Gn 28:18) Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite «encima de ella.»*

(Gn 28:19) Y llamó el nombre de aquel lugar Betel, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero.

(Gn 28:20) E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir,

(Gn 28:21) y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.

(Gn 28:22) Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

Jacob sirve a Labán por Raquel y Lea
(Gn 29:1) «Siguió»* luego Jacob «su camino,»* y fue a la tierra de «los orientales.»*

(Gn 29:2) Y miró, y vio un pozo en el campo; y he aquí tres rebaños de ovejas que yacían «cerca de él,»* porque de aquel pozo abrevaban los ganados; y había una gran piedra sobre la boca del pozo.

(Gn 29:3) Y juntaban allí todos los rebaños; y revolvían la piedra de la boca del pozo, y abrevaban las ovejas, y volvían la piedra sobre la boca del pozo a su lugar.

(Gn 29:4) Y les dijo Jacob: Hermanos míos, ¿de dónde «son?»* Y ellos respondieron: De Harán «somos.»*

(Gn 29:5) El les dijo: ¿Conocen a Labán hijo de Nacor? Y ellos dijeron: Sí, le conocemos.

(Gn 29:6) Y él les dijo: «¿Está bien ?»* Y ellos dijeron: Bien, y he aquí Raquel su hija viene con las ovejas.

(Gn 29:7) Y él dijo: He aquí es aún «muy de día;»* no es tiempo todavía de recoger el ganado; abreven las ovejas, y vayan a apacentarlas.

(Gn 29:8) Y ellos respondieron: No podemos, hasta que se junten todos los rebaños, y remuevan la piedra de la boca del pozo, para que abrevemos las ovejas.

(Gn 29:9) Mientras él aún hablaba con ellos, Raquel vino con el rebaño de su padre, porque ella era la pastora.

(Gn 29:10) Y sucedió que cuando Jacob vio a Raquel, hija de Labán hermano de su madre, y las ovejas de Labán el hermano de su madre, se acercó Jacob y removió la piedra de la boca del pozo, y abrevó el rebaño de Labán hermano de su madre.

(Gn 29:11) Y Jacob besó a Raquel, y alzó su voz y lloró.

(Gn 29:12) Y Jacob dijo a Raquel que él era hermano de su padre, y que era hijo de Rebeca; y ella corrió, y «dio las nuevas»* a su padre.

(Gn 29:13) Así que oyó Labán las nuevas de Jacob, hijo de su hermana, corrió a recibirlo, y lo abrazó, lo besó, y lo trajo a su casa; y él contó a Labán todas estas cosas.

(Gn 29:14) Y Labán le dijo: Ciertamente hueso mío y carne mía eres. Y estuvo con él «durante un mes.»*

(Gn 29:15) Entonces dijo Labán a Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me servirás de balde? Dime cuál será tu salario.

(Gn 29:16) Y Labán tenía dos hijas: el nombre de la mayor era Lea, y el nombre de la menor, Raquel.

(Gn 29:17) Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer.

(Gn 29:18) Y Jacob amó a Raquel, y dijo: Yo te serviré siete años por Raquel tu hija menor.

(Gn 29:19) Y Labán respondió: Mejor es que te la dé a ti, y no que la dé a otro hombre; quédate conmigo.

(Gn 29:20) Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y «le parecieron»* como pocos días, porque la amaba.

(Gn 29:21) Entonces dijo Jacob a Labán: Dame mi mujer, porque mi «tiempo»* se ha cumplido, para unirme a ella.

(Gn 29:22) Entonces Labán juntó a todos los varones de aquel lugar, e hizo banquete.

(Gn 29:23) Y sucedió que a la noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él se llegó a ella.

(Gn 29:24) Y dio Labán su sierva Zilpa a su hija Lea por criada.

(Gn 29:25) Venida la mañana, he aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?

(Gn 29:26) Y Labán respondió: No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor.

(Gn 29:27) Cumple la semana de ésta, y se te dará también la otra, por el servicio que hagas conmigo otros siete años.

(Gn 29:28) E hizo Jacob así, y cumplió la semana de aquélla; y él le dio a Raquel su hija por mujer.

(Gn 29:29) Y dio Labán a Raquel su hija su sierva Bilha por criada.

(Gn 29:30) Y se llegó también a Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros siete años.

Los hijos de Jacob
(Gn 29:31) Y vio Jehová que Lea era despreciada, y «le dio hijos;»* pero Raquel era estéril.

(Gn 29:32) Y concibió Lea, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha visto Jehová mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido.

(Gn 29:33) Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era despreciada, me ha dado también éste. Y llamó su nombre Simeón.

(Gn 29:34) Y concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví.

(Gn 29:35) Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez alabaré a Jehová; por esto llamó su nombre Judá; y dejó de dar a luz.

(Gn 30:1) Viendo Raquel que no «daba hijos»* a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero.

(Gn 30:2) Y Jacob «se enojó»* contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?

(Gn 30:3) Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella.

(Gn 30:4) Así le dio a Bilha su sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella.

(Gn 30:5) Y concibió Bilha, y dio a luz un hijo a Jacob.

(Gn 30:6) Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan.

(Gn 30:7) Concibió otra vez Bilha la sierva de Raquel, y dio a luz un segundo hijo a Jacob.

(Gn 30:8) Y dijo Raquel: Con luchas de Dios he contendido con mi hermana, y he vencido. Y llamó su nombre Neftalí.

(Gn 30:9) Viendo, pues, Lea, que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, y la dio a Jacob por mujer.

(Gn 30:10) Y Zilpa sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob.

(Gn 30:11) Y dijo Lea: Vino la ventura; y llamó su nombre Gad.

(Gn 30:12) Luego Zilpa la sierva de Lea dio a luz otro hijo a Jacob.

(Gn 30:13) Y dijo Lea: Para dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa; y llamó su nombre Aser.

(Gn 30:14) Fue Rubén en «tiempo de»* la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.

(Gn 30:15) Y ella respondió: ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo.

(Gn 30:16) Cuando, pues, Jacob volvía del campo a la tarde, salió Lea «a él,»* y le dijo: Llégate a mí, porque «de hecho»* te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo. Y durmió con ella aquella noche.

(Gn 30:17) Y oyó Dios a Lea; y concibió, y dio a luz el quinto hijo a Jacob.

(Gn 30:18) Y dijo Lea: Dios me ha dado mi recompensa, por cuanto di mi sierva a mi marido; por eso llamó su nombre Isacar.

(Gn 30:19) Después concibió Lea otra vez, y dio a luz el sexto hijo a Jacob.

(Gn 30:20) Y dijo Lea: Dios me ha dado una buena dote; ahora morará conmigo mi marido, porque le he dado a luz seis hijos; y llamó su nombre Zabulón.

(Gn 30:21) Después dio a luz una hija, y llamó su nombre Dina.

(Gn 30:22) Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y «le concedió hijos.»*

(Gn 30:23) Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta;

(Gn 30:24) y llamó su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo.

Tretas de Jacob y Labán
(Gn 30:25) Sucedió cuando Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra.

(Gn 30:26) Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho.

(Gn 30:27) Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa.

(Gn 30:28) Y dijo: Señálame tu salario, y yo lo daré.

(Gn 30:29) Y él respondió: Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo.

(Gn 30:30) Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha bendecido con mi «llegada;»* y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa?

(Gn 30:31) Y él dijo: ¿Qué te daré? Y respondió Jacob: No me des nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas.

(Gn 30:32) Yo pasaré hoy por todo tu rebaño, poniendo aparte todas las ovejas manchadas y salpicadas de color, y todas las ovejas de color oscuro, y las manchadas y salpicadas de color entre las cabras; y esto será mi salario.

(Gn 30:33) Así responderá por mí mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario; toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre mis ovejas, se me ha de tener como de hurto [robo].

(Gn 30:34) Dijo entonces Labán: Mira, sea como «tú dices.»*

(Gn 30:35) Y Labán apartó aquel día los machos cabríos manchados y rayados, y todas las cabras manchadas y salpicadas de color, y toda aquella que tenía en sí algo de blanco, y todas las de color oscuro entre las ovejas, y las puso en mano de sus hijos.

(Gn 30:36) Y puso tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán.

(Gn 30:37) Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas.

(Gn 30:38) Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber.

(Gn 30:39) Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y «salpicados de»* diversos «colores.»*

(Gn 30:40) Y apartaba Jacob los corderos, y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán.

(Gn 30:41) Y sucedía que cuantas veces se hallaban en celo las ovejas más fuertes, Jacob ponía las varas «delante de»* las ovejas en los abrevaderos, para que concibiesen a la vista de las varas.

(Gn 30:42) Pero cuando venían las ovejas más débiles, no las ponía; así eran las más débiles para Labán, y las más fuertes para Jacob.

(Gn 30:43) Y se enriqueció el varón «muchísimo,»* y «tuvo»* muchas ovejas, y siervas y esclavos [siervos, sirvientes], y camellos y asnos.

(Gn 31:1) Y oía Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.

(Gn 31:2) Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como «había sido antes.»*

(Gn 31:3) También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo.

(Gn 31:4) Envió, pues, Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas,

(Gn 31:5) y les dijo: Veo que el semblante de su [ustedes] padre no es para conmigo como «era antes;»* mas el Dios de mi padre ha estado conmigo.

(Gn 31:6) Ustedes saben que con todas mis fuerzas he servido a su [de usted] padre;

(Gn 31:7) y su [de usted] padre me ha engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal.

(Gn 31:8) Si él decía así: Los pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así: Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados.

(Gn 31:9) Así quitó Dios el ganado de su [ustedes] padre, y me lo dio a mí.

(Gn 31:10) Y sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados.

(Gn 31:11) Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí.

(Gn 31:12) Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.

(Gn 31:13) Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.

(Gn 31:14) Respondieron Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad [posesión territorial] en la casa de nuestro padre?

(Gn 31:15) ¿No «nos tiene»* ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun «se ha comido del todo»* nuestro precio?

(Gn 31:16) Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.

Jacob huye de Labán
(Gn 31:17) Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos,

(Gn 31:18) y puso en camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padanaram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán.

(Gn 31:19) Pero Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó [robó] los ídolos de su padre.

(Gn 31:20) Y Jacob «engañó a»* Labán arameo, no haciéndole saber que se iba.

(Gn 31:21) Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad.

(Gn 31:22) Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido.

(Gn 31:23) Entonces Labán tomó a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad.

(Gn 31:24) Y vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob «descomedidamente.»*

(Gn 31:25) Alcanzó, pues, Labán a Jacob; y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus parientes en el monte de Galaad.

(Gn 31:26) Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que «me engañaste,»* y has traído a mis hijas como «prisioneras de guerra?»*

(Gn 31:27) ¿Por qué te escondiste para huir, y «me engañaste,»* y no me lo hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa?

(Gn 31:28) Pues ni aun me dejaste besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho.

(Gn 31:29) «Poder»* hay en mi mano para hacerles mal; mas el Dios de tu padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob «descomedidamente.»*

(Gn 31:30) Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste [robaste] mis dioses?

(Gn 31:31) Respondió Jacob y dijo a Labán: Porque tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus hijas.

(Gn 31:32) Aquel en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tenga tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado [robado].

(Gn 31:33) Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea, y en la tienda de las dos siervas, y no los halló; y salió de la tienda de Lea, y entró en la tienda de Raquel.

(Gn 31:34) Pero tomó Raquel los ídolos y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó Labán en toda la tienda, y no los halló.

(Gn 31:35) Y ella dijo a su padre: No «se enoje»* mi señor, porque no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.

(Gn 31:36) Entonces Jacob «se enojó,»* y riñó con Labán; y respondió Jacob y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía? ¿Cuál es mi pecado, para que «con»* tanto «ardor hayas venido»* en «mi persecución?»*

(Gn 31:37) Pues que has buscado en todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre nosotros.

(Gn 31:38) Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.

(Gn 31:39) Nunca te traje «lo arrebatado por las fieras:»* yo «pagaba el daño;»* lo hurtado [robado] así de día como de noche, a mí me lo cobrabas.

(Gn 31:40) De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.

(Gn 31:41) Así «he estado»* veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces.

(Gn 31:42) Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, «de cierto»* me enviarías ahora «con las manos vacías;»* pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.

(Gn 31:43) Respondió Labán y dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?

(Gn 31:44) Ven, pues, ahora, y hagamos pacto [alianza, convenio, acuerdo] y yo, y sea por testimonio «entre nosotros dos.»*

(Gn 31:45) Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó por señal.

(Gn 31:46) Y dijo Jacob a sus hermanos: Recojan piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y comieron allí sobre aquel majano.

(Gn 31:47) Y lo llamó Labán, Jegar Sahaduta; y lo llamó Jacob, Galaad.

(Gn 31:48) Porque Labán dijo: Este majano es testigo hoy «entre nosotros dos;»* por eso fue llamado su nombre Galaad;

(Gn 31:49) y Mizpa, por cuanto dijo: Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos «el uno del otro.»*

(Gn 31:50) Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es testigo «entre nosotros dos.»*

(Gn 31:51) Dijo más Labán a Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal, que he erigido entre tú y yo.

(Gn 31:52) Testigo sea este majano, y testigo sea esta señal, que ni yo pasaré de este majano contra ti, ni tú pasarás de este majano ni de esta señal contra mí, para mal.

(Gn 31:53) El Dios de Abraham y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró «por aquel a quien temía»* Isaac su padre.

(Gn 31:54) Entonces Jacob inmoló víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y «durmieron aquella noche»* en el monte.

(Gn 31:55) Y se levantó Labán de mañana, y besó sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a su lugar.

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