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diccionario Hebreo – Español para el AT, y un diccionario Griego – Español para
el NT.
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significados y conceptos.
JOEL
Devastación de la tierra por la
langosta
(Jl 1:1) Palabra de Jehová que vino
a Joel, hijo de Petuel.
(Jl 1:2) Oigan esto,
ancianos, y escuchen, todos los habitantes [moradores,
residentes] de la tierra. ¿Ha sucedido [acontecido] esto en sus [de
ustedes] días, o en los días de sus [de
ustedes] padres?
(Jl 1:3) De esto contaran a
sus [de ustedes] hijos, y sus [de ustedes] hijos a sus hijos, y sus hijos a
la otra generación.
(Jl 1:4) Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el
revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.
(Jl 1:5) Despierten, borrachos, y lloren; giman, todos los que beben vino, a causa del mosto,
porque les es quitado de su [ustedes]
boca.
(Jl 1:6) Porque pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y sus
muelas, muelas de león.
(Jl 1:7) Asoló mi vid, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron
blancas.
(Jl 1:8) Llora tú como joven
vestida de cilicio por el marido de su juventud.
(Jl 1:9) Desapareció de la
casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová
están de duelo.
(Jl 1:10) El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque
el trigo fue destruido, se secó el mosto, se perdió el aceite.
(Jl 1:11) Confúndanse, labradores; giman, viñeros, por el trigo y la cebada, porque se perdió
la mies del campo.
(Jl 1:12) La vid está seca, y
pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos los
árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de
los hombres.
(Jl 1:13) Cíñanse y lamenten,
sacerdotes; giman, ministros del altar; vengan, duerman en cilicio, ministros
de mi Dios; porque quitada es de la casa de su [ustedes] Dios la ofrenda y la libación.
(Jl 1:14) Proclamen ayuno,
convoquen a asamblea; congreguen a los
ancianos y a todos los habitantes [moradores,
residentes] de la tierra en la casa de Jehová su [de ustedes] Dios, y clamen a Jehová.
(Jl 1:15) ¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová,
y vendrá como destrucción por el Todopoderoso.
(Jl 1:16) ¿No fue arrebatado
el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de
nuestro Dios?
(Jl 1:17) El grano se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron asolados, los alfolíes
destruidos; porque se secó el trigo.
(Jl 1:18) ¡Cómo gimieron las
bestias! ¡cuán turbados [atormentados, agobiados, alterados]
anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! También fueron
asolados los rebaños de las ovejas.
(Jl 1:19) A ti, oh Jehová, clamaré;
porque fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó todos los árboles
del campo.
(Jl 1:20) Las bestias del campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyos de las
aguas, y fuego consumió las praderas del desierto.
(Jl 2:1) Toquen trompeta en
Sion, y den alarma en mi santo monte; tiemblen todos los habitantes [moradores, residentes] de la tierra, porque
viene el día de Jehová, porque está cercano.
(Jl 2:2) Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de
sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande
y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de «muchas generaciones.»
(Jl 2:3) Delante de él consumirá
fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto del Edén será la tierra
delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de
él escape.
(Jl 2:4) Su aspecto, como aspecto de caballos, y como gente
de a caballo correrán.
(Jl 2:5) Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama
de fuego que consume hojarascas, como pueblo fuerte dispuesto para la batalla.
(Jl 2:6) Delante de él temerán los pueblos; se pondrán pálidos todos los semblantes.
(Jl 2:7) Como valientes correrán,
como hombres de guerra subirán el muro; «cada
cual»* marchará
por su camino, y no torcerá su rumbo.
(Jl 2:8) «Ninguno»* estrechará a su
compañero, «cada uno»* irá por su
carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán.
(Jl 2:9) Irán por la ciudad,
correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera
de ladrones.
(Jl 2:10) Delante de él temblará
la tierra, se estremecerán los cielos; el sol
y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.
(Jl 2:11) Y Jehová dará su
orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el
que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién
podrá soportarlo?
La misericordia de Jehová
(Jl 2:12) Por eso pues, ahora, dice Jehová, conviértanse a mí
con todo su [de ustedes] corazón, con ayuno y lloro y lamento.
(Jl 2:13) Rasguen su [de ustedes] corazón,
y no sus [de ustedes] vestidos, y
conviértanse a Jehová su [de ustedes]
Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo
para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.
(Jl 2:14) ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y
libación para Jehová su [de ustedes]
Dios?
(Jl 2:15) Toquen trompeta en
Sion, proclamen ayuno, convoquen asamblea.
(Jl 2:16) Reúnan al pueblo,
santifiquen la reunión, junten a los ancianos, congreguen a los niños y a los
que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.
(Jl 2:17) Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona,
oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad [posesión], para que las naciones se
enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre
los pueblos: Dónde está su Dios?
(Jl 2:18) Y Jehová, solícito
por su tierra, perdonará a su pueblo.
(Jl 2:19) Responderá Jehová, y
dirá a su pueblo: He aquí yo les envío pan, mosto y aceite, y serán saciados de
ellos; y nunca más les pondré en oprobio entre las naciones.
(Jl 2:20) Y haré alejar de
ustedes al del norte, y lo echaré en tierra seca y desierta; su superficie [faz] será hacia el mar oriental, y su fin al
mar occidental; y exhalará su hedor, y subirá su
pudrición, porque hizo grandes cosas.
(Jl 2:21) Tierra, no temas;
alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas.
(Jl 2:22) Animales del campo, no teman; porque los pastos del desierto reverdecerán, porque
los árboles llevarán su fruto, la higuera y la vid darán sus frutos.
(Jl 2:23) Ustedes también, hijos de Sion, alégrense y gócense
en Jehová su [de ustedes] Dios;
porque les ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre ustedes lluvia
temprana y tardía como al principio.
(Jl 2:24) Las eras se llenarán
de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite.
(Jl 2:25) Y les restituiré los
años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi
gran ejército que envié contra ustedes.
(Jl 2:26) «Comerán hasta
saciarse,»* y alabaran el nombre de Jehová
su [de ustedes] Dios, el cual hizo maravillas con
ustedes; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.
(Jl 2:27) Y conocerán que en
medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová su [de ustedes] Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.
Derramamiento del Espíritu de Dios
(Jl 2:28) Y después de esto
derramaré mi Espíritu sobre toda carne,
y profetizarán sus [de ustedes]
hijos y sus [de ustedes] hijas; sus [de ustedes] ancianos soñarán sueños, y sus [de
ustedes] jóvenes verán visiones.
(Jl 2:29) Y también sobre los esclavos [siervos,
sirvientes] y sobre las siervas derramaré
mi Espíritu en aquellos días.
(Jl 2:30) Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.
(Jl 2:31) El sol se
convertirá en tinieblas, y la luna en sangre,
antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.
(Jl 2:32) Y todo aquel que
invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en
Jerusalén habrá salvación, como ha
dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.
Juicio de Jehová sobre las naciones
(Jl 3:1) Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de
Judá y de Jerusalén,
(Jl 3:2) reuniré a todas las
naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio
con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi heredad [posesión], a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra;
(Jl 3:3) y echaron suertes sobre mi pueblo, y dieron los niños
por una prostituta [ramera], y vendieron
las niñas por vino para beber.
(Jl 3:4) Y también, ¿qué tengo yo con ustedes, Tiro y Sidón, y todo el territorio de Filistea?
¿Quieren vengarse de mí? Y si de mí se vengan, bien pronto haré yo recaer la
paga sobre su [de ustedes] cabeza.
(Jl 3:5) Porque han llevado
mi plata y mi oro, y mis cosas preciosas y hermosas metieron en sus [de ustedes] templos;
(Jl 3:6) y vendieron los
hijos de Judá y los hijos de Jerusalén a los hijos de los griegos, para
alejarlos de su tierra.
(Jl 3:7) He aquí yo los levantaré del lugar donde los vendieron, y volveré su [de ustedes] paga sobre su [de ustedes] cabeza;
(Jl 3:8) y venderé sus [de ustedes] hijos y sus [de ustedes] hijas a los hijos de Judá, y
ellos los venderán a los sabeos, nación lejana;
porque Jehová ha hablado.
(Jl 3:9) Proclamen esto entre
las naciones, proclamen guerra, despierten a los valientes, acérquense, vengan
todos los hombres de guerra.
(Jl 3:10) Forjen espadas de
sus [de ustedes] azadones,
lanzas de sus [de ustedes] hoces;
diga el débil: Fuerte soy.
(Jl 3:11) Júntense y vengan, naciones todas de alrededor, y
congréguense; haz venir allí, oh Jehová, a tus
fuertes.
(Jl 3:12) Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para
juzgar a todas las naciones de alrededor.
(Jl 3:13) Echen la hoz, porque
la mies está ya madura. Vengan, desciendan, porque el lagar está lleno, rebosan
las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.
(Jl 3:14) «Muchos pueblos»* en el valle de la decisión; porque cercano está
el día de Jehová en el valle de la decisión.
(Jl 3:15) El sol y la
luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.
Liberación de Judá
(Jl 3:16) Y Jehová rugirá
desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra;
pero Jehová será la esperanza de su
pueblo, y la fortaleza de los hijos de
Israel.
(Jl 3:17) Y conocerán que yo
soy Jehová su [de ustedes]
Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y
Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.
(Jl 3:18) Sucederá en aquel tiempo,
que los montes destilarán mosto, y los collados
fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas; y saldrá una
fuente de la casa de Jehová, y regará el valle de Sitim.
(Jl 3:19) Egipto será
destruido, y Edom será vuelto en desierto asolado, por la injuria [vergüenza, afrenta, deshonor] hecha a los
hijos de Judá; porque derramaron en su tierra sangre inocente.
(Jl 3:20) Pero Judá será habitada
para siempre, y Jerusalén por generación
y generación.
(Jl 3:21) Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado; y Jehová
morará en Sion.