RV
1909
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RVI
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Notas/Ref
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MATEO
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MATEO
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Jesús limpia a un
leproso
(Mr 1:40-45; Lc 5:12-16)
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Jesús limpia a un
leproso
(Mr 1:40-45; Lc 5:12-16)
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(8:1) Y COMO
descendió del monte, le seguían muchas gentes.
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(8:1) Cuando
descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.
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(8:2) Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si
quisieres, puedes limpiarme.
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(8:2) Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor,
si quieres, puedes limpiarme.
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Mr 1:40; Lc 5:12
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(8:3) Y extendiendo Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé
limpio. Y luego su lepra fue limpiada.
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(8:3) Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé
limpio. Y al instante su lepra desapareció.
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(8:4) Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas á nadie; mas ve,
muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para
testimonio á ellos.
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(8:4) Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve,
muéstrate al sacerdote, y presenta la dádiva que ordenó Moisés, para
testimonio a ellos.
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Lc 5:14; Lv 13:2; 14:2
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Jesús sana al criado
de un centurión
(Lc 6:46-49)
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Jesús sana al criado
de un centurión
(Lc 6:46-49)
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(8:5) Y entrando Jesús en Capernaum, vino á él un centurión,
rogándole,
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(8:5) Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,
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Corre
el Año 30 dC
Lc 7:1
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(8:6) Y diciendo: Señor, mi mozo yace en casa paralítico, gravemente
atormentado.
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(8:6) y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico,
gravemente atormentado.
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(8:7) Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
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(8:7) Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
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(8:8) Y respondió el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que
entres debajo de mi techado; mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
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(8:8) Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres
bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.
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Sal 107:20
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(8:9) Porque también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de
mí soldados: y digo á éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo:
Haz esto, y lo hace.
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(8:9) Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis
órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi esclavo:
Haz esto, y lo hace.
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(8:10) Y oyendo Jesús, se maravilló, y dijo á los que le seguían: De
cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado fe tanta.
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(8:10) Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto
les digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.
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(8:11) Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se
sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos:
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(8:11) Y les digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se
sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;
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Lc 13:29
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(8:12) Mas los hijos del reino serán echados á las tinieblas de afuera:
allí será el lloro y el crujir de dientes.
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(8:12) más los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera;
allí será el lloro y el crujir de dientes.
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Mt 21:43; 13:42; 22:13
Mt 24:51; Lc 13:28
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(8:13) Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste te sea
hecho. Y su mozo fue sano en el mismo momento.
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(8:13) Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste,
te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
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Jesús sana a la
suegra de Pedro
(Mr 1:29-31; Lc
4:38-39)
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Jesús sana a la
suegra de Pedro
(Mr 1:29-31; Lc
4:38-39)
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(8:14) Y vino Jesús á casa de Pedro, y vió á su suegra echada en cama,
y con fiebre.
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(8:14) Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada
en cama, con fiebre.
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Mr 1:29; Lc 4:38
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(8:15) Y tocó su mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les
servía.
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(8:15) Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les
servía.
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Jesús sana a muchos
(Mr 1:32-34; Lc
4:40-41)
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Jesús sana a muchos
(Mr 1:32-34; Lc
4:40-41)
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(8:16) Y como fue ya tarde, trajeron á él muchos endemoniados: y echó
los demonios con la palabra, y sanó á todos los enfermos;
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(8:16) Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y
con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;
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(8:17) Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta Isaías,
que dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
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(8:17) para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando
dijo: El mismo tomó
nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
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Is 53:4; 1 Pe 2:24
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Los que querían
seguir a Jesús
(Lc 9:57-62)
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Los que querían
seguir a Jesús
(Lc 9:57-62)
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(8:18) Y viendo Jesús muchas gentes alrededor de sí, mandó pasar á la
otra parte del lago.
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(8:18) Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado.
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(8:19) Y llegándose un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré á donde
quiera que fueres.
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(8:19) Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera
que vayas.
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Lc 9:57
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(8:20) Y Jesús le dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del
cielo nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recueste su cabeza.
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(8:20) Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el
Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
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(8:21) Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, dame licencia para que
vaya primero, y entierre á mi padre.
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(8:21) Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya
primero y entierre a mi padre.
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(8:22) Y Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren á sus
muertos.
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(8:22) Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
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Seguir a Jesús:
Mt 8:22; 9:9; 19:21
Mt 10:32; Mr 10:21
Jn 1:43; 21:19
Mt 10:37-38; Lc
16:13
Lc 14:26; Jn 12:25
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Jesús reprende una tempestad
en el mar
(Mr 4:35-41; Lc
8:22-25)
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Jesús reprende una
tempestad en el mar
(Mr 4:35-41; Lc
8:22-25)
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(8:23) Y entrando él en el barco, sus discípulos le siguieron.
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(8:23) Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.
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Mr 4:35; Lc 8:22
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(8:24) Y he aquí, fue hecho en la mar un gran movimiento, que el barco
se cubría de las ondas; mas él dormía.
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(8:24) Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande, de
modo que las olas cubrían la barca; pero él dormía.
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(8:25) Y llegándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor,
sálvanos, que perecemos.
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(8:25) Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor,
sálvanos, que perecemos!
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(8:26) Y él les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces,
levantándose, reprendió á los vientos y á la mar; y fue grande bonanza.
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(8:26) El les dijo: ¿Por qué temen, hombres de poca fe? Entonces,
levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
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Job 26:12; Sal 107:29
Is 51:10
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(8:27) Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste,
que aun los vientos y la mar le obedecen?
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(8:27) Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste,
que aun los vientos y el mar le obedecen?
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Señorío:
Lc
2:11; Hch 2:36
Ro
14:9; Fil 2:5-11
1
Ti 6:15;
Ap
17:14; 19:16
1 Co 7:22
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Los endemoniados de
Gadara
(Mr 5:1-20; Lc
8:26-39)
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Los endemoniados de
Gadara
(Mr 5:1-20; Lc
8:26-39)
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(8:28) Y como él hubo llegado en la otra ribera al país de los
Gergesenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los
sepulcros, fieros en gran manera, que nadie podía pasar por aquel camino.
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(8:28) Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos,
vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, sumamente
feroces, de modo que nadie podía pasar por aquel camino.
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Mr 5:1; Lc 8:26
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(8:29) Y he aquí clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo
de Dios? ¿has venido acá á molestarnos antes de tiempo?
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(8:29) Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de
Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
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(8:30) Y estaba lejos de ellos un hato de muchos puercos paciendo.
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(8:30) Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos.
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(8:31) Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir
á aquel hato de puercos.
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(8:31) Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos
ir a aquel hato de cerdos.
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(8:32) Y les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron á aquel hato de
puercos: y he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un
despeñadero en la mar, y murieron en las aguas.
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(8:32) El les dijo: Vayan. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he
aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y
perecieron en las aguas.
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Señorío:
Lc
2:11; Hch 2:36
Ro
14:9; Fil 2:5-11
1
Ti 6:15;
Ap
17:14; 19:16
1 Co 7:22
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(8:33) Y los porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas
las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.
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(8:33) Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad,
contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.
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(8:34) Y he aquí, toda la ciudad salió á encontrar á Jesús: Y cuando le
vieron, le rogaban que saliese de sus términos.
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(8:34) Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le
vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.
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Hch 16:39
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