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ESDRAS
El decreto de Ciro
(2Cr 36:22-23)
(Esd 1:1) En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se
cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo
pregonar de palabra y también por escrito por todo su
reino, diciendo:
(Esd 1:2) Así ha dicho Ciro
rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la
tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá.
(Esd 1:3) Quien haya entre ustedes de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está
en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual
está en Jerusalén.
(Esd 1:4) Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar
donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con
plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de
Dios, la cual está en Jerusalén.
El regreso a Jerusalén
(Esd 1:5) Entonces se levantaron los jefes de las casas
paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo
espíritu despertó Dios para subir a
edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.
(Esd 1:6) Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con
cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente.
(Esd 1:7) Y el rey Ciro sacó
los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de
Jerusalén, y los había puesto en la casa de sus dioses.
(Esd 1:8) Los sacó, pues, Ciro
rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a
Sesbasar príncipe de Judá.
(Esd 1:9) Y esta es la cuenta de ellos: treinta tazones de
oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos,
(Esd 1:10) treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez
tazas de plata, y otros mil utensilios.
(Esd 1:11) Todos los utensilios de oro y de plata eran cinco
mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar
Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.
Los que volvieron a Zorobabel
(Neh 7:5-73)
(Esd 2:1) Estos son los hijos de la provincia que subieron
del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor rey de Babilonia había llevado
cautivos a Babilonia, y que volvieron a
Jerusalén y a Judá, «cada uno»* a su ciudad;
(Esd 2:2) los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías,
Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. El número
de los varones del pueblo de Israel:
(Esd 2:3) Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos.
(Esd 2:4) Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos.
(Esd 2:5) Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco.
(Esd 2:6) Los hijos de Pahat moab, de los hijos de Jesúa y de
Joab, dos mil ochocientos doce.
(Esd 2:7) Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y
cuatro.
(Esd 2:8) Los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco.
(Esd 2:9) Los hijos de Zacai, setecientos sesenta.
(Esd 2:10) Los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos.
(Esd 2:11) Los hijos de Bebai, seiscientos veintitrés.
(Esd 2:12) Los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós.
(Esd 2:13) Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis.
(Esd 2:14) Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis.
(Esd 2:15) Los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y
cuatro.
(Esd 2:16) Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho.
(Esd 2:17) Los hijos de Bezai, trescientos veintitrés.
(Esd 2:18) Los hijos de Jora, ciento doce.
(Esd 2:19) Los hijos de Hasum, doscientos veintitrés.
(Esd 2:20) Los hijos de Gibar, noventa y cinco.
(Esd 2:21) Los hijos de Belén, ciento veintitrés.
(Esd 2:22) Los varones de Netofa, cincuenta y seis.
(Esd 2:23) Los varones de Anatot, ciento veintiocho.
(Esd 2:24) Los hijos de Azmavet, cuarenta y dos.
(Esd 2:25) Los hijos de Quiriat jearim, Cafira y Beerot,
setecientos cuarenta y tres.
(Esd 2:26) Los hijos de Ramá y Geba, seiscientos veintiuno.
(Esd 2:27) Los varones de Micmas, ciento veintidós.
(Esd 2:28) Los varones de Betel y Hai, doscientos veintitrés.
(Esd 2:29) Los hijos de Nebo, cincuenta y dos.
(Esd 2:30) Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis.
(Esd 2:31) Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y
cuatro.
(Esd 2:32) Los hijos de Harim, trescientos veinte.
(Esd 2:33) Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos
veinticinco.
(Esd 2:34) Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco.
(Esd 2:35) Los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta.
(Esd 2:36) Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de
Jesúa, novecientos setenta y tres.
(Esd 2:37) Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos.
(Esd 2:38) Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y
siete.
(Esd 2:39) Los hijos de Harim, mil diecisiete.
(Esd 2:40) Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de
los hijos de Hodavías, setenta y cuatro.
(Esd 2:41) Los cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho.
(Esd 2:42) Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los
hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los
hijos de Sobai; por todos, ciento treinta y nueve.
(Esd 2:43) Los sirvientes del templo:
los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot,
(Esd 2:44) los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos
de Padón,
(Esd 2:45) los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos
de Acub,
(Esd 2:46) los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos
de Hanán,
(Esd 2:47) los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos
de Reaía,
(Esd 2:48) los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos
de Gazam,
(Esd 2:49) los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de
Besai,
(Esd 2:50) los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos
de Nefusim,
(Esd 2:51) los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos
de Harhur,
(Esd 2:52) los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos
de Harsa,
(Esd 2:53) los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos
de Tema,
(Esd 2:54) los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa.
(Esd 2:55) Los hijos de los esclavos [siervos,
sirvientes] de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet,
los hijos de Peruda,
(Esd 2:56) los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos
de Gidel,
(Esd 2:57) los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los
hijos de Poqueret hazebaim, los hijos de Ami.
(Esd 2:58) Todos los sirvientes del templo,
e hijos de los esclavos [siervos,
sirvientes] de Salomón, trescientos noventa y dos.
(Esd 2:59) Estos fueron los que subieron de Telmela, Telharsa,
Querub, Addán e Imer que no pudieron demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel:
(Esd 2:60) los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos
de Necoda, seiscientos cincuenta y dos.
(Esd 2:61) Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de
Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue
llamado por el nombre de ellas.
(Esd 2:62) Estos buscaron su
registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio,
(Esd 2:63) y el gobernador les dijo
que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para
consultar con Urim y Tumim.
(Esd 2:64) Toda la congregación, unida como un solo hombre,
era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,
(Esd 2:65) sin contar sus esclavos [siervos,
sirvientes] y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta
y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras.
(Esd 2:66) Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus
mulas, doscientas cuarenta y cinco;
(Esd 2:67) sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos,
seis mil setecientos veinte.
(Esd 2:68) Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando
vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas
voluntarias para la casa de Dios, para
reedificarla en su sitio.
(Esd 2:69) Según sus fuerzas dieron al tesorero de la obra
sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata, y cien túnicas
sacerdotales.
(Esd 2:70) Y habitaron los
sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los cantores, los porteros y los
sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus
ciudades.
Restauración del altar y del culto
(Esd 3:1) Cuando llegó el mes séptimo,
y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el
pueblo como un solo hombre en Jerusalén.
(Esd 3:2) Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus
hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y
edificaron el altar del Dios de Israel, para
ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de
Dios.
(Esd 3:3) Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron
sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde.
(Esd 3:4) Celebraron asimismo
la fiesta solemne de los tabernáculos,
como está escrito, y holocaustos «cada
día»* por orden conforme al rito, cada cosa
en su día;
(Esd 3:5) además de esto, el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de
Jehová, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová.
(Esd 3:6) Desde el primer día del mes séptimo comenzaron a ofrecer
holocaustos a Jehová; pero los cimientos del templo de
Jehová no se habían echado todavía.
(Esd 3:7) Y dieron dinero a
los albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y
tirios para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope,
conforme a la voluntad de Ciro rey de
Persia acerca de esto.
Colocación de los cimientos del templo
(Esd 3:8) En el año segundo de su venida a la casa de Dios en
Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron
Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los
sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a
Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte años arriba
para que activasen la obra de la casa de Jehová.
(Esd 3:9) Jesúa también, sus hijos y sus hermanos, Cadmiel y
sus hijos, hijos de Judá, como un solo hombre asistían
para activar a los que hacían la obra en la casa de Dios, junto con los hijos
de Henadad, sus hijos y sus hermanos, levitas.
(Esd 3:10) Y cuando los albañiles del templo
de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los
sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf
con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de
Israel.
(Esd 3:11) Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y
diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre
Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se
echaban los cimientos de la casa de Jehová.
(Esd 3:12) Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los
jefes de casas paternas, ancianos que habían visto
la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz,
mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.
(Esd 3:13) Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los
gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran
júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.
Los adversarios detienen la obra
(Esd 4:1) Oyendo los enemigos
de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel,
(Esd 4:2) vinieron a Zorobabel
y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con ustedes,
porque como ustedes buscamos a su [de ustedes]
Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos
hizo venir aquí.
(Esd 4:3) Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas
paternas de Israel dijeron: No nos conviene
edificar con ustedes casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la
edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de
Persia.
(Esd 4:4) Pero el pueblo de la
tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara.
(Esd 4:5) Sobornaron además contra ellos a los consejeros
para frustrar sus propósitos, todo el tiempo
de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.
(Esd 4:6) Y en el reinado de Asuero, en el principio de su
reinado, escribieron acusaciones contra los
habitantes de Judá y de Jerusalén.
(Esd 4:7) También en días
de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates,
Tabeel y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura
y el lenguaje de la carta eran en arameo.
(Esd 4:8) Rehum canciller y Simsai secretario escribieron una
carta contra Jerusalén al rey Artajerjes.
(Esd 4:9) En tal fecha escribieron Rehum canciller y Simsai
secretario, y los demás compañeros suyos los jueces, gobernadores y oficiales,
y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto es, los elamitas,
(Esd 4:10) y los demás pueblos que el grande y glorioso
Asnapar transportó e hizo habitar en las
ciudades de Samaria y las demás provincias del otro lado del río.
(Esd 4:11) Y esta es la copia de la carta que enviaron: Al rey
Artajerjes: Tus esclavos [siervos,
sirvientes] del otro lado del río te saludan.
(Esd 4:12) Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la
ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos.
(Esd 4:13) Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad
fuere reedificada, y los muros fueren
levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes
será menoscabado.
(Esd 4:14) Siendo que nos mantienen
del palacio, no nos es justo ver el menosprecio del rey, por lo cual hemos
enviado a hacerlo saber al rey,
(Esd 4:15) para que se busque
en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las
memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes
y a las provincias, y que de tiempo
antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue
destruida.
(Esd 4:16) Hacemos saber al rey que si esta ciudad fuere
reedificada, y levantados sus muros, la región de más allá del río no será
tuya.
(Esd 4:17) El rey envió esta
respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los demás compañeros suyos
que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Salud y paz.
(Esd 4:18) La carta que nos
enviaron fue leída claramente delante de mí.
(Esd 4:19) Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo antiguo se levanta contra los reyes y
se rebela, y se forma en ella sedición;
(Esd 4:20) y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron
en todo lo que hay más allá del río, y que se les pagaba tributo, impuesto y
rentas.
(Esd 4:21) Ahora, pues, den orden que cesen aquellos hombres,
y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí
sea dada nueva orden.
(Esd 4:22) Y vean que no sean negligentes en esto; ¿por qué
habrá de crecer el daño en perjuicio de los
reyes?
(Esd 4:23) Entonces, cuando la copia de la carta del rey
Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros,
fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder
y violencia.
(Esd 4:24) Entonces cesó la
obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el
año segundo del reinado de Darío rey de Persia.
Reedificación del templo
(Esd 5:1) Profetizaron Hageo y Zacarías
hijo de Iddo, ambos profetas, a los
judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien
estaba sobre ellos.
(Esd 5:2) Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y
Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar
la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban.
(Esd 5:3) En aquel tiempo
vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del
río, y Setarboznai y sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién les ha dado
orden para edificar esta casa y levantar estos muros?
(Esd 5:4) Ellos también
preguntaron: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este edificio?
(Esd 5:5) Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de
los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío;
y entonces respondieron por carta sobre esto.
(Esd 5:6) Copia de la carta que Tatnai gobernador del otro
lado del río, y Setarboznai, y sus compañeros los gobernadores que estaban al
otro lado del río, enviaron al rey Darío.
(Esd 5:7) Le enviaron carta, y
así estaba escrito en ella: Al rey Darío toda paz.
(Esd 5:8) Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de
Judea, a la casa del gran Dios, la cual se
edifica con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y
la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos.
(Esd 5:9) Entonces preguntamos a los ancianos, diciéndoles
así: ¿Quién les dio orden para edificar esta casa y para levantar estos muros?
(Esd 5:10) Y también les preguntamos
sus nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los hombres
que estaban a la cabeza de ellos.
(Esd 5:11) Y nos respondieron
diciendo así: Nosotros somos esclavos [siervos, sirvientes]
del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran
rey de Israel.
(Esd 5:12) Mas después que nuestros
padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano de
Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó
cautivo al pueblo a Babilonia.
(Esd 5:13) Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el
mismo rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios fuese reedificada.
(Esd 5:14) También los utensilios de oro y de plata de la casa
de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había
puesto por gobernador;
(Esd 5:15) y le dijo: Toma
estos utensilios, ve, y llévalos al templo que está en Jerusalén; y
sea reedificada la casa de Dios en su lugar.
(Esd 5:16) Entonces este Sesbasar vino
y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén, y desde
entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida.
(Esd 5:17) Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que está allí en
Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden para
reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y se nos envíe a decir la voluntad del rey sobre esto.
(Esd 6:1) Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los
tesoros allí en Babilonia.
(Esd 6:2) Y fue hallado en
Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual
estaba escrito así: Memoria:
(Esd 6:3) En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro
dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que
fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y
de sesenta codos su anchura;
(Esd 6:4) y tres hileras de piedras grandes, y una de madera
nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey.
(Esd 6:5) Y también los utensilios de oro y de plata de la
casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean
devueltos y vayan a su lugar, al templo que está en Jerusalén, y
sean puestos en la casa de Dios.
(Esd 6:6) Ahora, pues, Tatnai gobernador del otro lado del
río, Setarboznai, y sus [de ustedes]
compañeros los gobernadores que están al otro lado del río, aléjense de allí.
(Esd 6:7) Dejen que se haga la
obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos
reedifiquen esa casa de Dios en su lugar.
(Esd 6:8) Y por mí es dada orden de lo que han de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa
casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado
del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la
obra.
(Esd 6:9) Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y
corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite,
conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado
día por día sin obstáculo alguno,
(Esd 6:10) para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios
del cielo, y oren por la vida del rey y por sus
hijos.
(Esd 6:11) También por mí es dada orden, que cualquiera que
altere este decreto, se le arranque un madero de su casa, y alzado, sea colgado en
él, y su casa sea hecha muladar por esto.
(Esd 6:12) Y el Dios que hizo habitar
allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o
destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el
decreto; sea cumplido prontamente.
(Esd 6:13) Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y
Setarboznai y sus compañeros, hicieron
puntualmente según el rey Darío había ordenado.
(Esd 6:14) Y los ancianos de los judíos edificaban y
prosperaban, conforme a la profecía del profeta
Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron,
pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de
Darío, y de Artajerjes rey de Persia.
(Esd 6:15) Esta casa fue terminada
el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del
rey Darío.
(Esd 6:16) Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los
levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo.
(Esd 6:17) Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios
cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos
cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de
Israel.
(Esd 6:18) Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los
levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo
escrito en el libro de Moisés.
(Esd 6:19) También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días
del mes primero.
(Esd 6:20) Porque los sacerdotes y los levitas se habían
purificado a una; todos estaban limpios, y
sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos
los sacerdotes, y por sí mismos.
(Esd 6:21) Comieron los hijos
de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían
apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová
Dios de Israel.
(Esd 6:22) Y celebraron con
regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y
había vuelto el corazón del rey de
Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios,
del Dios de Israel.
Esdras y sus compañeros llegan a
Jerusalén
(Esd 7:1) Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes
rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías,
(Esd 7:2) hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob,
(Esd 7:3) hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot,
(Esd 7:4) hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui,
(Esd 7:5) hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar,
hijo de Aarón, primer sacerdote,
(Esd 7:6) este Esdras subió de
Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel
había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su
Dios estaba sobre Esdras.
(Esd 7:7) Y con él subieron a
Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas,
cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del
rey Artajerjes.
(Esd 7:8) Y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey.
(Esd 7:9) Porque el día
primero del primer mes fue el
principio de la partida de Babilonia, y al primero
del mes quinto
llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios.
(Esd 7:10) Porque Esdras había preparado su corazón para averiguar [escudriñar, inquirir] la ley de Jehová y para
cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
(Esd 7:11) Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba
versado en los mandamientos de Jehová y
en sus estatutos a Israel:
(Esd 7:12) Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y
escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz.
(Esd 7:13) Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino,
del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya.
(Esd 7:14) Porque de parte del rey y de sus siete consejeros
eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que
está en tu mano;
(Esd 7:15) y a llevar la plata y el oro que el rey y sus
consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén,
(Esd 7:16) y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas
voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para
la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén.
(Esd 7:17) Comprarás, pues, diligentemente con este dinero
becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los
ofrecerás sobre el altar de la casa de su [ustedes]
Dios, la cual está en Jerusalén.
(Esd 7:18) Y lo que a ti y a tus hermanos les parezca hacer de la otra plata y oro, háganlo conforme a la voluntad de su [ustedes] Dios.
(Esd 7:19) Los utensilios que te son entregados para el
servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.
(Esd 7:20) Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios,
que te sea necesario dar, lo darás de la casa de
los tesoros del rey.
(Esd 7:21) Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los
tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que les pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del
cielo, se le conceda prontamente,
(Esd 7:22) hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo,
cien batos de vino, y cien batos de aceite; y sal sin medida.
(Esd 7:23) Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea
hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser
su ira contra el reino del rey y de sus hijos?
(Esd 7:24) Y a ustedes les hacemos saber que a todos los
sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles
tributo, contribución ni renta.
(Esd 7:25) Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon
jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del
río, a todos los que conocen las leyes
de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.
(Esd 7:26) Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y
la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de
multa, o prisión.
(Esd 7:27) Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de
Jehová que está en Jerusalén,
(Esd 7:28) e inclinó hacia mí
su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes
poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a
los principales de Israel para que subiesen conmigo.
(Esd 8:1) Estos son los jefes de casas paternas, y la
genealogía de aquellos que subieron conmigo de Babilonia, reinando el rey
Artajerjes:
(Esd 8:2) De los hijos de Finees, Gersón; de los hijos de
Itamar, Daniel; de los hijos de David, Hatús.
(Esd 8:3) De los hijos de Secanías y de los hijos de Paros,
Zacarías, y con él, en la línea de varones, ciento cincuenta.
(Esd 8:4) De los hijos de Pahatmoab, Elioenai hijo de
Zeraías, y con él doscientos varones.
(Esd 8:5) De los hijos de Secanías, el hijo de Jahaziel, y
con él trescientos varones.
(Esd 8:6) De los hijos de Adín, Ebed hijo de Jonatán, y con
él cincuenta varones.
(Esd 8:7) De los hijos de Elam, Jesaías hijo de Atalías, y
con él setenta varones.
(Esd 8:8) De los hijos de Sefatías, Zebadías hijo de Micael,
y con él ochenta varones.
(Esd 8:9) De los hijos de Joab, Obadías hijo de Jehiel, y con
él doscientos dieciocho varones.
(Esd 8:10) De los hijos de Selomit, el hijo de Josifías, y con
él ciento sesenta varones.
(Esd 8:11) De los hijos de Bebai, Zacarías hijo de Bebai, y
con él veintiocho varones.
(Esd 8:12) De los hijos de Azgad, Johanán hijo de Hacatán, y
con él ciento diez varones;
(Esd 8:13) De los hijos de Adonicam, los últimos, cuyos
nombres son estos: Elifelet, Jeiel y Semaías, y con ellos sesenta varones.
(Esd 8:14) Y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos
setenta varones.
(Esd 8:15) Los reuní junto al
río que viene a Ahava, y acampamos allí tres días;
y habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los
hijos de Leví.
(Esd 8:16) Entonces despaché a
Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam,
hombres principales, asimismo a Joiarib y a Elnatán, hombres doctos;
(Esd 8:17) y los envié a Iddo,
jefe en el lugar llamado Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que
habían de hablar a Iddo, y a sus hermanos los sirvientes del templo en el lugar llamado Casifia, para que nos trajesen ministros
para la casa de nuestro Dios.
(Esd 8:18) Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los hijos
de Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos,
dieciocho;
(Esd 8:19) a Hasabías, y con él a Jesaías de los hijos de
Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte;
(Esd 8:20) y de los sirvientes del templo,
a quienes David con los príncipes puso para el
ministerio de los levitas, doscientos veinte sirvientes del templo, todos los cuales fueron designados por sus nombres.
(Esd 8:21) Y publiqué ayuno
allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para
solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para
todos nuestros bienes.
(Esd 8:22) Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente
de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos
hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los
que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan.
(Esd 8:23) Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
(Esd 8:24) Aparté luego a doce
de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos diez
de sus hermanos;
(Esd 8:25) y les pesé la plata, el oro y los utensilios,
ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían ofrecido el rey y sus
consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente.
(Esd 8:26) Pesé, pues, en manos
de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata por
cien talentos, y cien talentos de oro;
(Esd 8:27) además, veinte tazones de oro de mil dracmas, y dos
vasos de bronce bruñido muy bueno, preciados como el oro.
(Esd 8:28) Y les dije: Ustedes
están consagrados a Jehová, y son santos los utensilios, y la plata y el oro,
ofrenda voluntaria a Jehová Dios de nuestros padres.
(Esd 8:29) Vigilen y guárdenlos, hasta que los pesen delante
de los príncipes de los sacerdotes y levitas, y de los jefes de las casas
paternas de Israel en Jerusalén, en los aposentos de la casa de Jehová.
(Esd 8:30) Los sacerdotes y los levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios,
para traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios.
(Esd 8:31) Y partimos del río
Ahava el doce del mes primero,
para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos
libró de mano del enemigo y del acechador en el camino.
(Esd 8:32) Y llegamos a Jerusalén, y reposamos allí tres días.
(Esd 8:33) Al cuarto día fue luego pesada la plata, el oro y los utensilios, en la casa de
nuestro Dios, por mano del sacerdote Meremot hijo de Urías, y con él Eleazar
hijo de Finees; y con ellos Jozabad hijo de Jesúa y Noadías hijo de Binúi,
levitas.
(Esd 8:34) Por cuenta y por peso se entregó todo, y se apuntó todo aquel peso en aquel tiempo.
(Esd 8:35) Los hijos de la cautividad, los que habían venido
del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios
de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y
siete corderos, y doce machos cabríos por expiación, todo en holocausto a
Jehová.
(Esd 8:36) Y entregaron los
despachos del rey a sus sátrapas y capitanes del otro lado del río, los cuales
ayudaron al pueblo y a la casa de Dios.
Oración de confesión de Esdras
(Esd 9:1) Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes
y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos,
heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen
conforme a sus abominaciones.
(Esd 9:2) Porque han tomado de
las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado
con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los
gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.
(Esd 9:3) Cuando oí esto, rasgué
mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté
angustiado en extremo.
(Esd 9:4) Y se me juntaron
todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la
prevaricación [resolución legal injusta]
de los del cautiverio; mas yo estuve muy
angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde.
(Esd 9:5) Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté
de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de
rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios,
(Esd 9:6) y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para
levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras
iniquidades [grandes maldades e injusticias] se han
multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros
delitos han crecido hasta el cielo.
(Esd 9:7) Desde los días
de nuestros padres hasta este día hemos vivido
en gran pecado; y por nuestras iniquidades [grandes maldades e injusticias]
nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes
hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a
cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día.
(Esd 9:8) Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para
hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su
santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de
vida en nuestra servidumbre.
(Esd 9:9) Porque esclavos [siervos,
sirvientes] somos; mas en nuestra
servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros
su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para
levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en
Judá y en Jerusalén.
(Esd 9:10) Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos,
(Esd 9:11) que prescribiste por
medio de tus esclavos [siervos, sirvientes] los profetas, diciendo: La tierra a la cual
entran para poseerla, tierra inmunda es a causa
de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de
que la han llenado «de uno a otro
extremo»* con su inmundicia.
(Esd 9:12) Ahora, pues, no darán
sus [de ustedes] hijas a los
hijos de ellos, ni sus hijas tomaran para sus [de ustedes] hijos, ni procuraran jamás su paz ni su prosperidad; para que sean fuertes
y coman el bien de la tierra, y la dejen por heredad [posesión territorial] a sus [de ustedes] hijos para siempre.
(Esd 9:13) Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a
causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades
[grandes
maldades e injusticias], y nos diste
un remanente como este,
(Esd 9:14) ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que
cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías
contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape?
(Esd 9:15) Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado,
como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es
posible estar en tu presencia a causa de esto.
Expulsión de mujeres extranjeras
(Esd 10:1) Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y
postrándose delante de la casa de Dios, se juntó
a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el
pueblo amargamente.
(Esd 10:2) Entonces respondió
Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos
pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de
la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza
para Israel.
(Esd 10:3) Ahora, pues, hagamos
pacto [alianza, convenio,
acuerdo] con nuestro Dios, que
despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi
señor y de los que temen el mandamiento
de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley.
(Esd 10:4) Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros
estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la
obra.
(Esd 10:5) Entonces se levantó Esdras y juramentó a los
príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo Israel, que harían
conforme a esto; y ellos juraron.
(Esd 10:6) Se levantó luego Esdras de delante de la casa de
Dios, y se fue a la cámara de Johanán hijo de Eliasib; e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del
pecado de los del cautiverio.
(Esd 10:7) E hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que
todos los hijos del cautiverio se reuniesen en Jerusalén;
(Esd 10:8) y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y
de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y el
tal fuese excluido de la congregación de los del cautiverio.
(Esd 10:9) Así todos los hombres de Judá y de Benjamín se
reunieron en Jerusalén dentro de los tres días, a los veinte días del mes, que era el mes
noveno; y se sentó todo el pueblo en la
plaza de la casa de Dios, temblando con motivo de aquel asunto, y a causa de la
lluvia.
(Esd 10:10) Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: Ustedes han pecado, por cuanto tomaron mujeres
extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel.
(Esd 10:11) Ahora, pues, den
gloria a Jehová Dios de sus [de ustedes]
padres, y hagan su voluntad,
y apártense de los pueblos de las tierras, y de las mujeres extranjeras.
(Esd 10:12) Y respondió toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así se haga
conforme a tu palabra.
(Esd 10:13) Pero el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la
calle; ni la obra es de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos
pecado en esto.
(Esd 10:14) Sean nuestros príncipes los que se queden en lugar
de toda la congregación, y todos aquellos que en nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, vengan en tiempos determinados, y con ellos los
ancianos de «cada ciudad,»* y los jueces de ellas,
hasta que apartemos de nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios sobre esto.
(Esd 10:15) Solamente Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de
Ticva se opusieron a esto, y los levitas Mesulam
y Sabetai les ayudaron.
(Esd 10:16) Así hicieron los
hijos del cautiverio. Y fueron apartados el sacerdote Esdras, y ciertos varones
jefes de casas paternas según sus casas paternas; todos ellos por sus nombres
se sentaron el primer día del mes décimo para inquirir [averiguar] sobre el asunto.
(Esd 10:17) Y terminaron el
juicio de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras, el primer día
del mes primero.
(Esd 10:18) De los hijos de los sacerdotes que habían tomado
mujeres extranjeras, fueron hallados estos: De
los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib
y Gedalías.
(Esd 10:19) Y dieron su mano en
promesa de que despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su pecado
un carnero de los rebaños por su delito.
(Esd 10:20) De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías.
(Esd 10:21) De los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías,
Jehiel y Uzías.
(Esd 10:22) De los hijos de Pasur: Elioenai, Maasías, Ismael,
Natanael, Jozabad y Elasa.
(Esd 10:23) De los hijos de los levitas: Jozabad, Simei, Kelaía
(éste es Kelita), Petaías, Judá y Eliezer.
(Esd 10:24) De los cantores: Eliasib; y de los porteros: Salum,
Telem y Uri.
(Esd 10:25) Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramía,
Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaía.
(Esd 10:26) De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel,
Abdi, Jeremot y Elías.
(Esd 10:27) De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías,
Jeremot, Zabad y Aziza.
(Esd 10:28) De los hijos de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai y Atlai.
(Esd 10:29) De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaía, Jasub,
Seal y Ramot.
(Esd 10:30) De los hijos de Pahatmoab: Adna, Quelal, Benaía,
Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés.
(Esd 10:31) De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías,
Semaías, Simeón,
(Esd 10:32) Benjamín, Maluc y Semarías.
(Esd 10:33) De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad,
Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei.
(Esd 10:34) De los hijos de Bani: Madai, Amram, Uel,
(Esd 10:35) Benaía, Bedías, Quelúhi,
(Esd 10:36) Vanías, Meremot, Eliasib,
(Esd 10:37) Matanías, Matenai, Jaasai,
(Esd 10:38) Bani, Binúi, Simei,
(Esd 10:39) Selemías, Natán, Adaía,
(Esd 10:40) Macnadebai, Sasai, Sarai,
(Esd 10:41) Azareel, Selemías, Semarías,
(Esd 10:42) Salum, Amarías y José.
(Esd 10:43) Y de los hijos de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad,
Zebina, Jadau, Joel y Benaía.
(Esd 10:44) Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y
había mujeres de ellos que «habían dado a
luz»* hijos.