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significados y conceptos.
Abraham hace buscar esposa para Isaac
(Gn 24:1) Era Abraham ya viejo, y bien «avanzado en años;»* y Jehová había bendecido a Abraham en todo.
(Gn 24:2) Y dijo Abraham a un
esclavo [siervo, sirviente]
suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía:
Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,
(Gn 24:3) y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y
Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo
mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;
(Gn 24:4) sino que irás a mi
tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac.
(Gn 24:5) El esclavo [siervo,
sirviente] le respondió: Quizá la
mujer no querrá venir detrás de mí a esta tierra. ¿«Volveré,»*
pues, tu hijo a la tierra de «donde»* saliste?
(Gn 24:6) Y Abraham le dijo:
Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá.
(Gn 24:7) Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi
parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra;
él enviará su ángel «delante de ti,»* y tú traerás de
allá mujer para mi hijo.
(Gn 24:8) Y si la mujer no quisiere
venir detrás de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas
allá a mi hijo.
(Gn 24:9) Entonces el esclavo [siervo,
sirviente] puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le
juró sobre este negocio.
(Gn 24:10) Y el esclavo [siervo,
sirviente] tomó diez camellos de los
camellos de su señor, y se fue, «tomando»* toda clase de «regalos
escogidos de»* su señor; y «puesto en camino,»*
llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.
(Gn 24:11) E hizo arrodillar
los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la
tarde, la hora en que salen las «doncellas
por agua.»*
(Gn 24:12) Y dijo: Oh Jehová,
Dios de mi señor Abraham, dame, «te
ruego,»* «el
tener»* hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham.
(Gn 24:13) He aquí yo estoy
junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen «por»* agua.
(Gn 24:14) Sea, pues, que la
doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, «te
ruego,»* para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a
tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu esclavo [siervo, sirviente] Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.
(Gn 24:15) Y sucedió que antes
que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de
Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su
hombro.
(Gn 24:16) Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a
la que varón no había conocido; la cual
descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía.
(Gn 24:17) Entonces el esclavo [siervo,
sirviente] corrió «hacia ella,»*
y dijo: «Te
ruego»* «que
me des a beber»*
un poco de agua de tu cántaro.
(Gn 24:18) Ella respondió:
Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a
beber.
(Gn 24:19) Y cuando acabó de
darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben
de beber.
(Gn 24:20) Y se dio prisa, y
vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó
para todos sus camellos.
(Gn 24:21) Y el hombre estaba maravillado de ella, callando,
para saber si Jehová había prosperado su viaje,
o no.
(Gn 24:22) Y cuando los
camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba
medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez,
(Gn 24:23) y dijo: ¿De quién
eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos?
(Gn 24:24) Y ella respondió: Soy
hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor.
(Gn 24:25) Y añadió: También hay en nuestra casa paja y mucho
forraje, y lugar para posar.
(Gn 24:26) El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová,
(Gn 24:27) y dijo: Bendito sea
Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa
de los hermanos de mi amo.
(Gn 24:28) Y la doncella corrió,
e hizo saber en casa de su madre estas cosas.
(Gn 24:29) Y Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, a la
fuente.
(Gn 24:30) Y cuando vio el
pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, que decía: Así me habló
aquel hombre, vino a él; y he aquí que estaba con los camellos junto a la
fuente.
(Gn 24:31) Y le dijo: Ven, bendito de Jehová; ¿por qué «estás fuera?»* He preparado la casa, y el lugar para los camellos.
(Gn 24:32) Entonces el hombre vino a casa, y Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para
lavar los pies de él, y los pies de los hombres que con él venían.
(Gn 24:33) Y «le»* pusieron «delante»* qué comer; mas él dijo:
No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Y él le dijo: Habla.
(Gn 24:34) Entonces dijo: Yo
soy esclavo [siervo, sirviente]
de Abraham.
(Gn 24:35) Y Jehová ha bendecido
mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y
oro, esclavos [siervos, sirvientes]
y siervas, camellos y asnos.
(Gn 24:36) Y Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él
todo «cuanto tiene.»*
(Gn 24:37) Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en
cuya tierra habito;
(Gn 24:38) «sino que»* irás a la casa
de mi padre y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo.
(Gn 24:39) Y yo dije: Quizá la mujer no querrá seguirme.
(Gn 24:40) Entonces él me
respondió: Jehová, «en»* cuya «presencia»* he andado, enviará
su ángel contigo, y prosperará tu camino; y tomarás para mi hijo mujer de mi
familia y de la casa de mi padre.
(Gn 24:41) Entonces serás libre
de mi juramento, cuando hayas llegado a mi familia; y si no te la dieren, serás
libre de mi juramento.
(Gn 24:42) Llegué, pues, hoy a la fuente, y dije: Jehová, Dios de mi señor Abraham, si «tú»* prosperas ahora mi camino por el cual ando,
(Gn 24:43) he aquí yo estoy
junto a la fuente de agua; sea, pues, que la doncella que saliere «por agua,»* a
la cual dijere: Dame de beber, te ruego, un poco
de agua de tu cántaro,
(Gn 24:44) y ella me
respondiere: Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua; sea ésta la
mujer que destinó Jehová para el hijo de mi señor.
(Gn 24:45) Antes que acabase de hablar en mi
corazón, he aquí Rebeca, que salía con
su cántaro sobre su hombro; y descendió a la fuente, y sacó agua; y le dije: Te
ruego que me des de beber.
(Gn 24:46) Y bajó prontamente
su cántaro de encima de sí, y dijo: Bebe, y también a tus camellos daré de
beber. Y bebí, y dio también de beber a mis camellos.
(Gn 24:47) Entonces le pregunté,
y dije: ¿De quién eres hija? Y ella respondió: Hija de Betuel hijo de Nacor,
que le dio a luz Milca. Entonces le puse un pendiente en su nariz, y brazaletes
en sus brazos;
(Gn 24:48) y me incliné y adoré a Jehová, y bendije a Jehová Dios de mi señor Abraham, que me había
guiado por camino de verdad para tomar
la hija del hermano de mi señor para su hijo.
(Gn 24:49) Ahora, pues, si «ustedes»* hacen
misericordia y verdad con mi señor,
declárenmelo; y si no, declárenmelo; y me iré a la diestra o a la siniestra.
(Gn 24:50) Entonces Labán y Betuel respondieron y dijeron: De Jehová ha salido esto; no podemos
hablarte malo ni bueno.
(Gn 24:51) He ahí Rebeca delante de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho Jehová.
(Gn 24:52) Cuando el esclavo [siervo,
sirviente] de Abraham oyó sus
palabras, se inclinó en tierra ante Jehová.
(Gn 24:53) Y sacó el esclavo [siervo, sirviente] alhajas de plata y alhajas
de oro, y vestidos, y dio a Rebeca; también dio
cosas preciosas a su hermano y a su madre.
(Gn 24:54) Y comieron y
bebieron él y los varones que venían con él, y durmieron; y levantándose de
mañana, dijo: Envíenme a mi señor.
(Gn 24:55) Entonces respondieron
su hermano y su madre: Espere la doncella con nosotros «a lo menos diez días,»*
y «después»*
irá.
(Gn 24:56) Y él les dijo: No me
detengan, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despáchenme para que me vaya a
mi señor.
(Gn 24:57) Ellos respondieron entonces: Llamemos a la doncella
y preguntémosle.
(Gn 24:58) Y llamaron a Rebeca,
y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.
(Gn 24:59) Entonces dejaron ir
a Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al esclavo [siervo, sirviente] de Abraham y a sus
hombres.
(Gn 24:60) Y bendijeron a
Rebeca, y le dijeron: Hermana nuestra, sé madre de millares de millares, y
posean tus descendientes la puerta de sus enemigos.
(Gn 24:61) Entonces se levantó Rebeca y sus doncellas, y
montaron en los camellos, y siguieron al hombre;
y el esclavo [siervo, sirviente]
tomó a Rebeca, y se fue.
(Gn 24:62) Y venía Isaac del pozo del Viviente que me ve; porque él
habitaba en el Neguev.
(Gn 24:63) Y había salido Isaac
a meditar al campo, «a la hora de»* la tarde; y alzando
sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían.
(Gn 24:64) Rebeca también alzó
sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello;
(Gn 24:65) porque había preguntado
al esclavo [siervo, sirviente]:
¿Quién es este varón que viene por el campo hacia «nosotros?»* Y el esclavo [siervo,
sirviente] había respondido: Este es
mi señor. Ella entonces tomó el velo, y se cubrió.
(Gn 24:66) Entonces el esclavo [siervo,
sirviente] contó a Isaac todo lo que
había hecho.
(Gn 24:67) Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y
tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló
Isaac después de la muerte de su madre.
Los descendientes de Abraham y Cetura
(1 Cr 1:32-33)
(Gn 25:1) Abraham tomó otra mujer, cuyo
nombre era Cetura,
(Gn 25:2) la cual le dio a luz
a Zimram, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súa.
(Gn 25:3) Y Jocsán engendró a
Seba y a Dedán; e hijos de Dedán fueron Asurim, Letusim y Leumim.
(Gn 25:4) E hijos de Madián: Efa, Efer, Hanoc, Abida y Elda.
Todos estos fueron hijos de Cetura.
(Gn 25:5) Y Abraham dio todo
cuanto tenía a Isaac.
(Gn 25:6) Pero a los hijos de sus concubinas dio Abraham dones, y los envió «lejos de»*
Isaac su hijo, mientras él vivía, hacia el oriente, a la tierra oriental.
Muerte y sepultura de Abraham
(Gn 25:7) Y estos fueron los días
que vivió Abraham: ciento setenta y cinco años.
(Gn 25:8) Y «exhaló el espíritu,»*
y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno
de años, y fue unido a su pueblo.
(Gn 25:9) Y lo sepultaron
Isaac e Ismael sus hijos en la cueva de Macpela, en la heredad [posesión territorial] de Efrón hijo de Zohar
heteo, que está enfrente de Mamre,
(Gn 25:10) heredad [posesión
territorial] que compró Abraham de
los hijos de Het; allí fue sepultado Abraham, y Sara su mujer.
(Gn 25:11) Y sucedió, después
de muerto Abraham, que Dios bendijo a Isaac su hijo; y habitó Isaac junto al
pozo del Viviente que me ve.
Los descendientes de Ismael
(1Cr1:28-31)
(Gn 25:12) Estos son los descendientes de Ismael hijo de Abraham,
a quien le dio a luz Agar egipcia, sierva de
Sara;
(Gn 25:13) estos, pues, son los nombres de los hijos de
Ismael, nombrados en el orden de su nacimiento:
El primogénito de Ismael, Nebaiot;
luego Cedar, Adbeel, Mibsam,
(Gn 25:14) Misma, Duma, Massa,
(Gn 25:15) Hadar, Tema, Jetur, Nafis y Cedema.
(Gn 25:16) Estos son los hijos
de Ismael, y estos sus nombres, por sus villas y por sus campamentos; doce
príncipes por sus familias.
(Gn 25:17) Y estos fueron los años de la vida
de Ismael, ciento treinta y siete años; y «exhaló
el espíritu»*
Ismael, y murió, y fue unido a su pueblo.
(Gn 25:18) Y habitaron desde
Havila hasta Shur, que está «enfrente
de»* Egipto viniendo a Asiria; y murió «en
presencia de»* todos sus hermanos.
Nacimiento de Jacob y Esaú
(Gn 25:19) Estos son los descendientes de Isaac hijo de
Abraham: Abraham engendró a Isaac,
(Gn 25:20) y era Isaac de
cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de
Betuel arameo de Padanaram, hermana de Labán arameo.
(Gn 25:21) Y oró Isaac a Jehová
por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer.
(Gn 25:22) Y los hijos luchaban
dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a
Jehová;
(Gn 25:23) y le respondió
Jehová: Dos naciones hay en tu seno, Y dos pueblos serán divididos desde tus
entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, Y el mayor servirá
al menor.
(Gn 25:24) Cuando se cumplieron
sus días para dar a luz, he aquí había
gemelos en su vientre.
(Gn 25:25) Y salió el primero
rubio, y era todo velludo como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú.
(Gn 25:26) Después salió su
hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y
era Isaac «de edad de»* sesenta años cuando ella los dio a luz.
Esaú vende su primogenitura
(Gn 25:27) Y crecieron los
niños, y Esaú fue «diestro»* en la caza, hombre del campo; pero Jacob era
varón quieto, que habitaba en tiendas.
(Gn 25:28) Y amó Isaac a Esaú,
porque «comía de su caza;»* mas Rebeca amaba
a Jacob.
(Gn 25:29) Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del
campo, cansado,
(Gn 25:30) dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto
fue llamado su nombre Edom.
(Gn 25:31) Y Jacob respondió: Véndeme
en este día tu primogenitura.
(Gn 25:32) Entonces dijo Esaú:
He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?
(Gn 25:33) Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y
vendió a Jacob su primogenitura.
(Gn 25:34) Entonces Jacob dio a
Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se
fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.
Isaac en Gerar
(Gn 26:1) Después hubo hambre
en la tierra, «además de»* la primera hambre que hubo en los días
de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar.
(Gn 26:2) Y se le apareció
Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré.
(Gn 26:3) Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu
descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a
Abraham tu padre.
(Gn 26:4) Multiplicaré tu
descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu
descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán
benditas en tu simiente,
(Gn 26:5) por cuanto oyó
Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos,
mis estatutos y mis leyes.
(Gn 26:6) Habitó, pues, Isaac
en Gerar.
(Gn 26:7) Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca
de su mujer; y él respondió: Es mi hermana;
porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; «pensando
que»* tal vez los hombres del lugar lo
matarían por causa de Rebeca, pues ella era de
hermoso aspecto.
(Gn 26:8) Sucedió que «después que él estuvo»* allí muchos días,
Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que
acariciaba a Rebeca su mujer.
(Gn 26:9) Y llamó Abimelec a
Isaac, y dijo: He aquí ella es de cierto tu mujer. ¿Cómo, pues, dijiste: Es mi
hermana? E Isaac le respondió: Porque dije: Quizá moriré por causa de ella.
(Gn 26:10) Y Abimelec dijo:
¿Por qué nos has hecho esto? Por poco hubiera dormido alguno del pueblo con tu
mujer, y hubieras traído sobre nosotros el pecado.
(Gn 26:11) Entonces Abimelec mandó
a todo el pueblo, diciendo: El que tocare a este hombre o a su mujer, de cierto
morirá.
(Gn 26:12) Y sembró Isaac en
aquella tierra, y cosechó aquel año «ciento
por uno;»* y le
bendijo Jehová.
(Gn 26:13) El varón se enriqueció, y «fue
prosperado,»*
y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.
(Gn 26:14) Y tuvo hato de
ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.
(Gn 26:15) Y todos los pozos que habían abierto los esclavos [siervos,
sirvientes] de Abraham su padre en sus días,
los filisteos los habían cegado y llenado de
tierra.
(Gn 26:16) Entonces dijo
Abimelec a Isaac: Apártate de nosotros, porque mucho más poderoso que nosotros
te has hecho.
(Gn 26:17) E Isaac se fue de
allí, y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí.
(Gn 26:18) Y volvió a abrir
Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días
de Abraham su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de
Abraham; y los llamó por los nombres que su padre los había llamado.
(Gn 26:19) Pero cuando los esclavos
[siervos, sirvientes] de Isaac
cavaron en el valle, y hallaron allí un pozo de
aguas vivas,
(Gn 26:20) los pastores de Gerar riñeron con los pastores de
Isaac, diciendo: El agua es nuestra. Por eso
llamó el nombre del pozo Esek, porque habían altercado con él.
(Gn 26:21) Y abrieron otro
pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna.
(Gn 26:22) Y se apartó de allí,
y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo:
Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra.
(Gn 26:23) Y de allí subió a
Beerseba.
(Gn 26:24) Y se le apareció
Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas,
porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por
amor de Abraham mi esclavo [siervo,
sirviente].
(Gn 26:25) Y edificó allí un
altar, e invocó el nombre de Jehová, y plantó allí su tienda; y abrieron allí
los esclavos [siervos, sirvientes]
de Isaac un pozo.
(Gn 26:26) Y Abimelec vino a él
desde Gerar, y Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército.
(Gn 26:27) Y les dijo Isaac:
¿Por qué vienen a mí, pues que me han aborrecido, y me echaron de entre
ustedes?
(Gn 26:28) Y ellos respondieron:
«Hemos visto»* que Jehová está contigo; y dijimos: Haya ahora
juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y haremos pacto [alianza, convenio,
acuerdo] contigo,
(Gn 26:29) que no nos hagas
mal, como nosotros no te hemos tocado, y como solamente te hemos hecho bien, y
te enviamos en paz; tú eres ahora bendito de Jehová.
(Gn 26:30) Entonces él les hizo banquete, y comieron y bebieron.
(Gn 26:31) Y se levantaron de
madrugada, y juraron «el uno»* al «otro;»* e Isaac los
despidió, y ellos se despidieron de él en paz.
(Gn 26:32) En aquel día sucedió
que vinieron los criados de Isaac, y le dieron nuevas acerca del pozo que
habían abierto, y le dijeron: Hemos hallado agua.
(Gn 26:33) Y lo llamó Seba; «por esta causa»*
el nombre de aquella ciudad es Beerseba hasta este día.
(Gn 26:34) Y cuando Esaú era de
cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri
heteo, y a Basemat hija de Elón heteo;
(Gn 26:35) y fueron amargura de espíritu
para Isaac y para Rebeca.
Jacob obtiene la bendición de Isaac
(Gn 27:1) Sucedió que cuando
Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú su
hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí.
(Gn 27:2) Y él dijo: He aquí
ya soy viejo, no sé el día de mi muerte.
(Gn 27:3) Toma, pues, ahora
tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo y tráeme caza;
(Gn 27:4) y hazme un guisado
como a mí me gusta, y tráemelo, y comeré, para que «yo»* te
bendiga antes que muera.
(Gn 27:5) Y Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba Isaac a Esaú
su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la
caza que había de traer.
(Gn 27:6) Entonces Rebeca habló
a Jacob su hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú
tu hermano, diciendo:
(Gn 27:7) Tráeme caza y hazme
un guisado, para que coma, y te bendiga en presencia de Jehová antes que yo
muera.
(Gn 27:8) Ahora, pues, hijo mío,
obedece a mi voz en lo que te mando.
(Gn 27:9) Ve ahora al ganado,
y tráeme de allí dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos viandas
para tu padre, como a él le gusta;
(Gn 27:10) y tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su muerte.
(Gn 27:11) Y Jacob dijo a Rebeca su madre: He aquí, Esaú mi
hermano es hombre velloso, y yo lampiño.
(Gn 27:12) Quizá me palpará mi
padre, y «me tendrá»* por burlador, y traeré sobre mí maldición y no
bendición.
(Gn 27:13) Y su madre respondió:
Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y ve y tráemelos.
(Gn 27:14) Entonces él fue y
los tomó, y los trajo a su madre; y su madre hizo guisados, como a su padre le
gustaba.
(Gn 27:15) Y tomó Rebeca los
vestidos de Esaú su hijo mayor, los preciosos, que ella tenía en casa, y vistió
a Jacob su hijo menor;
(Gn 27:16) y cubrió sus manos y la parte de su cuello donde no
tenía vello, con las pieles de los cabritos;
(Gn 27:17) y entregó los
guisados y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo.
(Gn 27:18) Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres,
hijo mío?
(Gn 27:19) Y Jacob dijo a su padre: Yo
soy Esaú tu primogénito; he hecho como
me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me
bendigas.
(Gn 27:20) Entonces Isaac dijo
a su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él respondió:
Porque Jehová tu Dios «hizo que la
encontrase»*
delante de mí.
(Gn 27:21) E Isaac dijo a
Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no.
(Gn 27:22) Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz
es la voz de Jacob, pero las manos, las
manos de Esaú.
(Gn 27:23) Y no le conoció,
porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.
(Gn 27:24) Y dijo: ¿Eres tú mi
hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy.
(Gn 27:25) Dijo también:
Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que «yo»* te bendiga; y Jacob se la acercó, e Isaac comió; le
trajo también vino, y bebió.
(Gn 27:26) Y le dijo Isaac su
padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío.
(Gn 27:27) Y Jacob se acercó, y
le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo: Mira, el
olor de mi hijo, Como el olor del campo que Jehová ha bendecido;
(Gn 27:28) Dios, pues, te dé
del rocío del cielo, Y de las grosuras de la tierra, Y abundancia de trigo y de
mosto.
(Gn 27:29) Te sirvan pueblos, Y
naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos, Y se inclinen ante ti los
hijos de tu madre. Malditos los que te maldijeren, Y benditos los que te
bendijeren.
(Gn 27:30) Y sucedió, luego que
Isaac acabó de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de delante de
Isaac su padre, que Esaú su hermano volvió de cazar.
(Gn 27:31) E hizo él también
guisados, y trajo a su padre, y le dijo: Levántese mi padre, y coma de la caza
de su hijo, para que me bendiga.
(Gn 27:32) Entonces Isaac su padre le dijo: ¿Quién eres tú? Y él le dijo: Yo soy tu hijo, tu primogénito, Esaú.
(Gn 27:33) Y se estremeció
Isaac grandemente, y dijo: ¿Quién es el que vino aquí, que trajo caza, y me
dio, y comí de todo antes que tú vinieses? Yo le bendije, y será bendito.
(Gn 27:34) Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con una muy grande y muy amarga exclamación, y le
dijo: Bendíceme también a mí, padre mío.
(Gn 27:35) Y él dijo: Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición.
(Gn 27:36) Y Esaú respondió:
Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó
de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has
guardado bendición para mí?
(Gn 27:37) Isaac respondió y
dijo a Esaú: He aquí yo le he puesto por señor tuyo, y le he dado por esclavos [siervos,
sirvientes] a todos sus hermanos; de trigo y de vino le he provisto; ¿qué, pues, te haré a ti ahora, hijo mío?
(Gn 27:38) Y Esaú respondió a
su padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a
mí, padre mío. Y alzó Esaú su voz, y
lloró.
(Gn 27:39) Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en grosuras de
la tierra, Y del rocío de los cielos de arriba;
(Gn 27:40) Y por tu espada vivirás,
y a tu hermano servirás; Y sucederá cuando te fortalezcas, Que descargarás su
yugo de tu cerviz.
Jacob huye de Esaú
(Gn 27:41) Y aborreció Esaú a
Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob.
(Gn 27:42) Y fueron dichas a
Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo
menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea
de matarte.
(Gn 27:43) Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz;
levántate y huye a casa de Labán mi hermano en Harán,
(Gn 27:44) y mora con él
algunos días, hasta que el enojo de tu
hermano se mitigue;
(Gn 27:45) hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra
ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré
entonces, y te traeré de allá. ¿Por qué seré privada de ustedes ambos en un
día?
(Gn 27:46) Y dijo Rebeca a
Isaac: Fastidio tengo de mi vida, a «causa
de»* las hijas de Het. Si Jacob toma mujer
de las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra, ¿para qué «quiero»* la
vida?
(Gn 28:1) Entonces Isaac llamó
a Jacob, y lo bendijo, y le mandó diciendo: No tomes mujer de las hijas de
Canaán.
(Gn 28:2) Levántate, ve a
Padanaram, a casa de Betuel, padre de tu madre, y toma allí mujer de las hijas
de Labán, hermano de tu madre.
(Gn 28:3) Y el Dios omnipotente
te bendiga, y te haga fructificar y te
multiplique, hasta llegar a ser multitud de pueblos;
(Gn 28:4) y te dé la bendición
de Abraham, y a tu descendencia contigo, para que heredes la tierra en que
moras, que Dios dio a Abraham.
(Gn 28:5) Así envió Isaac a
Jacob, el cual fue a Padanaram, a Labán hijo de Betuel arameo,
hermano de Rebeca madre de Jacob y de Esaú.
(Gn 28:6) Y vio Esaú cómo
Isaac había bendecido a Jacob, y le había enviado a Padanaram, para tomar para
sí mujer de allí; y que cuando le bendijo, le había mandado diciendo: No
tomarás mujer de las hijas de Canaán;
(Gn 28:7) y que Jacob había obedecido a su padre y a su
madre, y se había ido a Padanaram.
(Gn 28:8) Vio asimismo Esaú
que las hijas de Canaán «parecían»* mal a Isaac su padre;
(Gn 28:9) y se fue Esaú a
Ismael, y tomó para sí por mujer a Mahalat, hija de Ismael hijo de Abraham,
hermana de Nebaiot, además de sus otras mujeres.
Dios se aparece a Jacob en Bet-el
(Gn 28:10) Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán.
(Gn 28:11) Y llegó a un cierto
lugar, y durmió allí, porque ya el sol «se había puesto;»*
y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a
su cabecera, y se acostó en aquel lugar.
(Gn 28:12) Y soñó: y he aquí
una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y
he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.
(Gn 28:13) Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el
cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu
padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a
tu descendencia.
(Gn 28:14) Será tu descendencia
como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte
y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.
(Gn 28:15) He aquí, yo estoy
contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta
tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
(Gn 28:16) Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo
sabía.
(Gn 28:17) Y tuvo miedo, y
dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta
del cielo.
(Gn 28:18) Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por
señal, y derramó aceite «encima de ella.»*
(Gn 28:19) Y llamó el nombre de
aquel lugar Betel, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero.
(Gn 28:20) E hizo Jacob voto,
diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me
diere pan para comer y vestido para vestir,
(Gn 28:21) y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová
será mi Dios.
(Gn 28:22) Y esta piedra que he puesto por señal, será
casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.
Jacob sirve a Labán por Raquel y Lea
(Gn 29:1) «Siguió»* luego Jacob «su
camino,»* y fue
a la tierra de «los orientales.»*
(Gn 29:2) Y miró, y vio un
pozo en el campo; y he aquí tres rebaños de ovejas que yacían «cerca de él,»* porque de aquel pozo abrevaban los ganados; y había
una gran piedra sobre la boca del pozo.
(Gn 29:3) Y juntaban allí
todos los rebaños; y revolvían la piedra de la boca del pozo, y abrevaban las
ovejas, y volvían la piedra sobre la boca del pozo a su lugar.
(Gn 29:4) Y les dijo Jacob: Hermanos míos, ¿de dónde «son?»* Y ellos respondieron: De Harán «somos.»*
(Gn 29:5) El les dijo:
¿Conocen a Labán hijo de Nacor? Y ellos dijeron: Sí, le conocemos.
(Gn 29:6) Y él les dijo: «¿Está bien ?»* Y ellos dijeron: Bien, y he aquí Raquel su hija viene
con las ovejas.
(Gn 29:7) Y él dijo: He aquí es aún «muy
de día;»* no es tiempo todavía de recoger el ganado; abreven las ovejas, y vayan a apacentarlas.
(Gn 29:8) Y ellos respondieron:
No podemos, hasta que se junten todos los rebaños, y remuevan la piedra de la
boca del pozo, para que abrevemos las ovejas.
(Gn 29:9) Mientras él aún
hablaba con ellos, Raquel vino con el rebaño de su padre, porque ella era la
pastora.
(Gn 29:10) Y sucedió que cuando
Jacob vio a Raquel, hija de Labán hermano de su madre, y las ovejas de Labán el
hermano de su madre, se acercó Jacob y removió la piedra de la boca del pozo, y
abrevó el rebaño de Labán hermano de su madre.
(Gn 29:11) Y Jacob besó a Raquel, y alzó su voz y
lloró.
(Gn 29:12) Y Jacob dijo a Raquel que él era hermano de su padre, y que era hijo de Rebeca; y ella corrió, y «dio las nuevas»* a su padre.
(Gn 29:13) Así que oyó Labán las nuevas de Jacob, hijo de su
hermana, corrió a recibirlo, y lo abrazó, lo besó,
y lo trajo a su casa; y él contó a Labán todas estas cosas.
(Gn 29:14) Y Labán le dijo:
Ciertamente hueso mío y carne mía eres.
Y estuvo con él «durante un mes.»*
(Gn 29:15) Entonces dijo Labán
a Jacob: ¿Por ser tú mi hermano, me servirás de balde? Dime cuál será tu
salario.
(Gn 29:16) Y Labán tenía dos hijas: el nombre de la mayor era
Lea, y el nombre de la menor, Raquel.
(Gn 29:17) Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer.
(Gn 29:18) Y Jacob amó a Raquel, y dijo: Yo te serviré siete años por Raquel
tu hija menor.
(Gn 29:19) Y Labán respondió:
Mejor es que te la dé a ti, y no que la dé a otro hombre; quédate conmigo.
(Gn 29:20) Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y «le parecieron»* como pocos días, porque la amaba.
(Gn 29:21) Entonces dijo Jacob a Labán: Dame mi mujer, porque
mi «tiempo»* se ha cumplido,
para unirme a ella.
(Gn 29:22) Entonces Labán juntó
a todos los varones de aquel lugar, e hizo banquete.
(Gn 29:23) Y sucedió que a la
noche tomó a Lea su hija, y se la trajo; y él se llegó a ella.
(Gn 29:24) Y dio Labán su
sierva Zilpa a su hija Lea por criada.
(Gn 29:25) Venida la mañana, he
aquí que era Lea; y Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te
he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?
(Gn 29:26) Y Labán respondió:
No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor.
(Gn 29:27) Cumple la semana de ésta, y se te dará también la otra,
por el servicio que hagas conmigo otros siete años.
(Gn 29:28) E hizo Jacob así, y cumplió
la semana de aquélla; y él le dio a
Raquel su hija por mujer.
(Gn 29:29) Y dio Labán a Raquel
su hija su sierva Bilha por criada.
(Gn 29:30) Y se llegó también a Raquel, y la amó también más que a Lea; y sirvió a Labán aún otros
siete años.
Los hijos de Jacob
(Gn 29:31) Y vio Jehová que Lea
era despreciada, y «le dio hijos;»* pero Raquel era
estéril.
(Gn 29:32) Y concibió Lea, y
dio a luz un hijo, y llamó su nombre Rubén, porque dijo: Ha visto Jehová mi
aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido.
(Gn 29:33) Concibió otra vez, y
dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto oyó Jehová que yo era despreciada, me ha
dado también éste. Y llamó su nombre Simeón.
(Gn 29:34) Y concibió otra vez,
y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque
le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví.
(Gn 29:35) Concibió otra vez, y
dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez alabaré a Jehová; por esto llamó su nombre
Judá; y dejó de dar a luz.
(Gn 30:1) Viendo Raquel que no
«daba hijos»*
a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a
Jacob: Dame hijos, o si no, me muero.
(Gn 30:2) Y Jacob «se
enojó»* contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu
vientre?
(Gn 30:3) Y ella dijo: He aquí
mi sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también
tendré hijos de ella.
(Gn 30:4) Así le dio a Bilha
su sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella.
(Gn 30:5) Y concibió Bilha, y
dio a luz un hijo a Jacob.
(Gn 30:6) Dijo entonces
Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz,
y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan.
(Gn 30:7) Concibió otra vez
Bilha la sierva de Raquel, y dio a luz un segundo hijo a Jacob.
(Gn 30:8) Y dijo Raquel: Con
luchas de Dios he contendido con mi hermana, y he vencido. Y llamó su nombre
Neftalí.
(Gn 30:9) Viendo, pues, Lea,
que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, y la dio a Jacob por
mujer.
(Gn 30:10) Y Zilpa sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob.
(Gn 30:11) Y dijo Lea: Vino la
ventura; y llamó su nombre Gad.
(Gn 30:12) Luego Zilpa la sierva de Lea dio a luz otro hijo a Jacob.
(Gn 30:13) Y dijo Lea: Para
dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa; y llamó su nombre Aser.
(Gn 30:14) Fue Rubén en «tiempo de»* la siega de los trigos, y halló mandrágoras en
el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo
Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.
(Gn 30:15) Y ella respondió:
¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las
mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta noche por las
mandrágoras de tu hijo.
(Gn 30:16) Cuando, pues, Jacob volvía del campo a la tarde,
salió Lea «a
él,»* y le
dijo: Llégate a mí, porque «de hecho»* te he alquilado
por las mandrágoras de mi hijo. Y durmió con ella aquella noche.
(Gn 30:17) Y oyó Dios a Lea; y
concibió, y dio a luz el quinto hijo a Jacob.
(Gn 30:18) Y dijo Lea: Dios me
ha dado mi recompensa, por cuanto di mi sierva a mi marido; por eso llamó su
nombre Isacar.
(Gn 30:19) Después concibió Lea
otra vez, y dio a luz el sexto hijo a Jacob.
(Gn 30:20) Y dijo Lea: Dios me
ha dado una buena dote; ahora morará conmigo mi marido, porque le he dado a luz
seis hijos; y llamó su nombre Zabulón.
(Gn 30:21) Después dio a luz
una hija, y llamó su nombre Dina.
(Gn 30:22) Y se acordó Dios de
Raquel, y la oyó Dios, y «le concedió
hijos.»*
(Gn 30:23) Y concibió, y dio a
luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta;
(Gn 30:24) y llamó su nombre
José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo.
Tretas de Jacob y Labán
(Gn 30:25) Sucedió cuando
Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi
lugar, y a mi tierra.
(Gn 30:26) Dame mis mujeres y
mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los
servicios que te he hecho.
(Gn 30:27) Y Labán le
respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que
Jehová me ha bendecido por tu causa.
(Gn 30:28) Y dijo: Señálame tu
salario, y yo lo daré.
(Gn 30:29) Y él respondió: Tú
sabes cómo te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo.
(Gn 30:30) Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha bendecido con mi «llegada;»* y
ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia
casa?
(Gn 30:31) Y él dijo: ¿Qué te daré?
Y respondió Jacob: No me des nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar
tus ovejas.
(Gn 30:32) Yo pasaré hoy por todo tu
rebaño, poniendo aparte todas las ovejas manchadas y salpicadas de color, y
todas las ovejas de color oscuro, y las manchadas y salpicadas de color entre
las cabras; y esto será mi salario.
(Gn 30:33) Así responderá por
mí mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario; toda la que no
fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre mis ovejas, se
me ha de tener como de hurto [robo].
(Gn 30:34) Dijo entonces Labán:
Mira, sea como «tú dices.»*
(Gn 30:35) Y Labán apartó aquel
día los machos cabríos manchados y rayados, y todas las cabras manchadas y
salpicadas de color, y toda aquella que tenía en sí algo de blanco, y todas las
de color oscuro entre las ovejas, y las puso en mano de sus hijos.
(Gn 30:36) Y puso tres días
de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán.
(Gn 30:37) Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano
y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras
blancas, descubriendo así lo blanco de las varas.
(Gn 30:38) Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos
del agua donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a
beber.
(Gn 30:39) Así concebían las
ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y «salpicados de»*
diversos «colores.»*
(Gn 30:40) Y apartaba Jacob los corderos, y ponía con su
propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y ponía
su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán.
(Gn 30:41) Y sucedía que
cuantas veces se hallaban en celo las ovejas más fuertes, Jacob ponía las varas
«delante de»*
las ovejas en los abrevaderos, para que concibiesen
a la vista de las varas.
(Gn 30:42) Pero cuando venían las ovejas más débiles, no las
ponía; así eran las más débiles para Labán, y
las más fuertes para Jacob.
(Gn 30:43) Y se enriqueció el
varón «muchísimo,»* y «tuvo»* muchas ovejas, y
siervas y esclavos [siervos, sirvientes], y camellos y asnos.
(Gn 31:1) Y oía Jacob las
palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de
nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.
(Gn 31:2) Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía
que no era para con él como «había sido antes.»*
(Gn 31:3) También Jehová dijo
a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré
contigo.
(Gn 31:4) Envió, pues, Jacob, y llamó
a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas,
(Gn 31:5) y les dijo: Veo que
el semblante de su [ustedes]
padre no es para conmigo como «era antes;»*
mas el Dios de mi padre ha estado conmigo.
(Gn 31:6) Ustedes saben que
con todas mis fuerzas he servido a su [de
usted] padre;
(Gn 31:7) y su [de usted]
padre me ha engañado, y me ha cambiado el
salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal.
(Gn 31:8) Si él decía así: Los
pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si
decía así: Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían
listados.
(Gn 31:9) Así quitó Dios el
ganado de su [ustedes] padre,
y me lo dio a mí.
(Gn 31:10) Y sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé
yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran
listados, pintados y abigarrados.
(Gn 31:11) Y me dijo el ángel
de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí.
(Gn 31:12) Y él dijo: Alza
ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son
listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha
hecho.
(Gn 31:13) Yo soy el Dios de
Betel, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora
y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.
(Gn 31:14) Respondieron Raquel
y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad [posesión territorial] en la casa de nuestro padre?
(Gn 31:15) ¿No «nos tiene»* ya como por
extrañas, pues que nos vendió, y aun «se
ha comido del todo»*
nuestro precio?
(Gn 31:16) Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos;
ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.
Jacob huye de Labán
(Gn 31:17) Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus
mujeres sobre los camellos,
(Gn 31:18) y puso en camino
todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que
había obtenido en Padanaram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de
Canaán.
(Gn 31:19) Pero Labán había ido
a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó [robó]
los ídolos de su padre.
(Gn 31:20) Y Jacob «engañó
a»* Labán arameo, no
haciéndole saber que se iba.
(Gn 31:21) Huyó, pues, con todo
lo que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad.
(Gn 31:22) Y al tercer día fue dicho
a Labán que Jacob había huido.
(Gn 31:23) Entonces Labán tomó
a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad.
(Gn 31:24) Y vino Dios a Labán arameo en
sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables
a Jacob «descomedidamente.»*
(Gn 31:25) Alcanzó, pues, Labán
a Jacob; y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus
parientes en el monte de Galaad.
(Gn 31:26) Y dijo Labán a
Jacob: ¿Qué has hecho, que «me
engañaste,»*
y has traído a mis hijas como «prisioneras
de guerra?»*
(Gn 31:27) ¿Por qué te escondiste
para huir, y «me engañaste,»* y no me lo
hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con
tamborín y arpa?
(Gn 31:28) Pues ni aun me dejaste
besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho.
(Gn 31:29) «Poder»* hay en mi mano para hacerles mal; mas el Dios de tu padre me habló anoche
diciendo: Guárdate que no hables a Jacob «descomedidamente.»*
(Gn 31:30) Y ya que te ibas,
porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste [robaste] mis dioses?
(Gn 31:31) Respondió Jacob y dijo
a Labán: Porque tuve miedo; pues pensé que quizá me quitarías por fuerza tus
hijas.
(Gn 31:32) Aquel en cuyo poder hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tenga
tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado [robado].
(Gn 31:33) Entró Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de
Lea, y en la tienda de las dos siervas, y no los halló;
y salió de la tienda de Lea, y entró en la tienda de Raquel.
(Gn 31:34) Pero tomó Raquel los
ídolos y los puso en una albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; y buscó
Labán en toda la tienda, y no los halló.
(Gn 31:35) Y ella dijo a su
padre: No «se enoje»* mi señor, porque
no me puedo levantar delante de ti; pues estoy con la costumbre de las mujeres. Y él buscó, pero no halló los ídolos.
(Gn 31:36) Entonces Jacob «se
enojó,»* y riñó con Labán; y respondió Jacob
y dijo a Labán: ¿Qué transgresión es la mía?
¿Cuál es mi pecado, para que «con»* tanto «ardor hayas venido»*
en «mi persecución?»*
(Gn 31:37) Pues que has buscado
en todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo
aquí delante de mis hermanos y de los tuyos, y juzguen entre nosotros.
(Gn 31:38) Estos veinte años he estado contigo; tus ovejas y tus cabras nunca
abortaron, ni yo comí carnero de tus ovejas.
(Gn 31:39) Nunca te traje «lo arrebatado por las fieras:»* yo «pagaba el daño;»*
lo hurtado [robado]
así de día como de noche, a mí me lo cobrabas.
(Gn 31:40) De día me consumía el calor, y de
noche la helada, y el sueño huía de mis ojos.
(Gn 31:41) Así «he estado»* veinte años en tu
casa; catorce años te serví
por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi
salario diez veces.
(Gn 31:42) Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de
Isaac, no estuviera conmigo, «de cierto»* me
enviarías ahora «con
las manos vacías;»* pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te
reprendió anoche.
(Gn 31:43) Respondió Labán y
dijo a Jacob: Las hijas son hijas mías, y los hijos, hijos míos son, y las
ovejas son mis ovejas, y todo lo que tú ves es mío: ¿y qué puedo yo hacer hoy a
estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?
(Gn 31:44) Ven, pues, ahora, y
hagamos pacto [alianza,
convenio, acuerdo] tú y yo, y sea por
testimonio «entre nosotros dos.»*
(Gn 31:45) Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó por señal.
(Gn 31:46) Y dijo Jacob a sus hermanos: Recojan piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y
comieron allí sobre aquel majano.
(Gn 31:47) Y lo llamó Labán,
Jegar Sahaduta; y lo llamó Jacob, Galaad.
(Gn 31:48) Porque Labán dijo:
Este majano es testigo hoy «entre
nosotros dos;»*
por eso fue llamado su nombre Galaad;
(Gn 31:49) y Mizpa, por cuanto dijo:
Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apartemos «el uno del otro.»*
(Gn 31:50) Si afligieres a mis
hijas, o si tomares otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros;
mira, Dios es testigo «entre nosotros
dos.»*
(Gn 31:51) Dijo más Labán a
Jacob: He aquí este majano, y he aquí esta señal,
que he erigido entre tú y yo.
(Gn 31:52) Testigo sea este majano, y testigo sea esta señal, que ni yo
pasaré de este majano contra ti, ni tú pasarás de este majano ni de esta señal contra mí, para mal.
(Gn 31:53) El Dios de Abraham y el Dios de Nacor juzgue entre
nosotros, el Dios de sus padres. Y Jacob juró «por aquel a quien temía»*
Isaac su padre.
(Gn 31:54) Entonces Jacob inmoló
víctimas en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan; y comieron pan, y «durmieron aquella noche»*
en el monte.
(Gn 31:55) Y se levantó Labán
de mañana, y besó sus hijos y sus hijas, y los bendijo; y regresó y se volvió a
su lugar.