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ÉXODO
Aflicción de los israelitas en Egipto
(Ex 1:1) Estos son los nombres de los hijos de Israel que
entraron en Egipto con Jacob; «cada uno
entró»* con «su
familia:»*
(Ex 1:2) Rubén, Simeón, Leví, Judá,
(Ex 1:3) Isacar, Zabulón, Benjamín,
(Ex 1:4) Dan, Neftalí, Gad y Aser.
(Ex 1:5) Todas las personas que «le
nacieron a»* Jacob fueron setenta. Y José estaba en Egipto.
(Ex 1:6) Y murió José, y
todos sus hermanos, y toda aquella generación.
(Ex 1:7) Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y
fortalecidos «en extremo,»* y se llenó de
ellos la tierra.
(Ex 1:8) Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey
que no conocía a José; y dijo a su pueblo:
(Ex 1:9) He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor
y más fuerte que nosotros.
(Ex 1:10) Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no
se multiplique, y suceda [acontezca] que viniendo guerra, él también se
una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros,
y se vaya de la tierra.
(Ex 1:11) Entonces pusieron sobre ellos comisarios de
tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés.
(Ex 1:12) Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de modo que los
egipcios temían «a»* los hijos de Israel.
(Ex 1:13) Y los egipcios hicieron servir a los hijos de
Israel con dureza,
(Ex 1:14) y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer
barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor.
(Ex 1:15) Y habló el rey de
Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales «se llamaba»*
Sifra, y «otra»*
Fúa, y les dijo:
(Ex 1:16) Cuando asistan a las hebreas en
sus partos, y vean «el sexo,»* si es hijo, mátenle; y si es hija, entonces viva.
(Ex 1:17) Pero las parteras temieron
a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la
vida a los niños.
(Ex 1:18) Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué han hecho esto,
que han preservado la vida a los niños?
(Ex 1:19) Y las parteras respondieron
a Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son
robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas.
(Ex 1:20) Y Dios hizo bien a
las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció enteramente [en gran manera, grandemente].
(Ex 1:21) Y por haber las
parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.
(Ex 1:22) Entonces Faraón mandó
a todo su pueblo, diciendo: Echen al río a todo hijo que nazca, y a toda hija
preserven la vida.
Nacimiento de Moisés
(Ex 2:1) Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví,
(Ex 2:2) la que concibió, y dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses.
(Ex 2:3) Pero no pudiendo
ocultarle más tiempo, tomó una arquilla
de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso
en un carrizal a la orilla del río.
(Ex 2:4) Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo
que le sucedería [acontecería].
(Ex 2:5) Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas por «la ribera»*
del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y
envió una criada suya a que la tomase.
(Ex 2:6) Y cuando la abrió,
vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo:
De los niños de los hebreos es éste.
(Ex 2:7) Entonces su hermana dijo
a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te
críe este niño?
(Ex 2:8) Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del
niño,
(Ex 2:9) a la cual dijo la
hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo «te lo pagaré.»* Y la mujer tomó al niño y lo crió.
(Ex 2:10) Y cuando el niño creció,
ella lo trajo a la hija de Faraón, «la
cual lo prohijó,»* y «le puso por nombre»*
Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.
Moisés huye de Egipto
(Ex 2:11) En aquellos días
sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus
hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a «uno de los hebreos,»*
sus hermanos.
(Ex 2:12) Entonces miró «a todas partes,»*
y viendo que no parecía «nadie,»* mató al egipcio y lo escondió en la arena.
(Ex 2:13) Al día siguiente salió
y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por
qué golpeas a tu prójimo?
(Ex 2:14) Y él respondió:
¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿ Piensas matarme
como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente «esto»* ha sido
descubierto.
(Ex 2:15) Oyendo Faraón acerca
de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de la presencia [de delante] de Faraón, y habitó en la tierra
de Madián.
(Ex 2:16) Y estando sentado junto al pozo, siete hijas que
tenía el sacerdote de Madián vinieron a sacar agua para llenar las pilas y dar
de beber a las ovejas de su padre.
(Ex 2:17) Mas los pastores vinieron y las echaron de allí;
entonces Moisés se levantó y las defendió, y dio
de beber a sus ovejas.
(Ex 2:18) Y volviendo ellas a Reuel su padre, él les dijo: ¿Por qué han venido hoy tan pronto?
(Ex 2:19) Ellas respondieron:
Un varón egipcio nos defendió de mano de los pastores, y también nos sacó el
agua, y dio de beber a las ovejas.
(Ex 2:20) Y dijo a sus hijas:
¿Dónde está? ¿Por qué han dejado a ese hombre? Llámenle para que coma.
(Ex 2:21) Y Moisés convino en
morar con aquel varón; y él dio su hija Séfora por mujer a Moisés.
(Ex 2:22) Y ella le dio a luz
un hijo; y« él le puso por nombre»*
Gersón, porque dijo: Forastero soy en tierra
ajena.
(Ex 2:23) Sucedió «que
después de muchos días»* murió el rey de
Egipto, y los hijos de Israel gemían «a
causa de»* la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos «con motivo de»*
su servidumbre.
(Ex 2:24) Y oyó Dios el gemido
de ellos, y se acordó de su pacto [alianza,
convenio, acuerdo] con Abraham, Isaac y Jacob.
(Ex 2:25) Y miró Dios a los
hijos de Israel, y los reconoció Dios.
Llamamiento de Moisés
(Ex 3:1) «Apacentando»* Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote
de Madián, llevó las ovejas a través del
desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
(Ex 3:2) Y se le apareció el
Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio
que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
(Ex 3:3) Entonces Moisés dijo:
Iré yo ahora y veré esta grande visión,
por qué causa la zarza no se quema.
(Ex 3:4) Viendo Jehová que él
iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él
respondió: Heme aquí.
(Ex 3:5) Y dijo: No te
acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es.
(Ex 3:6) Y dijo: Yo soy el
Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces
Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
(Ex 3:7) Dijo luego Jehová:
Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor
«a causa de»*
sus exactores; pues he conocido sus angustias,
(Ex 3:8) y he descendido para
librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra
buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del
heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
(Ex 3:9) El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido
delante de mí, y también he visto la opresión
con que los egipcios los oprimen.
(Ex 3:10) Ven, por tanto,
ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos
de Israel.
(Ex 3:11) Entonces Moisés respondió
a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de
Israel?
(Ex 3:12) Y él respondió: Ve,
porque yo estaré contigo; y esto te será por señal
de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, servirán a
Dios sobre este monte.
(Ex 3:13) Dijo Moisés a Dios:
He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de sus [de ustedes] padres me ha enviado a ustedes. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su
nombre?, ¿qué les responderé?
(Ex 3:14) Y respondió Dios a
Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me
envió a ustedes.
(Ex 3:15) Además dijo Dios a
Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de sus [de ustedes] padres, el Dios de Abraham, Dios
de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a
ustedes. Este es mi nombre para siempre; «con
él se me recordará por todos los siglos.»
(Ex 3:16) Ve, y reúne a los
ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de sus [de ustedes] padres, el Dios de Abraham, de
Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: De hecho
les he visitado, y he visto lo que se les hace en Egipto;
(Ex 3:17) y he dicho: Yo les
sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del
amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y
miel.
(Ex 3:18) Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al
rey de Egipto, y le dirán: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por
tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días
por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.
(Ex 3:19) Mas yo sé que el rey
de Egipto no les dejará ir sino por mano fuerte.
(Ex 3:20) Pero yo extenderé mi
mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas
que haré en él, y entonces les dejará ir.
(Ex 3:21) Y yo daré a este
pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgan, no vayan «con las manos vacías;»*
(Ex 3:22) sino que pedirá cada
mujer a su vecina y a «su huésped»* alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos,
los cuales pondrán sobre sus [de ustedes]
hijos y sus [de ustedes] hijas; y
despojaran a Egipto.
(Ex 4:1) Entonces Moisés respondió
diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.
(Ex 4:2) Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y
él respondió: Una vara.
(Ex 4:3) El le dijo: Échala
en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía «de ella.»
(Ex 4:4) Entonces dijo Jehová
a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la
tomó, y se volvió vara en su mano.
(Ex 4:5) Por esto creerán que
se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de
Isaac y Dios de Jacob.
(Ex 4:6) Le dijo además
Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando
la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve.
(Ex 4:7) Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él
volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla
de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne.
(Ex 4:8) Si sucediere [aconteciere]
que no te creyeren ni obedecieren a la voz
de la primera señal, creerán a la voz de la postrera [siguiente,
última].
(Ex 4:9) Y si aún no creyeren
a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las
derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se
harán sangre en la tierra.
(Ex 4:10) Entonces dijo Moisés
a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido «hombre
de fácil palabra, ni antes,»* ni desde que
tú hablas a tu esclavo [siervo, sirviente];
porque «soy tardo en el habla y torpe de
lengua.»*
(Ex 4:11) Y Jehová le
respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al
que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?
(Ex 4:12) Ahora pues, ve, y yo
estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.
(Ex 4:13) Y él dijo: ¡Ay,
Señor! envía, «te ruego,»* por «medio
del»* que debes enviar.
(Ex 4:14) Entonces Jehová «se
enojó»* contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él
habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón.
(Ex 4:15) Tú hablarás a él, y
pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y les
enseñaré lo que hayan de hacer.
(Ex 4:16) Y él hablará por ti
al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de
Dios.
(Ex 4:17) Y tomarás en tu mano
esta vara, con la cual harás las señales.
Moisés vuelve a Egipto
(Ex 4:18) Así se fue Moisés, y
volviendo a su suegro Jetro, le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que
están en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz.
(Ex 4:19) Dijo también Jehová
a Moisés en Madián: Ve y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que «procuraban tu muerte.»*
(Ex 4:20) Entonces Moisés tomó
su mujer y sus hijos, y los puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto.
Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano.
(Ex 4:21) Y dijo Jehová a
Moisés: Cuando «hayas vuelto»* a Egipto, mira
que hagas delante de Faraón todas las maravillas
que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón,
de modo que no dejará ir al pueblo.
(Ex 4:22) Y dirás a Faraón:
Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito.
(Ex 4:23) Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me
sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo
voy a matar a tu hijo, tu primogénito.
(Ex 4:24) Y sucedió en el
camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo.
(Ex 4:25) Entonces Séfora tomó
un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies,
diciendo: «De hecho»* tú me eres un
esposo de sangre.
(Ex 4:26) Así le dejó luego
ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a
causa de la circuncisión.
(Ex 4:27) Y Jehová dijo a
Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte
de Dios, y le besó.
(Ex 4:28) Entonces contó
Moisés a Aarón todas las palabras de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le había dado.
(Ex 4:29) Y fueron Moisés y
Aarón, y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel.
(Ex 4:30) Y habló Aarón acerca
de todas las cosas que Jehová había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de los ojos del pueblo.
(Ex 4:31) Y el pueblo creyó; y
oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su
aflicción, se inclinaron y adoraron.
Moisés y Aarón ante Faraón
(Ex 5:1) Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de
Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice
así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto.
(Ex 5:2) Y Faraón respondió:
¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a
Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.
(Ex 5:3) Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos, pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos
sacrificios a Jehová nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros con peste o
con espada.
(Ex 5:4) Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacen cesar al pueblo
de su trabajo? Vuelvan a sus [de ustedes]
tareas.
(Ex 5:5) Dijo también Faraón:
He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y ustedes les hacen cesar de sus
tareas.
(Ex 5:6) Y mandó Faraón aquel
mismo día a los cuadrilleros del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus
capataces, diciendo:
(Ex 5:7) De aquí en adelante no darán paja al pueblo para
hacer ladrillo, «como hasta ahora;»* vayan ellos y
recojan por sí mismos la paja.
(Ex 5:8) Y les impondrán la
misma tarea de ladrillo que hacían «antes,»* y no les
disminuirán nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos
y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios.
(Ex 5:9) Agrávese la
servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras
mentirosas.
(Ex 5:10) Y saliendo los
cuadrilleros del pueblo y sus capataces, hablaron al pueblo, diciendo: Así ha
dicho Faraón: Yo no les doy paja.
(Ex 5:11) Vayan ustedes y
recojan la paja donde la hallen; pero nada se disminuirá de su [ustedes]
tarea.
(Ex 5:12) Entonces el pueblo se esparció por toda la tierra
de Egipto para recoger rastrojo en lugar de paja.
(Ex 5:13) Y los cuadrilleros los apremiaban, diciendo: Acaben su [de ustedes]
obra, la tarea de cada día en su día, como cuando «se
les daba paja.»*
(Ex 5:14) Y azotaban a los
capataces de los hijos de Israel que los cuadrilleros de Faraón habían puesto
sobre ellos, diciendo: ¿Por qué no han cumplido su [de ustedes] tarea de ladrillo «ni ayer ni hoy, como antes? »
(Ex 5:15) Y los capataces de los hijos de Israel vinieron a
Faraón y se quejaron a él, diciendo: ¿Por qué lo
haces así con tus esclavos [siervos, sirvientes]?
(Ex 5:16) No se da paja a tus esclavos [siervos,
sirvientes], y con todo nos dicen: Hagan
el ladrillo. Y he aquí tus esclavos [siervos, sirvientes] son azotados, y el
pueblo tuyo es el culpable.
(Ex 5:17) Y él respondió:
Están ociosos, sí, ociosos, y por eso dicen: Vamos y ofrezcamos sacrificios a
Jehová.
(Ex 5:18) Vayan pues, ahora, y
trabajen. No se les dará paja, y han de entregar la misma tarea de ladrillo.
(Ex 5:19) Entonces los capataces de los hijos de Israel se
vieron en aflicción, al decírseles: No se
disminuirá nada de su [ustedes]
ladrillo, «de la tarea de cada día.»*
(Ex 5:20) Y encontrando a
Moisés y a Aarón, que estaban a la vista de ellos cuando salían de la presencia
de Faraón,
(Ex 5:21) les dijeron: Mire
Jehová sobre ustedes, y juzgue; pues «nos
han hecho abominables delante de»* Faraón y de sus esclavos [siervos,
sirvientes], poniéndoles la espada en la mano para que nos maten.
JEHOVÁ prepara y comisiona a Moisés y
Aarón
(Ex 5:22) Entonces Moisés se volvió a Jehová, y dijo: Señor,
¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste?
(Ex 5:23) Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en
tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no
has librado a tu pueblo.
(Ex 6:1) Jehová respondió a
Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará
ir, y con mano fuerte los echará de su tierra.
(Ex 6:2) Habló todavía Dios a
Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ.
(Ex 6:3) Y aparecí a Abraham,
a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente,
mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a
conocer a ellos.
(Ex 6:4) También establecí mi pacto
[alianza,
convenio, acuerdo] con ellos, de darles la tierra de Canaán,
la tierra en que fueron forasteros, y en la cual habitaron.
(Ex 6:5) Asimismo yo he oído
el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he
acordado de mi pacto [alianza,
convenio, acuerdo].
(Ex 6:6) Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y
yo les sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y les libraré de su
servidumbre, y les redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes;
(Ex 6:7) y les tomaré por mi
pueblo y seré su [de ustedes]
Dios; y ustedes sabrán que yo soy Jehová su [de ustedes] Dios, que les sacó de debajo de
las tareas pesadas de Egipto.
(Ex 6:8) Y les meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a
Jacob; y yo se la daré por heredad [posesión
territorial]. Yo JEHOVÁ.
(Ex 6:9) «De esta manera»* habló Moisés a
los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés «a causa de»*
la congoja de espíritu, y de la dura
servidumbre.
(Ex 6:10) Y habló Jehová a
Moisés, diciendo:
(Ex 6:11) Entra y habla a
Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.
(Ex 6:12) Y respondió Moisés
delante de Jehová: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me
escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios?
(Ex 6:13) Entonces Jehová habló
a Moisés y a Aarón y les dio mandamiento
para los hijos de Israel, y para Faraón rey de Egipto, para que sacasen a los
hijos de Israel de la tierra de Egipto.
(Ex 6:14) Estos son los jefes de las familias de sus padres:
Los hijos de Rubén, el primogénito de
Israel: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi; estas son las familias de Rubén.
(Ex 6:15) Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín,
Zohar, y Saúl hijo de una cananea. Estas son las familias de Simeón.
(Ex 6:16) Estos son los nombres de los hijos de Leví por sus
linajes: Gersón, Coat y Merari. Y los años de la vida
de Leví fueron ciento treinta y siete años.
(Ex 6:17) Los hijos de Gersón: Libni y Simei, por sus
familias.
(Ex 6:18) Y los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel.
Y los años de la vida de Coat fueron ciento treinta
y tres años.
(Ex 6:19) Y los hijos de Merari: Mahli y Musi. Estas son las
familias de Leví por sus linajes.
(Ex 6:20) Y Amram tomó por
mujer a Jocabed su tía, la cual dio a luz a Aarón y a Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete años.
(Ex 6:21) Los hijos de Izhar: Coré, Nefeg y Zicri.
(Ex 6:22) Y los hijos de Uziel: Misael, Elzafán y Sitri.
(Ex 6:23) Y tomó Aarón por mujer a Elisabet hija de Aminadab,
hermana de Naasón; la cual dio a luz a Nadab,
Abiú, Eleazar e Itamar.
(Ex 6:24) Los hijos de Coré: Asir, Elcana y Abiasaf. Estas
son las familias de los coreítas.
(Ex 6:25) Y Eleazar hijo de Aarón tomó para sí mujer de las hijas de Futiel, la cual dio a luz a Finees.
Y estos son los jefes de los padres de los levitas por sus familias.
(Ex 6:26) Este es aquel Aarón y aquel Moisés, a los cuales
Jehová dijo: Saquen a los hijos de Israel de la
tierra de Egipto por sus ejércitos.
(Ex 6:27) Estos son los que hablaron a Faraón rey de Egipto,
para sacar de Egipto a los hijos de Israel.
Moisés y Aarón fueron éstos.
(Ex 6:28) Cuando Jehová habló a Moisés en
la tierra de Egipto,
(Ex 6:29) entonces Jehová habló
a Moisés, diciendo: Yo soy JEHOVÁ; di a
Faraón rey de Egipto todas las cosas que yo te digo a ti.
(Ex 6:30) Y Moisés respondió
delante de Jehová: He aquí, yo soy torpe de labios; ¿cómo, pues, me ha de oír
Faraón?
(Ex 7:1) Jehová dijo a
Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu
profeta.
(Ex 7:2) Tú dirás todas las
cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de
su tierra a los hijos de Israel.
(Ex 7:3) Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la
tierra de Egipto mis señales y mis maravillas.
(Ex 7:4) Y Faraón no les
oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo,
los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.
(Ex 7:5) Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los
hijos de Israel de en medio de ellos.
(Ex 7:6) E hizo Moisés y
Aarón como Jehová les mandó; así lo hicieron.
(Ex 7:7) Era Moisés «de edad de»*
ochenta años, y Aarón de edad
de ochenta y tres, cuando hablaron a Faraón.
Señal por la vara de Aarón
(Ex 7:8) Habló Jehová a
Moisés y a Aarón, diciendo:
(Ex 7:9) Si Faraón les respondiere
diciendo: Muestren milagro; dirás a
Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, «para que se haga»* culebra.
(Ex 7:10) Vinieron, pues, Moisés y Aarón a Faraón, e hicieron como Jehová lo había mandado. Y echó Aarón su vara
delante de Faraón y de sus esclavos [siervos, sirvientes], y «se hizo»* culebra.
(Ex 7:11) Entonces llamó
también Faraón sabios y hechiceros, e
hicieron también lo mismo los hechiceros
de Egipto con sus encantamientos;
(Ex 7:12) pues echó «cada uno»* su
vara, las cuales se volvieron culebras; mas la
vara de Aarón devoró las varas de ellos.
(Ex 7:13) Y el corazón
de Faraón se endureció, y no los escuchó, como
Jehová lo había dicho.
La plaga de sangre
(Ex 7:14) Entonces Jehová dijo
a Moisés: El corazón de Faraón está
endurecido, y no quiere dejar ir al pueblo.
(Ex 7:15) Ve por la mañana a
Faraón, he aquí que él sale «al río;»* y tú ponte a la ribera delante de él, y toma en tu mano la vara que se volvió culebra,
(Ex 7:16) y dile: Jehová el
Dios de los hebreos me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que
me sirva en el desierto; y he aquí que hasta ahora no has querido oír.
(Ex 7:17) Así ha dicho Jehová:
En esto conocerás que yo soy Jehová: he aquí, yo golpearé con la vara que tengo
en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre.
(Ex 7:18) Y los peces que hay en el río morirán, y hederá el río, y los egipcios tendrán asco de beber
el agua del río.
(Ex 7:19) Y Jehová dijo a
Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto,
sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus
depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre,
y haya sangre por toda la región de
Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra.
(Ex 7:20) Y Moisés y Aarón hicieron
como Jehová lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en el río, «en presencia de»*
Faraón y de sus esclavos [siervos,
sirvientes]; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre.
(Ex 7:21) Asimismo los peces que había en el río murieron; y el río se corrompió, tanto que los egipcios no
podían beber de él. Y hubo sangre por
toda la tierra de Egipto.
(Ex 7:22) Y los hechiceros
de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová
lo había dicho.
(Ex 7:23) Y Faraón se volvió y
fue a su casa, y no «dio atención»* tampoco a esto.
(Ex 7:24) Y en todo Egipto hicieron
pozos alrededor del río para beber, porque no podían beber de las aguas del
río.
(Ex 7:25) Y se cumplieron
siete días después que Jehová hirió el
río.
La plaga de ranas
(Ex 8:1) Entonces Jehová dijo
a Moisés: Entra a la presencia de Faraón y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a
mi pueblo, para que me sirva.
(Ex 8:2) Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré con
ranas todos tus territorios.
(Ex 8:3) Y el río criará
ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y
sobre tu cama, y en las casas de tus esclavos
[siervos, sirvientes], en tu
pueblo, en tus hornos y en tus artesas.
(Ex 8:4) Y las ranas subirán
sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre todos tus esclavos [siervos,
sirvientes].
(Ex 8:5) Y Jehová dijo a
Moisés: Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos y
estanques, para que haga subir ranas sobre la tierra de Egipto.
(Ex 8:6) Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de
Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra
de Egipto.
(Ex 8:7) Y los hechiceros
hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron venir ranas sobre
la tierra de Egipto.
(Ex 8:8) Entonces Faraón
llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Oren a Jehová para que quite las ranas de
mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a
Jehová.
(Ex 8:9) Y dijo Moisés a
Faraón: Dígnate «indicarme»* cuándo debo orar
por ti, por tus esclavos [siervos, sirvientes] y por tu pueblo, para
que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el río.
(Ex 8:10) Y él dijo: Mañana. Y
Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay
como Jehová nuestro Dios.
(Ex 8:11) Y las ranas se irán
de ti, y de tus casas, de tus esclavos [siervos, sirvientes] y de tu pueblo, y
solamente quedarán en el río.
(Ex 8:12) Entonces salieron
Moisés y Aarón «de la presencia de»* Faraón. Y clamó
Moisés a Jehová tocante a las ranas que había mandado a Faraón.
(Ex 8:13) E hizo Jehová
conforme a la palabra de Moisés, y murieron las ranas de las casas, de los
cortijos y de los campos.
(Ex 8:14) Y las juntaron en
montones, y apestaba la tierra.
(Ex 8:15) Pero viendo Faraón
que le habían dado reposo, endureció su corazón
y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.
La plaga de piojos
(Ex 8:16) Entonces Jehová dijo
a Moisés: Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que
se vuelva piojos por todo el país de Egipto.
(Ex 8:17) Y ellos lo hicieron
así; y Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, el
cual se volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo el polvo de
la tierra se volvió piojos en todo el país de Egipto.
(Ex 8:18) Y los hechiceros
hicieron así también, para sacar piojos con sus encantamientos; pero no pudieron. Y hubo
piojos tanto en los hombres como en las bestias.
(Ex 8:19) Entonces los hechiceros
dijeron a Faraón: Dedo de Dios es éste. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los
escuchó, como Jehová lo había dicho.
La plaga de moscas
(Ex 8:20) Jehová dijo a
Moisés: Levántate de mañana y ponte delante de Faraón, he aquí él sale «al río;»* y
dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo,
para que me sirva.
(Ex 8:21) Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí yo
enviaré sobre ti, sobre tus esclavos [siervos,
sirvientes], sobre tu pueblo y sobre tus casas toda clase de moscas;
y las casas de los egipcios se llenarán de toda clase de moscas, y asimismo la
tierra donde ellos estén.
(Ex 8:22) Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la
cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de
moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la
tierra.
(Ex 8:23) Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo.
Mañana será esta señal.
(Ex 8:24) Y Jehová lo hizo
así, y vino toda clase de moscas molestísimas sobre la casa de Faraón, sobre
las casas de sus esclavos [siervos, sirvientes], y sobre todo el país de
Egipto; y la tierra fue corrompida «a causa
de»* ellas.
(Ex 8:25) Entonces Faraón llamó
a Moisés y a Aarón, y les dijo: vayan, ofrezcan sacrificio a su [de ustedes] Dios en la tierra.
(Ex 8:26) Y Moisés respondió:
No conviene que hagamos así, porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la
abominación [cosa repugnante]
de los egipcios. He aquí, si sacrificáramos la
abominación [cosa repugnante]
de los egipcios «delante de»* ellos, ¿no nos
apedrearían?
(Ex 8:27) Camino de tres días
iremos por el desierto, y ofreceremos
sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él nos dirá.
(Ex 8:28) Dijo Faraón: Yo les
dejaré ir para que ofrezcan sacrificios a Jehová su [de ustedes] Dios en el desierto, con tal que
no vayan más lejos; oren por mí.
(Ex 8:29) Y respondió Moisés:
He aquí, al salir yo «de tu
presencia,»* rogaré
a Jehová que las diversas clases de moscas se vayan de Faraón, y de sus esclavos [siervos,
sirvientes], y de su pueblo mañana; con tal que Faraón no falte más, no dejando ir al pueblo a dar sacrificio a
Jehová.
(Ex 8:30) Entonces Moisés salió
«de la presencia de»* Faraón, y oró a
Jehová.
(Ex 8:31) Y Jehová hizo
conforme a la palabra de Moisés, y quitó todas aquellas moscas de Faraón, de
sus esclavos [siervos, sirvientes] y de su pueblo, sin que
quedara una.
(Ex 8:32) Mas Faraón endureció
aun esta vez su corazón, y no dejó ir
al pueblo.
La plaga en el ganado
(Ex 9:1) Entonces Jehová dijo
a Moisés: Entra a la presencia de Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los
hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
(Ex 9:2) Porque si no lo quieres dejar ir, y lo detienes
aún,
(Ex 9:3) he aquí la mano de Jehová estará sobre tus ganados
que están en el campo, caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, con plaga
gravísima.
(Ex 9:4) Y Jehová hará separación
entre los ganados de Israel y los de Egipto, de modo que nada muera de todo lo
de los hijos de Israel.
(Ex 9:5) Y Jehová fijó plazo, diciendo: Mañana hará Jehová esta cosa en la tierra.
(Ex 9:6) Al día siguiente Jehová hizo aquello, y murió todo el ganado de Egipto; mas del ganado de los
hijos de Israel no murió uno.
(Ex 9:7) Entonces Faraón envió,
y he aquí que del ganado de los hijos de Israel no había muerto uno. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no dejó ir
al pueblo.
La plaga de úlceras
(Ex 9:8) Y Jehová dijo a
Moisés y a Aarón: Tomen puñados de ceniza de un horno, y la esparcirá Moisés
hacia el cielo «delante de»* Faraón;
(Ex 9:9) y vendrá a ser polvo
sobre toda la tierra de Egipto, y producirá sarpullido con úlceras en los
hombres y en las bestias, por todo el país de Egipto.
(Ex 9:10) Y tomaron ceniza del
horno, y se pusieron delante de Faraón, y la esparció Moisés hacia el cielo; y
hubo sarpullido que produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias.
(Ex 9:11) Y los hechiceros
no podían estar delante de Moisés «a causa»* del
sarpullido, porque hubo sarpullido en los hechiceros y en todos los egipcios.
(Ex 9:12) Pero Jehová endureció
el corazón de Faraón, y no los oyó,
como Jehová lo había dicho a Moisés.
La plaga de granizo
(Ex 9:13) Entonces Jehová dijo
a Moisés: Levántate de mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: Jehová, el
Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
(Ex 9:14) Porque yo enviaré
esta vez todas mis plagas a tu corazón,
sobre tus esclavos [siervos, sirvientes] y sobre tu pueblo, para
que entiendas que no hay otro como yo en toda la
tierra.
(Ex 9:15) Porque ahora yo extenderé
mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra.
(Ex 9:16) Y de hecho yo te he puesto para mostrar en ti mi
poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.
(Ex 9:17) ¿Todavía te ensoberbeces contra mi pueblo, para no dejarlos ir?
(Ex 9:18) He aquí «que
mañana a estas horas»* yo haré llover
granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el día que se fundó hasta
ahora.
(Ex 9:19) Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que
tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el campo, y no sea recogido a casa, el granizo
caerá sobre él, y morirá.
(Ex 9:20) De los esclavos [siervos,
sirvientes] de Faraón, el que tuvo temor
de la palabra de Jehová hizo huir sus criados y su ganado a casa;
(Ex 9:21) mas el que no puso en su corazón la palabra de Jehová, dejó
sus criados y sus ganados en el campo.
(Ex 9:22) Y Jehová dijo a
Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que venga granizo en toda la
tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre toda la hierba
del campo en el país de Egipto.
(Ex 9:23) Y Moisés extendió su
vara hacia el cielo, y Jehová «hizo
tronar»* y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra; y Jehová hizo llover granizo sobre
la tierra de Egipto.
(Ex 9:24) Hubo, pues, granizo,
y fuego mezclado con el granizo, «tan
grande,»* cual nunca hubo en toda la tierra
de Egipto desde «que fue habitada.»*
(Ex 9:25) Y aquel granizo hirió
en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como
bestias; asimismo destrozó el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos
los árboles del país.
(Ex 9:26) Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los
hijos de Israel, no hubo granizo.
(Ex 9:27) Entonces Faraón envió
a llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: He pecado esta vez; Jehová es justo, y
yo y mi pueblo impíos [irreverentes y sin
ley].
(Ex 9:28) Oren a Jehová «para que cesen»*
los truenos de Dios y el granizo, y yo les dejaré
ir, y no «se detendrán más.»*
(Ex 9:29) Y le respondió
Moisés: Tan pronto salga yo de la ciudad, extenderé mis manos a Jehová, y los
truenos cesarán, y no habrá más granizo; para que sepas que de Jehová es la
tierra.
(Ex 9:30) Pero yo sé que ni tú
ni tus esclavos [siervos, sirvientes] temerán todavía la
presencia de Jehová Dios.
(Ex 9:31) El lino, pues, y la cebada fueron destrozados, porque la cebada estaba ya espigada, y el lino en
caña.
(Ex 9:32) Mas el trigo y el centeno no fueron destrozados, porque eran tardíos.
(Ex 9:33) Y salido Moisés «de la presencia de»*
Faraón, fuera de la ciudad, extendió sus manos a
Jehová, y cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no cayó más sobre la
tierra.
(Ex 9:34) Y viendo Faraón que
la lluvia había cesado, y el granizo y los truenos, «se obstinó»*
en pecar, y endurecieron su corazón él y sus esclavos [siervos,
sirvientes].
(Ex 9:35) Y el corazón
de Faraón se endureció, y no dejó ir a los hijos
de Israel, como Jehová lo había dicho por «medio
de»* Moisés.
La plaga de langostas
(Ex 10:1) Jehová dijo a
Moisés: Entra a la presencia de Faraón; porque yo he endurecido su corazón, y el corazón
de sus esclavos [siervos, sirvientes], para mostrar entre
ellos estas mis señales,
(Ex 10:2) y para que cuentes a
tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepan
que yo soy Jehová.
(Ex 10:3) Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron: Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así:
¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para
que me sirva.
(Ex 10:4) Y si aún rehúsas
dejarlo ir, he aquí que mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta,
(Ex 10:5) la cual cubrirá la
superficie [faz] de la tierra,
de modo que no pueda verse la tierra; y ella
comerá lo que escapó, lo que les quedó del granizo; comerá asimismo todo árbol
que les fructifica en el campo.
(Ex 10:6) Y llenará tus casas,
y las casas de todos tus esclavos [siervos, sirvientes], y las casas de todos
los egipcios, cual nunca vieron tus padres ni «tus abuelos,»* desde que ellos fueron sobre la tierra hasta hoy. Y
se volvió y salió de «delante de»* Faraón.
(Ex 10:7) Entonces los esclavos [siervos,
sirvientes] de Faraón le dijeron:
¿Hasta cuándo será este hombre un lazo para nosotros? Deja ir a estos hombres,
para que sirvan a Jehová su Dios. ¿Acaso no sabes todavía que Egipto está ya
destruido?
(Ex 10:8) Y Moisés y Aarón volvieron a ser llamados ante
Faraón, el cual les dijo: vayan, sirvan a Jehová
su [de ustedes] Dios. ¿Quiénes
son los que han de ir?
(Ex 10:9) Moisés respondió:
Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con
nuestras hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es
nuestra fiesta solemne para Jehová.
(Ex 10:10) Y él les dijo: ¡Así
sea Jehová con ustedes! ¿Cómo les voy a dejar ir a ustedes y a sus [de ustedes] niños? ¡Vean cómo el mal está delante de su [de ustedes] rostro!
(Ex 10:11) No será así; vayan
ahora ustedes los varones, y sirvan a Jehová, pues esto es lo que ustedes
pidieron. Y los echaron de la presencia de Faraón.
(Ex 10:12) Entonces Jehová dijo
a Moisés: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para traer la langosta, a
fin de que suba sobre el país de Egipto, y consuma todo lo que el granizo dejó.
(Ex 10:13) Y extendió Moisés su
vara sobre la tierra de Egipto, y Jehová trajo un viento oriental sobre el país
todo aquel día y toda aquella noche; y al venir la mañana el viento oriental
trajo la langosta.
(Ex 10:14) Y subió la langosta
sobre toda la tierra de Egipto, y se asentó en todo el país de Egipto en tan
gran cantidad como no la hubo «antes»* ni la habrá
después;
(Ex 10:15) y cubrió «la superficie [faz]
de»* todo el país, y oscureció la tierra; y consumió toda la hierba de la tierra, y
todo el fruto de los árboles que había dejado el granizo; no quedó cosa verde
en árboles ni en hierba del campo, en toda la tierra de Egipto.
(Ex 10:16) Entonces Faraón se apresuró
a llamar a Moisés y a Aarón, y dijo: He pecado contra Jehová su [de ustedes] Dios, y contra ustedes.
(Ex 10:17) Mas les ruego ahora que «perdonen»* mi pecado
solamente esta vez, y que oren a Jehová su [de
ustedes] Dios que quite de «mí»* al menos esta plaga mortal.
(Ex 10:18) Y salió Moisés de la
presencia [de delante] de
Faraón, y oró a Jehová.
(Ex 10:19) Entonces Jehová trajo
un fortísimo viento «occidental,»* y quitó la
langosta y la arrojó «en el Mar Rojo;»* ni una langosta quedó
en todo el país de Egipto.
(Ex 10:20) Pero Jehová endureció
el corazón de Faraón, y éste no dejó ir
a los hijos de Israel.
La plaga de tinieblas
(Ex 10:21) Jehová dijo a
Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la
tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe.
(Ex 10:22) Y extendió Moisés su
mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto,
por tres días.
(Ex 10:23) «Ninguno»* vio a su
prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días;
mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.
(Ex 10:24) Entonces Faraón hizo llamar
a Moisés, y dijo: vayan, sirvan a Jehová; solamente queden sus [de ustedes] ovejas y sus [de ustedes] vacas; vayan también sus [de
ustedes] niños con ustedes.
(Ex 10:25) Y Moisés respondió:
Tú también «nos»* darás sacrificios y holocaustos que
sacrifiquemos para Jehová nuestro Dios.
(Ex 10:26) Nuestros ganados
irán también con nosotros; no quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de
tomar para servir a Jehová nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos de servir a
Jehová hasta que lleguemos allá.
(Ex 10:27) Pero Jehová endureció
el corazón de Faraón, y no quiso
dejarlos ir.
(Ex 10:28) Y le dijo Faraón:
Retírate de mí; guárdate que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que
vieres mi rostro, morirás.
(Ex 10:29) Y Moisés respondió:
Bien has dicho; no veré más tu rostro.
Anunciada la muerte de los
primogénitos
(Ex 11:1) Jehová dijo a
Moisés: Una plaga traeré aún sobre Faraón y sobre Egipto, después de la cual él
les dejará ir de aquí; y seguramente les echará de aquí del todo.
(Ex 11:2) Habla ahora al
pueblo, y que «cada uno»* pida a su
vecino, y «cada una»* a su vecina, alhajas de plata y de oro.
(Ex 11:3) Y Jehová dio gracia
al pueblo en los ojos de los egipcios. También Moisés era tenido por gran varón
en la tierra de Egipto, a los ojos de los esclavos [siervos,
sirvientes] de Faraón, y a los ojos del pueblo.
(Ex 11:4) Dijo, pues, Moisés:
Jehová ha dicho así: A la medianoche yo saldré por en medio de Egipto,
(Ex 11:5) y morirá todo primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su
trono, hasta el primogénito de la
sierva que está tras el molino, y todo primogénito
de las bestias.
(Ex 11:6) Y habrá gran clamor
por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo, ni jamás habrá.
(Ex 11:7) Pero contra todos los hijos de Israel, desde el
hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su
lengua, para que sepan que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los
israelitas.
(Ex 11:8) Y descenderán a mí
todos estos tus esclavos [siervos, sirvientes], e inclinados delante de
mí dirán: Vete, tú y todo el pueblo que está «debajo de ti;»*
y después de esto yo saldré. Y salió «muy enojado de la presencia de»* Faraón.
(Ex 11:9) Y Jehová dijo a
Moisés: Faraón no les oirá, para que mis maravillas
se multipliquen en la tierra de Egipto.
(Ex 11:10) Y Moisés y Aarón hicieron
todos estos prodigios delante de
Faraón; pues Jehová había endurecido el corazón
de Faraón, y no envió a los hijos de Israel fuera de su país.